COPAMIENTO DEL BATALLÓN DE COMUNICACIONES DE COMANDO
141 POR EL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP). 18 de febrero del año 1973
Por el Cnl (R-PPP) Juan Carlos Alsina.
INTRODUCCIÓN.
El
Batallón de Comunicaciones 141, en la actualidad, tiene su asiento en la localidad de La Calera,
provincia de Córdoba. Es una de las Unidades Militares que integra lo que se
conoce como CUARTEL UNIÓN. Dos hechos me unen a esta querida Unidad. Durante
los años 50 mi
Padre fue su Jefe y en los 70 fue mi primer destino como Oficial del Ejército
Argentino.
Cuando
en el AÑO 2009 lo visité por última vez me lleve una gran sorpresa. Ocurre que
en el año 1973 el Batallón, MI Batallón, fue
atacado y copado por EL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP). Si bien
se trata de un hecho tan doloroso como doloso…. OCURRIO. Conversando con
Oficiales, Suboficiales y Soldados destinados en la Unidad me doy cuenta de que
este episodio ha sido borrado de la conciencia colectiva de quienes prestan
servicios en la misma. Como si la GUERRA
CONTRA LA SUBVERSIÓN no hubiera ocurrido.
El
Batallón de Comunicaciones 141 tiene su página Web. Recorriéndola no se
encuentra NINGUNA referencia a este
gravísimo hecho. ¿Por qué? ¿Por qué se ha borrado todo lo que tuvo que ver con
esta GUERRA?
Como he escrito en otras oportunidades “El enemigo
está adentro”. Este CRETINO por ejemplo.
En los años 70 ya era Jefe. ¿No se enteró de nada? ¿Puede alguien ser tan
boludo? ¿Por qué no pidió la baja? Si hay responsabilidades ¿No es más
responsable que los Soldados, Suboficiales u Oficiales Subalternos ILEGALMENTE
DETENIDOS? CREO QUE ES UN COLABORACIONISTA Y TRAIDOR. Perdón a mi esposa por
las malas palabras empleadas.
Lo
que voy a relatar, el copamiento de una
Unidad Militar, por parte de DELINCUENTES “SOLDADO”… hoy
JÓVENES IDEALISTAS… todos
libres… muchos enquistados en los poderes del Estado Nacional y los Provinciales, no me lo contaron…
Es real. Estuve ahí.... Lo viví…
Pasaron 40 años. Probablemente cuando me ponga a
escribir descubra que hay muchísimos detalles que he olvidado. Es muy probable. Pero les puedo
asegurar que los acontecimientos del 18 de Febrero del 73 se hacen presentes
una y otra vez, en mi memoria. En forma insistente.
Ciudad
de Córdoba. Febrero de 1972. Tengo 22 años. Hace dos meses, en diciembre de
1971 egresé del Colegio Militar de la
Nación (CMN) con el grado de Subteniente del Arma de Comunicaciones. Fui
destinado al Batallón de Comunicaciones de Comando 141 en la ciudad de Córdoba.
Para quién escribe no se trata de una unidad militar más. Durante la década del
50, quien para mí fuera un SOLDADO EJEMPLAR, MI PADRE, fue Jefe del Batallón. Por ese motivo desde muy chico, 8 años, ya conocía sus
instalaciones. Ahora, como OFICIAL DEL EJERCITO ARGENTINO, integro la Unidad.
Cabe
aclarar que a esta altura de mi carrera, recién egresado, sobre la SUBVERSION sé muy poco. Habiendo
estado 5 años prácticamente viviendo dentro del CMN es muy poca la información
que sobre este tema ha llegado hasta mis oídos.
Es más.
Pronto descubriré que ni siquiera he sido instruido para combatir en el tipo de
GUERRA de la cual deberé participar.
Año
1973. Pasó un año desde mi llegada al Batallón. Hace uno días se produjo la
incorporación de la clase nueva al Servicio Militar Obligatorio. Como todos los
años, comenzamos con la instrucción de los Ciudadanos recientemente
incorporados. Con tal motivo, en esta oportunidad el grueso de la Unidad se
desplazó a la localidad de José de la Quintana, aproximadamente a 60 Kms de la
Ciudad de Córdoba.
