01:55 MAURICIO ORTÍN,
Profesor de Filosofía - UNSa
Desde el oficialismo
se repica hasta el hartazgo, aludiendo a los diarios Clarín, La Nación y otros,
que en la Argentina no hay libertad de prensa sino libertad de empresa y, por
ende, también hasta el hartazgo, se evidencia la idea equivocada que habita en
el gobierno sobre ambos derechos. La
libertad de prensa y la libertad de empresa no son incompatibles.
Es más, son
absolutamente solidarias y una no se puede dar sin la otra. ¿Acaso es posible
la libertad de prensa sin la libertad de empresa? Constituye un típico
argumento fascista (sobre todo si viene del gobierno), el afirmar, que: el
dueño privado de un medio de comunicación -el empresario capitalista- tiene
como fin principal el lucro y no informar la verdad.
Desde ya que ganar
dinero es fundamental para la subsistencia de la entidad; mas, ello no implica,
necesariamente, que informe bien o mal. Son los que compran el diario o
escuchan la radio los que deben juzgar esa situación y no el gobierno. Los
ciudadanos no son un hato de imbéciles que necesitan de un tutor que les
indique cuál periodista o que medio deben escuchar o leer. Allá aquellos, que
eligen a Víctor Hugo Morales, 6,7,8, TV registrada y cosas por el estilo. Hay gente para todo en la viña
del Señor y todas las opiniones deben respetarse. Otra cosa, claro está, es que
seamos todos los que financiamos a estos señores.
Es, absolutamente,
lícito el que los empresarios impongan, dentro de un menor o mayor margen de
libertad, su impronta al medio que dirigen. Ridículo sería pretender que ello no
ocurriera (¿Acaso, el dirigente, Jorge
Altamira, en el diario del partido
Obrero no hace lo mismo que Magnetto
en el diario Clarín). Lo que sí es
contrario a la libertad y al sentido común, es que sea el gobierno el que
pretenda definir la línea editorial del diario del Partido Obrero, de Clarín o
de cualquier otro. Esa manera de proceder con la prensa, tiene un nombre. Se llama fascismo.
Los
fascistas, con el objeto de justificar sus abusos, suelen
predicar que es falso aquello de que las empresas de medios de comunicación son
independientes. Según ellos, responden a clases sociales, oligarquías,
sinarquías, sectas e intereses económicos capitalistas internacionales, etc. No
se dan cuenta, o no quieren darse, que en la república, la independencia que se exige a la prensa libre es, exclusivamente,
para con el estado. A los ciudadanos, sindicatos, partidos, grupos
empresariales, clubes deportivos, iglesias, etc. los asiste todo el derecho del
mundo para influir, dirigir o erigirse en propietarios de un medio. No así el gobierno, que debe garantizar la
libertad de expresión y no amordazarla.
Pero, como vemos,
ocurre todo lo contrario. Porque, en discordancia con la actitud adoptada de
anteriores gobiernos argentinos frente a la prensa independiente, como los de Alfonsín, Menem y De La Rúa, no
hay un sólo día en que la presidente,
sus gobernadores o sus correveidiles, no arremetan con
invectivas de todo tipo contra los medios que no le son sumisos. De allí, que
la desmesurada y sistémica campaña de aniquilación que ha lanzado el gobierno
contra Clarín y los medios independientes ha elegido como día D, al siete de diciembre.
A no confundirse. Ese día no vienen sólo por Clarín. Vienen por todo y todos...
REFLEXIÓN
DEL EDITOR: Los términos Día D y Hora H se usan para señalar el día y la hora en
que se iniciará un ataque u operación, en circunstancias en que el día y la
hora aún no han sido determinados o es absolutamente secreto. El Día D y la Hora H son únicos para todas las unidades que participan en una operación determinada. En el caso
que nos ocupa no es ningún secreto, desde todos los medios oficiales –atril presidencial
incluido- se han lanzado todo tipo de amenazas sobre las acciones del ejecutivo
el famoso 7-D contra el blanco
seleccionado: el Grupo Clarín… lo
que no dicen son las consecuencias de esas acciones muy posiblemente ilegales,
que afectarán la libertad de expresión y de opción de elección del medio
informador por parte de la sociedad argentina. Sabemos cuándo lo harán, no
sabemos ¿qué y cómo lo harán? Deseamos que prime la cultura cívica, el respeto
a la Constitución Nacional, leyes involucradas y no se presione al poder
judicial respetando su independencia de criterio.
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