sábado, 25 de febrero de 2012

el silencio, el luto, el dolor... la bronca e impotencia

Nuestro socio el periodista Horacio Palma en su columna del semanario Gualeguay al Día de la provincia de Entre Ríos, no deja hoy una nota sobre la tragedia nuestra de cada día. Específicamente analiza el accidente ferroviario que enlutó el año, hace referencia a la ausencia de la señora presidente en el manejo de todo este drama… aquel que llevó a hebe pastor a decir: “Me avergüenza que un funcionario sea tan pelotudo”, refiriéndose con su habitual delicadeza al Secretario de Transporte de la Nación, el ineficiente Ing. Juan Pablo Schiavi"Lo que dijo Schiavi es una vergüenza. Yo no se si podrá dormir tranquilo, si se podrá mirar en el espejo, al haber dicho que si fuera un día de fiesta hubiera habido menos muerte porque viajaba menos gente", sostuvo la inefable hebe pastor.


La tragedia nuestra de cada día

Cuando suceden estas tragedias inmensas, el dolor nos une a todos en ese exacto punto. El dolor tiene ese misterio de juntarnos más allá del pensamiento. Más allá de las mezquindades. Pero un paso más allá del dolor, otra vez las diferencias.


Despertarse en la mañana y desayunarse con tanta muerte nos hermana en el espanto. Curiosamente, el día en que la tragedia de Once enlutó Argentina, todos los medios se habían preparado para cubrir la llegada de un Crucero al puerto de Buenos Aires con varios supuestos afectados por la Gripe B. Todo preparado para la noticia intrascendente frente a un barco de lujo de bandera extranjera, esperando para entrevistar algún turista con tos… hasta que la tragedia nos explota con furia en cara… a 40 cuadras del puerto.

La noticia llega tímida: Un tren que no frenó. Muchos heridos.

Pero con el correr de las horas lo que parecía una crónica simple, se convirtió finalmente en una tragedia que nos enlutó el año.

Lamentablemente, la tragedia de Once con 51 muertos y casi 700 heridos, es la imagen devastadora de una Argentina que se repite. Mil discursos sobre el país de las maravillas se estrellan una mañana contra el muro del final de un andén en el barrio de Once. El relato oficial sobre el primer mundo desmentido por una tragedia del subdesarrollo.

Si no fuera tan trágico el final, y si no hubiese tanta muerte inútil de por medio, la imagen podría ser la metáfora perfecta de un gobierno empeñado en el monólogo y encerrado en su autismo: El tren del relato oficial que corre sin frenos a chocar contra el andén de la realidad.

En ese final de vías del ferrocarril Sarmiento en la estación de Once, los relatos oficiales se estrellaron contra nuestra realidad de país irremediable.

Y no es cuestión de decir yo lo dije, o de gritar ahora que la tragedia estaba cantada. Es cuestión de hacer un gran mea culpa como sociedad para no repetirnos hasta esa muerte inútil con la que coqueteamos en cada esquina. Tanto solemos coquetear con la muerte absurda, que hasta se nos hace costumbre y la costumbre nos roba la reacción de ciudadanos indignados. Y los hombros encogidos. Hasta que la tragedia nos toca.

Cada vez, el período de asombro nos dura menos a los argentinos. La consternación nos dura lo que los medios tardan en sacar una noticia de la tapa de los diarios. Y primero la indignación y luego la queja exigua y luego la resignación y rápidamente el olvido.

Y de ahí, si te he visto no me acuerdo. Hasta la próxima tragedia. Espasmos de sociedad.

No hay peor estado social que el de una sociedad resignada. Ese fatal encogerse de hombros hasta que la ruleta nos señale a nosotros es imposible de entender.

Un tren que no frena se estrella contra el final del andén de la estación a 25 km.  por hora. 51 muertos y casi 700 heridos. ¿Accidente?

No señor. Accidente es que un rayo parta un avión en pleno vuelo. Eso es un accidente. Pero que un tren de 1950, donde viajan amasijados como sardinas miles de personas que han pagado ochenta centavos un boleto, digo, que un tren desvencijado de 1950 de una empresa que recibe millones de pesos diarios en subsidios sin control, se quede sin frenos porque los fondos para el contralor el Estado los gasta por ejemplo en promover un relato guionado de la realidad, en programas demagógicos como fútbol para todos, o turismo carretera para todos, eso no es un accidente. Eso es lisa y llanamente  un crimen.

Y no digo que el Estado sea un estado criminal. Digo que somos en cierta medida una sociedad criminal a la que nada le importa mientras nuestra quintita esté a buen resguardo.

Después las lágrimas. Y casi siempre, cuando ya es demasiado tarde para el llanto.
Me niego a ser cómplice de la desidia oficial llamando las cosas con eufemismos. 

Tampoco me sale hacerme el distraído ante las responsabilidades que me tocan.

El Estado, embarcado en un modelo que necesita mentir y mentirse la realidad, aplica una millonaria política de subsidios con los que logra mantener la mentira de las tarifas a precios irrisorios. Hasta que la olla levanta tal presión que se vuela tapa.


Concesiona un servicio público de transporte. Le fija una tarifa ridícula… y para mantenerla ridícula subsidia con subsidios millonarios. Y los subsidios van, pero nadie controla dónde ni cómo.

Jugar a subsidiar con millones a empresas de empresarios amigos y no llevar un control estricto de las inversiones ni un monitoreo serio del destino de los subsidios, ni controlar seriamente al transporte público de pasajeros, para que después de la tragedia la culpa sea del maquinista es tan fácil en Argenjoda!


Y también estamos nosotros, siempre estamos nosotros, los que nos subimos confiados a un transporte público pagando un boleto irrisorio sin siquiera preguntarnos ¿a qué riesgo?

La tragedia nuestra de cada día. Dolor, pataleo, resignación y olvido. Así nos va.
Familias destrozadas, vidas cortadas de cuajo por traiciones a la República. Traiciones de desidia y corruptas traiciones obcecadas.

