septiembre 4, 2012
By
Guillermo Cherashny
Capriles,
cerca de ganarle a Chávez.
La fuga
hacia adelante del cristinismo con su campaña prematura por la reforma y la re reelección
obedece a una necesidad que excede a la política. Se trata de la búsqueda de la
impunidad por los sonados casos de corrupción de esta segunda década infame,
que continúan acumulándose ahora a una velocidad tal vez mayor que en los
tiempos de Néstor Kirchner. La presidente, por su parte, no duda en
encubrir la corrupción, como se está comprobando en el caso de la ex Ciccone y
en la confiscación de YPF para tapar el negociado de Kirchner con la familia
Eskenazi. Ahora se agregan nuevos casos de corrupción, como la compra del
campo de Benetton por parte de Lázaro Báez. En realidad, detrás de
esta operación estaría Máximo Kirchner,
como señala Jorge Asís en una nota
reciente. Otro escándalo en plena evolución empezó con el reciente anuncio de la construcción de un Polo Audiovisual en la isla
Demarchi. Edgardo Arrieta, secretario general de la seccional Rosario del sindicato de Dragado y
Balizamiento, ya denunció que “para
hacer la obra se tendrá que desalojar (la dirección de) Construcciones
Portuarias y Vías Navegables”, que se encuentra emplazada en ese sector
costero de la Ciudad de Buenos Aires. Para el dirigente gremial rosarino, esta situación “significará la muerte de la actividad marítima” del país. El
beneficiario del proyecto sería Eduardo
Elsztain, socio del gobierno nacional en el Banco Hipotecario.
El gobierno no se engaña
La realidad
es que, luego de la reelección de CFK
en octubre pasado, se reactivaron negociados que estaban frenados desde antes
de la muerte de Néstor Kirchner.
Pero desde principios de este año recomenzó la corrupción generalizada como en
los primeros años de la presidencia del fallecido fundador de la dinastía
reinante. El caso es que el único presidenciable con posibilidades de ganar en
el 2015 si CFK no se presenta a la
reelección, Daniel Scioli, no le
garantiza la impunidad al cristinismo
y cualquier opositor que llegue a la Casa Rosada se vería obligado a apoyar la
revisión judicial de la nueva década
infame. Sin salida, el elenco gobernante se lanzó así a una reforma de la
constitucional con re reelección, que tiene varios capítulos previos. Por
ejemplo, tratar de conseguir una ventaja electoral abrumadora para el 2013 a
partir del voto de los que tiene entre 16 y 18 años y los extranjeros con dos
años de residencia. Con esta maniobra, en caso de no poder conseguir este año
los dos tercios de los votos para sancionar la ley declarativa de la necesidad
de la reforma, el cristinismo
buscaría asegurarse un resultado electoral aplastante para el año que viene que
si le dé los dos tercios.
Frente a
esto, es obvio que la oposición vuelve a mostrar su falta de capacidad de
consenso. Como una voz solitaria, aunque influyente, Marcelo Tinelli dijo que
no lo ve votando a su hijo que hoy tiene 15 años. La reciente encuesta de Poliarquía señala que el 66% se opone a la
reelección pero le da un 51% de aprobación al gobierno, aunque omitió publicar
que la imagen de CFK cayó de 43 a 40%. En todo caso, al gobierno no le
importa la opinión reflejada por Poliarquía
y tiene muy claro que necesita la impunidad, o sea, que le va meter para
adelante.
Anteayer,
en la República Bolivariana de Venezuela se realizó un simulacro de la votación
presidencial con voto electrónico y se hizo una encuesta de boca de urna en la
cual el opositor Hernán Capriles le
ganó a Chávez 53% contra el 46%.
Como venimos diciendo, un triunfo de la oposición en Venezuela sería un golpe
demoledor para la re reelección de CFK
y también para el nuevo giro hacia la economía planificada que sigue el
gobierno de la mano de Axel Kicillof.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!