No concordamos con el autor de la nota, quién califica de
“moderado” a Juan Manuel Abal Medina,
aún tenemos en nuestra memoria su figura trepado a los muros de la Cárcel de
Devoto liberando a los terroristas juzgados y condenados, quienes luego fueron responsables del baño de sangre que enluta al
país al día de la fecha.
De acuerdo a los principios básicos del Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional, les cabe la calificación de “Crímenes de lesa humanidad” a todos aquellos que articularon el
ataque terrorista contra la población de la República Argentina, para
apoderarse del poder del estado a través de la violencia.
Miles de víctimas y sus deudos han sido sistemáticamente
ignoradas por los distintos gobiernos desde esos aciagos días hasta el día de
la fecha, el 25 de septiembre se conmemoró el asesinato de Rucci… pero anualmente deberíamos de rememorar y pedir también, por
ejemplo: los asesinatos de Arturo Mor Roig, Oberdan Sallustro, Pedro E. Aramburu, Argentino del Valle Larrabure,
Igarzabal, Humberto A. Viola y su pequeña
hija María Cristina Viola (3 años), Paula
Lambruschini (15 años), David Kraiselburd (bebé de meses), María Guillermina Cabrera Rojo (3
años), Juan Barrios (3 años), Guillermo Capogrossi (6 años), Claudio Yanotti (9 años), Gladys Medina (13 años), Laura Ferrari (18 años), las víctimas
de las bombas en el comedor de la Policía
Federal, igualmente las víctimas de las bombas en el Bar El Ibérico y el avión
Hércules en Tucumán, podríamos continuar con una larga lista de los
crímenes de la barbarie, pero por razones de síntesis solo dejaremos enunciados
que son miles y la mayoría de sus
nombres están en poder de la justicia. En la breve lista precedente vemos
que figuran políticos, empresarios, militares, policías, gendarmes, también
niños y adolescentes inocentes, víctimas del despiadado y atroz accionar de la
guerrilla que pretendía transformar a la Argentina en un estado totalitario
comunista al más puro estilo cubano. Para todos ellos… muchos argentinos
estamos reclamando su reconocimiento y reparación histórica… casi nadie
escucha, especialmente el poder de turno y su justicia. Víctimas del Terrorismo… PRESENTES!!!
Rucci: El asesinato que yo testimonié
septiembre 27, 2012
By Luis Sobrino Aranda
Había sido yo designado por el General Perón asesor en Madrid para los temas militares. Eso me
permitió poder compenetrarme -como consta en las revistas panorama y primera
plana y diarios de esa época- de los hechos acaecidos y por acaecer. Desde esa
asesoría fui designado interventor del movimiento en la provincia de Santa Fe,
cuando el partido antes de las elecciones de 1973, se partió en dos, contra la
posición disimulada de no estar de acuerdo con mi designación de Cámpora, Perón lo hizo, y luego ello me llevó a ser Diputado nacional por
esa provincia y Secretario de Defensa Nacional por voluntad excluyente del
General.
Desde el inicio se olían las diferencias y los distintos
fines del pensamiento de Perón y el
de la Juventud Peronista, que se
rompe definitivamente con el asesinato del único dirigente gremial de absoluta
lealtad a Perón: José Ignacio Rucci. El General
nos manifestó varias veces en Madrid y Buenos Aires que era como un hijo pasa
él, que no estaba al alcance -por su absoluta honestidad de principios y de
conducta- de la famosa libreta negra, así la llamaba y mostraba San Sebastián, el Ministro de Trabajo
del General Lanusse, que en ellas
anotaba todas las comisiones de los distintos dirigentes gremiales, y de las
cuales también estaban excluidos Lorenzo
Miguel y Eleuterio Cardoso,
entre otros pocos. El secretario administrativo del sindicato metalúrgico Franco -aún con vida- es testigo de
esos hechos.
En Madrid, Rucci
era un estorbo, no sólo para la JP
sino para Cámpora y sus acólitos,
por la firmeza de su lealtad. Rucci
y Lorenzo Miguel avalaron el cambio
de Galimberti por Juan Manuel Abal Medina, un moderado en
cuanto a los ataques de los permanentes dichos en las manifestaciones de: “Se va acabar… se va acabar… la camarilla sindical…”
CÁRCEL DE DEVOTO.
Desde los muros de protección "el moderado" Juan Manuel Abal Medina anuncia que ha logrado la libertad para los presos.”Los compañeros combatientes estaban nuevamente en la calle".
Procesados muchos de ellos por atentados, acciones subversivas y asesinatos.
(Había también delincuentes comunes).
Cuando era inminente la autorización de Lanusse del retorno de Perón, San Sebastián quiso impedir una amplia solicitada de la CGT a favor
del General, y allí fue sin duda que
emergió la figura de Rucci que, sin
permitir un solo argumento, sostuvo ante distintas posiciones dubitativas de
gremialistas, “si es necesario, la firmo
yo solo, carajo…!!!”
Mi relación con él
en Madrid -como con Lorenzo Miguel-
fue de absoluta coincidencia hasta los últimos días de ambos, aun yo actuando
en el grupo de trabajo disidente de Isabel,
una vez fallecido Perón.
