Por Ricardo
Angoso
Martes, 31
de Julio de 2012
Destinado a
ser el líder natural de la oposición de Ecuador y próximo contrincante frente
al máximo mandatario, Rafael Correa, el ex presidente destituido Lucio Gutiérrez considera que las próximas
elecciones en su país no serán limpias. También denuncia la infiltración del
narcotráfico en Ecuador y el aumento de la inseguridad públicas en las calles
ecuatorianas.
Ricardo Angoso: ¿Cómo ve al Ecuador de hoy, hacia
dónde va el país?
Lucio Gutiérrez: Ecuador tiene gravísimos problemas
en casi todos los ámbitos de la vida. Tenemos numerosos desafíos en el terreno
de lo que es nuestra política internacional, ya que hemos cometido muchos
errores y Ecuador mantiene relaciones con países que han sido muy cuestionados
en todo el mundo, como Siria, por ejemplo, cuyo régimen es acusado de cometer
una serie de masacres horrendas contra la población civil; tiene relaciones
profundas, comerciales y políticas, con Irán, otro país cuestionado en todo el
mundo por tener relaciones con el terrorismo internacional y financiarlo
incluso; también se han recibido con
todos los honores en Ecuador a los presidentes de regímenes dictatoriales, como
Bielorrusia e Irán; se trata de una política exterior orientada hacia países
que violan los Derechos Humanos y someten a sus poblaciones a un trato
degradante.
Pero
también el presidente Rafael Correa se dedica a crear problemas con países
amigos, con los que tenemos importantes relaciones comerciales, como es el caso
de los Estados Unidos, o por ejemplo Colombia, e inclusive Perú. Estos hechos
demuestran que el presidente Correa
maneja la economía y las relaciones exteriores con un concepto ideológico
y, por ello, tenemos estas enormes dificultades que padecemos.
Vamos al
plano interno: en el manejo de la seguridad ciudadana ha habido un claro
retroceso y nunca hemos estado tan mal como con el presidente Correa. El
desempleo, por la falta de seguridad jurídica, pero también por que no hay un
entorno favorable para las inversiones, ya que no llegan ni inversionistas
extranjeros ni invierten los nacionales, se han ido del país y no llegan nuevos
capitales foráneos. Así se explica este aumento en el desempleo, que lleva a un
auge en la pobreza y consiguientemente en la inseguridad. Y la delincuencia,
como parte de un proceso lógico, es una de sus consecuencias.
Con esa
política de nuestro presidente de dejar abiertas las fronteras, nuestros
vecinos aprovechan, en muchas ocasiones, para que entren al Ecuador
terroristas, narcotraficantes y gentes del hampa. Así está siendo posible que
Ecuador se esté convirtiendo en uno de los más importantes centros del
narcotráfico internacional, desde aquí se ha enviado droga a Italia a través de
la valija diplomática ecuatoriana, lo cual es gravísimo, ya que se enviaron
cuarenta kilos de cocaína; pero ha habido otros envíos de droga a Hong Kong,
Francia y otros países.
Además, ya
se han detectado en nuestro país narcoavionetas y narcosubmarinos y laboratorios
para procesar droga. Y lo gravísimo de este asunto es que no hay ni un solo
detenido por este estado de cosas. Se dijo en su momento que por asuntos de
soberanía el presidente Correa no prolongaba el acuerdo que tenía con los
norteamericanos que tenían su base militar en la ciudad de Manta; rompimos ese
convenio de colaboración que culminaba en el 2009. Parece que había otra
finalidad en la ruptura de ese acuerdo y estamos viendo ahora los resultados:
la ciudad de Manta, que era una de las más seguras del país cuando estaban los
norteamericanos ayudándonos en la lucha contra el narcotráfico, es hoy una de
las más inseguras del Ecuador. Casi todos los días hay crímenes y la violencia
sigue incrementándose en la nación. Tenemos constantemente noticias de crímenes
y asesinatos y no ocurre nada, nadie hace nada para detener esta lacra. Todo
esto es producto por las equivocaciones del gobierno, que incluso sacó a entre
2000 y 3000 delincuentes de las cárceles, más concretamente “mulas” que
comercializaban con drogas y que no eran considerados como tales por el
ejecutivo. Hay una serie de consideraciones desde el poder a favor de los
delincuentes y en contra de las víctimas; incluso se prohibió a la gente
decente portar armas, algo que antes era posible y relativamente fácil. Nadie
que sea honesto puede portar armas, ahora los únicos que las utilizan son
delincuentes, los sicarios y los narcotraficantes. Se ha convertido al crimen,
a la delincuencia organizada, en una pesadilla para todos los ecuatorianos.
