domingo, 16 de agosto de 2015

SOY MARCIANO

 


"¿Han podido las naciones, a no faltarles el juicio, conferir a los que hacen depositarios de sus derechos el de hacerlas constantemente desgraciadas?".
 Paul Henri Thiry, Barón de Holbach

El lunes pasado, con sangre y dolor, descubrí que no sólo no soy argentino sino tampoco terrícola y, como ahora Marte queda más cerca, estoy convencido que de allí vengo. A ese origen planetario debo atribuir la sinrazón de todos los análisis que me llevaron a conclusiones tan equivocadas en materia política.



Bachelet tiene 12% de aprobación; Rousseff, un penoso 7,7%; Cristina Kirchner, culpable de hechos muchísimo más graves, demostró que dispone del 38%. Que no lo haya visto así prueba lo acertado del título: sólo alguien que recién hubiera aterrizado pensaría que la enorme sucesión de atropellos a la República y los siderales escándalos de corrupción, la permanente inexistencia de obras públicas cien veces prometidas y las recurrentes inundaciones, los daños terminales ocasionados a la economía y el memorable saqueo a las arcas del Estado, harían que los argentinos votaran por terminar con tantos flagelos que, cual jinetes del Apocalipsis, han sido convocados a estas latitudes.


Como marciano, me formulé algunas preguntas: si entre las mayores preocupaciones de la ciudadanía están el narcotráfico rampante y la violencia consiguiente, ¿cómo pudo uno de cada cinco bonaerenses elegir a Anímal Fernández, acusado de ser la cabeza de ese nefasto "negocio", como candidato a Gobernador?; si la Provincia de Buenos Aires ha soportado estos últimos ocho años la peor administración de su historia y carece de caminos y de las obras hídricas que evitarían las recurrentes inundaciones de ciudades y pueblos, ¿cómo pudieron tantos partidos del interior optar por Daniel Scioli, un permanente mentiroso, responsable directo de tantas penurias y "operador" en la Justicia para lograr la impunidad de los Kirchner, como candidato a Presidente?; si La Plata sufrió una tragedia porque los fondos destinados a la canalización del arroyo El Gato fueron "distraídos" y aún no se conoce la cifra de muertos, ¿cómo pudo su Intendente, Pablo Bruera, ser elegido como candidato a auto-sucederse? Evidentemente, debe haber algo en el aire o en la comida de los argentinos que justifique que esos hayan sido sólo algunos (hay muchos más, a veces peores) de los resultados de las Primarias.

Soy testarudo, y seguiré especulando acerca de qué puede pasar en octubre. Hay un dato no menor a considerar: los fiscales -¡fue conmovedor el éxito de su convocatoria!- del PRO y del FR se foguearon en las PASO, y las habituales maniobras fraudulentas que se utilizaron la semana pasada resultarán, para los tramposos, más difíciles de concretar.



Me parece que Anímal, apretado entre María Eugenia Vidal, la candidata del PRO que lo superó por amplio margen, y Felipe Solá, que obtuvo más votos que su presidenciable, no podrá sumar a quienes acompañaron al pre-candidato perdedor del ¿Frente para la Qué?, en especial porque los "barones" detestan, con causa, al segundo en la fórmula,  Martín Sanatella: el oficialismo propondrá a los bonaerenses un dúo conformado por un tipo sospechado de narcotraficante y asesino y por un acomodaticio ladrón y groucho-marxista, y la Iglesia -Papado incluido- se opondrá frontalmente a esa fórmula. Algunas preguntas: ¿por quién se inclinará el millón y medio de votos que acompañó a la fórmula Domínguez-Espinoza en las PASO?, ¿pueden soñar Vidal o Solá con capturarlos?, ¿reeditarán los "barones" -algunos de los más antiguos fueron desplazados de las candidaturas por La Cámpora o tienen a candidatos opositores mordiéndoles los talones- su conducta de 2009 y 2013?

