lunes, 25 de junio de 2012

PARAGUAY-CUBA: DOS PESOS Y DOS MEDIDAS


Pareciera que los neo-dictadores de las naciones populistas del cono sur, han olvidado el principio de no intervención en los asuntos internos de otro estado. Es como si conscientes de los horrores a los que sometido a sus pueblos mediante la corrupción, el miedo, la inseguridad, la pobreza e ignorancia… ahora empiezan a caer en cuenta que a ellos también les puede pasar y les pasará que un día deberán abandonar el poder otorgado por sus pueblos y deberán rendir cuentas de sus errores, desvío de los principios democráticos, el avasallamiento de las instituciones, la falta de justicia, robos, etc. Señores sepan que cuando se les acabe el poder, deberán rendir cuenta y pagar la fiesta que hicieron.


El principio de no intervención es la obligación de los Estados de abstenerse o intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de otro Estado con la intención de afectar su voluntad y obtener su subordinación. Es un principio del Derecho Internacional Público y deriva directamente de la independencia de las naciones y el derecho de autodeterminación de los pueblos. Este principio de no intervención prácticamente equivale al de no injerencia en los asuntos internos de otro país. Acaben con la hipocresía y den a sus pueblos lo que le demandan:

- Seguridad
- Riqueza y Felicidad
- Libertad Individual
- Respeto a la Propiedad Privada
- Respeto al Tradicional Estilo de Vida de Familia
- Libre Comercio
- Educación y Salud de Calidad
- Cultura del Trabajo
- Vivir en verdadera Democracia Republicana, Representativa y Federal

Los gobiernos de izquierda, radicales y moderados, al mismo tiempo que presionan al Paraguay, abren a Cuba comunista las puertas de los máximos organismos regionales, como la OEA, el Mercosur y la Unasur.



El Poder Legislativo del Paraguay destituyó al izquierdista presidente Lugo en una rápida y casi unánime votación en la Cámara de Diputados y en el Senado. 76 diputados, de un total de 80, y 39 senadores, de un total de 45, votaron en favor de la destitución. Los legisladores paraguayos alegan que se basaron estrictamente en la Constitución, la cual permitiría procesos rápidos de destitución. Los gobiernos más radicalmente izquierdistas y antidemocráticos de la región, Venezuela, Bolivia y Ecuador, comenzaron a rasgar sus vestiduras y hablan de golpe. Gobiernos de izquierda más moderada estudian la posibilidad de suspender al Paraguay de organismos regionales como el Mercosur y la Unasur, alegando que se habrían violado las denominadas "cláusulas democráticas" que constan en los estatutos de ambas entidades internacionales, de las cuales Paraguay es miembro.


Lo  concreto es que tanto los gobiernos de izquierda radical, como los gobiernos de izquierda moderada, al mismo tiempo que ahora comienzan a presionar al Paraguay, abren a Cuba comunista las puertas de los máximos organismos regionales, como la OEA, el Mercosur y la Unasur. El "eje" de gobernantes de izquierda, radicales y moderados, abren puertas, brazos y cofres a los dictadores comunistas a pesar de que en Cuba se violan desde hace más de medio siglo todos y cada uno de los principios democráticos que hoy se alegan para condenar la compleja situación política paraguaya.

El gobierno brasileño, por ejemplo, que trata de justificar su silencio con relación a la violación de derechos humanos en Cuba comunista, alegando el principio de la no intervención en los asuntos internos de los Estados, en la hora de presionar a Paraguay parece olvidarse de ese mismo principio de no intervención.
De esa manera, en relación a Paraguay y a Cuba se usan dos pesos y dos medidas.

La reciente visita a América Latina del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, pasó a un segundo plano por la crisis institucional en Paraguay, pero no consiguió disminuir la importancia intrínseca de esa gira, la segunda en seis meses.

En Venezuela, Ahmadinejad fortaleció los vínculos económicos y estratégicos con el gobierno de Chávez, que incluyen la fabricación de equipos militares para el ejército venezolano y la colaboración en el plano de la energía nuclear.

En Bolivia, el presidente iraní también estrechó lazos militares con el gobierno del izquierdista Evo Morales, incluyendo el área de la inteligencia militar; estableció acuerdos para la explotación de los ricos yacimientos de uranio de esa nación andina; y fortaleció el "eje" antinorteamericano en el continente.


Tanto en Venezuela como en Bolivia, dirigentes opositores, personalidades de la sociedad civil y especialistas alertaron sobre el peligro que representa esa alianza con Irán para las soberanías de los respectivos países.

También quedó claro el objetivo de fortalecer a las Fuerzas Armadas en la medida en que se vayan transformando en factores potencialmente revolucionarios y de soporte para la continuidad de regímenes izquierdistas.

En Uruguay, en el mismo sentido, tuvieron amplia repercusión las declaraciones de la senadora Lucía Topolansky, esposa del presidente José Mujica, ambos ex guerrilleros tupamaros, manifestando su objetivo de "hacer un trabajo en las cabezas" de los miembros de las Fuerzas Armadas uruguayas, para ponerlos del lado del Frente Amplio y asegurar la continuidad del proyecto hegemónico de la izquierda uruguaya. La senadora Topolansky, pasando por encima de preceptos constitucionales que determinan la neutralidad política de los militares en actividad, llegó a establecer una meta para la primera etapa de la infiltración ideológica en las Fuerzas Armadas uruguayas: contar con "un tercio de la oficialidad" y con "la mitad de la tropa".

El plan Ahmadinejad y el plan Topolansky parecen coincidir, cada uno a su manera y en sus respectivos ámbitos de influencia, en un mismo objetivo de captación de las Fuerzas Armadas para eventuales aventuras revolucionarias. Para alcanzar ese objetivo hegemónico, se deberá obtener una consecuente desconstrucción de principios y mentalidades de los miembros de las Fuerzas Armadas que aún puedan ofrecer resistencia a esas aventuras.

Delante de ambos planes impulsados por el presidente Ahmadinejad y por la senadora Topolansky, ninguno de los gobernantes regionales ha hecho la menor advertencia o ha manifestado la menor señal de inquietud. Son los mismos gobernantes que hoy ponen el grito en el cielo por la crisis institucional paraguaya, alegando cláusulas democráticas establecidas en pactos continentales. Son los mismos gobernantes que alegan el principio de no intervención en los asuntos internos de otros países para abrir los brazos a los dictadores cubanos y para abrir las puertas a Cuba en los más importantes organismos continentales.


Son dos pesos y dos medidas injustas, arbitrarias e inaceptables.



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