Estamos
transitando lo que se llama “Periodo Básico”. Durante esta etapa
se instruye a la Clase recién
incorporada. Se le brindan los primeros conocimientos. Por mi jerarquía soy Jefe de una Sección.
Tengo a mi cargo 60 ciudadanos a los cuales debo instruir. Que responsabilidad...!!!! .... que lindo...!!!! También integran mi
sección 10 Suboficiales.
Como
adelanté, nos desplazamos desde el B COM Cdo 14 en la Ciudad de Córdoba hasta
la localidad de José de la Quintana, donde nos instalamos en carpas como
habitualmente se hace en campaña, formando lo que se denomina “VIVAC” (conjunto
de carpas e instalaciones de campaña para alojar una tropa).
En el
cuartel, como es habitual en estos casos, quedó
un pequeño destacamento integrado por algunos Oficiales, Suboficiales y soldados
pronto a irse de baja. Deben encargarse del mantenimiento y la seguridad de
las instalaciones hasta que lleguen, ya instruidos, los nuevos soldados. Los
que se encuentran en José de la Quintana.
Pido
perdón por lo reiterativo. Realmente estaba feliz. No solo tenía a mi cargo 60
nuevos ciudadanos, a los cuales debía instruir. Estábamos transitando el
periodo mas lindo del año militar. Estabamos viviendo en el terreno. Vivaqueando
en el medio de las sierras Cordobesas.
Estabamos en campaña, en un claro contacto con la naturaleza y con la
importante responsabilidad de capacitar a jóvenes ciudadanos para la defensa de
la Patria. Todo era como me lo había imaginado.
Esta etapa
duraba aproximadamente un mes. La instrucción se efectuaba de lunes a viernes.
Sábados y domingos los conscriptos realizaban tareas de Mantenimiento y Orden
Interno. Aprovechando este alto en la instrucción, el personal de cuadros,
Oficiales y Suboficiales, salía franco. Esta actividad, el franco, se realizaba
en dos turnos. El 50% permanecía con la tropa mientras que la otra mitad se
retiraba del vivac.
El
1er turno salía desde el Sábado a las 0800 de la mañana hasta el domingo a la
misma hora. El segundo turno lo hacia desde el domingo a las 0800 hasta el
lunes. Los casados regresaban a sus
casas. Los solteros, volvíamos al Casino de Oficiales y Suboficiales, nuestros
alojamientos en el Cuartel.
Ahora
si. Trataré de reproducir, con la mayor exactitud posible, los acontecimientos
del domingo 18 de Febrero de 1973. Al finalizar el relato haré algunas apreciaciones
personales sobre lo vivido y lo actual. Veamos que me acuerdo.
ASÍ LO VIVÍ.
Como
escribí, nos encontrábamos en José de la Quintana instruyendo a la clase recién
incorporada. El sábado 17 de febrero, no recuerdo porqué razón, me tocó salir
franco en el primer turno. Aproximadamente a las 0800 de la mañana, subimos a un
camión de la unidad en el cual nos
trasladaron hasta el cuartel del Batallón en la ciudad de Córdoba. Parque
Sarmiento.
Habremos
llegado a las 10 de la mañana. Los Oficiales y Suboficiales casados se
retiraron a sus domicilios. Los solteros nos dirigimos hacia nuestro
alojamiento en los Casinos.
Lo
que escribo a continuación no es un detalle menor. Mas adelante verán el porqué.
A un año
de egresados del Colegio Militar de la Nación (CMN) no era frecuente que los oficiales, mucho
menos los suboficiales, tuvieran auto. Yo tenía uno. Tenía un Fiat 600. Detrás
del edificio del Casino de Oficiales estaban las cocheras. Ahí lo guardaba.
No
puedo acordarme que hice durante el día de ese sábado 17 de febrero. Supongo
que después de habernos dado un baño, habremos almorzado y luego dormido una siesta.
Si recuerdo que a las 8 de la noche, subí a mi auto, y fui a cenar a la casa de
mi novia. Vivía cerca del cuartel, en Barrio Juniors.
