El más novel e inexperiente
de los observadores de la actual política argentina seguramente deberá estar
absolutamente confundido. Mucho más si es extranjero. Hay infinidad de aspectos
que son totalmente inentendibles y por más que alguien se esfuerce son casi imposibles
de comprender.
Argentina es el octavo país
en el mundo en cuanto a su superficie territorial. Y en ella hay una enorme
diversidad geográfica con diferentes climas e incalculables riquezas de todo
tipo y color. Desde minerales de diferentes tipos, hidrocarburos, planicies entre
las más fértiles del mundo, etc., etc. Ausencia de conflictos religiosos,
raciales, culturales y cualquier otro tipo. Una densidad poblacional muy baja. Todo factores de
fuerza, todo ventajas.
No pretendo hacer un
panegírico de nuestro país. Las ventajas comparativas y bondades son más que
conocidas por casi todo el mundo. Argentina es un verdadero paraíso bendecido
por Dios.
Pero lamentablemente los
argentinos, somos pobres en un país de
enormes riquezas.
Fuimos ricos hace setenta u
ochenta años atrás. Estábamos en el pelotón de países más avanzados del mundo.
Entre los diez primeros. Las expectativas de progreso y desarrollo eran enormes.
Inclusive los analistas pronosticaban que la Argentina probablemente en poco
tiempo sobrepasaría a los EE.UU. en desarrollo y crecimiento.
Hoy la situación es
totalmente inversa. A partir de esos años, nuestro país empezó a deslizarse por
la pendiente negativa, primero lentamente, pero después cada vez con mayor
rapidez. Aún conservamos algunos parámetros socioeconómicos de aquella época
promisoria. Pero el grueso de lo que es la Argentina se fue deteriorando e
involucionando rápidamente. En estos últimos diez años la caída es
prácticamente vertical y casi nada queda de esa época de oro.
Los observadores extranjeros se
preguntan asombrados y desorientados como ello es posible.
Nosotros los argentinos,
sabemos bien el porque de esta regresión casi al siglo XIX: nuestra dirigencia
incapaz, corrupta e incompetente. Siempre hubo un porcentaje de incapaces,
corruptos e incompetentes. Pero desde el advenimiento del matrimonio Kirchner
estas falencias se fueron incrementando
exponencialmente.
En la gestión de Cristina Kirchner estos aspectos negativos se magnificaron
como nunca y alcanzaron un grado superlativo.
Casi todo, después de un
breve repunte, entró en decadencia en el período de su esposo. Pero lo poco que
quedó en pie, fue
demolido casi sistemática y totalmente por la actual presidente.
Es así que las bases del
sistema republicano prácticamente no existen. La división de Poderes y el
federalismo es una grotesca ficción, la Justicia está paralizada, las FF.AA.
prácticamente no tienen capacidad operativa, las fuerzas de seguridad y policiales
son estigmatizadas permanentemente, los gobernadores y otros funcionarios
ejecutivos son extorsionados para lograr su adhesión al “modelo gubernamental”, los servicios públicos están obsoletos y al borde
de su vida útil y aquellas empresas que aún funcionan, lo hacen mal y con
enormes déficits operativos.
Pero lo peor aún, es el constante aumento de restricción a la libertad en todo su cabal sentido,
el avance contra la propiedad privada, las permanentes groseras mentiras y
escandalosos engaños en los anuncios oficiales y una brutal caída en la ética pública y en los valores
y principios morales.
La mayoría de los sectores políticos, económicos y de las fuerzas vivas del país están fuertemente
tensionados con el gobierno, fundamentalmente por su estilo incompresible de
liderazgo. Aquellos sectores que tienen buenas relaciones con Cristina, lo
hacen simplemente por temor o conveniencia personal pero también en el fondo la
desprecian profundamente.
¿Pero se puede ser tan
incapaz, de hacer todo en contraposición de la cordura o el sentido común, o este proceder oculta otra intensión u
objetivo?
Pareciera que todo hacer
creer en una perversa finalidad. Un poco, bastante, por su incapacidad, otro
tanto por su expresa voluntad.
En realidad hay indicios que
algunos hechos si se realizarían a propósito para fabricar una o más causas para abandonar el gobierno aduciendo ingobernabilidad y actividades
destituyentes de sectores no identificados de la oposición.
Por un lado es ampliamente
conocido que la presidente sufre de serias patologías psíquicas que frecuentemente,
demasiado frecuentemente, redundan negativamente en sus actividades. Por otro
lado, hay serios indicios que la misma
mandataria buscaría dejar su cargo, abrumada por la cantidad de conflictos existentes y su incapacidad para
lograr soluciones adecuadas.
La Sra. Kircher es incompetente e inepta, pero no tonta.
Sabe que está
navegando en un barco que está haciendo agua por numerosos rumbos que son imposibles de controlar y que se
encuentra aislada, rodeada de incompetentes en los cuales no puede confiar. Buscaría
crear un clima tal que la obligaría a
abandonar su cargo y escapar del caos que se avecina.
Torpeza tras torpeza. Todos los días los argentinos nos
enteramos en los medios, de algún anuncio, hecho o novedad escandalosamente negativa. Y
normalmente son
acciones o decisiones gubernamentales que van absolutamente contrapuestos al
más elemental sentido común. Simplemente a modo de ejemplo:
-
¿Es razonable confrontar con uno de los pilares fundamentales del gobierno,
como lo es la CGT de Moyano?
-
¿Es conveniente para la conducción del país que existan varias
organizaciones obreras?
-
¿Es lógica la postura agresiva y confrontativa, casi infantil, que el
gobierno lleva con el Jefe de la CABA, con gobernadores y con otros dirigentes?
-
¿Es razonable rendir homenaje al entregador de un marino para que este sea asesinado
y realizar esa ceremonia en presencia del asesino y en la sede de la Armada?
-
¿No constituye una verdadera barbaridad que la presidente estreche relaciones
con Angola un país de un brutal régimen dictatorial y en el cual se vulneran
sistemáticamente los derechos humanos?
-
¿Es razonable ofender a la primera potencia mundial en su propio
territorio, como lo ha hecho la presidente en su reciente periplo por EE.UU?
-
¿No es una obscena torpeza realizar teleconferencias simulando contactarse
con pobladores del interior del país y luego descubrirse que son montajes
actorales perfectamente montados simplemente para fines publicitarios o
propagandísticos?
-
¿No constituye directamente una grave provocación a la mayoría de los
argentinos, que el gobierno adhiera a la celebración del “Día
del Montonero”
-
¿No constituye una grave contrasentido que el gobierno pague
indemnizaciones millonarias a las “víctimas del llamado terrorismo de Estado” e
ignore a las víctimas del terrorismo?
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