Párrafo aparte merece nuestra presidentA. Que es presidenta sí, pero que antes es mujer y es madre. Y sabemos todos de las entrañas sensibles de las mujeres. Por eso llama la atención que Cristina haya cometido ante esta tragedia inmensa, el mismo error de los hombres que la precedieron. El mismo error de Néstor y de Aníbal Ibarra cuando, con la tragedia inmensa de Cromagnón desatada, ambos eligieron refugiarse en la vergonzosa intimidad del silencio.

Es raro esto en una mujer. Es raro que la sensibilidad especial de una mujer no se conmueva ante los ruegos desesperados de una madre buscando a su hijo durante casi dos días. Sinceramente no me entra en la cabeza el silencio de la presidenta en medio de esta tragedia que enluta mucho de nuestra historia. Son muchos muertos como para callar. Y es mucha sangre como para tomarse un avión hacia el sur, sin siquiera intentar el abrazo para con esos jirones de alma que dejó la tragedia. Hubiese sido un gesto importante para las víctimas el abrazo de una mujer que sabe ese dolor de perder un ser querido.

Cristina ha guardado inexplicable silencio ante tanta corrupción que mató y ante tanto dolor de familiares desesperados.

Sinceramente no se entiende tamaña especulación política en una mujer que es madre.

Cristina quedó con su silencio notable, y todos nosotros con nuestro silencio resignado que espanta. Vaya a saber cuál es peor. Son complicidades que matan. 

Que nos matan.

Creo que tras esta semana de tanto dolor rondando nuestras calles, se impone una semana de reflexión ante lo que estamos dejando hacer.

Y no es cuestión de salir a romper vidrieras ni cabezas de policías. Es cuestión de salir a las calles a reclamar en paz y a militar con el ejemplo. Y es cuestión de preguntarnos por qué tanta parsimonia social ante tanta tragedia evitable. ¿Nos quebraron la voluntad?

En esta tragedia recordé las palabras de la película Gladiador: “Un Senado corrupto, un gobernante desequilibrado, un pueblo embrutecido, sus guerreros tirados a la arena para ser devorados por las bestias, pan y circo para todos…”

Si a los argentinos nos han quebrado o no la voluntad… lo veremos en la próxima tragedia.


Horacio R. Palma
El Día de Gualeguay
Gualeguay
E. Rios

viernes, 24 de febrero de 2012

Jorge Rafael Videla y Eduardo Emilio Massera

Después de las repercusiones políticas y periodísticas de las recientes declaraciones del ex presidente de facto señor Teniente General (R) Don Jorge Rafael Videla, empezamos a rastrear antecedentes de su alegato en el Juicio a Las Juntas Militares en el año 1985 y descubrimos que el citado general no había efectuado ningún alegato. Cuando le tocaba hacerlo, razones de salud lo impidieron y cuando el tribunal lo citó a efectuar su alegato final, el general Videla se niega a hacerlo… en la sala solo se encontraban él y los miembros del tribunal, a quienes les recordó que ese juicio era “oral y público”. Faltaba el público… el tribunal había decidido que hablara en soledad y se negó a hacerlo.


Ya han transcurridos 27 años de ese suceso, en la breve investigación encontramos el alegato efectuado por el señor Almirante Don Eduardo Emilio Massera, quién el 3 de abril de 1985 lo efectuara ante el tribunal que lo juzgaba junto a los otros militares que se sucedieron en las 4 Juntas Militares que gobernó a la República Argentina durante el período denominado Proceso de Reorganización Nacional (24 de marzo de 1986 a 10 de diciembre de 1983).

Subimos a nuestro blog ese testimonio tal cual ha sido publicado por el diario La Nación el 4 de Abril de 1985, estimamos que es un artículo de gran interés público y prácticamente desconocido, especialmente por los más jóvenes, a quienes el poder de turno a sometido a un proceso de lavado de cerebro e impuesto su “relato oficial” de la historia reciente y que abarca uno de los períodos más violentos de nuestra joven nación.

No venimos a defender la figura del mencionado almirante, él mismo no se defendió… se responsabilizó y eximió de responsabilidades a todos las personas, de cualquier fuerza u organismo del estado,  que actuaron bajos sus órdenes.

Tampoco defendemos al Proceso de Reorganización Nacional, nuestros objetivos son ayudar a la concordia y pacificación del país a través de la justicia. Deseamos que se aplique el principio de la ley igualitaria para con las Víctimas del Terrorismo en la Argentina, que se las reconozca y repare históricamente; deseamos la inmediata libertad de todos los miembros de las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Servicio Penitenciarios Federal y Provinciales, organismos del estado y civiles detenidos como Presos Políticos mediante juicios injustos y ajustados a un “derecho a medida de la venganza impiadosa de los terroristas”. En esta guerra existieron dos actores bien diferenciados… ambos tienen que ser medidos por la misma vara.

Este alegato justifica  un análisis cabal desprovisto de juicios a priori, y llama la atención que las palabras del Massera fueran una premonición de lo que sobrevendría en el país. Al final, cada uno arribará a sus propias  conclusiones.


El Art 28 del Estatuto de la Corte Penal Internacional  sobre "Responsabilidad de los Jefes y otros superiores", dispone:

1.El Jefe militar será penalmente responsable por los crímenes de la competencia de la Corte Penal Internacional que hubieran sido cometidos por fuerzas bajo su mando y control efectivo, en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esas fuerzas, cuando:

a. Hubiere sabido que las fuerzas a su mando estuvieren cometiendo esos crímenes.

b. No hubiere tomado todas las medidas necesarias para prevenir o reprimir su comisión.

POR LO AQUÍ EXPRESADO CUANDO UN SUPERIOR HABLA NO PUEDE ELUDIR EL TEMA DE LA RESPONSABILIDAD.

Alegato del Almirante Eduardo Emilio Massera.


“No he venido a defenderme” Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa. Sin embargo yo estoy aquí procesado porque ganamos esa guerra justa. Si la hubiéramos perdido no estaríamos acá — ni ustedes ni nosotros –, porque hace tiempo que los altos jueces de esta Cámara habrían sido substituidos por turbulentos tribunales del pueblo y una Argentina feroz e irreconocible hubiera substituido a la vieja Patria.