¿Cómo
saber, que esa noche, las cosas ocurrirían en forma totalmente distintas a las
previstas?
Después
de cenar fuimos a bailar a un de los boliches de moda en Villa Allende. A las
dos y media de la mañana, según las indicaciones recibidas por sus padres, estábamos
de nuevo en su casa. Nos despedimos, subí a mi auto y salí para el Batallón.
En el
año 1973 el Batallón de Comunicaciones de Comando 141 estaba emplazado en
Parque Sarmiento. Limitaba al frente con la Av. Pablo Richieri. Al fondo con
una villa conocida como Barrio Chino y a
los costados con otras Unidades Militares. La separación física entre el Batallón y el
Barrio Chino, la parte posterior de la Unidad, era un paredón de aproximadamente dos metros y
medio de alto y 300
metros de largo.
El
Servicio de Vigilancia de la Unidad estaba formado por un Jefe de Guardia, dos
Sargentos de Cuarto, dos Cabos de Cuarto y ocho Puestos de Guardia.
El
edificio de la Guardia y tres de los puestos
estaban al frente del Cuartel, sobre la Avenida Richieri. Estos tres puestos coincidían con
los tres ingresos al Batallón. Puesto
Nro 1, frente a la Guardia de Prevención. Puesto Nro 2 Ingreso Vehicular.
Puesto Nro 3 frente al Casino de Oficiales.
Los Puestos de Guardia 6,7 y 8 cubrían el paredón que separaba las
instalaciones del Cuartel del ya mencionado Barrio Chino.
Los
dos restantes, 4 y 5 estaban ubicados,
uno en el Polvorín de la Unidad y el último en proximidades de la Panadería de
la Guarnición.
Vista aproximada de lo que fue el
Ballón de Comunicaciones de Comando 141 en el año 1973. Años después la unidad
fue trasladada a la Calera, Cuartel Unión, donde actualmente tiene su asiento.
Los predios de Parque Sarmiento ¿VENDIDOS?
Para los que no
están familiarizados con el funcionamiento de un Servicio de Vigilancia, les
cuento.
Cada Puesto de
Guardia está cubierto por un Soldado Centinela. Cada dos horas el centinela es
relevado. La función de apostar y
relevar a los Soldados la realiza uno de los Cabos de Cuarto.
Les recuerdo que
los Puestos de Guardia eran ocho. Entonces; cada dos horas, el Cabo de Cuarto reunía
a los ocho soldados entrantes, y formados, comenzaba a recorrer cada uno de los
Puestos de Guardia realizando los relevos. El Soldado Centinela saliente
ingresaba a la formación y el entrante quedaba en el Puesto. Finalizado el
relevo de los ocho centinelas, el Cabo de Cuarto y los soldados relevados regresaban
al edificio de la Guardia Central desde donde habían partido.
Aproximadamente
a las 0230 de la madrugada del domingo
18 de febrero, detuve mi auto frente al
portón de ingreso a la Unidad esperando que el Soldado de Guardia me permitiera
el ingreso. Volvía de la casa de mi novia. Se aproxima el soldado, me reconoce
y abre el portón. Me dirijo entonces a las cocheras ubicadas detrás del Casino de Oficiales donde
habitualmente estacionaba mi auto. Bajo y comienzo a caminar. Debía recorrer
una distancia de aproximadamente 50 metros atravesando un pequeño portón de
madera y el jardín que rodeaba al Casino. La iluminación era mala. Se veía muy
poco. Pero esto era normal.
No
había caminado mas de 2 0 3
metros cuando siento que me chistan. Me detengo y me doy
vuelta. Veo a tres soldados que corren en mi dirección. No distingo sus grados
ni sus facciones. Si veo claramente sus uniformes. Me llama la atención que no
me hayan reconocido pero más aún que me chisten. No era normal.
Cuando
llegan a mi lado uno de ellos me toma de la muñeca y me apunta con una pistola en la cabeza. Los
otros dos estaban armados con FAL. Les miro las caras y no los reconozco. Eran SOLDADOS pero no del Cuartel. Con uno de ellos, con el que me
apuntaba con la pistola, se produce el siguiente dialogo:
- “SOLDADO”: ¿Quién es usted...?
