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viernes, 31 de agosto de 2012

Zurdos probao


OPINIONES PUNTO DE VISTA

30.08.12











MAURICIO ORTIN


El modelo totalitario de inclusión social, kirchnerista, que ha recibido el  aval del 54 % del electorado argentino y de la mayoría de los gobernadores e intendentes del país, recientemente y a través del señor Guillermo Moreno, uno de sus más conspicuos representantes, ha hablado “Urbi et Orbi”. Se refirió a la fundamental tarea de controlar los precios de los productos (de la canasta familiar y los otros también) que los oligarcas “agiotistas” argentinos se empeñan en aumentar. Es que, como todo el mundo sabe, los empresarios son fieles devotos del dios dinero, mientras que, por el contrario, a los políticos kirchneristas los moviliza el bien común, la patria y los derechos humanos (casi podría decirse que, a éstos, el dinero les produce náuseas, sarpullido y algo de meteorismo). Se me replicará, con oportunidad: ¿Porqué, entonces, se enriquecen como ninguno? Hay una respuesta bien fundada para ello y es la que sigue. El hecho de que los funcionarios K se hayan enriquecido como lo hicieron (y lo siguen haciendo) se entiende exclusivamente porque los K, en su camino hacia la santidad y la perfección marxista, quieren alcanzar el magno estatus de “zurdo probao”. Todo aquel que hace fortuna, la acrecienta y la disfruta, con el único objeto de probarse a sí mismo el desprecio absoluto que siente por la vida capitalista es, un “zurdo probao”.

Por eso Moreno, un “zurdo probao” de aquellos y no un “cochino derechista”, tiene la sobrada autoridad para decir cuánto cuesta algo (se trate de un chupetín o de YPF). El que en su vida nunca haya administrado ni un kiosko de choripán es un detalle nimio que no debe tenerse en cuenta. Él es bueno y sensible con los desposeídos y malo con los ricos, eso es lo que importa. Mas, para estos “kijotes” también hay molinos de viento invencibles. Pobrecitos, ellos no saben que la receta del control de precios ha fracasado hasta en el planeta Mongo. Sólo ha significado pobreza, desabastecimiento, despotismo y lágrimas. En la Cuba de Fidel, por ejemplo, gracias al control de precios un helado de crema cuesta diez veces menos que en EEUU (el único problema es que no hay). Los automóviles y las casas, también, si algún día se fabrican, serán gratis o muy baratos. Es que nadie quiere trabajar si el estado se queda con la ganancia y además fija el precio del trabajo. Por eso, en los modelos totalitarios de inclusión social, hasta que la gente aprenda a ser solidaria de una buena vez, se debe disciplinar a todos. Salvo, claro está, a aquellos que ya lo son pero se siguen probando: “los zurdos probao”.

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