miércoles, 26 de febrero de 2014

UNA LECCIÓN MAGISTRAL


Una  mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:

- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Juan, señor.
- ¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más!  Gritó el desagradable profesor.

Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la  clase. Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.

- Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?...

Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta: "Para que haya un orden en nuestra  sociedad". "¡No!" contestaba el profesor. "Para cumplirlas" "¡No!"   "Para que la gente mala pague por sus actos". "¡¡No!! ¡¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?!"...

"Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica. "¡Por fin!  Eso es... para que haya justicia.   Y ahora ¿para qué sirve la  justicia?" Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera.  Sin  embargo, seguíamos respondiendo:
- "Para salvaguardar los derechos humanos"
- "Bien, ¿qué más?", decía el profesor.
- "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"...
- Seguir...
- "Para premiar a quien hace el bien."
- Ok, no está mal pero... respondan  a esta pregunta  ¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?.... Todos nos quedamos callados, nadie  respondía.  
- Quiero una respuesta decidida y unánime.
- ¡¡No!!- dijimos todos a la vez.
- ¿Podría decirse que cometí una injusticia?
- ¡Sí!
- ¿Por qué nadie hizo nada al respecto?  ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía  para llevarlas a la práctica?  Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más! Vete a buscar  Juan,  dijo mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho. Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad, y la dignidad no se negocia.          



ARGEN/ZUELA Y VENE/TINA

"Cuando la injusticia se convierte en ley,
la rebelión se convierte en un deber"
Thomas Jefferson

El Pajarico Chitico, despreciando toda institucionalidad y a contramano de lo que dispone la propia Constitución sancionada por Hugo Chávez, mantuvo su cargo como Vicepresidente después de la muerte de aquél, fue a Cuba a firmar un trascendental acuerdo con la dictadura castrista y, finalmente, se consagró Presidente en una fraudulenta elección. A partir de allí, se hizo de los poderes judicial y legislativo, de la mayoría de los cargos en los distintos estados y alcaidías, y comenzó una exitosa campaña para silenciar a la oposición y a la prensa libre.

Pero la torpeza del régimen y su gigantesca corrupción desplomó la producción de petróleo y gas y hoy sus aún monumentales ventas a los Estados Unidos no le permiten importar los alimentos y los medicamentos necesarios para satisfacer las más elementales necesidades de su pueblo; con la inflación más alta del mundo, Venezuela soporta una diferencia cambiaria sideral entre sus mercados oficial y blue. Ante la protesta social, encabezada por los estudiantes, militarizó totalmente a la administración pública y creó distintas organizaciones armadas que asuelan los barrios y comunas atemorizando y hasta matando a los opositores.

Así, el régimen no parece tener otro destino que parecerse, cada vez más a Cuba, cuyos vetustos líderes necesitan, como de la sangre misma, del enorme oleoducto virtual mediante el cual Caracas le suministra gas y petróleo por más de US$ 10.000 millones anuales. Sin ese masivo apoyo, los Castro verían naufragar definitivamente su "paraíso"; es por ello que, en defensa propia, contribuyen con más de sesenta mil "asesores" armados a sostener a esta tristísima Venezuela actual, muchos de los cuales integran las fuerzas armadas y los grupos parapoliciales que asesinan a mansalva.

El pueblo venezolano, mucho más aguerrido y comprometido que el argentino, está poniendo toda su carne, literalmente, al asador del chavismo, y ya la luctuosa cuenta llega a los once muertos y más de setecientos heridos; a la violencia y a la inseguridad cotidianas -en Caracas se producen más homicidios que en Bagdad-, ahora se suma la represión a la protesta que, con seguridad, seguirá engrosando ese penoso balance.

El otro aspecto que, pese a esperable, no deja de llamar la atención es el silencio en que se han sumido los organismos de falsos derechos humanos argentinos frente a la masacre de la población civil, sobre todo de estudiantes, y a los dichos del pandillero D'Elía. Demuestran así, una vez más, cuán sesgada es su posición, dependiendo de su afinidad o lejanía del régimen que los viola.

Pese a la preocupación que embarga a los argentinos por una eventual réplica local de esa forma terrible de chavismo, y a los ingentes esfuerzos que hace el kirchnerismo duro para lograrlo, debemos recordar por qué no resulta posible transpolar aquí algo similar. En primer término, porque la ciudadanía argentina no está dispuesta a ocupar diaria y masivamente las calles, sea a favor o en contra del Gobierno; segundo, porque la crisis económica aún no reviste punto de comparación y, finalmente, por esa organización militar y paramilitar que allí respalda al régimen. Debemos agradecer que, cuando disponía de poder para hacerlo, don Néstor prefirió enriquecerse y ahora su viuda, rodeada de incapaces y de ladrones, carece de los medios para triunfar.

