martes, 31 de marzo de 2015

MORIR POR CONVICCIÓN

El ciclo vital de los seres humanos termina con la llegada de la muerte. Idealmente, ella sobreviene  cuando los años han agotado la energía, desgastado los órganos y terminado con la voluntad de vivir. A veces la muerte se adelanta por un accidente o enfermedad grave. A veces un ser humando decide  terminar su ciclo por propia voluntad. Se llama  suicidio.  Pero muchos hombres y mujeres son arrebatados en medio de su ciclo vital por la acción de sus semejantes, sea en forma de violencia callejera, bajo la influencia del odio, los celos, la emoción violenta o el calor de la batalla. Cuando un ser humano enfrenta una situación de grave riesgo que pone en juego su vida, a sabiendas de las consecuencias, su muerte  es  el fruto del convencimiento de la causa que  lo motivó. Morir por convicción es una forma inusual de morir,  que no pasa desapercibida y que puede alcanzar ribetes épicos, pero es  una muerte más al fin.


Esta introducción nos lleva al caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Millones de televidentes asistimos al momento en que un periodista le preguntaba si era consciente que  al denunciar  a la presidente y su entorno de un grave delito ponía en riesgo su vida y contestó que sí. Pocos días después se cumplió inexorablemente su destino. Nisman actuó por convicción y murió por esa misma convicción. Lo terrible, lo insoportable, es que después de su muerte dos fiscales sostuvieron su acusación y un juez  y dos camaristas cerraron con sus fallos la posibilidad de una investigación imparcial. ¿Murió en vano Nisman, entonces? Hay quien puede pensar así pero nuestra visión es distinta. Nisman no murió en vano porque marcó un camino, un paradigma  de valor incalculable.  Cuando un hombre está convencido de cuál es  su deber debe cumplirlo hasta el final, más allá de los riesgos, de la conveniencia  y de los temores. El fiscal puede haber estado acertado o equivocado en su acusación. Pero creyó en ella hasta el punto de jugarse la vida (y perderla) en el intento.


Es lastimoso también que la investigación por su muerte, de la que hay indicios crecientes de que fue  un asesinato,  haya quedado entrampada en las discusiones entre una fiscal irresoluta, una ex esposa sumamente entrometida y un gobierno que se empeña en enlodar al difunto de la forma más  escabrosa y ruin que la dignidad puede soportar. Las expresiones del Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, son un compendio de mal gusto, ligereza y grosera chabacanería. Las demoras y las discusiones entre peritos quieren hacer olvidar, con el paso del tiempo y la aparición de nuevos temas de interés público que en la Argentina apareció muerto el fiscal que había denunciado a su propio gobierno, el día anterior a su presentación en el Congreso. Sin embargo, a los ciudadanos que sentimos que la denuncia de Nisman fue el primer  gran intento de investigar a un poder embriagado de impunidad, no conseguirán hacernos olvidar lo que él ahora representa: un hombre que con sus defectos y virtudes tuvo el coraje de  morir por convicción.


¿Y qué nos muestra la otra cara de la moneda, la cara del poder?  La presidente de la nación ha recomenzado sus cadenas nacionales proselitistas, con la presencia de sus candidatos y los anuncios baladíes que le sirven de pobre excusa. El Ministro del Interior y Transportes se postula como precandidato presidencial pero conserva el control de las elecciones en que competirá. Los jueces electorales no pueden actuar porque aún no se han oficializado las candidaturas  y se da por descontado que la palabra de un Ministro no vale nada. Esta afirmación no es caprichosa. Todos los postulantes por el Frente para la Victoria se humillan al aceptar que harán lo que Cristina Fernández quiera. El Artículo 38 de la  Constitución Nacional  dice que ella garantiza a los partidos políticos,  como instituciones fundamentales del sistema democrático, “…la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos…”  pero eso no funciona así en el mundo oficialista. Allí, sin embozo, la presidente impone las candidaturas y el resto acata como soldados que no analizan la legalidad de las órdenes recibidas.