- YO: Subteniente Alsina. ¿Y ustedes quienes
son…?”
- “SOLDADO”: Quédese tranquilo Subteniente. Soy el Capitán Galván del Regimiento de
Infantería 14. Estamos realizando un Ejercicio ordenado por el General CÁNEPA. Y
agrega….”Ya va a ver mañana lo que pasa con su Jefe”. Aclaración. El General CÁNEPA era el Comandante de la
Brigada de Infantería Aerotransportada IV.
El
Regimiento 14 de Infantería tenía sus Cuarteles en la localidad de La Calera,
muy próximo a la ciudad de Córdoba. Realmente creí lo que este “CAPITÁN” me decía.
Es más. Para mis adentros pensé “Infantes
de mierda, nos están tomando el cuartel”. También era claro que no me iban a
pegar un tiro.
Sin
dudarlo di un tirón con el brazo que me sujetaban, me solté y comencé a correr hacia el Casino. El “CAPITÁN” y
los dos “SOLDADOS” corrieron detrás de mí.
Cuando
llego al portón de madera que separaba las cocheras del jardín del Casino, un
número que no puedo precisar de soldados,
ya estaban en el jardín, se me tiran encima. Caigo al suelo. Cuando
intento levantarme recibo un golpe en la cabeza que me deja sin conocimiento.
No se
cuanto tiempo estuve inconsciente. Cuando recobro el conocimiento siento que no
puedo moverme. Estoy tirado en el suelo, boca abajo. Tengo las manos y los pies
atados. Después vería que las manos estaban esposadas y los pies atados con
alambre. Que las esposas no eran como las que usan los policías y todos
conocemos. Eran distintas. Eran artesanales.
Levanto
la cabeza y veo el Polvorín. Las paredes escritas con leyendas y estrellas del
ERP. Que tonto había sido. Recién ahí, en ese momento me doy cuenta que no se trataba de
soldados del Regimiento de Infantería 14. Que no se trataba de un Ejercicio
Militar. Que no había estado conversando con un “CAPITÁN”.
Recién ahí me doy cuenta que el EJERCITO
REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP) había
copado mi Unidad.
Siento
un golpe en la espalda y una voz que me dice “Bajá la cabeza Hijo de Puta que te pego un tiro”. El que habló me
tapa la cara con un trapo y me dice “Así
que sos el Subteniente Alsina. De esta no salís vivo pendejo”. Pensé para mí….
“Marrón (mi sobrenombre familiar), fuiste”.
Calculo
que debo haber estado en esa posición entre
1 y 2 horas. Durante ese tiempo el “SOLDADO” que
me vigilaba, reiteradamente cargaba su fusil, lo apoyaba en mi cabeza y disparaba.
Se reía y me decía ¿Y si la próxima es
de verdad...????”. Cuando sentía que la corredera del FAL se movía, que
supuestamente el arma se cargaba apretaba los puños esperando la salida del
disparo.
En
ese momento me di cuenta que durante mis 5 años en el CMN me habían preparado
para situaciones difíciles. No sentí miedo. Si mucha bronca por lo que estaba
pasando. Además no era razonable que me pegaran un tiro. Al menos hasta ese
momento no había escuchado ninguno. Si me disparaban alertarían a las Unidades
vecinas. Pero si esperaba un culatazo en
la nuca. Eso no hubiera hecho ruido. Cuando el “SOLDADO” se
movía yo tensaba los músculos esperando el golpe. Durante el tiempo que duró
esto, no veía porque tenía la cabeza tapada, si escuchaba que iban trayendo a otros
soldados.
Comenzaba
a amanecer cuando me levantan entre dos “SOLDADOS” y
me dejan dentro del Polvorín. Cierran la puerta. Ya estaban adentro los soldados que habían sido reducidos
igual que yo. Serían las 0500/0530 de la mañana. Uno de los soldados me dice “Mi Subteniente,
me solté las manos”. Le pido que intente
soltarme. Lo logra con bastante facilidad. Me saco los alambres que me ataban
los pies y le sacamos las esposas al resto de los soldados.