Y aquí es donde entra una necesaria mirada sobre el Ejército y el rol de su jefe, el Espión Milani. Quien ha tenido la paciencia de seguir estas notas, sabe cuántos parecidos encuentro entre el jefe actual y Massera, ese degradado y criminal almirante que, en pos de un proyecto político personal, hizo cuanto consideró necesario -el asesinato para robar, inclusive- para crecer y concretarlo. Doña Cristina, por defender su ascenso al grado de Tte. General, ha pagado en meses recientes un costo sideral al ignorar las graves acusaciones de enriquecimiento ilícito y de violador de los derechos humanos que, en el caso de otros militares contemporáneos a éste, los han llevado a la cárcel y a la muerte.

Sin embargo, parece no percibir que ella misma es un escalón más en la elevación del Espión a la cúspide a la cual cree ser llamado por su destino, otro de los que antes fueron Garré, Puricelli, el Perro Verbitsky y hasta la propia Madre Bonafini. Debiera la Presidente recordar qué papel jugó Massera en las postrimerías de la presidencia de Isabelita Perón y, sobre todo, una de las últimas frases de Salvador ChichoAllende, poco antes del golpe de 1973 en Chile: "Llámenlo a Arturito (por Pinochet), que es un leal amigo nuestro".

Volviendo, en especial, a la muerte de otro bombero víctima del incendio del depósito de Iron Mountain, la ciudadanía debe exigir el rápido e inobjetable esclarecimiento de las circunstancias que rodearon su inicio. Debemos saber ya mismo cómo comenzó y, sobre todo, qué se quemó. No debemos permitir que la Justicia, como sucede con el crimen de Once, cuyo segundo aniversario fue conmemorado ayer con críticas gravísimas a la propia Cristina, permita que los responsables, si los hubo en el caso de Barracas, sigan libres y disfrutando de sus fortunas tan manchadas de sangre.

Como seguramente recordará, hace meses que denuncio que el Gobierno, sobre la base de las mentirosas estadísticas del INDEC, pagará a los tenedores de bonos atados al crecimiento del PBI, entre US$ 3 y 4.000 millones; si todos los bancos internacionales, los analistas independientes y las agencias que la Argentina no crecería, ¿qué otros pudieron comprar esos bonos que no fueran aquéllos que sabían que podían manipular los datos oficiales? Para mí absoluta consternación, ese pago fue confirmado el jueves, por lo cual se transformará en el último saqueo a lo que, alguna vez, fue una nación.

El llamado a la movilización cívica del 13 de marzo (#13M, en Twitter) continúa con fuerza, pero aún no se ha logrado la esencial unificación de las consignas; si no consiguiéramos tal cosa, sólo será una manifestación más, que doña Cristina (cliquear: http://vimeo.com/10675039 ) mirará por televisión, que no producirá efecto alguno y agudizará la frustración. Por ello, renuevo mi pedido en ese sentido a los distintos convocantes, pues ya queda muy poco tiempo para la fecha señalada. Para sostener mis dichos, basta con ver qué sucedió en Ucrania, donde las manifestaciones populares obligaron al Parlamento a destituir al Presidente y llamar a elecciones.
Esta semana nos dirá mucho acerca de qué pasará en las negociaciones paritarias. Sus resultados serán determinantes para el futuro inmediato, ya que las aisladas medidas adoptadas por el Banco Central para detener la sangría de reservas, sólo podrán extender sus efectos hasta junio y si, para entonces, el Gobierno no hubiera explicitado un plan antiinflacionario creíble (que, necesariamente, deberá incluir el reemplazo de quienes tienen a su cargo la economía), el temporal regresará con más fuerza aún.

Bs.As., 23 Feb 14


Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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CARTA DE LECTORES


PRESOS POLÍTICOS
En su artículo de anteayer, titulado "Cuando la política desvirtúa la justicia", Luis Alberto Romero aborda uno de los temas de mayor vigencia: que por la justicia imperante no se trata de si el acusado es culpable o no, porque los juicios están "armados", contrariamente a lo que en materia judicial se llama "a derecho". Concurro frecuentemente a visitar amigos presos políticos a la cárcel de San Luis y lo que digo lo compruebo cada vez que acudo allí. Romero menciona la frase del secretario de Justicia, Julián Álvarez, ("Quisiera que los jueces hagan política a través de sus sentencias") y cita a un alumno suyo que, al referirse al juicio de su padre, preso político, señala: "No vi nada nuevo, jueces que opinaban; defensores hostigados; fiscales y abogados que indicaban a los testigos lo que debían decir; cambios notables respecto de sus testimonios; tribunas vociferantes. Todo ponderando, explícita o implícitamente, la gesta de las organizaciones armadas de los años setenta".

