viernes, 2 de mayo de 2014

JUSTICIA ESPAÑOLA


Señor Director:

La negativa  española a conceder la extradición del ex Capitán Jesús Muñecas solicitadas por la Jueza Servini de Cubría , en razón de haberse superado ampliamente los plazos de prescripción del delito que se le imputa,( y probablemente además por la insólita intromisión de un país ajeno a las personas y territorio relacionadas con el mismo), nos recuerda el proceder de un país en serio, que no expondrá a sus ciudadanos a un Poder Judicial cuyos jueces vulnerando los principios jurídicos universales más elementales condenan a ancianos enfermos que mueren en las cárceles, como ocurrió hace casi un año con el General Videla (87 años), con fracturas y hemorragias no atendidas oportunamente.

Como argentino me avergüenza aún más el hecho de saber que en 2004 la Argentina negó a la justicia española la extradición del ciudadano español Lariz Iriondo, acusado de acciones terroristas cometidos en España.


Santiago Floresa-Juncal al 1800-Capital Federal

EL REGIMIENTO DE LOS “NI-NI”

Por: Fernando Morales

“Me pregunto quién te baja línea para escribir tus columnas”… La pregunta, disparada de improviso por un camarada naval, daba lugar para muchas respuestas las que siendo sintético en extremo podría responder: simplemente el sentido común.

El cotidiano roce con la realidad, hace cada vez más difícil de encontrar a este preciado don que parece estar ausente en buena parte de la dirigencia argentina. Fiscales que repudian a su herramienta de trabajo -el Código Penal-, sindicalistas que pregonan que si tiene que morir gente que muera nomás y guerras bizantinas desatadas contra estatuas de mármol que yacen en el piso a la espera que se les asigne destino, son ejemplos más que suficientes para que se entienda a qué me refiero.

Y, como esa realidad  en su vorágine ultrasónica no nos da tregua, focalizamos un día la atención en la escalada del dólar, otro en meditar sobre los linchamientos populares a delincuentes de poca monta, otro más a la “lucha” de un señor convertido en señora que intentará adoptar como madre a un hijo que él mismo engendró como padre… y así sigue la rueda.

La hora marca la instalación en el colectivo social de un tema que tal vez la mayoría de nosotros consideró sepultado hace más de dos décadas.  Me refiero al regreso del Servicio Militar Obligatorio. Esta “original” iniciativa no ha partido de viejos generales del Proceso o de la más rancia derecha reaccionaria;  tampoco de los claustros de alguna universidad privada. Dirigentes políticos afines en mayor o menor medida al “modelo” menean esta idea periódicamente como la panacea para la solución de buena parte de los problemas sociales juveniles.

Resulta curioso ver que, así como una diputada del Frente para la Victoria (FPV) quiere quitarle el nombre de “Panamericana” a una autopista que hace años ya no se llama así (al margen que todos la conozcamos por su antiguo nombre), hoy un grupo de dirigentes del mismo signo político quieran promulgar una norma que retorne a la obligación de correr, limpiar y barrer luciendo un uniforme de combate, tal vez desconociendo que lo que quieren reponer en realidad no está derogado; siendo una facultad presidencial convocar al servicio militar obligatorio a los ciudadanos en determinadas circunstancias; las que por cierto nada tienen que ver con las intenciones de los “militaristas K”.

Los vientos cambiantes que cada vez afectan con mayor facilidad las sólidas estructuras doctrinarias del modelo nacional y popular, parecen determinar que, así como hay desapariciones condenables y otras perdonables (según quién hubiera sido el autor de las mismas), y así como el maléfico FMI ahora no lo es tanto,  las estructuras militares, ayer no más responsables de todos los males pasados presentes y futuros, ahora podrían ser aptas para “formatear” a los miles de jóvenes que deambulan a la deriva por la vida sin horizonte ni rumbo; sin la menor idea de lo que significa la responsabilidad, el deber o la obligación, ya que en los últimos diez años sólo se les instruyó acerca de sus derechos.

Resulta gratificante al menos ver que, aun mostrando severos contrapuntos entre ellos mismos, los mariscales del modelo están día tras día intentando dar a nuestras Fuerzas Armadas, misiones y responsabilidades. Menos gratificante es por cierto ver que –al parecer– nadie piensa en darles aquellas específicas para las que fueron creadas. Obviamente, la defensa nacional.

El solo planteo de reponer un servicio militar obligatorio masivo para todos y todas, implica un total desconocimiento de la situación actual de las estructuras militares de la Nación. No habría ni posibilidad de alojarlos, de darles de comer, de proveerles uniformes, mucho menos armamento y de conjugar la rigidez de la disciplina castrense con el manual de derechos, derechos y más derechos, que tornarían imposible hacer levantar a un “ni-ni” convertido en soldado al toque de diana, sin que el pobre cabo que tocó el clarinete sea procesado por violación a los derechos humanos de los pobres soldaditos.

