martes, 4 de septiembre de 2012

Está bien acordarse de los héroes, pero es bueno, como ejemplo, mostrar a los cobardes


Edgardo Esteban fue soldado en Malvinas. Era conscripto del Grupo de Artillería Aerotransportada 4.  Cuando las tropas argentinas fueron bombardeadas por primera vez Edgardo Esteban tuvo un ataque de pánico que lo dejó en posición fetal y balbuceando, mientras entre llantos pedía que lo retiraran. El soldado Eduardo Vallejos, amigo de Esteban se ofreció a cubrir el puesto que dejó Esteban. A los pocos minutos, una bomba inglesa cayó a dos metros de la trinchera donde estaban los soldados Vallejos y Pintos. Vallejos, quien había tomado su posición, estaba muerto.


Edgardo Esteban no solo abandonó su puesto y permitió que su cobardía fuera la causa de la muerte de su camarada, sino que pasó el resto de la contienda en Puerto Argentino sin que la guerra o el hambre lo rozaran, pero al volver al continente escribió un libro con el cual se hizo una película, “Iluminados por el fuego” donde pintaba como borregos a sus compañeros. Era su intento rebajar a su nivel a los artilleros argentinos de los cuales dijo Charles Lawrence, corresponsal de guerra del Daily telegraph: “Las tropas británicas se enfrentaron a una dura y cruel artillería que dejó innumerables muertos y heridos en las unidades atacantes”.

A treinta años de la Guerra de Malvinas Edgardo Esteban sigue con sus mentiras tratando de esconder su cobardía, por eso en la feria del libro en mayo de 2012 en una conferencia que daba sobre su participación en la misma, fue escrchado por quienes fueron sus camaradas al grito de ¡Cobarde!


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