¿Es ésta la década ganada en materia de justicia?

Adrián Canteros
DNI 22.631.951

PRESTIGIO DEL EJÉRCITO
Señores del glorioso Ejército de mi patria, creo que están yendo por mal camino al trabajar junto con la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Luego de que se descubrieron el mal manejo de los fondos y delitos en la mencionada asociación, sería prudente que no arriesgaran el ganado prestigio, la honorabilidad y la hombría de bien de sus integrantes, al menos no hasta que la Justicia se expida en profundidad sobre este lamentable caso.

Rafael E. Madero

DNI 8.558.733

LOS JUICIOS A MILITARES Y LAS HERIDAS SIN CERRAR
En los juicios de lesa humanidad, verdadero resultado de idas y vueltas de una Justicia títere al servicio del poder político, se recrean hechos de hace casi 40 años con una parcialidad manifiesta que ha llevado a invertir la carga de las pruebas. Militares y policías que deben demostrar su inocencia por el sólo hecho de serlo.

Fiscales y querellantes presionan y amenazan arbitrariamente a jueces timoratos con la pérdida de cargos obtenidos por el camino de la política y no del mérito. Son juicios animados e impulsados por fuerzas no positivas que no cierran heridas en la sociedad, sino que de ese modo las profundizan.

Malena Gandolfo

REVANCHISMO
Soy hijo de un preso político detenido en Marcos Paz. Mi padre (Gustavo Demarchi) fue fiscal federal en Mar del Plata durante el gobierno de Isabel Perón y ejerció dicho cargo en épocas difíciles. Está procesado en una causa política por hechos de 1975, armada por actores políticos en un claro revanchismo, a tal punto de que le ordenó la detención un juez subrogante sin acuerdo del Senado y deudor de mi padre. Asimismo, el fiscal interviniente tampoco cuenta con acuerdo del Senado y quienes fueron acusados por él son hoy testigos de cargo sin que ni siquiera se los considere comprendidos en las generales de la ley.

Coincido con las cartas de Aníbal Guevara Bianchi y Lorena Belén Moore (a quienes no conozco). Los derechos humanos son hoy en nuestro país una excusa para satisfacer intereses personales u ocultar negocios. Son esgrimidos por muchos ex terroristas, quienes usan su poder con la aquiescencia de un Poder Judicial al servicio del régimen imperante. La historia pondrá las cosas en su lugar, pero lamentablemente será tarde para volver atrás los años perdidos en injustas detenciones.

Juan Manuel Demarchi
DNI 21.904.002

MILITARES PRESOS
Estoy totalmente de acuerdo con la nota de Aníbal Guevara Bianchi. Somos muchos los hijos, nietos de militares juzgados con total falta de legalidad, condenados antes del juicio, mayores de 70 años maltratados en cárceles comunes. La prueba común a todos ellos es "no pudo no haber sabido". Hay testigos que reconocen a los militares por sus zapatos, por el perfume o porque usaba bigote, por ejemplo. Está prohibido preguntar al testigo o a la presunta víctima de apremios si perteneció a alguna organización armada que luchaba contra el Estado en aquellos tiempos. Se les niega el arresto domiciliario a los mayores de 70 años, aun a los que tienen prisión preventiva, como si la prisión preventiva fuera un castigo.

Denuncio a todos los jueces y fiscales cobardes que hacen lugar a todas estas irregularidades.

Ricardo Alberto Mikulan

PRISIÓN DOMICILIARIA
A un jefe narco se le da el privilegio de ser liberado antes del término de su condena por ser buen alumno. El abuelo de mis hijos, el doctor Jaime L. Smart, está preso condenado injustamente por delitos de lesa humanidad, y a pesar de su excelente conducta como presidiario, no se le concede la presión domiciliaria, no obstante tener 78 años. Así como existe Fútbol para Todos, no sería mala idea implementar "Derechos Humanos para Todos".