Ironías y exageraciones al margen,  es muy cierto que el mundo está abandonando rápidamente las conscripciones obligatorias de soldados. Ya que los ejércitos son cada vez más altamente profesionales priorizándose la calidad de la tropa por sobre la cantidad de miembros de la misma; por otra parte, si mantenemos las doctrinas de “no hipótesis de conflicto” y de “no intervención en asuntos de seguridad interior”, me quieren decir que haríamos con la soldadesca?

Para tranquilidad de mamás y papás; la posibilidad de que la iniciativa prospere es aproximadamente del 0%, pero el solo planteo de la misma por los mariscales antes señalados es motivo más que suficiente para ponernos nerviosos.

No vamos a entrar en un análisis pormenorizado de la tremenda deuda social que han dejado estos años de desorden en el manejo de los recursos públicos destinados a la contención social de grupos vulnerables en general y de la juventud en particular.  Alcohol, droga, falta de oportunidades laborales, crisis educativa sin precedentes y varios condimentos más no han de encontrar su antídoto en la áspera voz de mando de un sargento de artillería, ordenando “alrededor mío carrera marrrr”. Además, y como dijimos en la columna anterior, si vamos a sacar a los chicos de las villas para uniformarlos y mandarlos a pintar las mismas villas, ahorrémonos un paso y pongamos manos a la obra sin necesidad de militarizarlos.

La iniciativa largada como globo de ensayo por un grupo menor de dirigentes; pero con el seguro consentimiento de muchos más que no lo hacen en público, desnuda la carencia total de planes para nuestra juventud (tampoco los hay para la niñez, para la adultez y para la vejez pero eso es otro tema)

Apelando una vez más a la analogía marina, en este tema también la nave parece estar a la deriva y en el puente de mando todos arriesgan una solución que se estrella y destroza  inevitablemente con la cruda realidad. De no hacer algo inteligente, racional y efectivo en forma más o menos urgente, los pibes para la liberación no servirán ni siquiera para rellenar los coloridos actos oficiales cantando y aplaudiendo según les indica el coreógrafo presidencial.


2 DE MAYO: 32° ANIVERSARIO DEL HUNDIMIENTO DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO



CRUCERO ARA
“GENERAL BELGRANO”

La vastedad de las mares
vieron transitar tu figura

Tu áurea guerrera
nunca supo de bajamares.
En guerras y batallas con bravura
se vió tu estirpe marinera.

Hasta que ansias mezquinas
quisieron cobrarte como prenda
sin importar del mundo su clamor
las aguas dejaron de ser cristalinas
la lucha fue desigual y horrenda
y sobrevino el horror …

Un torpedo artero
disparado desde un lejano,
despiadado y frío cuartel
acabó con tu derrotero.
¡ Qué acto tan inhumano
para una guerra lograr su cuartel !

La muerte con su destello sombrío
cubrió el mar y las aguas tiñó
Dios con su silencio los bendijo
y su calor sus almas cubrió
a quienes salvarse lograron acompañó
y a todos en su seno cobijó

Hoy tu estructura
yace en reposo sagrado
de guerrero en eterno remanso.
El abismo marino honrosa sepultura
de quienes así se han brindado
¡ Honremos ese santo descanso !

Como allá en los Andes un cóndor
la Cruz del Sur en azul cielo
un destello gris marcará el lugar
ése será el eterno fulgor
que el mar guardará con celo
para esa tumba de guerra por siempre resguardada.

El silencio de tu ausencia
enmarca el adiós de un guerrero.
El alma de sus marinos
exhaló heroísmo y valentía
¡ ése era el derrotero
es que eran bién argentinos. !

Osvaldo J. López Bugueiro

Los Soldados solo mueren cuando la Patria los olvida.


Los Centinelas

Allá están aquellos, los guardianes de la tierra,
Ni la muerte provocará su retirada,
Pues la guardan para y por nosotros,
Ahí están montando guardia, sin pedir ni decir
nada...solo esperan,

Dieron su vida por defender nuestra bandera,
Sus sueños, sus vivencias en pos de aquella meta,
Pusieron en jaque al enemigo,
Lucharon sin cuartel por cada centímetro de tierra,

Allí descansan nuestros hombres,
Muchos años han pasado,
Todo humo disipado,
Las metrallas acallado,
Y las heridas por fin cicatrizado,

No existen los lamentos ni las penas,
Ninguna madre ya los llora,
Ninguna urna los alberga,
Para ellos el horror de la guerra,  ya es solo una quimera,

La contienda se ha perdido,
Ha prevalecido el enemigo,
Mas ellos son el contenido y la virtud del gentilicio,

Gentilicio que no alude solo a lugar de procedencia,
Aquel que no describe nada por sí mismo,
Porque el ser argentino, no puede explicarse solo con dichos,

Es valor, es vencer con el corazón,
Es vivir las estrofas de nuestro himno,
Y no solo entonarlo sin sentido,
Es iluminar desde lo mas profundo de las sombras,
Es cegar de envidia al enemigo,
La contienda se ha perdido,
Nuestros valientes han caído,
Por errores propios y culpas ajenas,

Ya no importan las causas, mucho menos las consecuencias,
Nuestras islas arrancadas, nos han robado nuestra tierra,
Mas no toda usurpada, ha quedado una parcela,
Esa que guardan nuestros queridos centinelas,
Aquella en cuya altura siempre gloriosa y orgullosa,
¡FLAMEARÁ NUESTRA  BANDERA!

