MAURICIO ORTIN
Al estigma que más le temen la mayoría de los políticos
argentinos es el de ser catalogado de derecha. En este país y en buena parte
del mundo ser corrupto, autoritario, tránsfuga, prevaricador e incluso genocida
es menos grave si, también, se es de izquierda. A excepción de cuando le tocan
las alforjas nadie, pública o privadamente, se reivindica derechista y defensor
de la propiedad privada. No son pocos, en cambio, los que con aires de
superioridad moral expresan su filiación de izquierda. Para la actual justicia
argentina, también, ser de izquierda es mejor que ser de derecha.
Ello se hace evidente en el hecho de que un militar que
combatió a la subversión o un civil que prestó su apoyo es pasible de ser
acusado y condenado por crímenes de lesa humanidad. Por el contrario, un
guerrillero que cometió crímenes en su intento de derrocar el gobierno
constitucional es considerado una víctima o, a lo sumo, alguien que ha cometido
un delito menor. Así, por ejemplo, el Dr. Juan Alemán, por no haber denunciado
la existencia del centro de detención clandestino de la ESMA, está siendo
juzgado como criminal de lesa humanidad.
Por el contrario, los señores Vertbisky, Firmenich y
otros cinco montoneros, acusados de colocar la bomba que asesinó a veintitrés
personas y dejo heridas a otras cincuenta, han sido sobreseídos definitivamente
por los jueces argentinos (el atentado fue asumido como propio en la revista de
la banda) ¿Qué delito es más grave para la justicia? ¿Asesinar tirando bombas
en comedores públicos o no denunciar centros clandestinos de detención y
aniquilación de personas? Si es lo segundo, muchos montoneros y erpianos
(detenidos y liberados por la dictadura) que conocían dichos centros y no
hicieron la denuncia tendrían que estar sentados al lado de Aleman el
excanciller y funcionario kirchnerista, Rafael Bielsa, entre otros ¿Porqué para
los jueces, los señores Aleman, Blaquier y Levin que no son responsables de
homicidios pueden ir presos y los que asesinaron no? Se deberá entonces a que
unos son de derecha y los señores, Vertbisky y Firmenich y demás, de izquierda?
Si esta es la razón de la sinrazón; entonces, lo que hacen los señores jueces
en su función es un escándalo que no tiene nada de republicano y si mucho de
mamarracho totalitario.
La derecha como tal, no existe. Es un invento de la
izquierda que, con el objeto de ocultar sus crímenes y atropellos, postulan la
existencia de un demonio que está al acecho. El nazismo, por ejemplo. Mas, este
fue la dictadura más parecida a la comunista. Tan genocida una como la otra.
Para la izquierda argentina Mauricio Macri, Domingo
Cavallo, los productores de soja, los miembros de la Sociedad Rural o los
periodistas de Clarín son la derecha. Los neoliberales a los que hay que temer
y odiar. Pero no sólo a la izquierda, esta tara afecta a casi todo el arco
político. Es un hecho, la izquierda sigue triunfando la batalla de las ideas y,
por ende, se cree con autoridad moral para “juzgar” y condenar a lo que se le
resiste: la derecha. El liberalismo es una palabra maldita para el
totalitarismo de cualquier signo. Mientras no lo advirtamos estamos condenados
a convivir con él.
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