jueves, 6 de diciembre de 2012

YO ACUSO


YO ACUSO: ASESINATO EN NOMBRE DE LOS DERECHOS HUMANOS- OTRA VÍCTIMA- GRAL IBERICO SAINT JEAN

Por Dr. Mariano N. Castex[1]

Porque creo en los derechos humanos para todos, es que escribo estas líneas. De documentación oficial que puede solicitarse en El Cronista y que no se ha podido incluir por razones de espacio, surge la prueba indiscutible de que en mi patria, en nombre de tales principios, prostituyéndolos, un grupúsculo que ha tomado posesión de algunos tribunales “especiales” administra venganza y no justicia.

Todos aquellos que creemos en las libertades individuales y que fuimos víctimas del gobierno de 1976 no estamos con lo primero, si no con lo segundo.

Queremos que se condene a los violentos, sin discriminación alguna. Queremos que actúe una justicia que no discrimine porque si esto acaece como en efecto ocurre, es el fin de una Justicia con letra grande y el óbito de una real democracia. Argentina hoy más que nunca clama por paz, concordia y diálogo. Hace escasas semanas un ex gobernador del gobierno militar, nonagenario, vio revocada su prisión domiciliar y trasladado a una cárcel común, luego de una farsa vergonzosa. Hasta se le tomó indagatoria estando en unidad de atención intensiva. La consecuencia fue su óbito. Una muerte anunciada por los forenses independientes, un homicidio silenciado por quienes manipulan sin pudor alguno la tragedia argentina de la década del setenta. Ibérico Sain Jean fue asesinado in obliquo por el Tribunal Oral Federal de La Plata.

El informe anexo que está en la redacción de este diario, fue presentado en 2011 y además de coincidir con todos los forenses que participaron de la Junta, reiteró otros dictámenes previos por otros profesionales de igual categoría, juntas todas de las que se participó quien estas líneas firma. Quien esto escribe, preso en los finales de la década del proceso militar, a lo largo de casi dos años, experiencia claramente referida en las páginas del ensayo El País del Minotauro[2], no es posible silenciar esta reciente aberración acaecida en nuestra “democracia” ante la “Historia”, ya que esta va a reclamar algún día la verdad de cómo se manipulan los derechos humanos en nombre de la Venganza, pisoteando así a la Justicia. El Tribunal hizo caso omiso de la prevención, designó a dedo a “especialistas” que “convenían” basureó a los forenses oficiales –hasta los denunció ante la Corte Suprema de la Nación, y dió la razón a una especialista en epilepsia (una suerte de Madame Kollontai[3] contemporánea), maltrató a un anciano indefenso, revocó la prisión domiciliaria y lo sepultó en la cárcel de Marcos Paz. En pocas palabras lo llevó, “carente de la capacidad para estar en juicio” a un cadalso, sabiendo cual era la situación del geronte. Se justifica esta nota porque testigos que hablen quedan muy pocos, ya que reina el miedo y en el futuro los archivos y la escasa prensa independiente que queda deberá hablar. Aún cuando no estemos de acuerdo en muchas cosas, respeto las ideas y me dejaría matar por los derechos humanos, ya que fuí víctima de su violación en tiempos del proceso militar. Pero los derechos son para todos sin distinción y por ellos desde uno y otro bando pelearon no pocos en la década aquella. Ibérico S. Jean era un caballero, un soldado en una guerra que él no declaró y un pensador que no vaciló en enfrentar al presidente Lanusse, yendo al retiro, por defender la ley. Endosarle gratuitamente crímenes aberrantes que acaecieron en esa época en jurisdicciones en las que no tenía responsabilidad alguna, mientras se mira para otro lado ante otros asesinatos causados por la guerrilla, no deja de ser fruto de la ignorancia y de una perversa arbitrariedad, ya que era archisabido que el ejecutivo provincial no tenía jurisdicción alguna sobre la lucha contra la insurgencia –potestad reservada en forma exclusiva al Ejecutivo Nacional-.

Que su muerte y otras muchas de las que no se habla por temor, sea un llamado de atención para que de una vez por todas cese el carnaval instaurado por la venganza y que la Justicia vuelva a brillar en el suelo argentino que clama por PAZ, así, en letras grandes. Pienso que algún día lograremos esa paz y entonces exista un único monumento que conmemore a todos aquellos que desde los más diversos ángulos lucharon y murieron por sus ideas en pro de una Argentina mejor y más justa.

Artículo publicado en EL CRONISTA de la ciudad de Chascomús.


[1] Perito médico y psiquiatra en Causa 2955/09 NUEVA EVALUACION PSICOFISICA Ciudadano Ibérico Manuel SAINT JEAN.
[2] "El país del minotauro",  este libro de Mariano Castex es su testimonio. Nadie podrá acusarlo de marxista o de vendido a intereses foráneos. La mesura y el vuelo místico-literario del autor ponen sobre el tapete un alegato a favor de los estratos marginados de la sociedad argentina que claman por una auténtica justicia. De sus líneas surge sin lugar a duda alguna que en los últimos años se ha silenciado en demasía. Se ha tolerado lo intolerable. Su clamor es un llamado a muchos que se creen inocentes para que de rodillas pidan perdón al Dios que invocan de continuo.
[3] MADAME Alexandra Kollontai cree que todo lo que exalta es bueno, ser feminista, que exalta las mujeres. Ella le dice a las mujeres que son capaces de una libertad nueva, bella y sin par. Ella es tan arrastrada por su entusiasmo que está atenta a la facilidad con que las alas se rompen en esta era de acero. Pero si su inspiración, que pretende sacar a las mujeres a los cielos, los eleva sólo de sus rodillas a sus pies, no habrá nada que lamentar. La civilización, en su caracol progreso, sólo se agitó a mover su pulgada ocasional por el deseo ardiente de aquellos que para moverlo de un kilómetro. Y cuando la fe es lo suficientemente puro no exige la realización.

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