Para leer el alegato completo, ver página de más arriba y la derecha con el título de: "Alegato del Almirante Eduardo Emilio Massera".

jueves, 23 de febrero de 2012

ESTO NO FUE UN ACCIDENTE.


Hoy es un día de duelo, de tristeza, de impotencia…


La tragedia ocurrida en la Estación Once de Septiembre nos apabulla y, una vez más, pone en claro la corrupción que, de arriba hacia abajo, se abate sobre los restos de nuestra República.

Recordaba hoy mis años idos, cuando trabajaba en el centro y desde Villa Luro tomaba cada día el Sarmiento, porque el servicio era excelente, puntual, seguro y rápido. También recordaba que, para ahorrar tiempo y caminatas, llegando al Once nos apilábamos todos en el primer vagón… un escalofrío me volvió a la realidad.

Era otro país. O el mismo país pero otros con políticos… y tal vez otros ciudadanos, que de la misma ciudadanía emerge hoy esta cáfila.
Existían controles, fiscalizaciones, responsabilidad, respeto.

Éramos una República!

Hoy vivimos acelerados y olvidamos lo que sucedió hace diez minutos. Entonces no hay historia. Y si no hay historia no hay enseñanzas, no hay tradición, no hay orgullo…

Hoy ha muerto medio centenar de argentinos y están hospitalizados varios centenares más y nuestra Presidente se escondió bajo un felpudo… y los funcionarios que aparecen en los medios no permiten las preguntas.

Y la prensa habla de un accidente.

Y no fue un accidente, fue algo que se pudo haber evitado.

Con el simple funcionamiento de los organismos de control esta tragedia no nos habría avergonzado. Porque además de tristeza, de solidaridad, de impotencia, sentimos vergüenza. 

Y no es para menos. Tal vez lo entenderemos mejor si hacemos un "esfuerzo sobrehumano" y tratamos de recordar un episodio de hace menos de un año en el que fueron incendiados vagones de trenes en las estaciones Haedo, Liniers y Ciudadela por pasajeros enfurecidos cansados de los retrasos e irregularidades de la línea “obsequiada” a  los amigos del gobierno.

Por supuesto que desde las altas esferas se explicó que se trataba de mentiras de Clarín y La Nación y que el responsable de todo era el gremialista Rubén “el pollo” Sobrero. Y ya está, la culpa la tuvo el otro. Los que deberían haber tomado nota de las advertencias seguían contando billetes...

Resulta que este señor, con décadas de ferroviario, gritaba a los cuatro vientos que era imposible trabajar y viajar en el Sarmiento por la falta de mantenimiento de las unidades obsoletas, falta de controles y demás falencias, que en  esas condiciones la tragedia podía llegar en cualquier momento.

Por supuesto que estos comentarios irritaron al Gobierno y “El Pollo” fue acusado, procesado y encarcelado en una parodia de juicio de esos que ya conocemos de memoria.

La reacción de la ciudadanía y lo absurdo del proceso motivaron que sea liberado y declarada su falta de mérito, pero en la memoria de algunos quedó su advertencia. El material era obsoleto, no había mantenimiento y los subsidios estatales iban a los bolsillos y no a los talleres.

Han pasado nueve meses.

La tragedia no era una posibilidad remota. Todo lo contrario.

ESTO NO FUE UN ACCIDENTE.
A causa de la corrupción de algunos privilegiados, hoy hay argentinos deambulando por hospitales y morgues en busca de seres queridos.

NO LO OLVIDEMOS.

martes, 21 de febrero de 2012

EL DESPERTAR DE LOS DEMONIOS

Queridos amigos:

En la semana que pasó tuve oportunidad de ver y escuchar a un conocido médico divulgador televisivo, que fue funcionario público en la Provincia de Buenos Aires, confesar que no podía entender a los adolescentes actuales, con motivo de la presentación de un programa en que se mostraba el fenómeno de los jóvenes que someten a malos tratos a sus padres. En realidad, el fenómeno descripto tiene  mucho de censurable pero poco de inexplicable. Cada generación al llegar al momento de su despertar intelectual y sexual encuentra  un mundo hecho y normado por las generaciones anteriores ante el cual tiende  a rebelarse. En la medida en que la educación y la trasmisión de valores no ponen límites a esa rebeldía e incitan en cambio al desprecio a los adultos y a las reglas de convivencia de la sociedad en que el joven vive, se incentivan la falta de adaptación y la violencia. Si los padres, que son quienes detentan la autoridad en el hogar la resignan y no mantienen sus roles con amor pero también con firmeza, luego serán las primeras víctimas de un individuo formado sin sentido del respeto y de  los valores familiares y sociales.

Lo que se menciona para el individuo en el seno del hogar es también válido para  las muchedumbres en el ámbito social. La actuación violenta es el síntoma principal de  la psicopatología de las masas, nos decía Heinz Kohut (1976) y Ortega  y Gasset reflexionaba acerca de  que “la civilización no es otra cosa que el ensayo de reducir la fuerza a última ratio”. Un gobierno, cualquier gobierno, tiene una obligación primaria de mantener  el orden y la seguridad en el territorio bajo su control y es habitual un juego de presiones entre  los grupos sociales que desean imponer sus demandas y el gobierno que trata de mantener esas manifestaciones dentro del orden social establecido para que no alteren la vida en común. Pero ¿qué sucede cuando es el gobierno mismo quien justifica las acciones directas de las masas en lugar de moderarlas? ¿Qué fenómenos sociales se engendran cuando se justifican cortes de rutas, autopistas y puentes internacionales construyendo teorías tales como lo de “no criminalizar la protesta social”? ¿Qué pasa cuando se incentiva a las masas para hacer  un boicot contra empresas (como el que se produjo contra la SHELL) o a los gremios organizados a tomar medidas de acción directa como cuando se bloquearon las plantas del Diario Clarín o se confrontaba con el sector agropecuario? La utilización de las masas como factor de presión o la justificación de la acción callejera no son instrumentos de gobiernos democráticos sino  recursos propios de un autoritarismo de corte populista. Por ello, cuando el demonio de la violencia encarnado por la masa incontrolada  se incentiva  o justifica desde lo más alto del poder formal, en algún momento ese demonio se vuelve contra quien lo despertó y entonces comienzan los verdaderos  y grandes problemas para encauzar lo que se ha permitido desbordar en un marco conceptual que ha dado en calificar como “represiva” toda estructura de orden y de uso legítimo de la fuerza que corresponde al Estado.

