Muchos
argentinos, sobre todo quienes vivieron con uso de razón entre los años 1960 y
1976, deben recordar, y seguramente recuerdan, la situación de enfrentamiento
entre grupos guerrilleros y fuerzas del orden. No fue ese un enfrentamiento
intelectual o político. Se trató de una contienda armada. De un lado, quienes
pretendían imponer un sistema político económico de raíz marxista, y del otro,
quienes se oponían.
Ahora, con
la excusa inexistente en aquel tiempo, se pretende reivindicar la acción guerrillera,
con argumentos tales como que luchaban por restaurar la democracia: una mentira
mayúscula. Nunca fueron democráticos ni les importaba otra visión distinta de
la que sostenían, apoyados por gobiernos extranjeros a quienes la realidad
argentina cotidiana les importaba muy poco; solo querían imponer a cualquier
costo su visión de las sociedades humanas.
Otra
falacia es que las organizaciones guerrilleras estaban constituidas por jóvenes
bien intencionados, olvidando que recurrieron a todo tipo de acciones
delictivas para procurar imponer sus designios -asesinatos, secuestros, robos,
entre otros-. Ahora se nos quiere hacer creer que esos muchachos eran
inocentes ciudadanos, inquietos por las desigualdades e injusticias, que creían
que el único método para luchar por ello era recurrir a las armas. Esa fue una
decisión deliberada y no impuesta por las circunstancias y largamente discutida
por los líderes e ideólogos de las organizaciones guerrilleras.
El tiempo
pasa y algunos se están olvidando del sufrimiento que esos guerrilleros
causaron a los argentinos, ciertamente mucho más intenso que el que generaba la
situación que decían combatir.
Sallustro en manos del ERP, luego sería asesinado por sus captores
Baste
recordar el secuestro y asesinato de Oberdan Sallustro, cuya única
"culpa" era ser directivo de una empresa; o el secuestro y asesinato
del general Aramburu, ampliamente difundido como una gesta
"liberadora". Dos actos aberrantes, que no avergonzaron a sus
autores, pero que deben ser condenados por la ciudadanía.
Aramburu, secuestrado y asesinado por Montoneros
Esos
muchachos, inducidos por Perón, primero, financiados por la URSS y entrenados
en Cuba, generaron un daño inconmensurable, del que aún no nos hemos repuesto.
La sociedad argentina reaccionó y con el concurso de militares y policías
intentó poner fin a la violencia desatada. Quienes no vivieron aquellos años
deberían informarse sobre el accionar guerrillero, que ultimaba policías, ponía
bombas, robaba, secuestraba, y no hacerle caso a la mentirosa y pusilánime
historia inventada.
Hace unos
días, la titular del Poder Ejecutivo Nacional se sumó al homenaje a uno de
aquellos jóvenes que tomaron las armas contra la Nación y reivindicó su
conducta, que comparó con la de su marido. En ese caso se trata de una acción
premeditada que encuentra sustento en la canallesca amnesia que tienen muchos
argentinos, y que contribuyen con ello a la venganza de quienes fueron
derrotados en el campo que ellos eligieron.
Cristina con Ester El Kadri
Frente a
tanto desatino, es menester reaccionar y hacer un examen de conciencia que, al
permitirnos no falsificar el pasado, nos induzca a todos a enfrentar el futuro
con optimismo.
Guillermo V. Lascano
Quintana
Abogado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!