Esta humilde poesía esta dedicada a quienes han dado sus vidas para que nuestra querida Patria se pueda seguir coronando de gloria por los siglos de los siglos.

Quizás al leerla los cobardes entiendan en alguna media lo que significa ser argentino. Se perdió  la guerra, pero esa porción de las islas, por mas ínfima que sea será siendo argentina.

Gracias muchachos por rubricar una vez mas el dicho que orgulloso dice “Para el argentino no existe la derrota, solo es el retraso de la victoria”

¡Dios los bendiga!
¡Viva la Patria!

Luis Pablo Targhetta

jueves, 1 de mayo de 2014

HACE 40 AÑOS, JUAN PERÓN ECHABA A LOS MONTONEROS DE LA PLAZA

"Estúpidos que gritan", "imberbes", "infiltrados". Esas palabras del líder justicialista y entonces Presidente de la Nación marcaron su ruptura con las organizaciones armadas que, ese día, quisieron desafiar su autoridad



No fue un 1º de Mayo más, sino el acto que pasó a la historia como "el día que Perón echó a los Montoneros de la Plaza".

Como lo recordó él mismo en su discurso, era la primera vez después de su largo exilio, que volvía a hablarles a sus seguidores en el Día del Trabajo desde el mítico balcón de la Casa Rosada.

Pero el clima ya estaba enrarecido en el país. Tras ser proscripto una vez más por la dictadura saliente -Perón no pudo encabezar la fórmula presidencial justicialista para las elecciones de marzo de 1973 y por ello lo hizo Héctor Cámpora en su lugar-, el líder peronista se vio obligado a asumir finalmente la presidencia -mediante una nueva convocatoria a elecciones- porque el Gobierno que debía ser ejercido en su nombre estaba siendo copado por Montoneros.

La organización guerrillera nacida en los 70, que se decía peronista, entró sin embargo pronto en colisión con el dirigente exiliado con el que pretendía discutir de igual a igual.

El desafío al liderazgo de Perón adquirió ribetes dramáticos cuando Montoneros asesinó al secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, mano derecha del general en esa etapa, el 25 de septiembre de 1973, a sólo dos días del triunfo de Perón en las urnas, con el 62% de los votos.

Este fue el marco en el cual, aquel 1º de Mayo de 1974, los Montoneros pretendieron interpelar públicamente al general Perón durante el acto, para lo cual ubicaron sus columnas de militantes lo más cerca posible del balcón de la Casa Rosada.


"Compañeros: hace hoy 19[1] años que en este mismo balcón y con un día luminoso como éste, hablé por última vez a los trabajadores argentinos", así empezaba el discurso que pronto se vería interrumpido por las consignas montoneras desde la plaza: "¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, General, que está lleno de gorilas el gobierno popular!" o "¡Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical!"

"No me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a estos estúpidos que gritan", fue la réplica de Perón.

A partir de ese momento, centró su discurso en el elogio a las organizaciones sindicales a las que atribuyó el mayor protagonismo en la resistencia a las dictaduras y gobierno ilegítimos que se sucedieron en el país luego de su derrocamiento en 1955: "A través de estos veinte años, las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años. Por eso, compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica y han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya tronado el escarmiento".

Los Montoneros captaron la alusión y subieron la apuesta: "¡Rucci traidor, saludos a Vandor!", "¡Montoneros, Montoneros, Montoneros!". Es llamativo que hoy los dirigentes sobrevivientes de esa organización pretendan negar o relativizar su responsabilidad en el asesinato del líder metalúrgico, cuando su reacción aquel día frente al discurso de Perón la ponía en evidencia.

En la Plaza, otros sectores replicaban: "¡Perón, Evita, la Patria peronista!".

Perón siguió retando: "Ahora resulta que, después de veinte años, hay algunos que todavía no están conformes de todo lo que hemos hecho..."

Esta vez la respuesta de Montoneros fue: "¡Conformes, conformes, conformes, General, conformes los gorilas, el pueblo va a luchar!". Y en ese momento, inició el repliegue de sus columnas para abandonar la Plaza. En un marco de caos generalizado, con muchos que no entendían qué pasaba y una gran mayoría de gente no encuadrada que sólo había ido a escuchar a Perón, el servicio de orden de Montoneros, sirviéndose de palos a modo de "corralito", intentó, con un movimiento envolvente, asegurar que se retirara el mayor número de personas posible.

Fue la intervención de los sindicatos y de organizaciones ortodoxas como Guardia de Hierro la que impidió que, al amparo de la confusión general, la organización armada lograra su objetivo de vaciar la Plaza.