Dolores Aftalión

DOBLE DISCURSO
Soy hija de otra víctima del doble discurso; a menudo recibo amenazas por mi posición en desacuerdo con el Gobierno. Mi padre es jubilado de la policía y hace diez años que está detenido, preso, abandonado... en una cárcel, descuidado y abatido simplemente por haber pertenecido a determinado grupo llamado hoy "represores", "genocidas", "torturadores". Mi padre es víctima, al igual que los papás de otros hermanos del corazón, de la injusticia del doble discurso. Los testimonios contradictorios sí tuvieron peso en su juicio; la falta de pruebas no fue trascendente para los jueces; al igual que muchos más, tiene cadena perpetua. Yo cada vez entiendo menos: ¿acaso no se mide todo con la misma vara?

Fernanda Bustamante

PERSECUCIÓN

Respecto del tributo realizado por el teniente coronel Nani en su carta del jueves pasado hacia quienes murieron por nosotros y por nuestro estilo de vida durante el copamiento de La Tablada, me gustaría también ofrecer un sentido homenaje a los más de 200 militares, civiles y miembros de otras fuerzas que sufrieron la misma suerte en estos últimos 10 años, personas sometidas a procesos judiciales irregulares que trascienden la cuestión política para pasar a derribar los cimientos propios de todo Estado constitucional de Derecho. Estas personas, al igual que todos los que lucharon contra la subversión, pusieron en peligro sus vidas y las de sus familias. Muchos murieron por defendernos o habernos defendido, sin pedir nada a cambio. Por eso la sociedad debe darles el reconocimiento que merecen y bogar para que se deje de perseguir y acusar sin sustento real a nuestros soldados.

Una especial mención hacia mi padre, José Javier, quien, como todos los privados ilegítimamente de su libertad, debieron y deben soportar sobre sus espaldas el peso de un Estado opresor que paciente e inexorablemente los lleva a la muerte.

Catalina de la Torre
DNI 28.873.369

RECONOCIMIENTO
El editorial de anteayer, titulado "Sin reconocimiento durante 25 años" nos recuerda la discrecionalidad y la parcialidad con que se ejerce la defensa de los derechos humanos en nuestro país. Como bien se indica allí, las familias de los policías, conscriptos y militares que el 23 de enero de 1989 dieron su vida para defender a la República y resistir el ataque terrorista al Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada, no han sido indemnizadas ni debidamente reconocidas. Pero como no todos nos olvidamos de ellos, el 10 de septiembre de 2013 presenté juntamente con los diputados Cornelia Schmidt-Liermann (Pro) y Carlos Brown (Frente Peronista) un proyecto de ley para disponer la reparación económica de aquellas familias y la colocación dentro del Congreso Nacional de un monumento conmemorativo en honor a los patriotas que murieron defendiendo la Constitución. El expediente recibió el número 6360-D-2013 y hasta el día de hoy sigue esperando su tratamiento y correspondiente aprobación.

Julián Obiglio
DNI 25.257.416

LA TABLADA
Una horda de terroristas integrantes del llamado Movimiento Todos por la Patria (MTP), el 23 de enero de 1989, entró a sangre y fuego tomando por asalto el Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 3 de La Tablada. Gloria eterna para todos los que ofrendaron su vida, junto a mi reconocimiento y agradecimiento para todos los integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad, que derrochando arrojo y valentía, defendieron el estado democrático. Ellos expresaron, para siempre, el deseo de todos los argentinos que apostamos a vivir en paz y concordia.

Marta Escobar
DNI 6.030.071






¿CON ESTOS?

"A partir de nuestra confluencia ideológica
socialdemócrata vamos a ir a buscar los votos
de una mayoría en la Argentina que hay que construir
a través de la diversidad y la pluralidad, con generosidad y amplitud", 
Ernesto Sanz
  

La realidad política argentina es inexorable en sus conclusiones. Ella nos dice que, más allá de sus torpezas intrínsecas, ningún gobierno radical ha terminado su mandato. Yrigoyen e Illia fueron echados por los militares; luego, más civilizada la Argentina fueron los peronistas quienes se encargaron de la faena sucia e hicieron que Alfonsín y de la Rúa se fueran en olor de estúpida impericia. A mÍ, y a mucho que hemos vivido los últimos treinta años en la República, se me hace cuento imaginar que un presidente radical, socialista o algo así termine su mandato, ese mandato del que- perejiles irredentos- abrigamos la esperanza que comenzará en 2015. Nada ni nadie nos puede asegurar que esto, al menos la parte que les corresponde al peronismo, no volverá a suceder.