R.A.: ¿Y la economía cómo va?
L.G.: Luego está el manejo de la
economía, en donde el gobierno ha fracasado estrepitosamente, pues no olvidemos
que nunca el Ecuador había tenido tanto dinero y nunca se había desaprovechado
el alto precio del barril del petróleo. Estamos perdiendo grandes
oportunidades, se hace un mal manejo de los asuntos económicos. En salud
estamos igual o peor antes, como ocurre con el lamentable estado de nuestra
educación. Y el desempleo va a más, como nunca se vio antes. Los precios no dejan
de subir y la inflación sigue azotándonos.
Y, por
último, para terminar mi balance de la gestión de Correa, está la actitud
agresiva del presidente de la República hacia los medios de comunicación; se
han cerrado como una veintena de medios de comunicación y se impone una suerte
de autocensura en los periodistas, ya que tienen miedo de hablar mal del
gobierno o de funcionarios que han cometido actos de corrupción. Muchos
periodistas que han osado hablar de la corrupción que implica a funcionarios y
miembros de este gobierno han sido removidos de sus cargos en varios medios;
hay una clara presión política por parte del gobierno contra los medios, en
contra de la libertad de prensa. Hay casos concretos, como los vídeos que
afectan al ministro de exteriores, Ricardo Patiño. Cualquier denuncia, como las
que hubo contra el hermano del presidente, no han generado ni una sola
detención, ni siquiera una investigación por parte del poder. Cuando se intenta
hablar de estos temas en un medio, el periodista es removido del cargo e
incluso despedido. Se sabe que la sentencia que condenó a los periodistas que
criticaron al presidente fue escrita y redactada por el abogado del presidente
y no por el juez. No se hace justicia, sino que está en manos del gobierno. La
justicia está totalmente politizada. Hay una gran incertidumbre en el país,
todo el mundo tiene miedo y nadie quiere hablar, criticar al poder. Si uno es
empleado del poder público y habla en contra del gobierno, es despedido sin
contemplaciones y pierde su trabajo. Hay más de 6.000 personas despedidas de
sus trabajos por hacer críticas al poder y se calcula que hay otras 6.000
pendientes de ser despedidas por el mismo motivo. Pero también si un pequeño
empresario critica algo, aunque sea levemente, el gobierno le envía al SRI
(Hacienda) y le cierran el negocio. Aquí no se puede hablar contra el gobierno,
incluso personas corrientes, de la calle, pueden ir a la cárcel por pedir
trabajo o criticar algún aspecto de la vida cotidiana. Ya ha pasado, el
presidente Correa no tiene ningún miramiento y no acepta las críticas.
Y como
estamos próximos a las próximas elecciones, y valga la redundancia, se ha
puesto en marcha la maquinaría del fraude, que no es solamente alterar el
resultado el día de las elecciones, sino que comienza desde cuando se genera
una competencia desigual, en un país donde el presidente de la República está
permanentemente de campaña y, en cambio, los posibles competidores están
impedidos de participar en la vida política y encuentran pocos espacios en los
medios de comunicación para expresar sus opiniones. Muchos canales públicos de
televisión no dejan espacios para los miembros de la oposición, mientras que
los mismos son empleados para calumniar y atacar a los que disienten del
gobierno y de las políticas desarrolladas por el presidente de la República. El
presidente tiene un control casi absoluto de todos los medios de comunicación.
No hay medios alternativos, no hay una auténtica libertad de expresión y no hay
una campaña equitativa en que todos los candidatos jueguen con igualdad de
oportunidades. Se ha permitido al presidente de la República que cometa todo
tipo de abusos y hay una clara competencia desigual de cara a las próximas
elecciones.
Como “guinda final” a favor del presidente de
la República, están queriendo aprobar una Ley que impida publicar entrevistas a
los candidatos opositores, mientras que el presidente de la República podrá
seguir hablando y haciendo campaña desde las dos funciones, candidato y máxima
autoridad del país. Contra toda esta situación adversa, pero sobre todo por
amor al país y porque no queremos que se implante el comunismo, es contra lo
que tenemos que luchar en la nación y dar la batalla en las próximas
elecciones. Hay que impedir que el totalitarismo se instale en el Ecuador, que
el narcotráfico le gane la batalla al país y que el crimen organizado instale
sus normas en las calles ecuatorianas. Luchamos porque no triunfe el robo, la
impunidad y el saqueo de las arcas públicas, algo que ya es noticia a diario;
es por todo ello, por lo que debemos de dar la lucha y para devolver a los
ecuatorianos la paz y la tranquilidad de la que gozaban hace unos años.
