viernes, 21 de marzo de 2014

¡HONOR Y GLORIA! A LA PEQUEÑA GRAN REPÚBLICA DE PANAMÁ

Por Mauricio Ortín       

La diputada nacional venezolana, María Corina Machado, corre serio riesgo de ser confinada en las mazmorras del régimen fascista de Nicolás Maduro. El Estado chavista la acusa o, mejor dicho, pretende hacerla responsable por los crímenes de los que él mismo comete. En Venezuela, el Parlamento y la Justicia dependen directamente de las órdenes del poder ejecutivo y éste, a su vez, de la dictadura cubana. Maduro destituye de sus cargos a alcaldes opositores con el cínico argumento de que conspiran para destituirlo. La valentía y dedición explicada por esta  señora para enfrentar a la brutalidad al régimen chavista está suficientemente acreditada más, que por sus actos legislativos y denuncias, por las agresiones verbales y físicas que ha recibido de energúmenos del oficialismo. Un caso, entre otros, que ilustra lo anterior es el sucedido en medio de una sesión y en el seno mismo de la Asamblea Nacional. En dicha circunstancia la diputada chavista ,Nancy Asencio, sorprendió con una cobarde trompada a María Corina Machado. Acto seguido, sin entender bien lo sucedido, la agredida se acercó a la presidencia de la Cámara, a Diosdado Cabello; pues bien, en ese preciso instante fue tomada brutalmente por el cuello, arrojada al suelo y pateada por la misma Nancy Asencio ante la actitud sonriente del desvergonzado Cabello. No fue la única víctima, ese día, de los gorilas “bolivarianos”. Pero, la infamia no terminó allí porque ante la denuncia de los hechos el régimen salió a desmentirlos. Nancy Asencio, en una entrevista televisiva en la que se mostraba con un cuello ortopédico, negó terminantemente haber golpeado a la diputada opositora; a quién, además, acusaba de embustera. Pero, como la mentira tiene patas cortas, la verdad llego súbita e incontrovertible gracias los celulares que filmaron los hechos tal cual sucedieron. Sin posibilidad de una excusa decente, el payaso inmoral que detenta el poder en Venezuela, victimizó y justificó a Nancy Asencio con un grosero infantilismo de su cosecha. Mintió, lesionó y ultrajo a una representante del pueblo, avergonzó al Parlamento todo y la diputada-delincuente no recibió siquiera un tirón de orejas.
La que, en cambio, está a punto de ser desaforada y encerrada en tiempo record es María Corina Machado. La urgencia viene que un acontecimiento singular está próximo a realizarse. Sucede que, en medio de la insensibilidad y falta de compromiso con el sufrimiento de los perseguidos venezolanos que campea en los gobiernos latinoamericanos, el gallardo gobierno de la pequeña pero gran República de Panamá “hace pata ancha” y se juega por sus hermanos caribeños. Ello así, a través de la invitación del gobierno panameño a la diputada para que, en la próxima reunión del Concejo Permanente de la OEA, de su versión sobre la violencia política que afecta a su país, Arturo Vallarino, embajador de Panamá en dicho organismo, agregó además que, si los demás países (como se presume) no aceptan esta invitación, su gobierno cederá el espacio soberano que le corresponde a la señora María Corina Machado ¿Cuál será la actitud de la OEA y de su, insulso, Secretario General? A juzgar por la despreocupación que evidenciaron los países miembros ante las caratas de insultos que vomitó Nicolás Maduro contra el organismo interamericano, no hay mucho que esperar. Porque, cuando se dicen preocupados por el “Estado de Derecho” venezolano, lo que verdaderamente hacen es blanquear el fascismo chavista con eufemismos. No hubo ni un solo gesto de solidaridad con la diputada salvajemente apalizada por parte de las presidentes Dilma Rousseff o Cristina Kirchner. Tampoco de los otros mandatarios latinoamericanos que siguen creyendo que es una democracia a preservar, un gobierno que, impunemente, golpea, encarcela y asesina a los opositores.


El problema (más que de Venezuela, de América Latina) es moral antes que político. Ello porque, gracias a Internet, a la vista de todos hablan los hechos y no es de personas decentes el negarlos o disimularlos. Mas, no todo está perdido; porque contra el fascismo y contra los pusilánimes que le temen, plantando bandera, allí están María Corina, el digno Panamá y los que no nacimos para esclavos.
                                         
NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.



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