Muchos funcionarios públicos y la ciudadanía en general contemplaron con estupor, hace dos semanas,  la saña y la impunidad con que fue golpeado un diputado oficialista a la salida del Congreso porque sus declaraciones a la prensa no gustaron a un grupo de manifestantes. La policía se mantuvo entonces en la situación contemplativa a la que ha sido reducida casi  por completo. Pero esta semana algo cambió. Un grupo de  ex conscriptos que reclamaban que se los incluyera en la condición de veteranos de guerra, a fin de poder cobrar una pensión del estado nacional, decidió cortar la Avenida 9 de Julio en función de la experiencia socialmente comprobada de que el corte es la única forma eficiente de que sean atendidos los reclamos y de que tales acciones son toleradas por la doctrina gubernamental vigente. Sin embargo, esta vez fueron desalojados y al resistirse fueron “reprimidos” y hasta algunos fueron detenidos. Cabe preguntarse ¿qué hubo de distinto en la acción de este grupo respecto de los cientos de cortes que se registran anualmente en la Ciudad de Buenos Aires  sin generar reacción? Igual suerte merecieron los grupos de vecinos que cortaron rutas en Catamarca para manifestarse en contra de la actividad minera a cielo abierto. ¿Por qué a ellos los desalojaron y reprimieron mientras se toleró por años en Gualeguaychú el corte del puente internacional con Uruguay, por ejemplo? Quizá se deba a que entonces el interés del gobierno pasaba por defender los votos entrerrianos y ahora pasa por defender la relación con las empresas mineras  y con las provincias oficialistas que en número de diez ya se organizaron para mantener la actividad minera en sus territorios. En todo caso, la demonizada represión ha reaparecido en forma selectiva y será muy duro conciliar los hábitos sociales creados por los gobiernos de Néstor Kirchner  y Cristina Fernández con una nueva realidad social en que el gobierno es el blanco de los reclamos y manifestaciones.

Otra actividad demonizada que ha aparecida en la agenda pública es la inteligencia, a partir de declaraciones formuladas ante un juez federal por el Jefe de la Gendarmería Nacional en que se mencionan  datos de dirigentes que habría sido recopilados en una base de datos conocida bajo el nombre de Proyecto X. Aclaremos que la demonización de la inteligencia ha sido, en mi opinión, un error estratégico de diversos  gobiernos desde el advenimiento  de la democracia. Una eficaz y bien supervisada actividad de inteligencia hubiera podido evitar, por ejemplo, los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA mientras que la inteligencia criminal es esencial para la prevención del delito. Por el contrario, la visión conspirativa de la inteligencia ha servido para sentar en el banquillo de los acusados al opositor Jefe de Gobierno de la Ciudad y para llevar a juicio a diversas autoridades militares mientras que se ha denunciado que el gobierno utiliza los órganos de inteligencia para obtener datos de dirigentes políticos opositores. La comisión del Congreso encargada de supervisar la actividad de inteligencia ha sido absolutamente inoperante y hasta el conocimiento de las declaraciones del Jefe de Gendarmería todo transcurrió entre sospechas  y rumores. Más allá del juego político desatado, puedo aportarles que la Ley de Inteligencia  dice claramente (Ley 25520, Artículo 4°, Inciso 1) “Ningún organismo de inteligencia podrá:  realizar tareas represivas, poseer facultades compulsivas, cumplir, por sí, funciones policiales ni de investigación criminal, salvo ante requerimiento específico realizado por autoridad judicial competente en el marco de una causa concreta sometida a su jurisdicción, o que se encuentre, para ello, autorizado por ley”. De modo que, estemos de acuerdo o no con lo actuado, la conformación de una base de datos de personas elaborada por una fuerza de seguridad sin responder a  un requerimiento específico sería en principio ilícita, en tanto y en cuanto los datos no fueran obtenidos de fuentes públicas sino coleccionados mediante escuchas, la utilización de agentes encubiertos u otros medios propios de la actividad de inteligencia.
Lo que está fuera de  dudas es que no es la Ministra Garré quien debe investigar sino quien debe ser investigada porque de acuerdo a los antecedentes de casos similares en que fueron imputados el Jefe de Gobierno de la Ciudad y el Jefe y Subjefe  de Estado Mayor General de la Armada, sería ella quien debería responder por la acusación formulada al accionar de la gendarmería. Han creado un demonio y ahora deben lidiar con él.

El tercer demonio que queremos mencionar es la ficción de prosperidad que instalada en un discurso triunfalista maniata la libertad de acción gubernamental para justificar las medidas de austeridad de aplicación imprescindible para la situación económica real que es, cuanto menos, preocupante. La señora presidente envidió, en un discurso público, la suerte de los empresarios y del gobierno español porque pueden anunciar rebajas de sueldo y despidos masivos solo con la vaga amenaza sindical de una huelga a futuro. Lo que omitió decir es que en España se reconoce una situación económica grave  y crítica ante la cual las medidas de ajuste son pertinentes. Pero ¿cómo pueden nuestros gremialistas convencer a sus bases que en medio del período de crecimiento a “tasas chinas” más prolongado de la historia  argentina (según la versión  de nuestro gobierno) deben resignarse a que sus salarios suban por debajo de la inflación real? ¿Cómo convencerlos de que tienen que aceptar un techo moderado cuando diputados y senadores aumentan sus dietas un cien por ciento y lo justifican con lo que cuesta alquilar, vestirse  y vivir en Buenos Aires como si esas actividades no fueran las que tienen que realizar todos los habitantes de la zona? Lamentablemente para el gobierno si no concilia su discurso con sus acciones, tales como la quita de subsidios al transporte, los aumentos de tarifas de servicios y la necesidad de limitar ajustes salariales, el demonio de la mentira no podrá ser ocultado por mucho tiempo.