Perón siguió: "La clase trabajadora argentina, como columna vertebral de nuestro movimiento, es la que ha de llevar adelante los estandartes de nuestra lucha. Por eso compañeros, esta reunión, en esta plaza, como en los buenos tiempos debe afirmar decisión absoluta para que en el futuro cada uno ocupe el lugar que corresponde en la lucha..."

"¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va!", fue el cántico de respuesta.

Mientras, Perón decía que los días por venir serían de reconstrucción nacional y de liberación "no solamente del colonialismo" sino "también de estos infiltrados que trabajan adentro, y que traidoramente son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar con que la mayoría de ellos son mercenarios al servicio del dinero extranjero".

Y a modo de conclusión, decía querer "un pueblo sano, satisfecho, alegre, sin odios, sin divisiones inútiles, inoperantes e intrascendentes", agradeciendo a continuación "la cooperación que le llega al gobierno de parte de todos los partidos políticos argentinos".

También expresaría su deseo de "verlos de nuevo en esta plaza el 17 de octubre".

Pero Perón falleció el 1º de julio de ese mismo año y fue demasiado tarde para frenar la espiral de violencia y el estéril enfrentamiento interno. Aquel 1º de Mayo selló el aislamiento de un grupo militarista y sectario que siguió adelante con su estrategia de combate al Gobierno democrático, facilitando el camino hacia el golpe de Estado y el posterior exterminio de sus cuadros.


NOTA: El vídeo no corresponde a la nota original.


[1] En realidad Perón dijo hace 21 años.

“OPERACIÓN MERCURIO” UN DESGRACIADO HECHO YA OLVIDADO POR LA SOCIEDAD

Ayer, 30 de abril de 2014, se cumplieron 41 años del asesinato del señor Alte. Don Hermes José Quijada.


Ese mismo día del año 1973, el entonces Alte. Hermes Jose Quijada era asesinado por el ERP. Casi un año antes, el mismo oficial Almirante tuvo que informar al país acerca de los episodios guerrilleros acaecidos en Rawson y Trelew entre el 15 y el 22 de agosto de 1972. Esto constituyó su sentencia de muerte por parte de los terroristas.


Aproximadamente a las 09:00 horas de ese lunes 30 de abril de 1973, el Almirante salía de su domicilio de Arenales al 1900, en su automóvil. Lo acompañaba su chofer. Ambos estaban armados, como defensa frente a las constantes amenazas contra su vida que recibía el marino en aquellos aciagos tiempos, como consecuencia de haber tenido que informar al público sobre los hechos citados en el párrafo precedente.

Víctor José Fernández Palmeiro

El automóvil tomó la calle Arenales y, al alcanzar la esquina de Junín, dobló hacia la izquierda en dirección hacia Rivadavia. Cuando llegó a la intersección con la calle Cangallo, el semáforo lo detuvo. En ese momento una motocicleta, que venía siguiendo al coche donde viajaba el Alte. Quijada, se colocó al lado del vehículo. De dicha moto descendió el terrorista del ERP Víctor José Fernández Palmeiro, quien se corrió a la ventanilla derecha del auto y disparó varios tiros contra la cabeza y el cuerpo del marino quien, ante el sorpresivo y fugaz ataque, quedó sin reacción y no pudo defenderse usando el arma que portaba. Quijada fue así herido de muerte, si bien su fallecimiento se produjo apenas un poco después en el Hospital Naval Buenos Aires.

Luego del atentado, Fernández Palmeiro se subió rápidamente a la moto, donde lo esperaba un acompañante, y los dos escaparon por Cangallo. En su huida, el chofer del Alte. Quijada, el Cabo Primero Rufino Ocampo, que había recibido también heridas pero sólo en una mano, tomó con su otra mano ilesa la pistola que llevaba como defensa y disparó contra los ocupantes de la moto. Las balas alcanzaron al terrorista  Fernández Palmeiro, quien murió unas horas más tarde

A raíz de su valiente reacción, el Cabo Ocampo fue promovido al grado inmediato superior.

¡Que la patria no olvide a las víctimas del terrorismo!


LA CRUZ CRISTIANA: ¿SÍMBOLO DEL TERROR EN EL PAÍS DEL PAPA FRANCISCO?

Por Mauricio Ortín
LOS FISCALES QUE SE NOS PARECEN


A pedido de los querellantes, los jueces Fátima Ruiz López, Daniel Morín y Federico Díaz, ordenaron descolgar el crucifijo de la sala donde se lleva a cabo el juicio. La decisión tiene como antecedente el planteo, en el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy, del entonces abogado querellante –hoy fiscal federal- Juan Manuel Sivila, quien, al respecto, alegó: 

