El pueblo de la provincia de La Rioja podría ser el “gran justiciero” y no permitir que el ex presidente Carlos Saúl Menem sea elegido una vez más como senador nacional y gozar de la impunidad que le otorga tan alto cargo.
El tigre debe volver al llano y asumir sus responsabilidades ante la justicia, donde tiene radicadas una abundante cantidad de causas que han producido un gran perjuicio a la Nación. La ley debe ser igual para todos… tenemos que demostrar que en la República Argentina “no hay hijos ni entenados”.
La docencia impía del monito bai
"Este Gobierno es un desastre. Cristina es una mujer soberbia, y la soberbia es fruto de la ignorancia"…,
"Este es el Gobierno más corrupto de la historia, que se haya hecho la campaña con dinero del narcotráfico, de Antonini Wilson o de Hugo Chávez…..es para un juicio político.”
Carlos Menem. 14 de octubre de 2008
“esta elección la s gana Cristina. No va a haber segunda vuelta y eso es lo mejor que le puede pasar a Argentina… Además, está haciendo un buen gobierno, no lo vamos a negar.”
Carlos Menem. 30 de junio de 2011
El inicio
Llegó en “olor de santidad”. Si se hubiera animado a enancarse en un burro, sus seguidores – tan insólitos y tan fla mantes como sucede con los acólitos de cada nuevo caudillo peronista - hubieran alfombrado la Pla za de Mayo con hojas de palma y ramos de olivo. Era la mezcla demagógicamente pulcra y ecuménica que su obstinada fantasía había urdido: madre musulmana, ama de leche judía, católico sin saber por que, y el extravagante convencimiento que el Tigre de los Lla nos se había reencarnado en él. Era el amasijo perfecto que suele cala r hondo en los argentinos donde en un rejunte malevo transitan mezcla dos la Virgen de Luján, Perón, Gardel, el Gauchito Gil, la Madre María y la Difunta Correa.
Seguidores o no, los argentinos querían creer de nuevo, como en 1976 o en 1983, que Tata Dios volvía a privilegiarnos poniendo a nuestra disposición todo el realismo mágico que abunda en estas comarcas. De nuevo accedíamos al “l’uomo del destino”. Sufrir dos guerras y finalmente una infla ción galopante eran cosas para alemanes, no para nosotros.
Es cierto que el gobierno anterior – del que él decía venir a rescatarnos - había sido un desastre. Tan desastre que se tuvieron que rajar seis meses antes porque como “no pudieron, no supieron o no quisieron” terminaron hundiendo al País en una letrina sin sifón que rebalsaba heces y a
Pero bien, él venía a salvarnos de todo aquello que “consumía” el bolsillo de los argentinos, los trenes a pura pérdida,
Es cierto que se rodeó de gente técnicamente capaz y tuvo un éxito inicial al acotar la infla ción, y aunque los manuales que usaron no habían sido pensados para el País y a la la rga éste sería otro fracaso a sumar a los que ya habíamos acumula do, a nosotros, ¡Que nos importaba!, si nos habían convencido que lo que urgía era vender la s joyas de la abuela , esas joyas pasadas de moda y a la s que una desconocida mutación alquímica solo por él conocida había convertido sus brilla ntes en meros vidrios de botella .
Venía diciendo lo que queríamos oír y aunque tarde nos dimos cuenta, jamás fue un estadista, ni siquiera un político con algo más de miras que los que, civiles y militares, lo habían precedido. Era solo un pícaro de provincias, un mercachifle apurado que se limitó a tasar todo aquello a lo que podía sacarle alguna moneda más el vuelto correspondiente aunque eso significara quedarnos sin ferrocarriles, sin gas, sin energía y sin industrias, con un campo acogotado por el
Pero ahí no quedaba
Alguien puede decir que pese a todo, fue su logro indultar a la s juntas, pero me pregunto, ¿Para que indultarla s?, si estas habían hecho todo tan mal que sus integrantes se merecían, no un juicio sinó la degradación lisa y lla na con quiebre de espadas y arranque de jinetas por su torpeza e ineptitud, pero él siguió adela nte, los indultó e hizo lo mismo con los otros, con los que sin otra bandera que una revolución criminal y mentirosa habían aterrorizado a la Argentina. Tan irresponsable fue que al final, los que terminaron pagando con su libertad la fatuidad, o la perversión, presidencial fueron aquellos que, desde Teniente Coronel y equivalentes de la s otras Fuerzas para abajo, después de hacer la guerra se convirtieron en los precisos chivos expiatorios que hoy pagan su patriotismo en los penales federales.
Nada de lo que hoy sucede podría haber acontecido sin sus enseñanzas. Excelente maestro de agachadas y cobardías, de enjuagues y retornos terminó, al final, superado por sus discípulos, ninguneado y denostado por estos como el paradigma del corrupto. Y hoy, ni siquiera es eso, casi ni ocupa un lugar destacado en el procerato de la podredura nacional. Hoy con los ejemplos a la vista de la s acciones de sus aprovechados alumnos, de la s Madres y su administrador, de la s valijas vola doras, de la efedrina que paga campañas, de Skanska y el INADI solo ha quedado, el ex presidente, a la altura de un pobre punga de Bondi.
El epílogo
Entre ambas decla raciones del epígrafe median poco menos de tres años. Es un intervalo de tiempo demasiado corto como para rifar una honra, si es que esta hubiera existido alguna vez, pero es, al menos, el tiempo necesario para saber donde aprieta un zapato. Es el tiempo suficiente para saber cuando y cuanto, alguien sin honor ni respeto, debe agachar la cabeza. Es el tiempo en que la sabiduría de Viejo Vizcacha que el mamó le permite saber lo que debe hacer para tener la posibilidad de prenderse de una teta que le permita vivir sus últimos años sin sobresaltos.
Quien emitió estas opiniones y a quien prefiero no nombrar, no por estupidez supersticiosa sino porque considero un buen ejercicio olvidar a aquellos nos arrastraron por el lodo ni siquiera le cabe como epitafio aquello de “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”, porque en realidad nunca fue salvo lo que alguna vez creyó la estúpida imaginación que los argentinos derrochamos.
JOSE LUIS MILIA
Josemilia_686@hotmail.com
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