Reservo para el final el segundo gran argumento  del Presidente de la Cámara de Diputados para justificar el aumento de las dietas de los “modestos” 15.000 pesos mensuales (más gastos, muchos gastos) al doble. Dijo Domínguez que sin un aumento como el efectuado “tenemos que dejar la política para los ricos y ladrones”. Curioso argumento. Parecería que quienes llegan al Congreso lo hicieran poco menos que obligados cuando la realidad marca que hay una lucha que en algunos casos llega a lo físico para aparecer en las listas de candidatos. También podemos decirle que la honestidad de los hombres y mujeres de bien, no está subordinada al  monto de la dieta  o del sueldo con que son retribuidos. Y finalmente menciono que en el año 2009 presentamos una lista de honestos y competentes ciudadanos, candidatos  a diputados por la Provincia de Buenos aires, que con gusto  hubiéramos entregado todo nuestro tiempo y capacidad profesional solo por el honor  y el orgullo de representar a nuestros compatriotas en el Congreso nacional y poder tratar de solucionar los serios problemas que aquejan al país. Claro, el problema es que ninguno de los hombres y mujeres allí listados hubiera levantado la mano en contra de sus principios y valores y eso no nos hace útiles en tiempos del despertar de los demonios dormidos.
Un abrazo para todos

Juan Carlos Neves, Presidente de Nueva Unión Ciudadana

DOS CARGOS SIMILARES, DOS PAÍSES TOTALMENTE DIFERENTES ¿POR QUÉ?

 Christian Wulff, presidente de Alemania. Cristina F. de Kirchner,  presidente de Argentina.

Alemania hace casi 70 años era un país devastado, con sus industrias arrasadas, derrotado en una guerra mundial, ocupado por las fuerzas vencedoras en esa contienda, dividido en dos países con regímenes políticos totalmente opuestos. Hoy casi 70 años después, constituye un modelo de país democrático, una  verdadera potencia económica mundial que prácticamente rige las políticas de la Unión Europea y es uno de los referentes mundiales.
Un país que debió reconstruir un verdadero régimen democrático e reinventar sus instituciones rectoras después de la guerra.
Contrario sensu,  Argentina, un país con inmensas riquezas,  se encontraba dentro de los seis o siete primeros puestos en el ranking mundial y se perfilaba potencialmente como un firme competidor de los EE.UU., que, más o menos en el mismo lapso, sin haber  sufrido el flagelo de la guerra ni ocupación extranjera alguna, emprendió un persistente y franco retroceso en muchas de sus características y parámetros socioeconómicos compitiendo ahora con los países más atrasados y postergados del mundo.
Su sistema democrático es actualmente simplemente un ropaje, un verdadero disfraz que oculta un sistema absolutista, autoritario, corrupto y absolutamente ineficaz e inoperante.
Casi es una pregunta que puede considerarse tonta u obvia. ¿Por qué dos personas que tienen cargos similares en países democráticos, independientemente del sistema político imperante, y de sus responsabilidades de sus cargos enfilan a sus países  en rumbos tan diferentes, Alemania cada vez más ascendente, Argentina en franca caída libre.
Evidentemente las causas de nuestro continuo retroceso son múltiples y son atribuibles a los sucesivos gobiernos que se sucedieron a lo largo de este lapso y se podría escribir un voluminoso libro al respecto.
Pero hay un periodo gubernamental que se lleva los laureles al respecto: la dinastía de los Kirchner.  Es la frutilla del postre de la asombrosa declinación argentina.
No quiero enumerar la verdadera montaña de errores, torpezas, falsedades, actos de mala fe y corrupción superlativa de esta dinastía ya que prácticamente lo hago en casi todos mis escritos.
Simplemente quiero exponer un solo ejemplo que habla por si solo.
El presidente alemán, Christian Wulff, renunció a su cargo por unas vacaciones que habrían sido pagadas por amigos y un préstamo personal en condiciones muy ventajosas, también otorgado por un allegado, que hacen sospechar y entrever un tráfico de influencias y un intentó de acallar un medio que publicaba el hecho.
En el momento de presentar su renuncia manifestó “el país necesita un presidente que pueda superar los desafíos nacionales e internacionales, y que goce no solo de la confianza de una mayoría, sino de una amplia mayoría. Yo no cuento más con esa confianza.” También dijo “ser sincero en sus dichos y reconoció sus errores”   y que   “Estoy convencido de que (las investigaciones) conducirán a un total descargo (de mi persona)”
Wulff era apoyada por la Canciller Angela Merkel y el oficialismo. En síntesis, renunció por haber dañado la credibilidad política.
Si intentamos comparar el  caso del presidente alemán con nuestra presidente, la Sra. Cristina Kirchner,  rápidamente dejaríamos de lado el intento…y al mismo tiempo nos mataríamos de risa (o lloraríamos profundamente acongojados) por lo absurdo de la idea.
No creo necesario enumerar las múltiples sospechas de desenfadada y escandalosa corrupción de los Kirchner y la cantidad de denuncias al respecto. No solo ello, sino la    protección oficial a través de la manipulación de la Justicia, de la enorme cantidad de denuncias de corrupción de sus amigos, funcionarios y colaboradores.
En un poco más de un año en el cargo la presidente de Brasil, Dilma Rousseff,  ya separó a cinco o seis de sus ministros por falta de ética política o por denuncias o sospechas de corrupción.
Creo que para el lector es simple llegar a una conclusión porque estamos en caída libre.
          19-Feb-12                                            Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL                                 
                                                                                          alfredo@weinstabl.com.ar

lunes, 20 de febrero de 2012

Responsable de enviar a una generación a la muerte.

El portal platense “Lapolicitaonline.com” indica que el Gobierno nacional envió emisarios a Barcelona para convencer al ex líder de Montoneros Mario Firmenich de que vuelva a la Argentina para agasajarlo.

La noticia surge tras la visita de la diputada nacional Adela Segarra, referente del Movimiento Evita, quien visitó Barcelona hace un mes y habría tenido un contacto con el ex comandante montonero.


