sábado, 13 de abril de 2019

ES CUBA, BEIBI!


Por María Fernanda Egas

La invasión de un país a otro justifica plenamente una intervención armada para librar a una nación de una fuerza de ocupación extranjera. Hoy Venezuela está invadida por Cuba, y la comunidad internacional se excusa en una falsa soberanía y principios de no injerencia para no activar una intervención que logre defenestrar a esta organización castrochavista de crimen organizado transnacional que se ha tomado Miraflores, que controla las Fuerzas Armadas y bandas armadas, el petróleo, el oro, el narcotráfico, da cabida al terrorismo regional e islámico y perpetra día a día crímenes de lesa humanidad como secuestro, torturas y crímenes políticos, como el asesinato del concejal opositor Fernando Albán en el SEBIN y el secuestro del jefe del despacho de Juan Guaidó, Roberto Marrero.

Sobran pruebas de que existe una fuerza de ocupación extranjera en territorio venezolano. Y la comunidad internacional deberá hacer un mea culpa, aunque tardío, por haber abandonado al pueblo de Venezuela, así como abandonó al pueblo cubano.  Esta vez, la dictadura de Cuba, una isla caribeña sin otro arsenal que su control social a través de operaciones de inteligencia de la misma franquicia comunista que históricamente causó el exterminio de más de 100 millones de seres humanos, ha invadido un territorio nueve veces mayor al suyo, que posee las mayores reservas petroleras del mundo, y está acabando con su gente y sus recursos.

Fidel Castro ya había intentado invadir Venezuela el 8 de mayo de 1967 con el desembarque de guerrilleros cubanos y venezolanos en las playas de Machurucuto. Los entonces patriotas del Ejército Nacional de Venezuela y Guardia Nacional de Venezuela dieron de baja a varios de los invasores que habían tenido entrenamiento paramilitar en Cuba y cuya misión era entrenar a la guerrilla de los Andes venezolanos para derrocar a Raúl Leone. Uno de los guerrilleros sobrevivientes, Héctor Pérez Marcano, declaró que desde entonces Fidel quería controlar el petróleo venezolano por la vía armada, y dijo en 2015 la nueva invasión como “concertada por Fidel Castro y Hugo Chávez Frías, en la que los cubanos están controlando las áreas estratégicas del país”.

De hecho, la periodista venezolana Maibort Petit ha publicado en su blog “Venezuela al Día”, la normativa para la prestación de los servicios de asesoría cubana en Venezuela que las partes firmaron en enero de 2014, como adéndum al convenio suscrito entre Cuba y Venezuela en octubre de 2000. Establecieron un marco regulatorio para el “servicio de asesoría” cubana a Venezuela que no es más que todas los costos a los que Venezuela se comprometió a asumir por los miles de técnicos, profesionales y asesores cubanos, desde su traslado aéreo, todos los gastos de vivienda, alimentación, transporte, y asistencia médica hasta viaje de vacaciones a su país, por fuera de una escala de salarios desde los 800 hasta los 3.000 dólares que recibirían “parcialmente” en Cuba.

En noviembre de 2018 la organización Cuban Doctors anunció que demandó a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una Corte distrital de Miami, Estados Unidos, por ser partícipe y beneficiaria del programa Mais Médicos en Brasil, un esquema de tráfico humano y esclavitud que se replica con cerca de 50 mil médicos cubanos en más de 70 países y mediante el cual la OPS se habría beneficiado en al menos $75 millones de dólares.

Los médicos recibían apenas entre el 10% al 20% de su salario, eran agentes de propaganda del gobierno local y vivían vigilados por el sistema de inteligencia cubano.  Cuba no reanudó el programa bajo las nuevas condiciones de Jair Bolsonaro de pagar a los médicos y no a la dictadura, que percibiría cerca de 11.500 millones de dólares anuales por este esquema de tráfico humano.

El New York Times publicó que médicos cubanos que abandonaron Venezuela aseguraron que negaron su asistencia a ciudadanos opositores al régimen debido a que recibían órdenes para proveer medicinas y oxígeno únicamente a los portadores del “carnet de la patria”, como medida de control político de cara a las elecciones presidenciales de abril del 2017.

Pero la presencia cubana en Venezuela iría más allá de los médicos. Tanto el ex guerrillero Héctor Pérez Marcano, como la historiadora cubana María Werlau, Directora Ejecutiva de Archivo Cuba, y la OEA, calculan entre 40 mil a 100 mil cubanos al servicio de diferentes sectores del castrochavismo en Venezuela.

