viernes, 2 de febrero de 2018

MERECIDO RECONOCIMIENTO A FAMILIARES DE MILITARES CAÍDOS

El Ejército Argentino dio un giro institucional que la diferencia de la Armada Argentina, Fuerza Aérea Argentina y la sociedad en general, a partir de este año esa fuerza rendirá homenaje a sus miembros caídos en cumplimiento de su deber y juramento: defender la bandera hasta perder la vida.

Está faltando que el estado reconozca, homenajee y repare a las víctimas del terrorismo en la Argentina, las que han sido sistemáticamente ignoradas por todos los gobiernos que precedieron al actual.

En un plano de igualdad ante la ley, el estado debería equiparar el tratamiento que se ha dado a todo el personal del estado argentino que luchó contra el terrorismo internacional con los miembros de las organizaciones armadas subversivas que pretendieron alzarse con el poder del estado mediante la violencia. No estamos pidiendo una amnistía, ni indultos… simplemente pedimos igualdad ante la ley y la garantía de haber realizados juicios justos. De no ser así reclamamos que se audite todo lo actuado y se corrijan los graves errores cometidos desde el punto de vista del derecho nacional e internacional.


MERECIDO RECONOCIMIENTO A FAMILIARES DE MILITARES CAÍDOS

Representa un acto de justicia que la sociedad pueda recordar, homenajear y acompañar a las olvidadas víctimas del terrorismo subversivo

Teniente General Diego Luis Suñer haciendo entrega de un reconocimiento institucional a Juan Carlos Gay,
hijo del General Camilo Gay e Hilda Irma Casaux

El 19 del mes último, el Ejército realizó un merecido homenaje a los familiares de los militares y parientes muertos y heridos en el ataque que el grupo terrorista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) realizó a la Guarnición Militar de Azul aquel mismo día de 1974.

Jorge Ibarzabal fue secuestrado y asesinado 10 meses después

En esa oportunidad, fueron asesinados el coronel Camilo Gay, jefe del Regimiento 10 de Caballería Blindada; su esposa, Nilda Cazaux, y el soldado conscripto Daniel González, quien defendió su puesto de guardia y alertó a la guarnición. También fue secuestrado el teniente coronel Jorge Ibarzábal, jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, quien pasó diez meses en manos de sus captores, torturado y luego asesinado. Resultaron heridos, además, un oficial y un suboficial.

El soldado González, asesinado durante el ataque

En aquella noche de un sábado de enero, en la referida guarnición militar, la mitad de los efectivos estaban de licencia y muy pocos, en los cuarteles. Pese a ello, sus defensores impidieron que la tomaran más de un centenar de guerrilleros de la organización mencionada.

Desde el punto de vista político, este ataque tuvo lugar a tres meses de la asunción de Juan Domingo Perón a la presidencia, tras ser elegido con el máximo porcentaje de votos desde la entrada en vigor de la ley Sáenz Peña.

El acto realizado en Azul fue presidido por la máxima autoridad del Ejército, el teniente general Diego Suñer. Hacía décadas que un jefe de la fuerza no presidía este tipo de conmemoraciones. Por primera vez en 44 años asistieron el hijo del matrimonio del coronel Gay y una hermana del soldado González.

En su discurso, tras plantear la solidaridad y el reconocimiento a la Armada y a los familiares de la tripulación del submarino ARA San Juan, mencionó que el acto se suma al realizado el año pasado en reconocimiento de las madres de los caídos en las Malvinas.

En esa misma línea, en esta conmemoración tuvo lugar un reconocimiento a las mujeres, los hijos, hermanos y demás familiares de los militares asesinados y heridos en el ataque a la guarnición de Azul.

Con sus palabras, el jefe del Ejército resaltó la significación que para un militar tiene dar la vida cumpliendo su deber y lo que implica hacerlo por el conjunto de sus conciudadanos. Destacó que este es el fin último de la razón de ser de los militares y que son formados en ese espíritu. Agregó que lo sucedido en Azul ese trágico día fue una prueba y un testimonio, ejemplos para las nuevas generaciones de soldados. Y agregó citando al historiador Luis Alberto Romero: "Necesitamos más historia y menos memoria" para poder comprender la violencia que sufrió la Argentina entre fines de los años 60 y los 70, a fin de asumirlo sin subjetividad ni pasión, acercándose así al conocimiento de los hechos, evitando repetir los errores cometidos en el pasado. También, para comprender y acompañar el dolor de los familiares de las víctimas agredidas por esta violencia, ignoradas y no reconocidas durante décadas. Ninguna de las madres de los asesinados pudo, hasta ahora, recibir un homenaje como el realizado días atrás. Ellas ofrendaron sus hijos al país y muchas, como ellos, murieron en el olvido.

Sobre el final de su discurso, afirmó: "No hay en esto cálculo ni intención política alguna. No hay intento de soslayar o justificar hechos ilícitos que son materia judicial. No hay voluntad de alimentar controversias estériles a casi medio siglo de los hechos. Solo el genuino y legítimo interés por contar las cosas como ocurrieron y rendir tributo a los que combatieron con heroísmo del lado de la ley".


A lo largo del corriente año, el Ejército recordará a sus integrantes caídos en acciones terroristas durante el gobierno constitucional del período 1973-1976 y seguirá reconociendo a sus familiares. Entre los actos, se brindará homenaje a los muertos en combate en el intento de copamiento del Comando de Sanidad del Ejército en la Capital Federal, en 1973, y en el ataque al Regimiento 29 de Infantería de Monte de Formosa.

Es así como este acto realizado por el Ejército se inscribe en la línea que desde este espacio editorial hemos venido defendiendo y tratando de acercar al lector una interpretación histórica de la violencia que sufrió la Argentina en los años 70, sobre la cual todavía falta una visión justa, integral y equilibrada, que solo puede proporcionar, precisamente, la historia. La democracia se fortalece cuando la verdad es una de sus bases. Por ello, recordar a las olvidadas víctimas del terrorismo subversivo, reconocerlas en la memoria colectiva, brindarles un espacio en el recuerdo de la sociedad, también es un mensaje de lo que Nunca Más debe ocurrir: que la violencia sea una herramienta para desestabilizar la democracia e intentar hacerse del poder.



NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.

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