Firmenich fue liberado de prisión por un decreto del presidente Carlos Menem en 1990, dejó la política activa para dedicarse al estudio y la investigación. Se recibió de licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires en febrero de 1996, con el mejor promedio de su promoción, aunque el centro de estudiantes de la facultad, liderado por la agrupación radical Franja Morada impidió que se le otorgara la medalla de oro por tal logro.

Posteriormente viajó a Barcelona, donde reside actualmente. Hasta allí viajo el semanario PERFIL para entrevistarlo con motivo de esta noticia. La periodista se encontró con un personaje de bajo perfil, esquivo y hasta por momentos altanero… ¿tendrá temor de ser nuevamente encarcelado por la causa del asesinato del dirigente gremial y entonces Secretario General de la CGTJosé Ignacio Rucci? El propio Juan Domingo Perón ante el brutal crimen de quién consideraba su hombre de confianza en el movimiento obrero, dijo: “me cortaron las piernas”, frase que años más tardes popularizara Diego Armando Maradona y su autoría le fuese equívocamente atribuida.


Los rumores dicen que La Cámpora quiere desagraviar a Mario Firmenich –nombre de guerra: Pepe- y homenajearlo con un héroe de la Patria. Solo una mente enloquecida como la del loro bolivariano, Hugo Chávez Frías, podría pensar en hacer lo mismo con Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como Carlos «el Chacal» era un terrorista miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), posteriormente de un grupo propio y que actualmente, gracias a Dios, purga condenas de cadena perpetua en Francia por actos de terrorismo... si es que no lo ha hecho ya.

El Chacal
No sería extraño que en la mente afiebrada del poder de turno, ronde la idea de incorporarlo a Mario Firmenich a la funesta Galería de los Héroes Latinoamericanos junto a la figura de otro siniestro personaje de aquellos años: Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como El Che. Formulamos votos para que Pacho O’Donnell no lo incluya en la lista de los nuevos patriotas de su revisionismo histórico.


Política
DIARIO PERFIL
Firmenich: "No tengo que avisarle a nadie cuando decida ir a la Argentina"
El ex líder montonero vive en España hace 17 años y da clases de Economía en una universidad cercana a Barcelona. Allí lo consideran un profesor “afable” y “brillante

Por Hebe Schimdt (Desde España) | 19.02.2012 | 09:

Desde España
Mientras circulan las versiones sobre su posible retorno al escenario político argentino de la mano de La CámporaMario Eduardo Firmenichex líder de Montoneros, ‘auto-exiliado’ hace 17 años en España, lleva una vida rutinaria, mantiene un muy bajo perfil y no confirma ni desmiente su regreso.

Reside hace años en Vilanova i la Geltrú, un poblado a orillas del Mediterráneo con gran actividad pesquera, situado a medio camino entre las dos principales áreas metropolitanas de esa región, a 40 kilómetros de Barcelona y a 45 de Tarragona. Ocupa un departamento en un edificio común, medianamente alejado del centro urbano, sin los servicios y comodidades de un complejo –pileta, zonas comunes, jardines, cochera–.

Desde que está radicado en España, trabajó como profesor asociado en el departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona (UAB), donde se doctoró en Economía en 1999, con la tutoría del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, escribió diversos artículos para publicaciones especializadas en economía y publicó Eutopía, en 2004, un libro en el que plantea un proyecto alternativo al modelo neoliberal.

Actualmente se desempeña como profesor del Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Rovira i Virgili, en Reus, una pequeña ciudad que conforma parte del área metropolitana denominada Camp de Tarragona, en la provincia de Tarragona, en Cataluña. Allí lo encontró PERFIL. En la tercera planta donde funcionan los despachos de las asignaturas de Economía de la universidad se encuentra el aula de profesores número 33, que comparte con otros profesionales. Sobre la pared, una placa indica su nombre: Firmenich M. Eduardo, entre el de otros tantos docentes.


“Aquí llevo una vida como la de cualquier otra persona”, le cuenta a PERFIL. Llega sobre las 8.30 y deja su coche en el estacionamiento de profesores hasta que se retira a última hora, entre las 19 y 21, dependiendo del día y del horario estipulado para las asignaturas que imparte. “Estoy aquí adentro todo el día”, en referencia a la universidad, “y una vez que entro, no salgo ni para fumar”.

Lo cierto es que en el horario de la comida, sagrado por estos lares, entre las 14 y las 16.45, se dificulta encontrar a alguien en su puesto de trabajo, y menos aún que ese alguien atienda un teléfono. Sin embargo, uno de esos días y durante esa franja horaria, Firmenich atiende las llamadas de su despacho en más de una oportunidad. Y lo hace con un marcado acento español, tan pronunciado por cierto, que para identificarse debe aclarar que es él con quien se está hablando.

Tanto en la Conserjería, como en la Secretaría General de la universidad y en el restaurante que funciona en la planta baja donde a veces “viene a comer algo” o a “tomar la merienda”, su apellido no representa absolutamente más nada que el de uno de los tantos profesores que allí acuden cada día para dictar clases. Y entre sus alumnos, a los que imparte las asignaturas de Política Industrial y Dinámica Macroeconómica, se lo reconoce como un “docente cercano y comprometido”, “pragmático y afable”“didáctico” “brillante” y con “gran sentido del humor”.

Consultado por PERFIL acerca de si evalúa la posibilidad de regresar a la Argentina para integrarse a la actividad política de mano de la agrupación juvenil La CámporaFirmenich dijo: “No tengo por qué responder ahora. Lo haré público cuando me dé la gana. No tengo por qué hacerlo ahora”. A la vez que agregó que “son los medios los que han instalado ese tema en su agenda, pues que lo desinstalen”, dado que “yo, ahora, no tengo nada que decir”.


Después, amplió su explicación: “Imaginaros que tengo mi Twitter, mi Facebook, periodistas amigos... cuando quiera decir algo, lo voy a decir por estos canales”. Por otro lado, acotó que “ellos –los medios de comunicación– han generado esta polémica y están afectando a mi trabajo. Pues que se arreglen para hablar de ello ahora”. Y que “ahora estoy aquí, pero cuando vaya a la Argentina no le avisaré a nadie. No tengo por qué hacerlo”.

