sábado, 31 de marzo de 2018

CONTINÚAN FALLECIENDO MÁS PRESOS POLÍTICOS



Estimados Amigos:

A través de la Unión de Promociones hemos tomado conocimiento del fallecimiento, en las oportunidades que para cada caso se expresan, de los siguientes fallecimientos de Camaradas Presos Políticos:

1. Viernes 30 de marzo de 2018: señor Arzobispo Eugenio Segundo Zitelli, de 85 años de edad.

2. Viernes 30 de marzo de 2018: señor Comisario (R) Orlando José Zgolicz (Policía Federal Argentina).

Consecuentemente, ya son 438 (cuatrocientos treinta y ocho) los fallecidos, pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles; en el marco de este proceso de persecución, venganza y exterminio, donde SE CONTINÚAN REPITIENDO en forma sistemática infinidad de irregularidades jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.

Debe destacarse que del total de Presos Políticos que han fallecido, 97 (noventa y siete) decesos se han producido desde el día 10 de Diciembre de 2015.

Expresamos nuestras sentidas condolencias a todos sus familiares, allegados, compañeros y amigos, rogándole al Señor, les conceda pronta y cristiana resignación. Esperamos que la sociedad argentina y sus representantes políticos recuerden el manto de sangre y acciones del terrorismo que los llevaron a pedir y ordenar a las FF.AA. que aniquilaran al enemigo subversivo que pretendía alzarse con el poder mediante el miedo, terror y violencia. En todos sus reclamos contra el avasallamiento autoritario del poder de turno deberían incorporar un justo reclamo por la paz, concordia, justicia e historia completa dentro del marco de igualdad contra la ley.

Dadas las avanzadas edades y estados de salud de los Presos Políticos en la Argentina, estas lamentables noticias son cada vez más seguidas. Una vez más levantamos nuestra voz hacia el poder de turno, no pueden continuar con esta matanza selectiva… es su obligación como presidente de todos los argentinos garantizar el debido proceso, la igualdad ante la ley, brindar asistencia sanitaria adecuada y por sobre todo lograr la unión de la sociedad para superar las antinomias que después de casi 208 años aún nos mantienen divididos. Es hora de sin odios, ni venganzas, es hora de una mirada superadora.

Por tal circunstancia, adherimos a la reiterada convocatoria de la Unión de Promociones a todos los integrantes de las distintas Fuerzas, a las distintas ONG e Instituciones vinculadas o afines, a familiares, amigos y allegados en general, a sumarse y trabajar en apoyo de todos quienes deben enfrentar esta injusta situación, a fin de afirmar y fortalecer el planteo de los justos reclamos por acceder a una justicia verdaderamente independiente, imparcial y objetiva, a través del irrestricto respeto por la Constitución Nacional.

Dolorosamente,

Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre

INEXPLICABLE MANÍA



"La verdad tiene muy pocos amigos, y los
muy pocos amigos que tiene son suicidas"
Antonio Porchia

Los argentinos, desde hace más de setenta años, sufrimos una rarísima compulsión al suicidio colectivo, que se ha manifestado de muy diferentes maneras en nuestra historia reciente, pero siempre con trágico éxito.

El 27 de enero de 2017, el Presidente de la República firmó el Decreto N° 70/17, mediante el cual imponía leves limitaciones al régimen vigente de inmigración hacia nuestro país, establecido por la Ley 25.871. Para comprobar la razonabilidad de mi calificativo, basta con leer en el artículo 4° cuáles eran las restricciones que se establecían al actual libérrimo e idiota marco regulatorio de ingreso de personas a la Argentina.

Así, se pretendía impedir entrar a nuestro territorio a quienes hubieran: presentado documentación nacional o extranjera falsa o adulterada; omitido informar sobre la existencia de antecedentes penales o condenas; sido expulsados del país o tuvieran el ingreso prohibido, hasta tanto la medida fuera revocada; sido condenados o estuvieran cumpliendo penas por delitos de tráfico de armas, de personas, de estupefacientes, de órganos o tejidos, por lavado de dinero o inversiones en actividades ilícitas; incurrido en actos de gobierno que constituyan genocidio, crímenes de guerra, terrorismo o delitos de lesa humanidad; tenido antecedentes relacionados con la participación en actos u organizaciones terroristas; incurrido en la promoción o facilitación, con fines de lucro, en el ingreso ilegal de extranjeros; promovido la prostitución y lucrado con ella; sido condenados por actos de corrupción; intentado eludir los controles migratorios.

