domingo, 17 de junio de 2012

Una buena noticia, llegamos al fondo...


El vergonzoso sainete nacional, cuya primera figura es el impresentable vicepresidente de nuestra Nación - impuesto a dedo y mantenido pese a todo por nuestra presidente - paulatinamente está llegando a niveles insospechados de corrupción, soberbia, impunidad, logrando a paso redoblado las lógicas e inevitables consecuencias de ser tenidos en el resto del mundo como una república payasesca en la cual una banda de corruptos hace y deshace a su antojo ante la atónita mirada de los argentinos, incapaces de reacción alguna. El horror inicial fue gradualmente mudando en simple molestia y finalmente hemos llegado a un estado de conformismo e insensibilidad social realmente aterradora.

Nos hemos acostumbrado a tolerar cualquier noticia y los anticuerpos naturales nos han provisto de una coraza protectora, ya no nos hace mella ningún tipo de latrocinio, ya no nos inquieta ningún delito, descubrir un acto de corrupción completa nuestra información cotidiana, sin ella iniciamos "vacíos" cada jornada. 

Hasta nos llega a sorprender algún acto heroico, alguna actitud honesta, algún gesto de solidaridad.

ESAS SÍ QUE SON NOTICIAS INESPERADAS!!!

No se explica de otro modo que, acorralado por investigaciones periodísticas serias que obligan a actuar, aunque a regañadientes a la justicia, Amado Boudou siga sonriendo socarronamente y calentando el sillón de Vicepresidente de la Nación sin aportarle al país otra cosa que no sea el diario descubrimiento de sus mentiras, de sus delitos, de su red prostituida de corrupción.

El último eslabón de esta vergonzosa cadena lo dio la lógica desaparición de la historia de The Old Fund en la Inspección General de Justicia. Seguramente el Inspector General habrá recibido, en el bunker de La Cámpora, las notas de agradecimiento por parte del rockero nacional y todos contentos. Nadie se ruboriza.

Es decir que el mundo se enterará que una de las funciones soberanas de una Nación como es la impresión de su moneda, estará en manos de una empresa sin historia clara, sospechada de múltiples irregularidades, de la cual nadie sabe ni cómo está compuesta, ni quienes son sus accionistas, sus directores, sólo sospechando sus intenciones. Y más inexplicable es el hecho de que pese a todos los intentos de saber a quien entregamos esa importantísima función, seguimos en la supina ignorancia.

Sólo sabemos que se trata de una banda de amigos que dibujó una entelequia societaria que oculta perversas transacciones. El ocultamiento es su modus operandi.

Sin embargo el Estado Nacional entrega parte de su soberanía a esta "Empresa". Y ante el absoluto silencio y negativa a clarificar su plexo societario, le mantiene un contrato viciado de nulidad absoluta.

Nuestra moneda está en sus manos.

La única buena noticia es que hemos llegado al fondo, sería imposible descender más...

por JUAN MANUEL OTERO

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