Algún iluso puede mencionar a la Constitución como carta educativa o creer en la bonhomía de los dirigentes peronistas. Las pruebas están al canto, todo lo que sucedió en estos diez años tienen como impronta aquella verdad gritada por el general que decía: “al enemigo, ni justicia”. Que su esencia se haya exacerbado con el criptomontonerismo de los que se encaramaron hace diez años al poder, no significa que no pueda ser utilizada de nuevo -por otros peronistas- como elemento para disciplinar a cuanto díscolo ande suelto por el país.


Como contrapartida a este futuro posible que es algo más que serio pero que con voluntad suicida la “dirigencia política” sigue soslayando, asistimos por parte de una parte de la oposición a un sainete de circo criollo donde una trouppe de ganapanes de la política: Morales, Solanas Pacheco, Cobos, Binner y Alfonsín chico entre otros, creyendo que están en la inmediatez de un acto eleccionario tipo Canadá o Australia dicen muy sueltos de cuerpo que frente al futuro eleccionario su bondad política tiene un límite: Macri.


Macri es como el tuerto en el país de los ciegos. Entre tantos inútiles que solo pueden mostrar sus gestiones inexistentes como resultado de su obsecuencia y del afán por la bolsa de sus mandamases, la gestión de Macri resplandece. Que su brillo sea igual al  de una copa de latón oxidada en manos del presidente de una asamblea de pordioseros no le resta méritos en la Argentina de hoy. Más, si el que lo critica es  Binner. Es como darle a la copa una mano de lustra metales; porque, que este pobre tipo al que el matrimonio presidencial le debe  unos cuantos favores salga a censurar al “Mauri” tiene la misma entidad que suponer que los cascos azules en Haití se comportan como las monjas de Santa Teresa de Calcuta. Al menos, hasta el día de hoy, los “narcos” no se matan en el centro de la CABA como sucede en Rosario ni sé que se haya denunciado a la “Metropolitana” por liberar alguna entrada a la ciudad como ha sucedido reiteradamente con la policía de Santa Fé en la ruta nacional 34.

Pero dejemos esto, tampoco Macri es santo de mi devoción ni me interesa más allá de lo anecdótico que es más bien pobre. Al fin y al cabo ya lo dijimos, tampoco la CABA es Montreal o Melbourne. Lo que si preocupa es la mentalidad de enano de estos bobos que poniendo caras de vestales ultrajadas dicen "tenemos algunas diferencias ideológicas" con el PRO, cuando estamos a más de año y medio de las elecciones y se olvidan que llegar a ellas será una vía dura y dolorosa porque, ¿hay alguien que pensando con seriedad y evaluando las condiciones en que se encuentra el país pueda excluir la posibilidad de violencia extrema y guerra civil?

José "Pepe" Estenssoro


Mientras tanto estos chambones -la “oposición” toda- lo que deberían hacer es juntarse, no para “ganar” una elección sino para ponerse de acuerdo sobre cómo será el país que vendrá luego de esta debacle. Porque los argentinos queremos saber qué es lo que se va a hacer con los pillos que han saqueado durante diez años el país; que se va a hacer con el Banco central, si seguirá siendo la caja de mantenimiento de políticas económicas espurias o se lo pondrá en manos de gente idónea; si de una vez por todas las organizaciones obreras se democratizarán o seguirán los barones del sindicalismo trabando extorsivamente cualquier idea de producción y desarrollo; si vamos a tener ferrocarriles y rutas en serio o seguiremos moviéndonos como en Sri Lanka; si YPF será la empresa con futuro que armó Pepe Estenssoro en los noventa o seguirá en manos de charlatanes y logreros; si en cuestiones de seguridad seguiremos de la mano de Zaffaroni o de una vez por todas los ciudadanos honestos podremos caminar con seguridad por las calles de Argentina; si el narcotráfico será tratado como un terrorista que atenta contra la sociedad o seguiremos viendo como la droga se lleva los sueños de muchísimas familias; si se darán las condiciones para que el campo sea por enésima vez el motor de la recuperación nacional o solo servirá para que haga el papel de malo en otro estúpido y malintencionado relato.

Si eso no queda claro en el futuro inmediato las esperanzas de una recuperación nacional son nulas. Para eso es para lo que hay que juntarse, lo demás vendrá solo si hay capacidad y honestidad.

JOSE LUIS MILIA

NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.




