Queridos amigos:
Existen ciertas condiciones que
constituyen el rango distintivo de las democracias occidentales. La primera es
la existencia de un sistema democrático pluripartidista que brinde opciones de
libre elección a la ciudadanía. Le sigue la disponibilidad de un grado de libertad de prensa que asegure que esas opciones tienen
similares posibilidades de dar difusión pública a sus proyectos y candidatos.
Luego tenemos la vigencia de una economía de mercado que permita compatibilizar
la libertad política con la libertad económica. Finalmente se exige el respeto
a los derechos humanos y a la libertad
individual, garantizados por una justicia independiente.
Nominalmente, todas las naciones
de América Latina y el Caribe cumplen con esas premisas con excepción de la
dictadura cubana, que a pesar de ello es apañada por numerosos países de la
región por razones de afinidad ideológica.
En la práctica, diversos países que se reconocen como parte del sistema
democrático van limitando y restringiendo las condiciones de base, operando
desde el gobierno en perjuicio de la
prensa, la justicia y las minorías opositoras e
interviniendo en forma desembozada en el funcionamiento económico con
medidas estatistas y socializantes.
Encabezan esa lista la República
Bolivariana de Venezuela, el Estado Plurinacional de Bolivia, la República del
Ecuador y la República de Nicaragua. No es casual que todas estas naciones se
hayan unido con la República de Cuba para conformar la Alianza del ALBA (Alianza
Bolivariana para los Pueblos de nuestra
América) guiada por el socialismo
bolivariano del siglo XXI, que hayan
modificado sus constituciones y que bajo
la premisa de una revolución anacrónica
y permanente contra amenazas inciertas, operen sobre las libertades
internas para mantener en el gobierno a
los partidos y los líderes de
izquierda que se encaramaron en el poder.
La República Argentina ha
comenzado hace tiempo a transitar por ese camino, pero quienes pretenden
imponer estas ideologías han enfrentado fuertes resistencias internas y la
imprevista circunstancia de la súbita muerte de Néstor Kirchner, que hizo
fracasar el esquema de sucesión mutua con que este dirigente planeaba turnarse
en el poder con su esposa, hasta que la muerte los separó. Sin embargo, el
gobierno no ha cejado en sus esfuerzos por modificar la prohibición
constitucional para que Cristina Fernández de Kirchner pueda acceder a un
tercer período presidencial y cada semana se toma nota de los embates
oficialistas sobre toda la estructura institucional.
Tomemos como ejemplo los actos
desarrollados por el aniversario del golpe de Estado de 1976. La consigna
convocante del gobierno fue “Por una justicia democrática, basta de corporación
judicial”. Es decir que se aprovechó el acto como plataforma para sustentar los
embates internos contra la justicia que aún no responde a la influencia del
gobierno y particularmente contra la Corte Suprema de Justicia. Una de las
expositoras, la señora Estela de Carlotto, presidenta de la fundación Abuelas
de Plaza de Mayo que está nominalmente dedicada a la tarea de encontrar a
nietos de padres desaparecidos, se ha convertido en una desembozada militante
oficialista y lleva adelante escrupulosamente la agenda política gubernamental.
Adicionalmente, Carlotto reivindicó en
forma explícita el accionar de los jóvenes terroristas y guerrilleros que emplearon la violencia para el logro de
sus objetivos tanto en gobiernos civiles como militares y llegó en su exaltación a compararlos con la
lucha libertadora del General San Martín. La señora se expresa con impunidad,
en su condición de referente de los
derechos humanos, con argumentos que constituyen una verdadera apología del
delito.
La justicia, sin embargo, no es
el único blanco de los ataques gubernamentales. En esta misma semana la AFIP
(Administración Federal de Ingresos Públicos) presentó un plan de facilidades
de pago para deudas impositivas del que excluyó explícitamente a los medios de
comunicación. Estos manifiestan que esa decisión es “discriminatoria y
violatoria de la obligada neutralidad
del Estado en la materia” pero eso no modificó
la decisión que se suma a un sinnúmero
de presiones sobre los pocos medios que aun consiguen mantener su independencia
del gobierno.
Podemos completar la trilogía
(justicia, medios, oposición) mencionando la denuncia formulada por el
apoderado del partido justicialista contra el diputado De Narváez , la Diputada
Stolbizer, el gremialista Gerónimo Venegas y el economista Carlos Melconian,
por violar los artículos del Código Nacional Electoral y de la Ley de Partidos
Políticos que fijan los límites temporales para la campaña proselitista. Aunque las campañas publicitarias a que se
hace referencia no inducen al voto, lo que hace cuestionable la presentación,
lo más grave es la discrecionalidad gubernamental ya que el oficialismo utiliza
masivamente los espacios del entretiempo de los programas de Fútbol para Todos
para hacer propaganda, atacar a los opositores y exaltar la figura presidencial,
sin contar con la injustificada utilización de la cadena nacional por parte
de la señora presidente. La desproporcionalidad de la afrenta es tan evidente
que revela una gran desvergüenza y un abuso de la posición dominante de
poder que ostenta el gobierno nacional.
Nos queda por último considerar
la cuestión de la economía del mercado cuyas bases doctrinarias tambalean.
