lunes, 17 de junio de 2019

DERECHOS HUMANOS



Adhiero a los conceptos expresados por monseñor Baseotto en su carta del día 8. Él ha sido, durante años, "voz que clama en el desierto" para señalar el reemplazo de la justicia por la venganza. Los "jóvenes idealistas", como se llamó a auténticos criminales, recibieron "reparación" y toda clase de favores, mientras que militares, policías y civiles que impidieron que la Argentina se convirtiera en una réplica de Cuba o Vietnam padecen la muerte en vida o mueren en la cárcel sin proceso ni sentencia. ¡Y aún se sigue llamando a juicio a presuntos represores después de 40 años! El actual gobierno se pliega al manoseo de los derechos humanos y agrava la grieta que divide a la sociedad argentina. En la provincia de Buenos Aires, la gobernadora ha promulgado una ley de la Legislatura que obliga a sostener que hubo 30.000 desaparecidos. Sabemos, por la investigación reunida en el Nunca más, que apenas superaron los 8000 casos. La señora Graciela Fernández Meijide, que merece mi respeto y aprecio, me dijo personalmente que el número no llegaba a esa cifra. Un horror, igualmente, por el que cargamos un espantoso karma. El malhadado Proceso continuó el sistema de aniquilación de los subversivos iniciado por el general Perón en su tercer mandato, prolongado durante el gobierno de su viuda, Isabel.

En mi opinión, debió haberse declarado el estado de guerra interno y aplicado consiguientemente el Código de Justicia Militar con la objetividad de la auténtica justicia, con prudencia, humanidad y caridad. Temieron la reacción de ciertas instancias internacionales y el freno de la llegada de aquellos dólares que constituyeron la deuda externa. Entretanto, la "majestuosa" Justicia sigue tuerta, o con un ojo destapado.

Héctor Aguer
Académico de número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas
DNI 4.415.937


NOTA: Las imágenes, enlaces y destacados nos corresponden a la nota original.

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