Uno de los ellos, no recuerdo su nombre, estaba muy
lastimado. En el momento del copamiento estaba apostado en el
Puesto Nro 6 en el fondo del Cuartel, contra el paredón que nos separaba del
barrio Chino. Sorprendido por los TERRORISTAS
se negó a entregar su arma. Lo golpearon hasta hacerle perder el conocimiento y
reventarle un ojo.
Ya
liberados de las esposas comenzamos a forzar la puerta del Polvorín hasta que
logramos abrirla. Nos encontramos con un “SOLDADO” que apuntándonos con un FAL y a los gritos nos
hace ingresar nuevamente. Cierra la puerta. Alguien llama al “SOLDADO” que
nos custodiaba y este sale corriendo.
Volvemos
a salir del Polvorín. Indico a los soldados que den el alerta en la Guardia de
Prevención y en los Casinos de Oficiales y Suboficiales. Acompañado por otro Soldado
llevamos en mi auto al Soldado herido al Hospital Militar, aproximadamente 6/7
cuadras de donde nos encontrábamos.
Cuando
regreso al Batallón me encuentro en la Guardia con el 2do Jefe de la Unidad, el
Jefe de Día y creo que también estaba el Comandante del III Cuerpo de Ejército.
En realidad había muchísimas personas. Policías, personal de Inteligencia, etc.
TODO ERA UN CAOS.
Me
retiro a mi habitación en el Casino. Me siento en la cama. Me duele la cabeza.
Me toco y siento un chichón en la nuca. Comienzo a repasar lo vivido. Algo me
incomoda. Me levanto y saco de uno de
los bolsillos del vaquero mi reloj y la
billetera. Claro; para ponerme las esposas debieron sacarme el reloj. Reviso la billetera. Estaba el
dinero, las fotos, los documentos. Solo
faltaba la CÉDULA MILITAR. Este tampoco es un detalle menor.
Hasta
acá un relato de lo que viví
durante la madrugada del 18 de febrero de 1973, desprovistos de toda
apreciación personal. A partir de ahora, el relato de lo ocurrido durante esa
noche a partir de los testimonios obtenidos y por último mis apreciaciones.
ASÍ FUE el Copamiento del Batallón.
Hay
dos hechos que fueron esenciales.
- La existencia de un TERRORISTA INFILTRADO. En
este caso, el “SOLDADO”
GIMÉNEZ.
- Las facilidades que hasta ese momento tenían
los Soldados para cambiar entre ellos los turnos de guardia. Esto permitió
que el TERRORISTA INFILTRADO, “SOLDADO”
GIMÉNEZ, el día 18 de febrero de
1973, en el turno de 1 a
3 de la mañana fuera el centinela en el Puesto Nro 7. Este puesto de
guardia era uno de los 3 que cubrían el paredón que separaba las
instalaciones de la Unidad del barrio Chino y por donde ingresaron los TERRORISTAS del ERP.
Entre
la 1 y las 3 de la madrugada del 18 de febrero, el “SOLDADO”
GIMENEZ, TERRORISTA INFILTRADO, cumplía las funciones de Centinela en el Puesto
Nro 7. Su consigna; “Custodiar el
paredón que separaba las instalaciones del cuartel del Barrio Chino”.
Por
este lugar, a partir de la 1 de la madrugada comienzan a ingresar al cuartel
entre 50 y 60 TERRORISTAS pertenecientes al EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP). En su gran mayoría
vestían uniforme militar. (A quien se le dificulte entender el relato le pido
antes de continuar vuelva a leer los párrafos resaltados en verde).
El “SOLDADO” GIMENEZ durante un año había sido
compañero y AMIGO de los soldados
que circunstancialmente esa noche estaban de guardia y que posteriormente
traicionó. Acompañado de otros “SOLDADOS”
UNIFORMADOS se aproxima al puesto de guardia Nro 8, sorprende al Centinela, lo
reduce y lo reemplazan
por un “SOLDADO” TERRORISTA.