Como se ve, no se imponía restricción alguna por motivos raciales, políticos, religiosos, económicos o sexuales a quienes quisieran ingresar a territorio nacional, fuera con fines de residencia o en forma meramente transitoria. Es decir, la norma no discriminaba a nadie salvo, claro está, a los graves delincuentes.  

Pero Mauricio Macri no contaba, al momento de firmar ese decreto, con la suicida reacción del izquierdoso progresismo que, rápidamente, salió a criticar el decreto en cuestión. Los imbéciles de turno, algunos de ellos legisladores, vociferaron diciendo que no se justificaba la necesidad y urgencia de la decisión del Ejecutivo porque en ella se mostraba una visión sesgada del universo carcelario, destacando que sólo el 6% de los presos en cárceles argentinas es inmigrante, porque se apelaba a las palabras "ilegalidad" y "clandestinidad" para estigmatizar a los inmigrantes y porque restringía el derecho de éstos a obtener documentación nacional.

El 22 de marzo de este año, es decir, hace pocos días, la Sala V de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal resolvió declarar inconstitucional el decreto del Presidente. A partir de ahora, entonces, todos los pequeñísimos impedimentos que se pretendió imponer a los criminales dejaron de existir, y éstos podrán entrar libremente para continuar su trayectoria dañosa aquí.

He viajado mucho a lo largo de mi vida, y no he visto país en el mundo que, como el nuestro, sea tan absurdamente generoso para con aquéllos que quieren ingresar, aunque sea sólo para estudiar, trabajar o hacer turismo. Para hacer callar a los energúmenos vernáculos, debería ser suficiente preguntarles qué régimen migratorio debería practicarse aquí porque, evidentemente, no pueden estar pensando en Bolivia, Nicaragua, Venezuela o Cuba, en la región, o en Rusia, Irán o China, todos muy exigentes a la hora de levantar las barreras de entrada y, muchas veces, también de salida. 

En todas las naciones civilizadas se exige a los interesados en pasar a residir legalmente dentro de sus fronteras contar con un trabajo asegurado, pues sus Estados no están dispuestos a incrementar su propia cuota de pobres a los que debe alimentar, curar y educar con los impuestos que pagan sus ciudadanos. Aquí, como es más que obvio, no sólo no le pedimos nada sino que le facilitamos el acceso a cirugías y hospitales gratuitos, a documentos argentinos (indispensables para votar al señor feudal de la provincia), a educación de mejor calidad que la que dispone en su país de origen y hasta a adquirir casas, campos, automóviles y aviones con dinero lavado.

Pero lo verdaderamente grave, lo que nos convierte en un caso patológico de sociedad autodestructiva, es que permitimos ingresar y comerciar libremente a todas las organizaciones de traficantes de drogas que pueblan el continente, llenándolo de sangre y muerte.

Sabemos hasta cuáles de ellas mandan y gobiernan en cada barrio o asentamiento de nuestras ciudades. Algunas nacionalidades se especializan en cocaína y heroína, otras en marihuana y muchas en drogas sintéticas, pero todas ellas zanjan a tiros sus disputas territoriales, con armas cada vez más sofisticadas, que obviamente superan el equipamiento policial, mientras siembran el terror entre los vecinos honestos y trabajadores.

¿Qué otra forma tenemos de impedir que ese anómalo fenómeno continúe expandiéndose hasta que nuestro país se convierta en México, donde los muertos ya se cuentan por decenas de miles, que no sea cuidando estrictamente nuestras fronteras? Colombia está en vías de superar ese difícil trance, pero Brasil y la Argentina se están acercando a pasos agigantados a esa triste realidad.

Llegó la hora, en este tema también, de decir ¡basta! a la interesada estupidez de algunos, y a la falta de coraje necesario de otros para enfrentarlos.

Y digo "también" porque, el jueves 12 de abril, a las 19:00 horas, nos reuniremos en la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, para decirle ¡basta! a este Poder Judicial que se sigue riendo de nosotros, que continúa privilegiando los derechos de los delincuentes frente a los de las víctimas, que encarcela a los perejiles mientras libera todos los días a los autores de los mayores desfalcos que la sociedad ha sufrido, que garantiza la impunidad de los poderosos y lucra con ello, que dicta sentencias reñidas con la Constitución y con la ley.