Tenemos ya el mercado de cambios cerrado, limitaciones a las importaciones y
exportaciones según la discrecionalidad de la autoridad, precios congelados,
expropiaciones de empresas sin previa indemnización (ni posterior) y un
crecimiento desaforado del Estado que según se publicó esta semana aumentó el
gasto en salarios un 160 por ciento desde el 2009, impulsado por una masiva incorporación de empleados
públicos aprovechada esencialmente por los militante políticos del oficialismo.
Los empresarios deben responder a las directivas verbales del Secretario de
Comercio que ha llegado al extremo de prohibir a las grandes cadenas de supermercados
anunciar sus productos en la prensa. El cuadro se completa con la falta de
estadísticas confiables que esconden la inflación y dibujan una ficción de
crecimiento y bienestar. Lo cierto es que la noción de una economía libre se ha
perdido y con ello la posibilidad de que prosperen las empresas y que nuestro
país experimente un genuino crecimiento y acceda a un verdadero desarrollo.
En este ambiente de semi
democracia o cuasi democracia, el gobierno ya no confía en su éxito en las
urnas y se ha lanzado a quitar del medio
a todo aquel que pueda ser considerado un posible presidenciable aun cuando
milite en sus propias filas. El blanco favorito
de esta semana fue el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel
Scioli, lo cual no es en sí novedoso pero ahora ha sumado la desvergüenza de
ser explícito. El secretario general del Sindicato único de Trabajadores de la
Educación, Roberto Baradel, anunció un nuevo paro docente de tres días sin
poder ocultar su entusiasmo. El Jefe de Gabinete Provincial, Alberto Pérez, lo
acusó de llevar a cabo una maniobra destituyente y de actuar con la motivación
de su posicionamiento político. Los funcionarios y Ministros más próximos a la presidencia han
criticado a Scioli sin medias tintas pero fue la diputada Diana Contí quien
puso en negro sobre blanco el pensamiento oficial al decir “No lo queremos
echar, ni sacar, debe acatar las órdenes de quien conduce el proyecto, que es Cristina Fernández”. La diputada
estaba hablando del gobernador con más votos de la nación, de uno de los hombres que hizo posible el
triunfo de Cristina Fernández y sobre
todo de una autoridad provincial con atributos que están por encima de su burda
pretensión de alineación. Pero el hecho de que la diputada Diana Conti se
permita expresar tamaño desatino y de que el gobernador Daniel Scioli deba
aclarar que está dispuesto a terminar su mandato, es la más cabal evidencia de
la falta de respeto del poder central sobre todas y cada una de las instituciones de la república federal que nos
contiene.
El gobierno se enfrenta con
todos, ya sin medir riesgos ni demostrar prudencia, pero no todos los rivales
son tan complacientes como el gobernador de la Provincia de Buenos Aires o los
sumisos empresarios nacionales. Las cabezas de la CGT y la CTA han recogido el
guante y prometen nuevos paros generales. Los productores agropecuarios
amenazan con regular la venta de soja lo
que significa restringir el ingreso de
dólares. Y lo más grave de todo, la justicia de los EUA no se ha asustado por
los riesgos de que el pago a los bonistas acreedores de la Argentina arrastre a
un fracaso masivo de los procesos de canje de deuda soberana y exigió la
presentación de una propuesta de pago. El gobierno ofreció esta semana las
mismas condiciones de los canjes que los bonistas habían rechazado y llevado a
juicio. Si la Cámara de Apelaciones acepta esta propuesta, el gobierno deberá
presentar un proyecto al Congreso para levantar la prohibición de reapertura
del canje (daño político) pero si lo
rechaza, la Argentina deberá pagar la totalidad de la deuda o buscar caminos
alternativos de marginalidad (tremendo daño financiero). Es el precio de la
soberbia y de no haber sabido medir al
oponente, cegados por la impunidad que se permite el oficialismo en la política
doméstica.
No queremos despedirnos en este
día de Pascua sin mencionar una noticia positiva y alentadora. Los medios de
comunicación registran que inspirado por la palabra y los gestos del Papa
Francisco se ha producido en la Argentina
un reverdecimiento de la fe,
evidenciado en la multiplicación de la concurrencia a los templos y el
sorprendente aumento de asistentes al
confesionario en busca del sacramento de la reconciliación.
El crecimiento de la
espiritualidad y la consecuente aproximación a las normas y principios morales es una excelente noticia
sobre todo en una sociedad que ha sido llevada a niveles de confrontación
inéditos y que enfrenta una violencia cotidiana
y criminal que se cobra víctimas diariamente. Si el gobierno quiere
mostrar que su aproximación a las posturas papales es seria, cuestión que
despierta dudas a partir de la contumacia con que persiste en sus agravios
hacia distintos sectores, deberá modificar sustancialmente sus conductas o poner en evidencia su hipocresía. Para el
resto de la sociedad, es un soplo de
aliento y esperanza que nos hace mirar el futuro con mayor optimismo.
Quizás este nuevo espíritu nos
permita transformar la cuasi democracia argentina en una democracia plena y
real que responda a los sueños y a las esperanzas de todos los que habitamos
este querido suelo.
Un abrazo para todos y muy
felices Pascuas.
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NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.
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