En el campo económico  los malos pronósticos se han hecho realidad. La Argentina está en recesión y el comercio exterior ha caído abruptamente, tanto en exportaciones como en importaciones. Los dólares escasean y no hay posibilidad de acceder al crédito externo. La inflación sigue  en valores incompatibles con el funcionamiento normal de la economía y el consumo se sostiene insuflando al sistema pesos sobrevaluados sin respaldo real que aceleran el crecimiento del déficit  fiscal. Todo está pensado y organizado para ser sostenido en forma ficticia y forzada hasta las elecciones y después quedará en manos del próximo gobierno enfrentar las consecuencias de los desaguisados cometidos, no por error, sino por una deliberada e insensata política populista que solo se justifica en la búsqueda de mantener una cuota de poder y un falso relato.


El pináculo del ocultamiento y la incoherencia discursiva corrieron por cuenta de Kicillof, el Ministro de Economía que declaró que no daba las estadísticas de pobreza para no estigmatizar a ese sector, afirmación absurda ya que no puede haber estigmatización en la exposición de un dato descriptivo de una situación. Lo suyo es un burdo intento de ocultar un dato desfavorable y una demostración de la voluntad de negar la realidad.


Quizás el único rayo de luz que iluminó el campo político provino de la  Convención Radical. Más allá del resultado, que fue  la decisión de competir en las PASO  en una misma alianza transitoria con el PRO  y la Coalición Cívica, lo valioso del proceso fue que por una vez en mucho tiempo vimos  funcionar la democracia interna en un partido político y cómo se adopta una decisión en medio de un debate público, con posiciones claras y con las diferencias resueltas a través del voto. En lo estrictamente electoral esta decisión termina de definir  el panorama al dejar solo tres candidatos con posibilidades ciertas de acceder a la presidencia: Macri, Scioli y Massa, con el primero en franco crecimiento y afirmación de sus posibilidades.


La preocupación más fuerte en el campo opositor  y en la ciudadanía que no adscribe al Frente para la Victoria es el daño que aún puede producir el gobierno antes de dejar el poder a través de leyes de franco contenido populista, del incremento de subsidios que se tornarán insostenibles en el tiempo y de los acuerdos con potencias extranjeras que comprometen el futuro. No dejamos de notar que las trampas y las chicanas que utiliza el gobierno para burlar las normas electorales con copiadas por distintos sectores políticos, que aun en inferioridad de condiciones, no se resignan a dejar al oficialismo el monopolio del abuso.


Por eso es que afirmamos que en las próximas elecciones se juega mucho más que un recambio de gobierno. Es necesario que quien suceda al actual gobernante demuestre que no ha sido inoculado por el virus del autoritarismo, del anti republicanismo y por supuesto de  la insoportable corrupción. Deberá atender graves desacoples económicos y reparar graves injusticias. Terminar, como dijo Mauricio Macri, con “el curro de los derechos humanos” para pasar a analizar con imparcialidad las persecuciones impulsadas por la venganza y los intereses materiales. Reubicar a la Argentina como un país serio y confiable en  sus relaciones internacionales y  recuperar la seguridad interna y las capacidades para la defensa que se han deteriorado a un nivel inaceptable, entre otros muchos campos de deterioro moral y de infraestructura.


El camino a transitar es largo, difícil y complicado, pero predomina en nosotros la esperanza de que el tiempo oscuro se esté terminando y que encontraremos la salida a través del ejercicio de la democracia con unión, esfuerzo y mucho trabajo, efectuado con vocación de servicio. De ese modo, quienes murieron por convicción a lo largo de nuestra historia reciente, no habrán muerto en vano.
                                                                                         Buenos Aires, 29 de Marzo de 2015

Juan Carlos Neves
Vicepresidente de Nueva Unión Ciudadana

NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.

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