Los ciudadanos de a pie iremos a decirle a la Corte Suprema de Justicia y al Consejo de la Magistratura que estamos hartos, verdaderamente podridos, de este presente de asfixia moral, de lepra sorda, de cobardías y de sensualismos de camastros, como escribió Leopoldo Lugones.

Mientras tanto, sólo me queda desear una feliz Pascua de Resurrección -o un feliz Pésaj- para usted y los suyos. Ojalá, todos juntos podamos orar por la resurrección de nuestra Argentina.

Bs.As., 30 Mar 18

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

viernes, 30 de marzo de 2018

UN PAR DE MANOS


Una grabación de Elvis Presley, considerada como “perdida”,  a una bella canción de Carroll Roberson;  traducida y subtitulada por un servidor.
JFBelasko

LA CARA EN EL ESPEJO


Por James Neilson [1]

Año tras año, los izquierdistas, kirchneristas y otros paladines del bien en su lucha eterna contra el mal festejan con orgullo desafiante el aniversario del golpe de Estado de 1976. Parecen entender que, en cierto modo, fue obra suya. No les molesta saber que, de haber logrado los militares remodelar el país como se habían propuesto, ellos también hubieran sacralizado el 24 de marzo. Tampoco les impresiona el que lo lógico sería que los comprometidos con los valores democráticos y el respecto por los derechos humanos celebraran con el fervor correspondiente el 10 de diciembre porque, en aquel día de 1983, se restauró el orden constitucional, mientras que pasarían por alto una efeméride que, en su opinión, sólo merecería la aprobación de un puñado de derechistas nostálgicos.

Si bien son cada vez más los que piensan así, hasta ahora no les ha sido dado hacer retroceder a los resueltos a mantener el 24 de marzo como el día clave de la historia moderna del país. Para estos personajes, todo cuanto ha ocurrido desde entonces está relacionado con el golpe militar y sus secuelas. Como las tragedias de Sófocles o Shakespeare que han conservado toda su vigencia, los actores pueden cambiar pero los roles, y la trama, siguen siendo los mismos.

Lo último que quieren es que la Argentina deje atrás los setenta años o, lo que a su entender sería peor todavía, que se hiciera un análisis serio de las razones por las que tantas personas, incluyendo a muchos políticos moderados, creían que el golpismo era un fenómeno natural. Tampoco les parece extraño que en la Europa de la década de los ochenta del siglo pasado virtualmente nadie supusiera que la política debería continuar girando en torno a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, una catástrofe que fue mil veces mayor que nuestra “guerra sucia”, mientras que aquí, a más de cuarenta años del golpe, aún abunden quienes se niegan a reconocer que en el mundo mucho ha cambiado a partir de aquella jornada deprimente y que acaso valdría la pena no perder más tiempo fantaseando acerca de lo que pudo haber sido.

No será fácil convencer a los “militantes” que se proclaman dueños absolutos de la Memoria, Verdad y Justicia, así con mayúsculas, que en su caso se trata de conceptos resbaladizos manipulados por demagogos. Tanto los protagonistas ya ancianos de los conflictos que ensangrentaron a la Argentina de hace dos generaciones como los más jóvenes que han hecho suyas las obsesiones de sus mayores, han procurado –con bastante éxito, hay que decirlo-, reemplazar la memoria auténtica de aquellos tiempos por otra ideologizada, personalizada, en la que les tocaba a los montoneros y erpistas desempeñar un papel heroico en defensa de la democracia.

Por el mismo motivo, prefieren ficciones, con tal que les sean convenientes, a la verdad comprobable, de ahí la sacralización del número talismánico “30.000”; como fundamentalistas religiosos, estallan de furia toda vez que alguien se anima a señalar que fue elegido por motivos propagandísticos, o sea, publicitarios, y se oponen a todo intento de averiguar cuántos desaparecidos hubo en base a la evidencia comprobable.

Lo mismo puede decirse del empleo de la palabra “genocidio”, como si todos los asesinados por los militares pertenecieran a una etnia determinada que el régimen quería eliminar. Fue una matanza horrenda, de acuerdo, pero el genocidio es un crimen de dimensiones apenas concebibles en estas latitudes. El holocausto perpetrado por los nazis y el asesinato de entre 500.000 y un millón de tutsis en Ruanda, fueron genocidios; lo hecho por la dictadura castrense no fue comparable con tales atrocidades colectivas en que participaron muchísimos civiles.

