sábado, 6 de enero de 2018

LA SINIESTRA IDEOLOGIZACIÓN DE LOS DDHH

Por Sergio Tapia T.

La ideología es la “anti-ciencia”. Es producto del idealismo, postura que en lugar de centrarse en la reflexión y la racionalidad, se extravía y envanece, sustituyendo la realidad verdadera por la quimera de la subjetividad y los deseos. Destronando la objetividad, la piedra fundamental del conocimiento científico.

La ideología es demagogia y severamente intransigente. Se inclina a imponer el error que postula.

El marxismo es una de las ideologías, pero la más fría de todas. Se constituye en peligro nacional, amenaza gravemente la seguridad nacional, y es fuente de constante alteración del orden público. Pone en peligro la seguridad jurídica, porque es esencialmente subversivo.

La diversas posturas marxistas siempre trastocan y desordenan, ya sea el leninismo, el trotskismo, el estalinismo, el maoísmo, el modelo albanés, la autogestión yugoeslava, el castrismo, el gramcismo, la Escuela de Frankfurt, el Foro de Sao Paulo y el Socialismo del Siglo XXI (ambos expresión del castro-lula-chavismo) y los conocidos “caviares” así como sus ONGs.

Desde hace 30 años los marxistas se han apoderado de los organismos internacionales de la OEA y de la ONU en materia de derechos humanos: Comisiones, comités, relatorías, tribunales y cortes. Observamos anualmente a nuestras silentes cancillerías, aprobar en asambleas generales las candidaturas infaltablemente “rojas” sin excepción.

Diego García Sayán ha ejercido en los últimos 12 años en la Corte Interamericana de DDHH y ahora está en una Relatoría de la ONU, destinada a cuestionar la independencia de los jueces y abogados en el mundo, en aquello que rime con sus intereses ideológicos, como lo viene haciendo en Colombia, con la falsa paz suscrita por el presidente Santos con las FARC, a pesar de la desautorización plebiscitaria.

En la Comisión Interamericana en Washington han ejercido, en seguidilla, el ya referido García Sayán y hasta Susana Villarán. Pertenece actualmente Francisco Eguiguren, ministro de justicia de Ollanta Humala y su embajador en España, intentó también pertenecer al TC[1], pero la oposición parlamentaria lo desautorizó por carecer de independencia frente al gobernante de turno.

Recientemente con membrete y sello de la Corte Interamericana se ha emitido una resolución insostenible, que consagra la impunidad a sus amistades ideológicas del TC. Se “ordena” a nuestro Congreso de la República “congelar” la investigación a altos funcionarios del Estado denunciados por contravenir la Constitución e incurrir en delito. Estas atribuciones están expresamente concedidas al Congreso en los arts. 99 y 100 de la Constitución.

La investigación no es iniciada por ningún partido político, es el reclamo y la denuncia de 11 ciudadanos.

¿Qué Corte de DD HH es ésta? ¿Defensora de funcionarios denunciados, que desoye a ciudadanos denunciantes y atenta contra las atribuciones constitucionales del Congreso?

Las atribuciones de la Corte IDH son “supletorias” del derecho nacional. Quien suple, complementa, pero no puede sustituir al titular. Grave error del presidente de la Corte IDH, que el Estado peruano y otras cancillerías americanas solidariamente, deberían dejar de ser tan tolerantes con la ideologización de los derechos humanos a través de los organismos internacionales.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 5 de enero de 2018, p. 6




[1] Tribunal Constitucional.

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