Juan Manuel Sivila
“Tan insidiosamente el terror habita todas nuestras prácticas cotidianas, que inclusive aquí hemos llevado adelante todas estas audiencias bajo el signo de la tortura, me refiero a la imagen de esa persona torturada, allí arriba del estrado”. 
Pues bien, dado que el acto de descolgar el crucifijo y el alegato que lo justifica, prima facie, comporta un formidable shock simbólico para una sociedad mayoritariamente cristiana, resulta pertinente analizar, primero, lo dicho por el fiscal y, luego, lo hecho por los tres jueces. En realidad, el texto de Sivila de tan explícito no amerita ningún esfuerzo interpretativo, sin embargo, a la luz de sus posibles implicancias no es ocioso detenerse en él. Sivila, muy suelto de cuerpo y en medio de un juicio, sostiene, por lo menos, tres afirmaciones polémicas; a saber, que “el terror habita todas nuestras prácticas cotidianas” de manera insidiosa; que una prueba de ello es que el propio juicio se ha llevado adelante “bajo el signo de la tortura” y que dicho signo es la imagen de Jesucristo en la cruz. Como es evidente, el fiscal no se anda con chiquitas a la hora interpretar el significado del principal símbolo cristiano; no así, en cambio, cuando se trata de fundamentar académicamente sus dichos polémicos; los cuales, más bien, parecen responder a prejuicios ideológicos de intolerancia religiosa.

Si, como dice el fiscal, Jesús en la cruz, simboliza al terrorismo y, además, el terror por medio del signo “habita todas nuestras prácticas cotidianas” de manera insidiosa, entonces (emulando al Tribunal Federal de Jujuy) sería deber del Estado y de todo hombre de bien  rechazar y combatir la malsana costumbre de exhibir el signo “insidioso” de la “tortura y el terror”. En tal sentido correspondería, por ejemplo, legislar para impedir que, por lo menos, en las oficinas públicas los ciudadanos presuman de su fe cristiana ostentando el “ominoso” símbolo colgando de sus cuellos y/ o coartar la atávica costumbre de persignarse con la señal de la cruz cada vez que pasan por frente de una iglesia. ¡Ni hablar! de los “excesos” fuera de toda proporción como, por ejemplo, el deambular por la ciudad en procesión multitudinaria con el Señor del Milagro a cuestas. Incluso, el nombre de la constelación estelar, “la Cruz del Sur” debiera ser cuestionado. Llamarla, por ejemplo, “la X del Sur” enmendaría su sesgo terrorista actual (Drácula, agradecido). Como se puede apreciar la jurisprudencia sentada por los “descolgadores de crucifijos” podría afectar en forma directa a millones de fieles; los que, además de ofendidos, bien podrían sentirse que son objeto de persecución política.


Ahora bien, dadas las consecuencias posibles a las que conduciría la citada interpretación, de la cruz y su significado, es una obligación  preguntarse: ¿Tiene razón el fiscal Sivila? ¿Simboliza la crucifixión lo mismo que la cruz esvástica?  Sucede que, desde hace dos mil catorce años son miles de millones los que, contrariamente a Sivila, no ven en la cruz al torturador sino al torturado, como tampoco al odio sino al amor ¿Asistirá la razón, tal vez, a estos últimos? En mi profana y modesta opinión (más allá de que esa no fuera su intención) la interpretación “siviliana” es un verdadero disparate ideológico; el cual, además, podría obrar como un peligroso incentivo del odio religioso.


Considero un hecho inaceptable  que los funcionarios que deben garantizar mi libertad –la de culto, entre otras– me tengan bajo sospecha o persigan por mis creencias religiosas.


Las generalizaciones suelen ser injustas; pero cuando, por un lado, en cantidad y calidad tenemos este tipo de funcionarios en el Estado y, por el otro, la respuesta ciudadana es la indiferencia, no parece arbitrario afirmar que los argentinos (los cristianos, primero) tenemos los fiscales, jueces y políticos que se nos parecen.

NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.

MÁS ALLÁ DE IZQUIERDAS Y DERECHAS

Elecciones 2015

Por Luis Alberto Romero |  Para LA NACIÓN

Con elecciones a la vista, la Argentina política entra en un período de decisiones importantes. ¿Cómo se organizará el electorado? Con un sistema de partidos débil, reglas electorales rígidas y necesidad de hacer alianzas, el riesgo de errar en el diagnóstico es muy grande. Fuera del ámbito del peronismo, muchos apuestan a la contraposición entre dos alianzas partidarias, de izquierda y derecha. Sin duda la democracia necesita partidos organizados, capaces de construir la agenda pública, proponer las grandes opciones y construir alianzas. No tuvimos muchos de ésos en el pasado, y sería bueno llegar a tenerlos. Es discutible, en cambio, que izquierda y derecha sea la única forma de organizar las opciones y, sobre todo, que ésa sea hoy la opción principal. Dudo incluso de que alguna vez lo haya sido, en los cien años que llevamos de experiencias democráticas.