En cuanto a la Justicia, la actitud de la mayoría de los militantes que llenaron la Plaza de Mayo se asemeja a la reivindicada por su general favorito, Juan Domingo Perón. “Al amigo todo; al enemigo, ni justicia”. Lo que piden es venganza. Con la complicidad de buena parte de una clase política intimidada, se las han arreglado para asegurar que cualquier militar acusado de violación de los derechos humanos se pudra hasta morir en una cárcel, sin disfrutar de ningún beneficio previsto por la ley, mientras que los terroristas culpables de crímenes parecidos se vean tratados como próceres democráticos. En principio, los “luchadores por los derechos humanos” deberían ser los primeros en exigir que sean tratados conforme a las normas que ellos reivindican, pero pocos, muy pocos, están dispuestos a arriesgarse así.

La postura adoptada por los izquierdistas es paradójica; insisten en que delinquir en nombre del Estado es infinitamente peor que hacerlo en el de una agrupación rebelde que pertenece a lo que sería legítimo calificar del sector privado. Huelga decir que la distinción que hacen entre la violencia estatal por un lado y, por el otro, la de quienes la usan para apoderarse del Estado, está hecha a la medida de “compañeros” que hicieron un aporte fundamental al golpe al brindarles a los militares un pretexto para derrocar, con el apoyo tácito de muchos dirigentes políticos y ciudadanos comunes, al gobierno de Isabelita, además de popularizar la maligna idea maoísta de que “el poder nace de la boca de un fusil”.

Tanto en la Argentina como en casi todos los demás países, los izquierdistas y los populistas que le son coyunturalmente afines están tratando de apropiarse del pasado por entender que, debidamente movilizado, los ayudará a incidir más en el presente y, desde luego, en el futuro. Para los organizadores de las manifestaciones más recientes, muy poco ha cambiado en los cuarenta y dos años que han transcurrido a partir del golpe. Cuando miran a Mauricio Macri, ven a Jorge Rafael Videla, Nicolás Dujovne será José Alfredo Martínez de Hoz –total, son derechistas-, los detenidos por actos de corrupción son presos políticos y Santiago Maldonado sigue siendo un desaparecido a pesar de que toda la evidencia hace pensar que murió ahogado sin la intervención de ningún gendarme.

En las circunstancias imperantes, la voluntad de tanta gente de aferrarse a una mezcla de exageraciones malévolas, interpretaciones arbitrarias y mentiras no puede sino ocasionar preocupación; sociedades enteras –entre ellas la venezolana-, han sido arruinadas por la irracionalidad de minorías fanatizadas que anteponían sus propias ambiciones al bienestar común. El que, a pesar de todo lo sucedido, el kirchnerismo aliado con la izquierda dura que fantasea con dinamitar el orden existente siga representado la alternativa más probable al macrismo, y que iría a cualquier extremo para impedir que el país levante cabeza, es inquietante.

Lo mismo que en el resto del mundo, a los supuestos herederos locales de los rebeldes y revolucionarios de otros tiempos les gusta creerse víctimas de la maldad capitalista, imperialista, racista y, últimamente, sexista del establishment planetario. Entre otras cosas, suponen que la condición así supuesta les ahorra la necesidad de decirnos lo que harían para remediar las injusticias que denuncian si regresaran al poder. Treinta o más años atrás, era posible confiar en que, bien aplicadas, las recetas revolucionarias podrían crear sociedades superiores a las “burguesas”, pero la experiencia nos ha enseñado que se trataba de una ilusión trágica.

En todas partes, las distintas variantes de la izquierda están batiéndose en retirada porque han sido incapaces de elaborar programas de gobierno que no sean meramente negativos. Sin darse cuenta de ello, los progresistas se han vuelto reaccionarios, aunque pocos lo son tanto como en la Argentina; a juicio de muchos, 1976 sigue siendo el año cero y cualquier intento de separarse de él les produce indignación.

En cierto modo, el apego a expectativas frustradas o, como ellos afirman, al “idealismo” juvenil que se atribuyen, de quienes sigan conmemorando el 24 de marzo es comprensible; es cuestión de casi todo su capital político y, en muchos casos, de una fuente de ingresos nada despreciables. Puesto que desde los años setenta los partidarios de la fantasiosa “revolución nacional y popular” no han logrado anotarse éxitos, genuinos o virtuales, no les ha quedado otra opción que la de continuar aprovechando lo que consiguieron al ganar, de manera aplastante, la batalla cultural que, con el respaldo de oportunistas como Néstor Kirchner y su esposa, libraron contra quienes los habían derrotado en la lucha armada que habían emprendido.