R.A.: ¿Este estado de cosas tiene algo
que ver con la relación que tiene Correa con Venezuela, más concretamente con
Hugo Chávez?
L.G.: Definitivamente, hay cada vez más
indicios de que quien financió la campaña de Correa fue, por un lado, el propio
Chávez y, por otra parte, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), que también pusieron su parte, tal como se reveló en los ordenadores
del jefe guerrillero Raúl Reyes. Nunca se investigaron esos indicios, pero se
sabe y los mismos papeles de Wikileaks así lo demuestran. Correa es un súbdito
de Chávez, que es quien realmente manda y le da las coordenadas de lo que tiene
que hacer, como cuando se crearon problemas artificiales con Colombia y se
abrió una crisis. Y Correa solo cumple las órdenes de Chávez. Además, el modelo
que se está implantando en Ecuador es el mismo que el de Venezuela, quizá con
algunos cambios e implantaciones, pero que mira hacia el sistema político que
se implantó en Cuba. Ahora tanto Correa como Chávez, como todos los que están
en la onda del “socialismo del siglo XXI”, hacen lo mismo que Fidel Castro,
pero cambiando los métodos; ellos utilizan la democracia, a diferencia de los
hermanos Castro, para conseguir lo que quieren y perpetuarse en poder. Una vez
que están en el poder, destruyen la esencia misma de la democracia con unas
Leyes que restringen las libertades. Utilizan artificios para estar en el poder
y vacían las instituciones de contenidos reales; al final, lo que ocurre es que
no hay un sistema de contrapoderes, la democracia deja de ser efectiva y real.
Se van apoderando del Estado, cambian la Constitución y se convierten en
dictadores, sin que nadie ni nada haga nada por evitarlo.
R.A.: ¿Cree que está comprobada la
relación entre el gobierno y la propagación del narcotráfico en el Ecuador?
L.G.: Las evidencias son gravísimas, tal
como se ha denunciado incluso en un informe publicado por las Fuerzas Armadas,
en él que se anotaba que si no iniciaba una lucha decidida contra los carteles
las consecuencias pueden ser muy graves para Ecuador. Ya hay carteles, como el
de Sinaloa y el del Golfo de México, y de Colombia, ligados incluso a las FARC, que están en el Ecuador trabajando y
operando. Aquí se capturan toneladas de droga y la actividad del narcotráfico
es cada vez más creciente. Hay una agresión clara del narcotráfico hacia el
país, el problema está en aumento, y el problema es que nadie hace nada por
evitarlo.
R.A.: ¿Y existe una conexión del gobierno
de Correa con las FARC?
L.G.: Me remito a documentos, más
concretamente a los libros que escribió
Raúl Reyes en donde se habla del compromiso que tenía el gobierno de Rafael
Correa con las FARC y en las declaraciones del “Mono Jojoy”, en donde se sostiene que no solo el grupo terrorista
colombiano financió la campaña electoral de Correa, sino que habían firmado
varios compromisos con este gobierno. Parece que uno de los acuerdos firmados
entre Correa y las FARC era el relativo a que la base norteamericana de Manta
fuera desmantelada y así dejar el campo libre a la operatividad del
narcotráfico. Lamentablemente, como la justicia está tomada por el presidente
Correa estos hechos nunca fueron lo suficientemente investigados y permanecen
serias dudas sobre estos compromisos entre las FARC y el presidente. Ha habido
relaciones, acuerdos, pero nunca investigados, como el dinero que los terroristas pusieron para la campaña de
Correa. Nada se ha investigado y las dudas permanecen en un asunto en que no
está en juego solo el honor del presidente Correa, sino el prestigio de todos los ecuatorianos, de nuestro país en
definitiva. Aquí nunca se investiga nada, a la espera de que la gente se olvide
de las cosas y caiga el telón de la impunidad. Hay numerosos escándalos que
nunca se han investigado. Lo que el gobierno pretende es que la gente se olvide
de las cosas, como ha ocurrido con el escándalo de los cuarenta kilos de
cocaína enviados a Italia a través de la valija diplomática.
R.A.: Sin embargo, en lo económico no ha
habido grandes cambios y la economía de mercado no se ha tocado bajo el
gobierno de Correa, ¿no es así?
L.G.: Hay Leyes como la última del
carácter económico urgente y que debe ser aprobada o negada por la Asamblea
Nacional, en las que se ya se podría incursionar en la propiedad privada; se
habla de incautar bienes y este hecho sería gravísimo. Si es así, habría
todavía menos inversiones, tanto nacionales como extranjeras, de las que ya hay
y alejaría mucho la recuperación económica.