Crédito: LA NACIÖN

En 1912, con la ley Sáenz Peña, se imaginó un sistema de dos grandes partidos, organizados y de ideas, como los conservadores y liberales de la época. El sistema de lista incompleta aseguró el lugar de las minorías y la posibilidad de la alternancia. Pero el sistema de partidos no llegó a constituirse. Los socialistas, adecuadamente organizados, sólo existían en la Capital; los conservadores, fuertes en muchas provincias, fracasaron una y otra vez en conformar un partido nacional. El radicalismo fue el único partido organizado, aunque su jefe, Hipólito Irigoyen, convencido de encarnar a "la Nación misma", estaba poco interesado en el diálogo. En el gobierno, el radicalismo recurrió a los trucos de la vieja política: distribuir puestos públicos y usar la policía en las elecciones. Con todo eso, conformó una fuerza electoral imbatible, a la que sus adversarios llegaron a calificar de comunista o de fascista. ¿Era de izquierda o de derecha?

En la década de 1940 pudo haberse constituido una alianza de partidos de centroizquierda, estimulada por la polarización ideológica del mundo contra el fascismo. Radicales, socialistas y comunistas esbozaron un frente popular antifascista al que se sumaron sindicatos, organizaciones civiles e intelectuales, y que terminó de cuajar en 1943, con un gobierno militar, con simpatías por el nazifascismo. En 1945 el triunfo de los aliados auguró el triunfo de la coalición antifascista, con un programa de democracia institucional y reformismo social de posguerra. Pero Perón cambió todo. Con el respaldo del Ejército y de la Iglesia, convocó a los sindicatos con una propuesta tangible de reformas sociales y amalgamó otros sectores, interpelados en nombre del pueblo y de la Nación. En el gobierno, combinó la democratización social con el autoritarismo dictatorial y la facciosidad. No fue un partido, sino un movimiento, confundido con el Estado. ¿Fue de izquierda o de derecha?

Desde 1955, los militares digitaron la democracia, proscribieron el peronismo y condenaron así a la ilegitimidad a los otros partidos. Cuando Onganía pasó del pretorianismo a la dictadura, los partidos acordaron las bases de una transición democrática. Con el abrazo de Perón y Balbín se cerró la vieja brecha, y en 1973 hubo un presidente electo, respaldado por sus opositores, de izquierda y de derecha. Al fin había reglas compartidas y diálogo entre adversarios. Pero, por otro lado, lejos de los partidos y del Congreso se desarrolló una fortísima conflictividad, presente en la puja distributiva, en el seno del peronismo y alrededor de la lucha armada. No sé quién estaba entonces a la derecha y a la izquierda. Pero es claro que la armonía de los partidos no alcanzó para que el gobierno, envuelto en una crisis fenomenal, pudiera sostenerse.

En 1983, con la ilusión democrática se reconstruyeron los partidos políticos, con los mejores augurios. Hubo afiliación masiva, nuevos dirigentes, programas y debates. El peronismo se reorganizó, aceptó ser una fuerza entre otras y entró en el juego democrático. En 1988 tuvo una elección interna ejemplar y en 1989 venció al radicalismo. Compitieron Angeloz y Menem. No sé bien quién estaba entonces a la izquierda, pero el sistema parecía empezar a funcionar.

Pero la hiperinflación de 1989 y la crisis de 2001 contribuyeron a destruir la ilusión democrática, deslegitimar la representación política y pulverizar el sistema de partidos. A caballo de ambas crisis, el peronismo volvió al poder y de hecho no lo abandonó hasta hoy. Algunos consideran que Menem fue una versión peronista de derecha y Kirchner, otra de izquierda. No me parece; para el punto de vista que aquí nos interesa, ambos son uno solo. Desde 1989 el peronismo dejó de ser un partido o un movimiento, para convertirse, más sencillamente, en la herramienta política de un conjunto de gobernantes que, cada uno en su nivel, construyen su poder con recursos del Estado. Esa notable máquina política, engrosada con no pocos tránsfugas, sólo se preocupa por la caja y el poder. En estas dos décadas largas, el Estado no sólo desertó de sus funciones básicas, sino que perdió la capacidad para controlar a sus gobernantes, limitar el saqueo o corregir los gruesos errores de gestión. Un Estado destruido y una máquina política gigantesca, aferrada a un cuerpo exangüe, es lo que dejan a quien tome la posta en 2015.

En suma, nuestra centenaria tradición política no nos ha dejado partidos de derecha e izquierda, y ni siquiera muchos partidos; salvo la UCR, el resto son hoy construcciones potenciales en torno de dirigentes que, como polos magnéticos, procuran atraer a una nube de políticos de convicciones débiles y apetencias grandes. Tampoco hay instituciones, ni Estado, ni república, sino un gran desquicio en cualquier lugar que se mire. Hoy, en las vísperas, creo que la opción política principal pasa por la continuidad de este estado de cosas o su reversión, que consiste en primer lugar en reconstruir el orden y las reglas, y también los partidos.

Un buen sector de los políticos, especialmente entre los peronistas, preferirá eludir los grandes riesgos, limitarse a cambiar las cosas ligeramente, eliminar lo más escandaloso, mejorar el diálogo, hacer una limpiada de cara y mantener lo sustantivo de un estado de cosas caótico pero altamente productivo para quienes lo gobiernen. Suele llamarse a esta alternativa "transformismo": el famoso "cambiar algo para que nada cambie". No sé si es una alternativa de derecha o de izquierda, pero estoy seguro de que no me gusta.