Son varios los temas que prefiere eludir: una posible valoración de La Cámpora o del gobierno de la presidenta Cristina Kirchner en relación con su política de derechos humanos; el impulso a los juicios y el apoyo a las organizaciones de DD.HH.; el rol que, a su manera de ver, deberían asumir hoy los jóvenes militantes de la JP; si mantuvo contactos con miembros del kirchnerismo para pautar su retorno, o si la causa Rucci representa un impedimento para el regreso. “Estos son temas políticos, y yo aún no tengo definida una estrategia política. Por eso, ahora, no voy a hacer declaraciones al respecto”, explicó.

Tampoco quiso hablar cuando fue consultado sobre la reciente entrevista que otorgó el ex presidente de la dictadura Jorge Rafael Videla:
- ¿Ha visto el reportaje a Videla en la revista “Cambio 16”?
- Sí, lo he visto.
- ¿Y qué opinión le merecen sus declaraciones?
- Bueno… es que sólo he leído los titulares.
- Ha justificado la represión durante su gobierno, criticado a los Kirchner, cuestionado el número de desaparecidos…
- Sí. Lo he visto, pero no haré declaraciones sobre esto.

domingo, 19 de febrero de 2012

Juventud... difícil tesoro

Después de escuchar el excelente reportaje radial del Dr. Mariano Grondona, al periodista español, señor Ricardo Angoso, publicamos la nota de uno de nuestros socios fundadores, señor Horacio Palma, publicado en el semanario El Día de Gualeguay.

“Mi abuelita, que murió convencida de que el Peronismo de Perón había salvado al país de la barbarie comunista y que Evita le había devuelto a las masas la resignada dignidad de su pobreza, solía hablarme mientras tomaba mate  acodada en la mesada de su cocina.

Yo era chico y acudía con ojos inquietos, a esa cocina repleta de manjares custodiados. Recuerdo la alacena en la cocina de la casa de mi abuela. Uf… una alacena en lo alto con sus mil cajones de vidrio transparente. Añorado escaparate para mis ojos de niño, que miraban en lo alto, dulces y caramelos imposibles de alcanzar.


Ella sabía perfectamente que mi mirada estaba más atenta a las alturas de su alacena inalcanzable, que a sus gestos esforzados por captar mi atención.

Esa mañana la recuerdo con especial nitidez. Son esos senderos raros de la memoria que, vaya a saber porqué, nos quedan grabados con especial sensibilidad. Mi abuela con su mirada clara y su batón oscuro.

Con su cabello fino muy fino, peinado en una especie de batido como para hacer parecer mucho lo poco. Detrás de ella, el resplandor que entraba sin permiso desde la ventana, se le incrustaba en la espalda… parecía disfrutar de esa caricia tibia en la espalda tanto como el mate cebado desde la pava, apoyada en media hornalla.

Yo le miraba siempre las manos. Desde chico me llamaron la atención las manos de los “viejos”. Manos blancas o curtidas de venas marcadas y pieles manchadas. Esas pieles ajadas por el tiempo y por la vida. Yo creía que una persona era vieja por sus manos. Ahora que soy grande y que peino canas y que visto manos de venas marcadas y piel curtida por los años y por la vida… me doy cuenta que en ese momento mi abuela tenía menos años que los que hoy tiene mi madre. Esa mañana miré con especial atención las manos de mi abuela. Sacó un tazón gigante con asa de letra O mayúscula y allí dentro me preparó medio litro de café con leche. Untó con manteca una rodaja de pan lactal, ese pan que para los que vivíamos en la provincia era un artículo de lujo y me sentó en un banquito alto. Recuerdo que en ese momento le tomé la mano con la que acercaba el tazón gigante. Le hice una leve caricia como recorriendo un paisaje lejano y exótico… y con esa inocencia de los 7 u 8 años le pregunté: “¿Vos sos viejita Lala?”.

Lala, así le decíamos todos sus nietos. Ella dejó escapar una carcajada… supongo porque desde sus casi 50 años la pregunta le pareció graciosa. Luego hizo una pausa y me dijo: “Una vez leí una frase que me gustó mucho… y es que uno es joven cuando tiene más proyectos que recuerdos. Y yo tengo todavía muchos proyectos.”

Yo le escuché aquél descargo sin entenderlo. Supuse que mi abuela había contestado que sí, después de todo, yo la veía viejita. Pero la frase la fui recordando con ella muchos años más, hasta el día en que ella se fue de este mundo. Yo estaba a punto de terminar el colegio secundario y el día en que murió me pareció una mujer increíblemente joven para morir.

Comento esto de la juventud y los proyectos y los recuerdos en esta semana en que la Revista española Cambio 16 publicó el reportaje que el periodista español residente en Colombia, Ricardo Angoso le hiciera al General Videla en su prisión del penal federal de Campo de Mayo el pasado 18 de enero.

Ahora que la entrevista que ningún medio de Argentina quiso publicar, pero que una vez publicada por el medio español, cuyos directivos son de la izquierda española, todos levantaron en Argentina. Digo, ahora que las palabras del ex Presidente de facto de Argentina dieron la vuelta al mundo y pasearon por todo el país, les comentaré… más allá de las miles de conjeturas que se han hecho desde el poder y desde el periodismo, algunos detalles de su gestación. Hace unos años, junto a un grupo de personas que fueron víctimas directas e indirectas de los violentos años 70 de Argentina, creamos una asociación civil llamada Pacificación Nacional Definitiva con el propósito de trabajar para una Argentina pacificada con su historia y reconciliada con su pasado. Ante un Estado que tomó como bandera reavivar los dolores de las muchas heridas que esperan en vano cicatrizar, comenzamos a trabajar en pos de una pacificación nacional que en un futuro nos encuentre reconciliados con nuestra historia y curados de nuestros dolores recientes. Todos en paz, pensando más en un futuro en común que en un pasado de rencores. Sabemos que el trabajo es arduo y que en las épocas que corren, la reconciliación nacional se asemeja más a una utopía que a otra cosa.