¿Qué buscaban quienes colmaban la Plaza de Mayo para protestar contra los militares ya muertos que encabezaron el golpe de 1976? Muchos se limitaban a aprovechar una oportunidad para gritar consignas contra Macri. Otros temían perder el poder de veto sobre todo lo vinculado con el golpe de aquél año fatídico por suponer que es un asunto exclusivamente suyo y, por lo tanto, debería permanecer vedado a quienes no comparten sus preferencias, prejuicios y trayectorias. Así y todo, sin que el gobierno de Cambiemos lo haya alentado, algunos investigadores y periodistas están llegando a la conclusión de que al país le convendría que el pasado oficial, por decirlo de algún modo, dejara de ser un espejo distorsionador no para reflejar la verdad auténtica sino una versión engañosa inventada por una facción política rencorosa.

FUENTE: Enrique Guillermo Avogadro, Abogado



[1] Periodista y analista político, ex director de “The Buenos Aires Herald”.
Publicado en Revista Noticias el 29 Mar 18.

jueves, 29 de marzo de 2018

DESEO PASCUAL



Estimado Amigos:

Por este medio agradecemos todos sus buenos deseos con motivo de la Semana Santa y retribuimos con la necesidad que la esperanza, que Jesús no dejó con su Pasión, Muerte y Resurrección, no decaiga con las tentaciones de este nuevo mundo… tan complejo de entender.

Este deseo lo formulamos muy especialmente para aquellos amigos, camaradas detenidos como Presos Políticos y sus familias actualmente víctimas de una persecución judicial amañada, falsa y corrupta. Que la esperanza de Cristo Jesús renazca en todos sus corazones.

Un Gran Abrazo,

Roberto José Rosales
Pacificación Nacional Definitiva
Por una Nueva Década en Paz y para Siempre


martes, 27 de marzo de 2018

CECILIA PANDO CUENTA QUÉ PASÓ EN EL COLEGIO FRANCESCO FAA DI BRUNO





Según consta en el diario Página 12 del 21 de marzo de 2018 (https://www.pagina12.com.ar/103011-al-final-pando-se-quedo-sin-dar-clases) en una nota que lleva por título, “Al final, Pando se quedó sin dar clases”, el autor de la misma, textualmente, dice:

“Sin embargo, no todos fueron repudios a Pando. La apologista de los genocidas[1] también logró alguna solidaridad en las redes sociales.”


[1] No se tiene conocimiento que en las sentencias de los mal llamados “juicios de lesa humanidad” haya una sola condena por genocidio, sin embargo temerariamente algunos continúan usando ese calificativo al colectivo de las fuerzas legales del estado.

CARTA ABIERTA AL MINISTRO DE DEFENSA



Sr. Ministro de Defensa
Dr. Oscar Aguad

Le escribo esta Carta Abierta en mi carácter de Presidente de la Unión del Personal Militar Asociación Civil y –como tal– en representación de una considerable cantidad de militares en actividad y retirados, y también de pensionados y familiares de los mismos.

Entre todos los temas que ya hemos tratado en varias oportunidades y llevado hasta las puertas de su despacho, hay dos que por su gravedad y su alcance afectan seriamente a toda la Familia Militar.

El primero de ellos es el de la demorada recomposición salarial.

Hace poco más de un año, dábamos cuenta de una referencia pública a los haberes militares, por parte del entonces Ministro de Defensa, Julio César Martínez:

“El ministro precisó que el reajuste en los haberes, además de implicar una suba del 6% de bolsillo, implica "un 3% de blanqueo" de distintos ítems en los sueldos. "Con esto llegamos al 67 por ciento. El objetivo es 85%, que la idea es hacerlo en la menor cantidad de años posible", informó acerca de los objetivos de gestión en materia de regularización salarial”.

Pocos días después se cristalizó una recomposición parcial por medio de la Resolución 271/17, del 24 de febrero de ese año, que modificaba la escala jerárquica llevándola de 4,27 a 1 (que regía desde el año anterior) a 4,45 a 1, reduciendo los suplementos por Responsabilidad Jerárquica y por Materiales, los que pasaron a integrar el haber mensual.