La vuelta de Perón
fue trágica, es de público y notorio, y el agravamiento de las relaciones, una
consecuencia. Perón por todos los
medios trató de hacerles entender a los máximos
dirigentes de la juventud, por medio de un mensaje público que fue claro: “bueno, muchachos, ahora debemos todos
unirnos y reconstruir la Patria…”, tres meses antes a grupos de peronistas
de izquierda y derecha les dijo: “Deseo
hacerles un llamado a todos, al fin y al cabo somos hermanos, para que
comencemos a ponernos de acuerdo; tenemos una revolución unitiva que realizar,
pero para que ella sea válida, ha de ser una reconstrucción pacífica. Y sin que
cueste la vida de un solo argentino…”
Había consensuado ello con otro grande, el Dr. Ricardo Balbín, y construir una
sólida amistad política con la cabeza del radicalismo, ese gran hombre que
fuera Ricardo Balbín. Ambos habían
hecho su catarsis de errores en un abrazo y se habían comprometido a unir el
país y luchar por ello. La muerte de ambos impidió que Balbín hubiese sido presidente en 1983, según mis apreciaciones. La
fórmula hubiese sido Balbín-Luder.
La gravedad se introdujo cuando la Juventud Peronista, ya unida con otros grupos armados de ultraizquierda, borró la última posibilidad
de lograr los deseos de Perón.
Así llegamos al miércoles 25 de septiembre de 1974, a
mediodía, cuando en un complot que se sostiene se realizó desde los ámbitos del
gobierno de la provincia de Buenos Aires,
es vilmente asesinado un hombre de paz y unión, honesto a carta cabal, y ese
hecho produciría una condigna reacción de Perón,
que con firmeza intervino de cuajo las importantes provincias que le había
otorgado generosamente, en aras de paz, a la Juventud Peronista: Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, a cargo del
histórico Bidegain -la primera-
cuyos familiares lo habían inducido al cambio, Obregón Cano y Martínez Baca,
respectivamente.
Ese asesinato cambiaría el país en un solo instante; ya
nada sería igual. La Juventud Peronista
se rompió en dos: la leal con Perón
y la otra, que se implicó a fondo con las organizaciones
especiales. Se había roto esa unidad; una JP adicta y leal a Perón
y otra ya visiblemente unida a las formaciones
especiales. Perón terminó la
tarea interviniendo la Universidad de Buenos Aires, que también se las había
otorgado, y colocando a un duro abogado entrerriano, a quien había conocido en
su primer destino en el Regimiento 12 de Infantería, el Dr. Ottalagano, que inicia un durísimo cambio.
El país, por ese asesinato, se había partido
inexorablemente en unos minutos en dos y era el inicio no deseado por Perón/Balbín de los hechos que se irían
acumulando y produciendo inexorablemente, de muertes injustas de un lado y del
otro, creciendo una figura no deseable como lo fue José López Rega.
En la primera denuncia que realizó la familia Rucci, fui testigo de cargo,
porque sostuve en el expediente que en plena sesión de diputados de ese día vi
entrar a uno de la JP y decir de
viva voz: “Lo hicimos…” Y abrazarse
con ellos en el sector izquierdo, contra la pared de la sala de sesiones, que
era el lugar fijado para ellos.
Aquel crimen cambió el país y el curso de la historia
real de las fuerzas populares enfrentadas hasta ahora lamentablemente. La Juventud Peronista se fracturaría en la Lealtad
una y las primogénitas, las otras, y
ellos mismos sufrieron las consecuencias del hecho acaecido para desgracia del
país.
Ese juez fue
el primero en negar la realidad, ahora otro, el Dr. Ángel Lijo se agrega a negar los hechos y el negar la
calificación de genocidio al asesinato, anteayer, que contraría los principios
básicos de la Corte de Derechos Humanos
de La Haya, cuyo fiscal es un argentino.
Ayer la presidente
rechazó una invitación a presidentes
a un almuerzo ofrecido por Barack Obama,
por un homenaje a Evita, que nos
consta a los aún vivientes integrantes y asistentes a la conformación de la Confederación General Universitaria (CGU)
como herramienta de lucha en noviembre de los ‘50 contra la FUA, pues Evita era sin duda opositora al dominio en esos momentos de
comunistas y socialistas de las distintas casas de estudio y nos convocó a
un congreso realizado en el teatro Cervantes bajo su presidencia, en esa fecha,
para dejar en claro que esa organización sería de ideología de centro, o sea,
la tercera posición. Viven aún para testificarlo, a más de mi diploma, el Ing. Rufino Beltrán, de esta ciudad, el
Dr. Helio Lobo Asencio, ex
integrante luego de la Corte de Justicia santafesina bajo el gobierno de Silvestre Begnis en el ‘73, y Héctor Villalón, leal acompañante de Perón en Madrid, en su exilio, y hoy
con residencia en Nueva York, todos ellos y el suscripto fundadores de esa
institución creada, apoyada y concretada para defender la ecología peronista.
Querer sostener que existe coincidencia en algo entre el
peronismo de Perón/Evita, ambos
indisolublemente unidos en bien o mal, con el kirchnerismo es una herejía ideológica.
Obran en mi poder documentaciones que he otorgado a
muchos periodistas actuales y especialmente a los historiadores Reato y Yofre.
La reunión de anteayer de peronistas, gremialistas y
personas que se han adherido al acto convocado por Hugo Moyano, para exigir justicia por el asesinato, con la compañía
entre otros de Graciela Camaño, Adolfo Rodríguez Saá, Momo Venegas,
Juan Manuel de la Sota, entre otros,
fue muy oportuna, porque hoy la Cámara
de Apelaciones tratará la apelación de los hijos de Rucci y recibirá el informe del abogado de ellos, Dr. Miguel Ángel Pío, en refutación del
fallo del juez Ángel Lijo, que
ordenó el cierre de una causa sin sólidos fundamentos para ello.
Entiendo que es mi obligación, siguiendo el deseo de Perón / Balbín de unir el país,
expresar acontecimientos que desde mi vida acompañan la exactitud de los
reclamos de la familia de Rucci y el
deseo, sin duda, que tenía Perón de
clarificar ese asesinato que cambió el curso de la vida del país.
Dr. Luis Sobrino Aranda
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