Al otro lado están quienes consideran prioritaria la reconstrucción de las instituciones, el Estado, la sociedad y todo lo demás. Entre ellos hay peronistas; no sé cuántos ni con qué convicción. Su tarea se asemejará a la de desactivar una bomba de tiempo. Habrá problemas técnicos y de gestión, pero sobre todo inmensas dificultades políticas, pues cualquier propuesta que altere el statu quo deberá enfrentar los intereses constituidos, de muchos prebendados por el Estado y de otros que se acostumbraron a vivir en la amplia zona de legalidad gris de estas décadas.

Quienes coinciden en que ésta es la tarea prioritaria tienen ideas diferentes sobre el destino final deseado. Por ejemplo, querrán un poco más de Estado o de mercado. Será una discusión muy importante, pero que no tiene mucho sentido hoy, cuando el Estado y el mercado están corroídos por el prebendarismo y lo seguirán estando si el país es gobernado por alguna variante transformista.

Para llegar a esa discusión, hay tareas previas que requieren la construcción de una voluntad política muy fuerte y muy convencida, todavía inexistente. Que pueda superar las duras condiciones del régimen electoral y las mucho más duras de gobernar. Los políticos tienen hoy en sus manos esa construcción, pero la opinión pública puede orientarlos, estimularlos en un sentido u otro. La opinión puede atraer a la causa de la reconstrucción a quienes son algo permeables a la opción transformista. También puede ayudar a que confluyan quienes, teniendo diferentes ideas sobre el futuro, coinciden en qué es lo que hay que hacer ahora. Creo que plantear hoy las cosas en términos de izquierdas y derechas no sólo es erróneo respecto de la historia del país, sino inadecuado para las opciones de la hora.


El autor es miembro del Club Político Argentino y de la Universidad de San Andrés

FUENTE: http://www.lanacion.com.ar/1686389-mas-alla-de-izquierdas-y-derechas

miércoles, 30 de abril de 2014

FALLECIÓ OTRO PRESO POLÍTICO


Estimados Amigos:

A través de la Unión de Promociones hemos tomado conocimiento que el día martes 29 de abril de 2014, falleció el señor Suboficial Mayor (R) Juan Ramón ALCOVERRO (Ejército Argentino), injustamente detenido como Preso Político.

Con él, son 235 (doscientos treinta y cinco) los Camaradas fallecidos, pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, de Seguridad, Policiales y Penitenciarias; en el marco de este proceso de persecución, teñido de incontables irregularidades jurídicas y sistemática venganza.

Expresamos nuestras sentidas condolencias a todos sus familiares, allegados, compañeros y amigos, rogándole al Señor, les conceda pronta y cristiana resignación. Esperamos que la sociedad argentina y sus representantes políticos recuerden el manto de sangre y acciones del terrorismo que los llevaron a pedir y ordenar a las FFAA que aniquilaran al enemigo subversivo que pretendía alzarse con el poder mediante el miedo, terror y violencia. En todos sus reclamos contra el avallasamiento autoritario del poder de turno deberían incorporar un justo reclamo por la paz, concordia, justicia e historia completa dentro del marco de igualdad contra la ley.

Dadas las avanzadas edades y estados de salud de los Presos Políticos en la Argentina, estas lamentables noticias son cada vez más seguidas. Una vez más levantamos nuestra voz hacia el poder de turno, no pueden continuar con esta matanza selectiva… es su obligación como presidente de todos los argentinos garantizar el debido proceso, la igualdad ante la ley, brindar asistencia sanitaria adecuada y por sobre todo lograr la unión de la sociedad para superar las antinomias que después de casi 204 años aún nos mantienen divididos. Es hora de sin odios, ni venganzas, es hora de una mirada superadora.

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre

¿QUÉ HAGO, MI GENERAL?

Por: Fernando Morales

Si bien la noticia tomó estado público la semana anterior, hace ya varios meses que las fuerzas armadas han comenzado a realizar tareas de “ayuda social” en barrios carenciados del gran Buenos Aires y de la Capital Federal.

Promediando abril, el Ejército puso por primera vez sus pies en un barrio carenciado porteño, ya no para imponer las rígidas normas del estado de sitio, ni para buscar terroristas armados, sino para llevar algo de bienestar a quienes más lo necesitan. La Armada, por su parte, hace tiempo trabaja en tareas sanitarias en la villa 31, la que le ha sido asignada por cuestiones de proximidad.  Enfermeros y médicos del cuerpo sanitario naval, relevan el estado de salud de la población local y tropas del cuartel del Estado Mayor General de la Armada realizan tareas varias de saneamiento y urbanización.

Escribir el anterior párrafo casi me hace creer que cualquiera de mis tantos amigos lectores llegarán a las lágrimas al ver cómo finalmente la sociedad civil y la militar se confunden en un abrazo fraterno sellando para siempre cualquier diferencia que pudiera haber existido. Dije bien; casi…..