CUANDO LA POLÍTICA DESVIRTÚA A LA JUSTICIA

Martes 25 de febrero de 2014 | Publicado en edición impresa
Lesa humanidad

Por Luis Alberto Romero[1] |  Para LA NACION

"Los jueces deben entender que tienen que hacer política." La frase es del doctor Julián Álvarez, secretario de Justicia de la Nación y nuevo miembro del Consejo de la Magistratura. Me recordó la carta de un antiguo alumno, quien asistió a la audiencia donde su padre fue juzgado por delitos de lesa humanidad. No vi allí nada bueno, me dice: jueces que opinaban; defensores hostigados; fiscales y abogados que indicaban a los testigos lo que debían decir; cambios notables respecto de sus testimonios; tribunas vociferantes. Todos ponderando, explícita o implícitamente, la gesta de las organizaciones armadas de los años setenta.

doctor Julián Álvarez, 

Él fue mi alumno en un curso que trataba sobre la democracia, las instituciones, la justicia y los derechos humanos. Tras su experiencia judicial, concluyó: esa democracia que estudiamos no funciona hoy; la noción de derechos humanos es borrosa y cambiante, y la Justicia difícilmente pueda ser independiente. Ronda los cuarenta años, y tiene memorias de la dictadura y de la democracia de 1983. Es un profesional de las ciencias sociales, con capacidad de observación y análisis suficiente para hacer abstracción de su caso personal. Y hoy es un descreído. De nuestra democracia, de nuestra Justicia y de nuestros derechos humanos. Seguramente la frase del doctor Álvarez no lo sorprendió. A mí tampoco.


La comparación con el Juicio a las Juntas de 1985 es inevitable. Pese al momento de transición institucional, quizá proclive al jacobinismo, los procedimientos judiciales se respetaron a rajatabla. No hubo "tribunales especiales", pues la Cámara Federal en lo Penal se integró casi totalmente con jueces ya en funciones. La fiscalía seleccionó, de entre la masa de testimonios reunidos por la Conadep, aquellos casos que podían ser adecuadamente sostenidos. Las audiencias transcurrieron en orden, cada parte fue escuchada y se mantuvo el silencio de los asistentes. El fallo sopesó las pruebas y aplicó condenas diferentes para cada caso, e ignoró los reclamos de quienes pedían más condenados y más penas. Los fundamentos de la Cámara, y luego de la Corte Suprema, fueron enjundiosos. Sólo conozco opiniones favorables sobre el fallo, incluso de algún abogado que en la ocasión intervino como defensor de un acusado.

El fallo castigó adecuadamente a los principales responsables del terrorismo de Estado, demostró que la Justicia podía acabar con la impunidad y reveló los horrores a los que una sociedad se expone cuando abandona el camino de la ley y la justicia. Pero, además, hizo una contribución pedagógica muy importante para una sociedad acostumbrada a vivir en una larga "legalidad de facto": mostrar de manera concreta qué cosa son el Estado de Derecho y el gobierno de la ley, los pilares sobre los que se sustentaba la nueva democracia.

En 1985 los jueces pudieron tomar distancia de una realidad política que era compleja e inestable. Los militares no habían abandonado todas sus posiciones, varias fuerzas políticas tenían ambigüedades y duplicidades, y la intransigencia dominaba en las organizaciones de derechos humanos. Muchas cosas ocurrieron entre la sanción de la ley de obediencia debida, en 1987, y su anulación, en 2003. Pero fueron decisiones de los poderes políticos y no de la Justicia, que con la reapertura de los juicios recuperó su lugar central.


Desde entonces, los principales responsables ya han sido condenados, y más de una vez, así como la segunda línea. Cabe preguntarse por la calidad de estos juicios. ¿Son impecables, como los de 1985? Hace unos meses, Ricardo Gil Lavedra advirtió en LA NACION sobre la posibilidad de que no se estuvieran respetando algunos principios esenciales de la Justicia, como la prueba fehaciente o el beneficio de la duda. También planteó el problema del uso ligero de la figura de "lesa humanidad".

No conozco en detalle cómo se desarrollaron los juicios, que fueron muchos y necesariamente distintos. Sólo tengo referencias parciales, y si escribiera como historiador, investigaría más. Como ciudadano que opina, en cambio, me resultan suficientes para conjeturar y para señalar un problema grave, que debería ser considerado por observadores calificados e independientes.