Inmediatamente
se dirigen al Puesto Nro 6 donde nuevamente sorprenden al Soldado apostado.
Igual que en el caso anterior GIMENEZ le
dice al soldado de guardia algo así como: “Che Negro dame el arma que estamos
tomando el cuartel”, a lo cual el SOLDADO
se niega. Mientras otros lo agarraban, GIMENEZ comienza a pegarle culatazos con el FAL hasta
hacerle perder el conocimiento y REVENTARLE un ojo. Este es el “SOLDADO”, verdadero HÉROE aún hoy DESCONOCIDO, que más tarde llevé al Hospital Militar Córdoba. Lamento no recordar
su nombre.
A
esta altura, el EJERCITO REVOLUCIONARIO
DEL PUEBLO se había adueñado de los
Puestos de Guardia 6, 7 y 8. Ahora solo les faltaba esperar que llegara el Cabo
de Cuarto a realizar los relevos. A las
3 de la mañana, desde la Guardia de Prevención el cabo de Cuarto sale con los 8 Soldados entrantes. Al
llegar al Puesto Nro 6 es sorprendido y reducido por un importante Nro de “SOLDADOS” que
a las órdenes de un “CAPITÁN” le
hacen creer que se trataba de un Ejercicio Militar.
GIMENEZ y
otros 8 “SOLDADOS” SIMULANDO
ser el RELEVO regresan a la
Guardia. Un Soldado les da el alto: “Alto quién vive”. Recibe como respuesta “SOY GIMENEZ”, con lo cual el Soldado
que les había dado el alto se queda tranquilo. Ya en la Guardia, sorprenden al
personal que ahí se encontraba incluido al jefe de Guardia. El cuento siempre
fue el mismo. Un ejercicio que realizaba el Regimiento 14 de Infantería. Creíble
por los uniformes, el aspecto de los “SOLDADOS”, el
conocimiento que disponían y los términos que usaban.
Tomada
la Guardia Central, copar y reemplazar a los centinelas de los Puestos de
Guardia 1, 2, 3, 4 y 5 fue muy sencillo.
LA UNIDAD HABÍA SIDO COPADA.
Robaron
el Polvorín y la Sala de Armas de la Compañía Comando y Servicios. Aclaro que
había otras dos Compañías. Las Compañías A y la B. Cada una con su propia Sala
de Armas. Estas no fueron tocadas.
Subieron
el material sustraído a un camión UNIMOG que también robaron. Con este camión
se desplazaron hasta el barrio “Los Naranjos”, a unas 20 cuadras del cuartel.
Pasaron el material y armamento a otros vehículos y desaparecieron en distintas
direcciones. Antes de ello, prendieron fuego al UNIMOG.
Fue
un golpe muy duro. El caos, la confusión, la desorganización duró varios días.
Se ordenó hacer un inventario de lo faltante. No era el momento adecuado. Habría
que haber esperado y actuado con más calma. Los inventarios fueron mal
confeccionados. Nunca se va a saber
realmente todo lo que se llevaron. Un Polvorín y una sala de Armas casi
completas. Se habla de 250 armas entre fusiles ametralladores, fusiles automáticos,
pistolas ametralladoras, lanzagranadas y pistolas semiautomáticas. A esto
habría que sumarle cajas de munición de distintos calibres, granadas,
cargadores, cascos, sables bayonetas, anteojos de campaña, etc.
MIS
APRECIACIONES
1.
TERRORISTA INFILTRADO. “SOLDADO” GIMENEZ
Un
elemento esencial en el copamiento del Batallón fue la participación e
información obtenida por un TERRORISTA
INFILTRADO. En este caso el “SOLDADO”
GIMENEZ.
El “SOLDADO”
GIMENEZ no fue un conscripto más. Fue un conscripto destacado. A lo largo del
año que estuvo INFILTRADO (1972/1973), su excelente comportamiento y
disposición le permitieron ganarse la confianza de sus compañeros y superiores.
Destinado internamente en la Compañía Comando y Servicios cumplió las funciones
de AUXILIAR en la Sala de Armas
de la Subunidad. Posteriormente pasa a desempeñarse como AUXILIAR
en la Jefatura de la Unidad. No
cualquier soldado cumple estas funciones.