UPMAC criticó la lentitud de este procedimiento, difundiendo un informe técnico que evidencia los años que demorará arribar a la solución que legalmente corresponde y que es lo que estamos reclamando legítimamente. Y lo hacemos por distintos medios, sin por ello renunciar a la vía judicial en marcha.

Recién el 21 de febrero pasado, en oportunidad de asumir sus funciones el nuevo Jefe del Estado Mayor General del Ejército, Grl Br Claudio Pasqualini, usted mismo, seguramente advertido de la importancia que los mandos e integrantes de las FFAA asignan a este tema y la insistencia de nuestra Asociación, ante tropa formada y numeroso público, manifestó entre otros conceptos:

“En el aspecto salarial se están corrigiendo los suplementos no remunerativos, que eran soluciones ficticias para el personal en actividad y una estafa para los retirados”.

La recomposición en las remuneraciones puesta en marcha por el presidente Macri se mantendrá sin pausa, cumpliendo con el primer tributo que el Estado debe a sus soldados: ayudarlos a cuidar de sus familias”.

Coincidimos con el diagnóstico, pero transcurrido más de un mes de tan vehemente declaración no se ven resultados concretos. Todo parece indicar que solo se trataba de dar respuesta a las precisas palabras del Jefe saliente, para que en unos pocos días todo quede en el olvido.

La segunda cuestión acaba de salir a la luz. En un reciente programa periodístico televisivo, el Sr. Roberto García –que se caracteriza por su seriedad– dio cuenta de una reunión llevada a cabo en la Jefatura de Gabinete en la que se consideró la propuesta de un empresario de la salud para privatizar las Obras Sociales de las Fuerzas Armadas. Concretamente, el actual IOSFA.

Esto es indignante. No se conforman con haber arrebatado el manejo de la salud y el bienestar familiar de manos de sus Afiliados para ponerlos en las de un funcionario político, sino que a puertas cerradas especulan con negocios (o negociados) gigantescos sin siquiera haber pedido estudios o evaluaciones sobre la viabilidad o aplicabilidad de una alternativa de esa naturaleza.

Las pruebas están a la vista: la unificación de las obras sociales que parecía fácil de resolver todavía no está terminada, al punto que todavía subsisten las obras sociales “residuales” pasado más de un año de la fecha límite establecida por su decreto de creación. No solo eso, UPMAC está estudiando distintos informes presentados de los que no surgen todavía procedimientos claros y ajustados a lo que las buenas prácticas contables y administrativas y la ley misma recomiendan.

Ni qué hablar de la “mayor eficiencia” prometida por los políticos que todavía no se puede medir, pero que no parece estar a la vista de los usuarios. Con evidente mala fe, se atribuyó ineficiencia a lo que en realidad era bajos ingresos de las OOSS debido a los bajísimos salarios en blanco del personal militar, que en los últimos años se han ido revirtiendo. Y esa supuesta ineficiencia fue el argumento esgrimido para la estatización de lo que se construyó en muchos años con nuestros aportes.

Ahora el "NUEVO DUEÑO" se siente en condiciones de decidir arbitrariamente sobre cuestiones tan delicadas, y no hemos visto que el señor Ministro salga a reclamar vehementemente ante el Presidente de la Nación que otros funcionarios hablen de negocios a sus espaldas (queremos creer que fue así) sobre asuntos de su competencia.

En todo caso, si es que ya han comprobado que la unificación fue una mala idea, y si el problema no es que el Estado deje de hacer los aportes que como empleador le corresponde, lo racional es que se consulte a los afiliados sobre las distintas alternativas posibles y con absoluta transparencia.

Debe recordar el señor Ministro que los militares no podemos sindicalizarnos y llamar a un paro nacional o una movilización para reclamar por nuestros derechos. Esto significa que carga sobre sus hombros la doble responsabilidad de conducirnos y a la vez representarnos, para que las necesidades básicas del Soldado se encuentren cubiertas. La tibieza o la inacción del conductor se traduce fácilmente en descreimiento y la falta de autoridad en indisciplina, que es el peor mal para cualquier organización militar.

Urge, entonces, encontrar una rápida solución a los problemas planteados.