Coroneles, capitanes, cabos y soldados, bajo la atenta mirada del superior comando operacional de “La Cámpora” y Madres de Plaza de Mayo, han de desplegar su arte ciencia oficio y profesión para la realización de tareas que podríamos denominar “ramos generales”, zanjear una calle, destapar un baño, levantar un muro, podar los árboles y tal vez sacar a pasear a los perros. Todo vale para el operativo “subordinación y valor”.

Será así que nuestras tropas conocerán un novedoso aspecto de su carrera militar, ésa a la que voluntariamente entregaron sus cuerpos y almas, obligándose a tomar las armas en defensa de la Patria, a someterse a un régimen laboral con condiciones especiales y a – llegado el caso- entregar su vida en cumplimiento del deber.

Este nuevo rol social, presupone un cambio radical en su “contrato” con el Estado Nacional. Menos mal que no se encuentran  agremiados, ya que cualquier aprendiz de delegado se haría un picnic con la demanda laboral que por ejemplo haría un obrero de la construcción al que quisieran poner a realizar tareas ajenas a su convenio colectivo de trabajo.

Pero, hasta donde podemos saber, las directivas políticas han sido tomadas con una alta dosis de profesionalismo castrense y otro tanto de resignación y nadie piensa en un planteo militar por trocar el fusil por la pala o la escoba.

Ahora bien, como junto con las nuevas tareas, se ha instruido a los mandos militares de todo lo que no pueden hacer para no afectar la sensibilidad de la población, han comenzado a surgir algunas dudas. El personal en “operaciones” tiene absolutamente prohibido intervenir en cuestiones de seguridad interior. Las ordenes son claras y contundentes: “van como obreros no como policías”

El problema radica en que-  sea en una villa de emergencia o en el coqueto barrio de la Recoleta-, la concurrencia diaria del personal militar a cumplir sus labores, terminará tarde temprano en la inevitable situación que hará que un militar presencie “in situ” la ejecución de un delito.  Sea éste relacionado con la droga, la presencia de armas ilegales, la violencia de género, el robo o lo que podamos imaginar, la directiva es la misma: “no intervenir en asuntos internos de seguridad”; “hagan de cuenta que son empleados de una empresa constructora”, fueron las órdenes que recibió un oficial naval como respuesta a su inquietud.

La pequeña y sutil diferencia, entre quienes ejercen el noble oficio de la construcción y un cabo del Ejército o la Marina puesto a fratachar una medianera, es que estos últimos, al igual que sus jefes superiores (ministro de Defensa incluido), revisten la calidad de funcionarios públicos. Esto los coloca en la incómoda posición de deber obligatoriamente dar por lo menos parte a las autoridades judiciales de cualquier ilícito del que tomen conocimiento. No hacerlo los coloca sin excepción en las puertas de una acción penal en su contra. Y ni siquiera entramos a considerar qué puede pasar con un funcionario militar que, en presencia de un delito in fraganti, mira para otro lado.

Por muy nacional y popular que pueda parecer, y a diferencia del muy razonable uso de las tropas cuando ocurre una catástrofe natural o un siniestro de proporciones (hemos abordado el tema recientemente), sacar a los soldados a la calle para cualquier cosa no es algo que parezca muy lógico.

Tal vez las autoridades no se han dado cuenta  de que disponen ya de otro ejército, mucho más numeroso que la suma de hombres y mujeres de las tres FFAA juntas.  Me refiero al ejército que conforman los beneficiarios de los planes, no trabajar, no estudiar, procrear y progresar y tantos otros  en los que el Estado Nacional invierte miles de millones de pesos sin pedir nada; absolutamente nada a cambio.

Tal vez sería bueno que profesionales de nuestras fuerzas, pudieran contar con toda esa gente que se ve “privada” de la bendición de contar con un trabajo digno y debe conformarse con recibir un subsidio sin poder demostrar su voluntad de trabajar, y enseñarles un oficio.  Qué bueno sería que, sin llegar a incorporarlos bajo estado militar,  nuestros militares ingenieros, médicos, arquitectos, informáticos, etcétera, brindaran parte de sus conocimientos a tanto desocupado a sueldo y, como dice el viejo proverbio, les comenzaran a enseñar a pescar para ya no tener que darles pescado.

Pero lógicamente, tal vez hacer eso presuponga la estigmatización del subsidiado, atente contra la dignidad social, viole alguna remota convención protectora de los derechos humanos o lo que es peor, nos reste algunos votitos a la hora del próximo acto electoral.

Lo inevitablemente cierto es que, en breve,  luego de terminar la jornada laboral, algún cabo; sargento o teniente se presentará ante su comandante para explicarle que algo  pasó delante de sus ojos mientras le reparaba el calefón a una familia carenciada cuyos planes sociales sumados superan largamente sus propios ingresos como soldado de la Patria, o mientras zanjeaba una calle interna en un asentamiento.  Desde la comodidad de su despacho el desafortunado oficial superior deberá hacer malabares para responder la pregunta que hoy por hoy nadie quiere escuchar: “Presencié un delito; dígame…. ¿qué hago mi General?