domingo, 22 de septiembre de 2019

¿PLAZA DE LA BUENA MEMORIA?


El 28 de agosto de 2019 el diario La Nación publicó una nota del secretario de DDHH de la Nación, Claudio Avruj, con el título: La Plaza de la Buena Memoria (https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-plaza-de-la-buena-memoria-nid2282053), en un párrafo de ella se manifiesta: “Necesitamos una Plaza de la Buena Memoria. Un lugar de respeto y respetable para todos, donde cada uno de nosotros, sin pedir permiso, sin temor a ser agredido, pueda honrar la vida recordando, homenajeando, reflexionando. Una Plaza de la Buena Memoria que no dé lugar más a falsas jerarquizaciones o categorizaciones sobre la muerte. Una Plaza de la Buena Memoria que nos permita, sin vergüenza, como conjunto, reconocernos en la historia, diciéndonos: ‛Esto somos, esto nos pasó, esto hicimos, esto nos tocó’. Una Plaza de la Buena Memoria que nos enseñe que el dolor del prójimo nunca nos debe ser ajeno.

No estamos seguro que Plaza de la Buena Memoria sea el nombre más apropiado, ya que en nuestra modesta opinión: una sociedad necesita conocer la historia, no solamente tener memoria y para colmo subjetiva: mediante un relato muy bien elaborado que refleja las vivencias de solo uno de los grupos confrontados en los años ‛70. Por su parte, la historia no se hace con un objetivo político sino con la verdad de los hechos, las circunstancias en que fueron cometidos y la justicia como únicos imperativos. Aspira a la objetividad y establece los hechos con precisión.

Sería muy oportuno y coadyuvante al objetivo enunciado por el presidente de la Nación de “unir a los argentinos”, que el secretario de DDHH de la Nación presente un proyecto de ley nacional que reconozca a las víctimas del terrorismo en la Argentina, los repare históricamente igual que a los “llamados Jóvenes Idealistas y se disponga la construcción de un lugar un lugar  de paz, respeto, concordia y justicia que sirva a la unión del pueblo argentino y que allí se recuerde a cada persona que fue víctima de las antinomias que nos mantienen en el abismo de una grieta muy profunda. Sin discriminación de ninguna especie allí debemos recordar estar todos los que lucharon por nuestra independencia y aquellos que cayeron en aras de la construcción -aún no terminada- de la República Argentina -aún en construcción- nos referimos a monárquicos y antimonárquicos, federales y unitarios, liberales y proteccionistas, peronistas y antiperonistas, subversivos terroristas y fuerzas legales, etc. Todos ellos contribuirán al advenimiento de una visión más exacta y más compleja del pasado común. Ya es hora que el poder de turno deje de llevar a visitantes ilustres a tirar flores al río, es hora de igualdad ante la ley y la historia.


El secretario de DDHH de la Nación y Pluralismo Cultural dispone en el país de muchas organizaciones que pueden colaborar a cumplir con su aspiración, mencionada en el artículo de marras, por ejemplo: AfaVitA - Asociaciòn Familiares y Amigos de Victimas del terrorismo en Argentina, CELTYV -  Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, las que seguramente de ser convocadas se pondrán a su disposición.


Laura Ferrari asesinada por Montoneros en 1975
QUERIDA LAURA

Hija querida: hace muy poquito, el 8 de septiembre, se cumplieron 44 años de tu desaparición de mi vida. Ese día de 1975, luego de rendir un examen, el último de tu vida, salías de la facultad cuando estalló un coche bomba armado por manos de terroristas llamados Montoneros. Si tu muerte fuera el precio para que la paz reinara en este, tu país, ¡claro que podría aceptarla! Pero es que aquí también se abrió una profunda grieta salpicada de sangre fratricida que aún sigue abierta. Los gobiernos democráticos que se sucedieron nunca han tratado la verdad que corresponde a los horrores y terrores de los años 70[1]: ¿acaso por temor o por cobardía?


Laura, sé que en “el más allá” tu alma sigue lastimada al seguir escuchando las palabras justicia, memoria, no al olvido y derechos humanos para unos y negados para vos y todas las víctimas del terrorismo de aquellos años. Sumo a tu dolor la tristeza de mi corazón. Por ello decidí no callar mi amargura: el papa Francisco, a quien respeto y admiro, elegido por sus pares para representar a nuestro Dios, nos pide “perdonar, ayudar, proteger y amarnos los unos a los otros”, hermosas palabras en su prédica, pero dudo de su cumplimiento. Una carta que le envié en julio de 2013 fue respondida desde Buenos Aires por alguien en su representación sin mencionar mi nombre y, peor aún, sin dedicar un QEPD para ti, Laura querida. Jamás Francisco le ha dado una entrevista privada a la doctora Victoria Villarruel, presidenta de Celtyv, que te representa, como a todas las demás víctimas del terrorismo. Víctimas son víctimas. Por eso te pido que desde el más allá inspires a nuestro Pontífice, desprovisto de cualquier política, para ayudar a este, su país, a encontrar el manto de paz que necesita. Si así no lo hiciera o hiciese, será Dios quien se lo demande.

Te amo y te extraño. Tu mamá.

Lorenza Ferrari
DNI 93.452.586


NOTA: Las imágenes, enlaces, referencias y destacados no corresponden a la nota original.



[1] El 13 de diciembre de 1983, el presidente Alfonsín y sus ministros firmaron el decreto 157/83, por el cual se declaraba la necesidad de promover la prosecución penal contra integrantes de grupos violentos, entre ellos varios pertenecientes a “Montoneros”, por los delitos de homicidio, asociación ilícita, instigación pública a cometer delitos, apología del crimen y otros atentados contra el orden público.
El 15 de diciembre de 1983, Alfonsín sancionó el decreto 158/83 que ordenó someter a juicio sumario a nueve militares de las tres armas que integraron las Juntas que dirigieron el país desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas en 1982.
Ambas dirigencias recibieron distintas sentencias y los condenados fueron a prisión efectiva.
Se conoce como los indultos de Menem una serie de diez decretos sancionados el 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre de 1990 por el entonces presidente de la Argentina Carlos Menem, indultando civiles y militares que cometieron crímenes durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional incluyendo a los miembros de las juntas condenados en el Juicio a las Juntas de 1985, al procesado ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz y los líderes de las organizaciones guerrilleras. Mediante estos decretos fueron indultadas más de mil doscientas personas.
Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final (promulgadas por el presidente Raúl Alfonsín) fueron anuladas por una ley promulgada por  Néstor Kirchner el 2 de septiembre de 2003. Dos años después, el 14 de junio de 2005, en una decisión histórica, la Corte Suprema declaró inconstitucionales estas leyes, lo que permitió que cientos de civiles y militares, cuyos enjuiciamientos se interrumpieron en 1986, sean juzgados.
El 15 de junio de 2006 la Cámara de Casación Penal, máximo tribunal penal de la Argentina, consideró que los indultos concedidos en delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales.
El 31 de agosto de 2010 la Corte Suprema de Justicia confirmó sentencias de tribunales inferiores, dictando que los indultos no fueron constitucionales y las condenas que anularon debían ser cumplidas.
En definitiva los dirigentes terroristas –que habían declarado la guerra revolucionaria en forma unilateral y que asesinaron a miles de argentinos- quedaron libres e impunes.
En esa época se inició una clara discriminación jurídica, se ignoraron principios elementales del derecho nacional e internacional y se profundizó la grieta más terrible representada por la desiguladad ante la ley. Tema aún pendiente y a resolver por la dirigencia política de la República Argentina.

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