Buenos Aires, 26 de marzo de 2018


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Unión del Personal Militar Asociación Civil - U.P.M.A.C.
Domicilio Legal: Uruguay 654 – 9º piso – Of. 907 – CABA – Tel. (011) 4372-0291  -  www.upmac.org.ar
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A LOS ENEMIGOS NI JUSTICIA


Editorial Lunes, 26 de Marzo de 2018



Nos guste o no, la Justicia para ser Justicia se hace con todos, incluso con el enemigo, de lo contrario, no existe democracia ni tampoco existe Estado de Derecho y mucho menos, Justicia.

El gobierno de Mauricio Macri se lanzó a transitar por una línea que no se sabe quién ha trazado. Él mismo, que prometió en campaña "terminar con el curro de los derechos humanos", una vez presidente inició un peregrinaje penitencial a las oficinas de quienes hicieron de los derechos humanos un botín de guerra. Los mismos que el sábado trataron a su gobierno de "nefasto". Aquellos que ensalzando a los terroristas muertos –como jóvenes idealistas y soñadores– montaron un negocio millonario a costa, por supuesto, de las arcas del Estado.

Lo complejo de todo esto es que en esta visión de la "grieta" que divide a los argentinos, el Gobierno, lejos de iniciar una búsqueda de la verdad que permita equilibrar las opiniones continúa el relato del gobierno anterior. Una construcción hábil que permitió, a Néstor Kirchner y a su organización delictiva, dibujar una historia diferente a la que se vivió y disponer de una galería de personajes a los cuales enrostrarles todos los problemas vividos y por vivir.
Muchos jueces son renuentes a los pedidos de prisión domiciliaria para los militares mayores de setenta años detenidos, tal como lo prueba la lentitud de sus decisiones, sus respuestas ambiguas y sus silencios estratégicos. Unos los deniegan por querer ser políticamente correctos, otros por venganza. A nadie importa que estos pedidos sean hechos conformes a derecho y según lo que prescribe la ley. Pero ahora, Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos de la Nación, dice que concuerda con la opinión de los organismos de DD.HH. y que no se le debe otorgar prisión domiciliaria a Alfredo Astiz. No importa que éste vaya a cumplir setenta años ni que tenga cáncer.

El Gobierno –Avruj lo representa– está acomodándose a la frase de Perón con que titulamos el presente editorial: A los enemigos ni justicia.

Entrevista realizada en junio/julio de 1973

La frase es inmoral, la diga Perón, Avruj, o quien sea, y muestra un significativo aspecto del comportamiento humano, porque está negando el concepto de justicia. El concepto de justicia engloba a todos, incluso a los enemigos. Pero lo que prima aquí es la realidad ideológica y para ésta, no es parte de su natural comportamiento actuar con justicia. La razón es simple, admitirlo no permitiría tergiversar la historia que comenzaron a reescribir el 25 de mayo de 2003. Además, dejarían de tener en la jaula a quienes presentan como los únicos responsables de un drama en el que quienes lo provocaron y celebraron hoy se rasgan las vestiduras. La Ley 26.472, que modifica tanto la Ley de Ejecución 24.660 como el Código Penal, establece en su inciso d): "El Juez de ejecución o juez competente podrá disponer el cumplimiento de la pena impuesta en detención domiciliaria al interno mayor de setenta (70) años".

Le guste o no a Avruj, la justicia es para todos, amigos y enemigos… o no es justicia. Si ahondara en sus raíces descubriría que "El Eterno ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que Él espera de ti: solo hacer justicia, y amar la misericordia, y andar humildemente con tu D-s. [Mijá/Miqueas 6:8]" o aquello más simple y directo de: "Justicia, Justicia tú perseguirás. öã÷ öã÷  úøãô [Devarim/ Deuteronomio 16:20]".

El problema de los argentinos siempre ha sido no tratar con Justicia a sus enemigos, vencidos o vencedores y es patético cómo quienes van a buscar la foto con el Papa, que hablan por él olvidando las palabras que repite a todos: misericordia, perdón y reconciliación. Curiosamente quienes reclaman por aquellos que no tuvieron la protección de la ley, pretenden negar a otros lo mismo que reclaman. La Justicia se hace con todos, incluso con el enemigo, respetando sus derechos humanos.

Quizá, si tuviéramos una perspectiva humana deberíamos intentar dejar de lado todas estas maquinaciones artificiosas y ponernos a reflexionar sobre esta frase terrible: "A los enemigos ni justicia". Tal vez, si lo hiciéramos buscando la verdad, ésta nos ayudaría a entender muchas de las cosas que hoy nos afligen y preocupan.



NOTA: El video y destacados no corresponden a la nota original.