 
Cuando las aguas bajen turbias y termine la renovada tragedia que afecta a tantos partidos de la Provincia, pienso también que las inoportunas y luego frustradas vacaciones en Cerdeña del actual Gobernador le impedirá, tanto o más que la falta de obras hídricas que la motivaron, obtener los votos que  Lancha necesita para alcanzar el soñado 45%, que le resultó esquivo en las PASO, en especial en el distrito que gobierna tan desastrosamente.

Como se piensa que el ballotage se dirimirá entre Scioli y Macri, las inquietudes de todos se refieren al destino de los votos de los demás candidatos que ya salieron de la competencia o lo harán en octubre. Massa ha sido el más virulento en sus críticas al criminal kirchnerismo reinante; no parece posible que sus votos (20% en las PASO) acudan en auxilio del ¿Frente para la Qué?, a pesar del peronismo de muchos de ellos, y lo mismo sucede con aquéllos que se inclinaron por José Manuel de la Sota que, antes de cualquier filiación política, son cordobeses, hartos de la prepotencia de Cristina.


Margarita Stolbizer, progresista de buena fe y de una honestidad probada, es la peligrosísima denunciante de la causa Hotesur, que jaquea a la Presidente y a su familia; sus votantes (3,51%) obviamente no acompañarán a Lancha ahora, a sabiendas de que éste les garantizará la impunidad. Más inquietud generan los votos de Adolfo Rodríguez Saa (2,11%), porque sus lealtades siempre han sido oscilantes. Quedan los diferentes partidos testimoniales de la izquierda, pero creo que optarán por votar en blanco o anular sus votos.


En las PASO se expresó el menor porcentaje (74%) de ciudadanos habilitados desde 1983. Falta saber quiénes fueron y qué opinarán en octubre los que faltaron el domingo; allí estarán las respuestas y se terminarán todas las alquimias y especulaciones. Por ejemplo, si alguna nueva catástrofe se produjera, un brutal escándalo explotara o la cotización del blue se escapara en los setenta días que faltan para la primera vuelta electoral, aún en medio de una sociedad tan distraída como la nuestra -¿recuerda la inexplicada muerte del Fiscal Nisman, la persecución al Juez Fayt, el desplazamiento del Juez Cabral por el memorandum con Irán o del Juez Bonadío por allanar las oficinas de Máximo Kirchner?-, se producirá una gigantesca caída en la intención de voto de Lancha, de Anímal y del resto de los candidatos oficialistas, que podría resultar en que el ballotage fuera entre Macri y Massa, como sueña éste.


Pero volvamos a la realidad: el 60% de los votantes dijo, claramente, que ya no quiere a los Kirchner ni al "modelo" despótico y suicida que encabezan. La ley impide, desde junio pasado, establecer nuevas alianzas electorales o modificar las fórmulas, resulta impensable pensar que Macri entregue a Vidal para beneficiar a Solá, Massa retire su candidatura presidencial, y parece cerrada la posibilidad de incorporar figuras del Frente Renovador a un futuro gabinete del PRO, ya que éste ha acordado con sus socios -UCR y CC- el reparto de cargos.


Pero habría que encontrar algún camino para alejar, de una vez por todas, la improbable posibilidad de Lancha de hacerse con el triunfo. A la luz de los números detallados más arriba, a Macri y a Massa debería resultarles de sumo interés encontrar una solución, aún contemplando la posibilidad de que fuera el otro quien triunfara. Porque, convengamos, si la situación actual, tan irreductible, se mantuviera hasta octubre y, ante la desunión de los contendientes, Scioli ganara la carrera final -algo improbable pero posible por la exótica forma que aquí tienen los dos turnos electorales- ambos serán responsabilizados de la derrota por la sociedad.

Bs.As., 16 de agosto de 2015


Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

NOTA: Las imagines y destacados no corresponden a la nota original.

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