R.A.: ¿Cree que las próximas elecciones,
previstas para el 2013, van a ser limpias?
L.G.: Nosotros estamos convencidos de que
va a haber fraude en las próximas elecciones, a pesar de que el presidente de
la República asegura que tiene un apoyo del 80% del país; estoy seguro que se
prepara el camino para un facilitar una re-elección fraudulenta. Hizo lo mismo
el año pasado para una consulta que decía que iba a ganar cuatro a uno y no fue
así, sino que perdió e intentó celebrar un resultado fraudulento. Hicimos un
control y él no había ganado al “no”
que pedíamos en la consulta electoral, pero se emitió un resultado que daba un
empate técnico: apenas un 45% de votos afirmativos frente un 43% de votos en
contra de las propuestas del gobierno. Pero, con ese hecho, se le demostraba al
presidente de la República que había mentido, pues aseguraba y celebraba que
había ganado con el 69%, en un hecho lamentable, nada democrático. Se
adjudicaba 25 puntos más y así es como se prepara el fraude electoral. Siempre
gana mediante el fraude y artimañas, como en las últimas en las que
supuestamente ganó con el 51%. Denunciamos el fraude y teníamos las evidencias,
pero las instituciones bajo el control del presidente Correa nos negaron la
mayor y legitimaron el fraude. Luego los observadores de la Unión Europea (UE)
lo aceptaron, a pesar de que intentamos demostrarles lo contrario. Y claro es
que los observadores internacionales observan de una forma muy superficial, sin
tener acceso a los verdaderos mecanismos que posibilitan el fraude a través de
los ordenadores.
Pero,
además, el presidente ha perdido muchos apoyos políticos y sociales en el país,
ya que una buena parte de la sociedad está ahora en contra de su gestión. La
sociedad civil está confrontada ahora con su proyecto. Nosotros lo que estamos
haciendo ahora es preparar un sistema y unos mecanismos de control que eviten
el fraude, es decir, crear un Consejo Nacional Electoral paralelo; la parte
tecnológica ya la tenemos y ahora estamos preparando gente para evitar el
fraude en todo el país. Buscamos crear un ejército de 45.000 observadores, uno
por cada mesa, que levanten el acta de lo que pasa en cada mesa electoral y que
luego se ingresen esos datos para que a las diez de la noche tengamos los
resultados de lo que ha ocurrido. Si el presidente gana, como demócratas que
somos, aceptaremos el resultado de las urnas, pero si como creemos el pueblo
ecuatoriano vota por el cambio exigiremos que se respeten esos resultados.
Pensamos que el descontento es muy grande y que estamos a las puertas de un
gran cambio, creemos que el pueblo lo está demandando en estos momentos y que
va a venir en las próximas elecciones.
R.A.: Usted sufrió un golpe de Estado y
le apartaron del poder de una forma
ilegal, ¿cree que las fuerzas que participaron en aquella “operación” siguen vivas?
L.G.: Como se ha denunciado en la prensa
internacional, el golpe de Estado contra Lucio Gutiérrez fue un complot
político ideológico internacional urdido y financiado por Hugo Chávez. Chávez
viendo que no se pudo infiltrar bajo mi gobierno y que no me puse al servicio
de su proyecto, para comenzar a implantar su modelo político castrista y
totalitario, se puso a trabajar en el Ecuador para que desestabilizar al país.
Buscaba dar un golpe de Estado y lo dio; se exigía un juicio político para
destituir al presidente y que éste se pudiera defender, lo que no ocurrió en mi
caso. Jamás se me permitió defenderme. No se cumplieron los elementos legales
para propiciar mi destitución. Fue un hecho irregular e inconstitucional el
golpe de Estado que sufrí, que ya he dicho fue provocado desde el exterior, concretamente
inspirado por Chávez y sus elementos de apoyo en el país. Y en ese golpe de
Estado participó muy activamente Rafael Correa, que hoy se rasga las vestiduras
por el ejercicio democrático que ha ocurrido en estos días en Paraguay y que ha
llevado a la destitución del presidente Lugo. Allí sí hubo un juicio político y
se cumplieron los estándares legales que el ordenamiento político y
constitucional paraguayo exigía; Lugo, incluso, aceptó inicialmente su
destitución y el procedimiento legal por el que se produjo, pero Chávez y
Correa más tarde le aconsejaron que pasara
a la confrontación, como ha hecho. Chávez y Correa participaron en el
golpe de Estado en mi contra, uno financiando, como ya he dicho antes, y el otro
como jefe de la trama en Ecuador.
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