Los indicios concurren en un sentido: en muchos de estos juicios la Justicia está hoy lejos de la imparcialidad e ignora el principio de igualdad ante la ley. Por ejemplo, en los casos del teniente coronel Guevara -que fue expuesto por su hijo en LA NACION- y del general Milani. Ambos eran oficiales subalternos en 1976; ambos participaron en una acción represiva legal y oficial, que luego se hizo clandestina y concluyó en desapariciones. Ambos fueron denunciados en el ámbito de las organizaciones de derechos humanos. En ninguno de los dos casos se probó fehacientemente que hubieran participado en las acciones clandestinas. Pero Guevara fue encausado y condenado como "partícipe objetivo" o necesario, y Milani no fue encausado, pues se argumentó que a falta de pruebas le correspondía el beneficio de la duda. Dos varas para lo mismo.


En los juicios, como en los tribunales de la Revolución Francesa, la condena parece decidida a priori y cada uno cumple su papel siguiendo un guión. Los abogados orientan a los testigos, los amonestan cuando se salen del libreto y finalmente obtienen el testimonio acordado. Hay fiscales militantes que presentan el mismo alegato en distintos juicios, cambiando sólo los nombres. Los abogados defensores son "escrachados" por la prensa militante y el público; si son defensores de oficio, el juez les advierte que no se extralimiten en su función. Entre los jueces, hay algunos militantes y otros temerosos, no sin razón. Unos y otros ya habían comprendido el mensaje del doctor Álvarez. Sus sentencias, a falta de pruebas, frecuentemente se fundan en la noción de "partícipe necesario", es decir, un presunto culpable que ha fracasado en demostrar su inocencia. Inversión de la carga de la prueba. Seguramente no todos los juicios han sido así. Pero con uno o dos ya basta para alarmarse.


Por otro lado, está el contexto. Los juicios se parecen a un show o un acto político. El "juicio a los jueces", que ahora empieza en Mendoza, comenzó con un festival popular de rock, bajo la advocación de "Democracia con justicia. Futuro con Memoria", palabras clave en el discurso gubernamental de los derechos humanos. Lo presidieron la procuradora general Gils Carbó y el secretario de Derechos Humanos de la Nación. Todo un mensaje, ratificado luego por los militantes en las audiencias públicas, con cantos y estribillos. No es fácil para un juez abstraerse de ese clima.

Presión al tribunal

En estos juicios se ha seguido el principio de que todos los culpables deben pagar. Aunque en estos casos tenga un amargo regusto a venganza, es un principio aceptable. Pero no puede ser el único. Para que los horribles sucesos no sucedan nunca más no basta con castigar a los culpables; también hay que crear las condiciones para que los crímenes abominables no se repitan. Esto sólo es posible cuando hay una sólida convicción ciudadana sobre la imparcialidad de la Justicia y el gobierno de la ley. Una condena sólo es legítima cuando hay pruebas fehacientes, más allá de toda duda razonable. La eventual impunidad de algunos, cuya culpa no pudo ser probada, es un precio a pagar para sostener los principios de la justicia.

Hacia allí apuntaron los juicios de 1985, que acompañaron la construcción de una democracia institucional. ¿Cuánto queda hoy de aquel proyecto de 1983? Si tomamos en cuenta los indicios de estos juicios, no queda mucho. Por el contrario, en ellos se encuentran rasgos bien conocidos en nuestra cultura política que el actual gobierno expresa en forma extrema: poco aprecio por la ley, inclinación al decisionismo y espíritu faccioso. La política por sobre todo, como dijo el doctor Álvarez. Si no nos ocupamos de esclarecer este aspecto de la Justicia, seguiremos cosechando demócratas descreídos, como mi antiguo alumno.

FUENTE: http://www.lanacion.com.ar/1667004-cuando-la-politica-desvirtua-a-la-justicia

NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.







[1] Es historiador. Ha sido profesor de la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET. Enseña en la Universidad Di Tella y en FLACSO, e integra el Consejo de la Universidad de San Andrés. Recibió el Premio Konex de Historia y la Beca Guggenheim. Ha investigado sobre la sociedad, la cultura y la política de la Argentina en el siglo XX. Es autor de Breve historia contemporánea de la Argentina. 1916-2010, que ha sido traducida al inglés y al portugués. Dirige la colección Historia y Cultura de Siglo XXI Editores y colabora habitualmente en los principales diarios del país. Es miembro del Club Político Argentino.

martes, 25 de febrero de 2014

ESTA GENTE HA HECHO EN UN GOBIERNO DEMOCRÁTICO LO QUE NO SE ANIMÓ LA DICTADURA

Julio Strassera, fiscal del histórico juicio a las juntas, criticó la política de derechos humanos del kirchnerismo. Dijo en InfobaeTV que hay militares que están presos "por mucho menos de lo que se le atribuye a Milani". Criticó a Estela de Carlotto y a organismos "comprados"



Señores jueces, quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces, ¡nunca más!