Claramente
este TERRORISTA INFILTRADO, “SOLDADO”, hizo
un excelente trabajo. En todo sentido. Respecto al armamento sustraído, no es
casualidad que la SALA DE ARMAS que fue robada es donde EL se desempeño como AUXILIAR. Tampoco fue casualidad que EL fuera uno de los pocos soldados que permaneció en el cuartel cuando
la Unidad se trasladó a José de la Quintana. Tampoco fue casualidad que EL fuera quién estuviera apostado esa noche entre la 1 y las 3 de la
mañana en uno de los puestos de guardia que daban al barrio Chino. Fue EL quién goleó al Soldado que se negó a entregar su armamento REVENTÁNDOLE
un ojo. Fue EL
quién obtuvo la información y confeccionó los planos que permitieron las
acciones que finalizan con el Copamiento del Batallón. Lo que se conoce como un
GRAN HIJO DE PUTA. Que me perdone mi esposa que me pidió no usa malas palabras.
Unos meses después de
este lamentable hecho, se producía el Copamiento del COMANDO DE SANIDAD DEL EJÉRCITO
en la Ciudad de Buenos Aires. Nuevamente un TERRORISTA INFILTRADO resultó fundamental en la ejecución de esta nueva acción de guerra
por parte el EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP). En este caso, el
entregador fue el “SOLDADO” HERNÁN INVERNIZZI (hijo de la
psicóloga Eva Giberti, psicóloga reconocida quién seguramente habrá usado sus
relaciones para incorporar a su hijo como soldado en ese destino). Con toda
seguridad este TERRORISTA
disfrazado de SOLDADO tuvo durante el año que “prestó servicios” el mismo
comportamiento distinguido que tuvo GIMENEZ.
Con toda seguridad este “SOLDADO
INFILTRADO” también supo ganarse la confianza y afecto de sus compañeros y
superiores. Este “SOLDADO” INVERNIZZI es hoy funcionario público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
y también un GRAN HIJO DE PUTA. Nuevamente que me perdone mi esposa.
Siembra
TORMENTAS y cosecharás TEMPESTADES.
Lamentablemente
no aprendemos. Desde el mismo ESTADO, 40 años después, continúan sembrando ODIO
y fomentando la división entre los argentinos.
2.
FUE UNA GUERRA.
Fue
una GUERRA. No la guerra convencional para la que fui
instruido pero FUE UNA GUERRA. Fue una GUERRA contra ELEMENTOS IRREGULARES, CAPACITADOS, ORGANIZADOS y con la LOGÍSTICA
adecuada para actuar en el tipo de contienda que ellos eligieron. Desde la clandestinidad, celularmente, sorpresivamente y sin ningún
tipo de límites éticos o morales. Así es la guerra revolucionaria. Asesinar,
torturar, matar niños y ancianos, traicionar, atentar, robar. TODO VALE para sometiendo
por el terror, llegar al PODER. Y ellos sabían que la réplica se iba a
producir. Y también estaban preparados para ello.
Entiendo
que fuimos sorprendidos. No teníamos ni la instrucción ni la información
necesaria para la contienda que nos
presentaron y a la que un gobierno democrático nos ordenó enfrentar. Debimos aprender sobre la marcha. Nos costó muchas vidas.
Los TERRORISTAS que atacaron al B COM Cdo
141 SI FUERON INSTRUIDOS PARA EL TIPO DE GUERRA a la que nos llevaron. Veamos el porqué de mi afirmación. El “CAPITÁN” y
los dos “SOLDADOS” que me sorprendieron en la noche del 18 de
febrero:
- Vestían correctamente el uniforme militar. Motivo según las leyes de la guerra para ser considerados espías o
partisanos y perder los derechos de un soldado regular.
- Utilizaban terminología militar.
“Ejercicio, neutralización, grado militar, nombre de unidades, nombre de
autoridades militares”. El trato hacia mi fue el de un Capitán a un Subteniente.
- Conocían como estaba organizada la Guarnición Militar
Córdoba, y a sus autoridades.