Y fue en ese marco que pensamos que sería bueno para todos escuchar el pensamiento de uno de los actores principales de esa época Argentina que al gobierno de hoy lo encuentra embarcado por recordar y azuzar a tiempo completo. Pensamos que escuchar la versión del General Videla sería un paso adelante en esa tarea ardua de reconciliarnos con nuestra historia reciente.

Días pasados unos de nuestros socios fundadores acompañado por el periodista español Sr. Ricardo Angoso, concurrieron a la Unidad Penal de Campo de Mayo a visitar a un amigo en común. Luego de sortear todos los requerimientos reglamentarios, consultas radiales entre el personal de servicio penitenciario –encargados de la custodia de penal- pudieron acceder al predio donde se encuentran los militares detenidos como Presos Políticos.  Sorpresivamente se abrió la puerta de la habitación/celda donde se desarrollaba la amena reunión y apareció el General (R) Jorge Rafael Videla. Pasados unos minutos y luego de las habituales presentaciones de rigor, el Sr. Ricardo Angoso le preguntó si no tenía inconveniente en que tomara nota de sus dichos y si le permitía formularle algunas preguntas en su condición de periodista extranjero. Videla accedió.

La entrevista se publicó en España el pasado lunes, y el miércoles explotó en Argentina y en el mundo. Y curiosamente, los mismos medios que pusieron reparos en entrevistar a Videla o publicar en exclusiva la entrevista, demostraron voracidad por transcribir la entrevista publicada en España y conocer al periodista español que la había “conseguido”.

Tres cosas destaco de todo esto. Primero, la grandeza del ex Presidente de facto para contestar todas las preguntas sobre todos los temas. Recomiendo la lectura de la entrevista, pero una lectura libre de prejuicios. Quien así lo haga, podrá encontrar responsabilidades asumidas, arrepentimiento ante los errores y sobre todo, la perspectiva histórica y política de aquella época. También encontrará críticas al poder político de ayer y de hoy.

Otro punto a destacar es que, si bien ningún medio de Argentina se animó a dar el paso para la entrevista, una vez publicada en Cambio 16, todos abordaron la entrevista con mucha seriedad, aún aquellos medios de la corporación del Estado. Y esto ha sido así pues las palabras de Videla conllevan el respeto y la fuerza de una verdad histórica que, nos guste o no, fue la realidad histórica que vivió nuestro país. Y el tercer punto que destaco es el profesionalismo del periodista Ricardo Angoso, al que lo entrevistaron desde más de 50 medios y, ante la pregunta reiterada: “porqué entrevistar a Videla”, contestó con un ejemplo de periodismo: “Porque todos tienen el derecho a hablar y a ser escuchados”.

El camino es largo y es arduo. Aún somos una sociedad con más recuerdos que proyectos. Una sociedad envejecida por lejanos y absurdos desencuentros. Nuestra obligación como sociedad es hacer del país un país más joven… reunidos todos en los proyectos del futuro, antes que arrebujados en los recuerdos dolorosos de un pasado inevitable”.

Horacio R. Palma
El Dia de Gualeguay
Gualeguay
E. Rios

¡Amalita… te vamos a extrañar, gracias por tu ejemplo!


Ayer nos abandonó Amalia Lacroze de Fortabat, Amalita para todo el país… era única. Empresaria, emprendedora solidaria, coleccionista y una de las mayores mecenas del país,.

Hacemos llegar nuestras sinceras condolencias a su única hija, Inés Lafuente y a sus tres nietos, Alejandro y Bárbara Bengolea y Amalita Amoedo.

Sus restos serán inhumados hoy, a las 11.30 en el cementerio de la Recoleta. La salud de Amalita se había deteriorado en los últimos tres años, y especialmente en el último mes. Había sufrido una fractura de cadera, por la que debió ser sometida a varias cirugías.

Previsora, había dispuesto hasta el último detalle sobre cómo deseaba ser su despedida, y ayer su familia cumplió fielmente con su voluntad, con un hermetismo absoluto.

En los últimos años, Amalita había ahondado su fe y se refugiaba, solitaria, en la palabra de Dios.

Distintas instituciones, como la Policía Federal, la Prefectura Naval, la Liga Naval, junto con la empresa Loma Negra y la señora Ernestina Herrera de Noble enviaron coronas de flores. Y en las redes sociales se multiplicaron las voces que la evocaron como "una de las personalidades más destacadas de la Argentina en el siglo XX, una mujer con un brillo difícil de igualar, que prestigió a los argentinos en los múltiples círculos en actuó".
SOLIDARIDAD

Quienes ayer recordaron su trayectoria destacaron su pasión por el país, que se reflejaba en las fiestas que solía dar, en las que se ejecutaban piezas de tango y de folklore y que inevitablemente concluían con un brindis "por la Argentina".

Esa generosidad y espíritu de solidaridad se vieron reflejadas en la Fundación Fortabat, fundada 35 años atrás, cuyo objetivo promordial fue impulsar iniciativas u obras de carácter educacional, cultural, artístico, benéfico, social, deportivo y filantrópico. También todo aquello que beneficie directamente al bien público y a la promoción de la investigación científica, además de conceder becas de estudio y premios relacionados con la literatura, la pintura y las artes visuales. Su aporte mereció diversos reconocimientos, entre ellos el premio Konex de Platino.

Siempre atenta a atender las inquietudes de las organizaciones que recurrían a ella en busca de apoyo económico, solía darles respuestas satisfactorias. Así, en forma personal o a través de la fundación, colaboró con escuelas, centros culturales, comedores, asilos, hospitales, talleres protegidos y casas de salud, con ex combatientes de Malvinas, con damnificados por desastres naturales y con la educación de grupos desfavorecidos.

Lacroze de Fortabat, quien presidió durante varios años la Fundación de la Policía Federal Argentina, era propietaria de Ecocemento, Lomax, Recycomb, Ferrosur Roca y Estancias Unidas del Sur, entre otros bienes. Durante más de una década guió los destinos del Fondo Nacional de las Artes y fue la fundadora de la Fundación Teatro Colón.

El adiós a una gran mujer.