Esto pudo ser confirmado por el periodista Jorge Ramos, de Univisión, quien durante una entrevista en Miraflores que acabó con su detención y deportación, detectó la presencia de funcionarios cubanos en el círculo más alto de Nicolás Maduro.

Julio Borges, Embajador de Juan Guaidó ante el Grupo de Lima, denunció que las Fuerzas Armadas Nacional (FANB) “Está invadida de funcionarios cubanos que dan órdenes para reprimir y torturar a los militares venezolanos” y advirtió la presencia de Asdrúval De La Vega Orellana, ex primer secretario de Cuba ante las Naciones Unidas, quien ahora dirigiría los métodos de infiltración y persecución.  En Nicaragua también han sido identificados agentes cubanos entre los ejecutores de la represión de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Solo entre el 21 al 31 de enero se registraron 1.069 detenciones arbitrarias en manifestaciones en Venezuela, de las cuales 137 fueron menores de edad. Hasta el 11 de febrero de 2019 había 989 presos políticos, informó el Foro Penal, recalcando que  la cantidad de detenidos era “la más alta de la historia del país”, que había víctimas de tortura, y que para entonces había 15 desapariciones forzosas. Entre el 22 de febrero al 23 de febrero de 2019, como consecuencia del intento de ingresar ayuda humanitaria a Venezuela, habían contabilizado 107 detenidos, 58 heridos de bala y 7 asesinados, entre ellos 4 indios pemones.

En diciembre del año pasado, en Washington, el Secretario Luis Almagro de la OEA denunció la presencia cubana en la tortura de personas en otros países de la región, como en Venezuela donde habría “una fuerza de ocupación que enseña a torturar y reprimir, que hace tareas de inteligencia y hasta de documentación civil”.

Almagro ha dicho que “Es tiempo de que acabe la impunidad en la que viven los dictadores cubanos” y ha dejado en claro que “Mientras Cuba sea una dictadura persiguiendo, torturando, y silenciando a su gente y enseñando a otros en la región a perseguir, a asesinar, a torturar y a silenciar no podremos tener un hemisferio totalmente desprovisto de malas prácticas que afectan la democracia, la libertad y la paz; que este no será genuinamente libre y democrático a menos que la dictadura en Cuba termine, que rinda cuentas sobre sus violaciones a los Derechos Humanos, y posibles crímenes de lesa humanidad”, sobre los que aseguró contar con nuevas evidencias.

El más reciente informe del Instituto Casla entregado a la OEA revela que agentes cubanos imparten órdenes a generales y coordinan actividades en centros de torturas clandestinos en Venezuela. El demoledor testimonio del teniente de la Fuerza Aérea, Ronald Dugarte, quien asegura haber sido entrenado por personal venezolano y cubano en labores de inteligencia, fue posible tras su deserción luego de pasar él mismo seis meses en un centro de tortura en Caracas.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo anunció que ante la negativa de Nicolás Maduro de cesar la usurpación del poder en Venezuela, Estados Unidos permitirá los juicios por propiedades privadas incautadas por la revolución castrista, con la “Ley de Libertad” (Helms-Burtton), creada en 1996 para permitir que los exiliados cubanos puedan demandar a empresas privadas y a Cuba por lucrar de propiedades nacionalizadas a partir de 1959.  Aseguró que Washington hace esfuerzos para acelerar la transición a la democracia en Cuba, y condenó la brutal opresión del régimen cubano a los derechos humanos y las libertades fundamentales, y el “apoyo indefendible” de la dictadura a los regímenes en Venezuela y Nicaragua.

El Presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó aún no ha solicitado ni al Grupo de Lima ni a los Estados Unidos una intervención militar. A pesar de que cabe a la Asamblea Nacional  autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país, el acuerdo con las bancadas que permitió juramentarse a Guaidó no contempla que el sanguinario Nicolás Maduro salga de Miraflores por la fuerza. Guaidó y sus partidarios se juegan la vida.

¿Podrán Maduro y la fuerza de ocupación cubana ser derrocados sin una intervención armada?

Por demasiado tiempo Venezuela ha pagado a Cuba para que la invada, reprima, torture y asesine. Las sanciones que han impuesto los Estados Unidos son insuficientes para producir la salida de la banda de Maduro y los invasores cubanos.  Mientras ha quedado en evidencia que la mayoría de la comunidad internacional ha preferido ignorar el principio de responsabilidad de proteger al bravo pueblo, este sigue en indefensión, desangrándose cada día, y a menos que se produzca una salida negociada de Maduro, la innegable invasión de Cuba a Venezuela justifica una incursión que la libere de esa ocupación. Raúl Castro ordena a Maduro que resista. Teme que el siguiente sea él.

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