- Sabían, me adelantaron, que luego de la toma, “Ejercicio
Militar” según ellos, el Jefe del Batallón sería relevado de su cargo. Fue relevado al día siguiente.
- En algún momento me sacaron el reloj para ponerme
las esposas. Podrían habérmelo robado. Lo pusieron en uno de los bolsillos. Podrían
haberse llevado mi billetera. Había dinero, fotos y documentos. Solo se
llevaron la “Cédula Militar”. NO ERAN
LADRONES COMUNES.
- Aproximadamente a las 4 de la mañana ingresaron al
Casino de Oficiales desde la Av. Richieri dos Oficiales. El Puesto de Guardia
Nro 3, instalado para custodiar ese ingreso ya había sido copado por los
TERRORISTAS y el Soldado Centinela reemplazado por un “SOLDADO” del
EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP).
Al ingresar estos dos Oficiales son saludados militarmente por el “SOLDADO” allí
apostado. Estos Oficiales se dirigen a sus respectivos alojamientos sin que
nada llame su atención.
3.
ME SIGO PREGUNTANDO
Hoy,
40 años después me pregunto. ¿Porqué los MEDIOS,
la JUSTICIA, la SOCIEDAD se escandalizan tanto porque el Capitán ASTIZ se habría infiltro en la organización Madres? ¿No lo
hicieron mucho antes GIMENEZ,
INVERNIZZI, ÚRIEN? Y además el
Estado hoy les da trabajo.
¿No
suena raro? ¿No se trata de una situación INJUSTA y un comportamiento
HIPÓCRITA?
Claro.
Ellos y/o sus familiares desde el mismo Estado o integrando organizaciones de
“SEUDOS DERECHOS HUMANOS”, 40 años
después continúan sembrando ODIO y dividiendo a los argentinos.
El Capitán ASTIZ cumplió
con una tarea normal en toda GUERRA. El Capitán ASTIZ actuó en el contexto de las “LEYES Y REGLAMENTOS MILITARES.
EL Capitán ASTIZ cumplió órdenes. El
Capitán ASTIZ y cientos de otros Camaradas de las FFAA,
FFSS y FFPP, hoy ILEGALMENTE PRIVADOS DE
SU LIBERTAD, en un futuro no muy lejano deberán ser reconocidos por los SERVICIOS PRESTADOS A LA PATRIA.
Los DELINCUENTES TERRORISTAS, amparados por la prescripción de los
hechos, al menos deberían tener una CONDENA
SOCIAL. Caso de KUNKEL, BONASSO, ANGUITA, GULLO, o los “SOLDADOS ENTREGADORES” GIMENEZ, INVERNIZZI, ÚRIEN , etc, por nombrar algunos, todavía aceptados por la sociedad en general
y por sus pares en particular (Políticos, Funcionarios Públicos, Periodistas).
Para no quedarme con una espina. Tomemos por ejemplo el caso de DANTE GULLO.
El periodista ANTONIO LAJE cuando lo entrevista, lo trata
amigablemente, afectuosamente por su nombre de pila. “DANTE”
le dice.
¿No conoce LAJE la historia de este SORETE? ¿Hay violencia que esta
mal y otra que se puede justificar? ¿No es lo que hacen LAJE Y DEMÁS
PERIODISTAS? Perdón nuevamente a mi querida esposa.
4.
PRIMERAS ENSEÑANZAS. Luego vendrían muchas más
- El Uniforme no identifica.
- Hace falta tiempo y espacio para reducir el factor sorpresay facilitar la reacción ante un posible ataque. Para ello se construyeron Puestos de Guardia elevados y se mejoró la iluminación del Cuartel.
- Se modificó el procedimiento para designar los Soldados de Guardia, como fechas del servicio y puestos a cubrir. Esta información pasó a ser reservada.
Buenos
Aires, 17 de febrero de 2013
Cnl (R-PPP) Juan Carlos Alsina
CN. Artículo 18 “Ningún habitante de la Nación puede ser
penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni
juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa...." VIVA LA PATRIA…..!!!!!!
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