La frase fue inmortalizada por el entonces fiscal Julio Strassera en el cierre del debate judicial que terminó con la condena a los miembros de las juntas militares que gobernaron el país a partir de 1976. Su labor en el caso fue reconocida internacionalmente como un paradigma de defensa de los derechos humanos. Veintiocho años después, al ser consultado sobre la política de derechos humanos del kirchnerismo, analiza: "Esta gente ha hecho en un gobierno democrático cosas que no se animó (a hacer) la dictadura".


El abogado fue muy crítico con las organizaciones de derechos humanos. Dice que los "compraron" y muestra de ello es que se los puede ver de "aplaudidores" en los actos que se realizan en Casa de Gobierno. Cuestionó puntualmente a la líder de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, de quien no se imaginaba que terminaría acercándose a un gobierno de la manera en que lo hizo con la actual administración.


"Lo de Hebe (de Bonafini) no me sorprendió, pero lo de Carlotto sí. Acá hay que tomar lo bueno, corregir lo malo y dar una profunda limpieza: sacarle el papel preponderante a ciertos personajes. Yo no doy vueltas: lo digo por Estela de Carlotto", sentenció.

Strassera diferenció la actitud del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que siempre tuvo claro que las organizaciones de derechos humanos no deben comprometerse afectivamente con un gobierno para poder velar por el principal objetivo de su existencia. "Los gobiernos suelen ser los principales violadores de los derechos humanos", dice.

Pese a que podría creerse lo contrario, Strassera es muy crítico a los juicios que impulsó el Gobierno contra algunos militares. Y compara: "Hoy hay militares presos por mucho menos de lo que se le atribuye a Milani; hay gente muy mayor y muy enferma a la que no se le otorga el arresto domiciliario y sí se lo dan a un violador".


En una entrevista con los periodistas Ceferino Reato y Silvia Mercado, Strassera cuestionó la intención del Gobierno de "colonizar el Poder Judicial" con el objetivo de "garantizarse la impunidad futura". Dentro de estas maniobras incluyó la decisión de la procuradora kirchnerista Alejandra Gils Carbó de suspender al fiscal José María Campagnoli, quien tenía a su cargo la investigación por los negocios con el Estado del empresario Lázaro Báez.


El letrado valoró a Elisa Carrió(1), con quien dijo tener discrepancias desde el punto de vista político, pero, asegura, es la única que dice la verdad: "Este es un gobierno de ladrones". "Todas las investigaciones que se realizaron han demostrado claramente los negociados con Báez. ¿Se acuerdan de Fariña? Toda la plata regresaba a Báez, que es socio de la familia Kirchner", insistió.

Venezuela, D'Elía y el modelo a seguir

El piquetero Luis D'Elía fue noticia esta semana por pedir el fusilamiento de Leopoldo López, un líder opositor venezolano. Sus dichos provocaron que un fiscal pidiera su declaración indagatoria. Al ser consultado, Strassera advirtió que no hay ninguna organización de derechos humanos que pueda respaldar este tipo de expresiones.


"Es lo menos que se puede esperar de un sujeto como D'Elía. No le digo persona; sujeto. Uno puede estar a favor o en contra de la pena de muerte. Pero él propone un asesinato. Y por una actividad política. Y por una marcha pacífica. Ya bastante han inventado en Venezuela con los cargos que le han puesto. Venezuela, con Chávez en vida, metió presa a una jueza porque no le gustó lo que resolvió", recordó.


El ex fiscal aseguró que lo grave es que Venezuela es un país admirado como "modelo" por las autoridades argentinas. Y la designación de César Milani como jefe del Ejército es una muestra de ello. "Es lo mismo que hicieron en Venezuela: politizaron las Fuerzas Armadas para ponerlas detrás del gobierno", repasó.
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(1) Elisa Carrió fue una de las legisladoras -del entonces progresista ARI- que más fuerte impulsó la anulación de las leyes de "Obediencia Debida" y "Punto Final". Proyecto a pesar del apoyo, el texto original no llegó intacto y debió excluir del proyecto la nulidad de los indultos a los ex terroristas  para lograr el quórum necesario. 

FUENTE: http://www.infobae.com/2014/02/21/1545304-esta-gente-ha-hecho-un-gobierno-democratico-lo-que-no-se-animo-la-dictadura

NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.