domingo, 5 de mayo de 2019

CALETAS REPLETAS DE DÓLARES DE DIOSDADO CABELLO


Pablo Escobar Gavidia, capo del narcotráfico colombiano, en su época de esplendor llegó a contrabandear tanta cocaína hacia USA que la revista Forbes, en 1989, lo considero uno de los hombres más ricos del planeta.

Décadas después el mejicano Joaquín Chapo Guzmán, quien está cumpliendo cadena perpetua en la misma cárcel federal que los narcosobrinos de Nicolás Maduro y Cilia Flores, superó con creces esa cantidad, introduciendo en el mercado norteamericano las anfetaminas, cuya materia prima las contrabandeaba desde Tailandia.

Sin embargo, algunos expertos aseguran que el “Cartel de los Soles”, después de 20 largos años de exitosas operaciones desde el narco-estado venezolano, lograron establecer una súper autopista del narcotráfico hacia el norte, con que ha despuntado esas cantidades calculada en algunos 40.000 millones de dólares anuales. El hermano de Diosdado Cabello Rondón, José David, alias “El Mocho”, quien funge como Superintendente Tributario (SENIAT), es responsable de colectar los dineros del “Cartel”, a través de las aduanas, repartir las ganancias y “encaletar”[1] el resto.

La semana pasada, se supo que Juan Carlos López ex hombre de confianza y ex escolta de Diosdado Cabello se encontraba en Nueva York custodiado por la DEA, dispuesto a testificar sobre las actividades ilícitas de su ex jefe.




El General Hugo Carvajal, capturado por la DEA en Madrid, espera ser trasladado a EE.UU para servir como testigo clave en contra del “Cartel de los Soles” y la cúpula cívico-militar del narco-estado. «“El Pollo” manejaba toda la Inteligencia del país, tanto la civil como la militar. Conoce todas las rutas por donde pasa la droga para acabar en Europa y Estados Unidos, sabe dónde están los laboratorios, tiene el listado de todos los militares narcotraficantes, lo sabe todo sobre las aproximadamente entre 240.000 y 300.000 toneladas de droga que transitan al año por territorio venezolano», -asegura la Dra. Mildred Camejo, ex directora de la CONACUID[2]-.

Pero cuál es el destino final de esa ingente cantidad de dinero efectivo de los capos de las drogas.

A la muerte de Pablo Escobar Gavidia, en 1993, en la Ciudad de Medellín, Colombia, se inició una fiebre de dinero fácil, llevada a cabo por cientos de cazadores-de-fortunas, en búsqueda del dinero “encaletado” en los inmuebles adquiridos por el narcotraficante y sus cómplices. Muchas personas, incluyendo policías y militares terminaron enriqueciéndose con esos tesoros cuyas inversiones beneficiaron a esa ciudad.

En 1980, Pablo Escobar compró una mansión en Miami por $762.500. En 1987, la DEA confiscó la propiedad. En 1990, el abogado Roger Schindler compró la casa al gobierno federal en $915.000. En 2014, De Berdouare adquirió la mansión en $ 9.65 millones y procedió a derrumbarla bajo su vigilancia, encontrando entre los escombros una caja fuerte que al ser abierta, bajo la supervisión de la DEA, resultó estar repleta de dinero y joyas cuya cantidad nunca fue revelada por su dueño.


En Méjico, los numerosos hijos del Chapo Guzmán, ex socios, amantes y autoridades, están librando una guerra a muerte por el inmenso botín dejado atrás por quien fue considerado uno de los hombres más ricos del universo.

En su libro “Bumerán Chávez", el periodista del diario ABC, Emili J. Blasco, revela que el C/F Leamsi Salazar, ex jefe de escoltas de Diosdado Cabello, quien huyó a Estados Unidos, le había revelado la ubicación de algunas caletas en Barinas, Apure y Monagas, en donde los narcotraficantes ocultaban millones de dólares en efectivo. Además, el periodista de ABC también reveló, a través de su cuenta de Twitter, que Salazar vio a Cabello “dar órdenes para la salida de lanchas con droga hacia Aruba y visitó lugares donde guarda montañas de billetes de dólares”.



El “Cartel de los Soles” no es el único ente que se ha beneficiado ilícitamente de los dineros públicos y de la droga, pues hay muchísimos “enchufados” que han tenido que recurrir a las “caletas”, en sus lujosas viviendas, para ocultar el producto de sus fechorías. Ese hecho ha puesto sobre aviso a mucha gente vinculada a las policías de investigación criminal, de inteligencia y política, quienes se han convertido en cazadores-de-fortunas investigando la ubicación exacta de las fortalezas de los Capos, sus asociados y cómplices, con la esperanza de participar en el saqueo de las mismas y terminar enriqueciéndose con el producto del narcotráfico y la corrupción durante los últimos 19 años.

Caracas, 30 de mayo de 2019.

Cnel. e Ing. Rubén Darío Bustillos Rávago
@rdbustillos



[1] Esta expresión en Venezuela significa: “cosas poco visibles o escondidas”.

[2] Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de las Drogas

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