Apoyamos
la declaración de la asociación de Hijos
y Nietos de Presos Políticos, ellos llevan una larga y desigual lucha en
busca de justicia, bajo el principio de la igualdad ante la ley, para sus
padres y abuelos. Los conocemos son abnegados jóvenes y adultos que solo claman
por un trato justo e igualitario, que no se discrimine a sus familiares por
haber cumplido las órdenes emanadas desde los más altos niveles de decisión
política y estratégica del estado en la década de los ’70.
Ya
es hora de Paz, Concordia, Justicia, Historia completa y Unión; dejemos de lado lo poco que nos
desune y rescatamos lo mucho que nos une como argentinos. La Unión hará la Fuerza, mediante le reconciliación nacional seremos un
país más fuerte.
Sinceramente,
Pacificación Nacional Definitiva
por
una Nueva Década en Paz y para Siempre
Comunicado de prensa Hijos y Nietos de Presos Políticos – San
Miguel de Tucumán, 23 de noviembre de 2012
Hijos y Nietos de Presos
Políticos
Queremos
dejar aclarado que esta agrupación, que nuclea a hijos y nietos de presos de
quienes son imputados por delitos de lesa humanidad, no pretende, en lo más
mínimo, tergiversar ni desinformar.
Pretendemos
mostrarle a la sociedad la realidad en la cual nos encontramos inmersos.
Respetamos absolutamente el dolor de las víctimas, como así
también el de sus familiares. De la misma forma, entendemos que nuestro dolor
tampoco puede ser subestimado.
Comprendemos
todos los años invertidos en la búsqueda de la verdad y el dolor que ello les
ha generado. Sin embargo, esa razón no puede ser imputada como causal de
persecución penal sin límite alguno.
Se
insiste en el uso que esta agrupación hace del término “presos políticos”. Nuestros
familiares, hoy, SON PRESOS POLITICOS. Usamos esa expresión porque estos detenidos reciben un trato
diferencial, y hasta muchas veces discriminatorio, con respecto a cualquier
otro detenido. A los mayores de 70 años se les debe otorgar, por ley,
arresto domiciliario, para no comprometer su salud. Insistimos en que el principio de inocencia no es respetado. Se es
culpable desde el inicio de las causas. Se acusa y se decretan prisiones
preventivas excediendo los dos años que marca el debido proceso, y hasta el
límite del tercer año excepcional, sin tener pruebas de riesgo de fuga o de
interferir con la investigación. Se
juzga y se condena por el mero hecho de haber estado en un lugar y tiempo
determinado y, en muchos casos, sin ni siquiera haber estado. Se rechazan
sistemáticamente todas las presentaciones de las defensas. Muchos hijos han
sido despedidos de sus trabajos por “portación
de apellido”. Muchos de los militares en actividad son dados de baja por
visitar a los que están detenidos.
La
reapertura de estas causas ha sido una decisión política, violando incluso la
Constitución y los tratados internacionales para hacerlo. A su vez, ratificamos
que son presos políticos desde el momento en que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Luis
Lorenzetti, afirma que la prosecución de estos juicios son una política de
Estado, en los cuales no hay vuelta
atrás, demostrando la interferencia de los demás poderes con el Poder
Judicial. Además, las afirmaciones de
este magistrado, implican un claro prejuzgamiento, teniendo en cuenta que en su
tribunal es en la instancia en la cual quedarán firmes las condenas que se
dicten en estos juicios.
Por otra parte, los derechos de los imputados, en cualquier
causa penal, no se agotan en que el Estado brinde un abogado defensor. A su vez, tampoco habría que agradecerlo. No es un privilegio. Es lo que corresponde.
Los imputados también deben estar amparados por los Derechos Humanos, como
cualquier ciudadano del país.
La
justicia que se reclama es un ideal muy elevado. ¿Qué es lo justo? Seguramente,
lo que es justo para alguno de nosotros, sea injusto para el otro. Lo que sí debemos exigir es LEGALIDAD.
Confiamos en que ese principio, que tanto le ha costado a la historia, sea la
base y la motivación que guíe a los Señores Jueces del Tribunal Oral Federal de
Tucumán para llevar adelante este sexto juicio en la provincia y sirva, y
sirvan ellos de ejemplo como magistrados, al resto de los tribunales federales
del país.
Con
lo que manifestamos, no queremos decir que estamos negando estos procesos o que
pretendemos que no se realicen. Queremos
que estos juicios sean un ejemplo de como las cosas pueden hacerse bien.
Que
la historia, triste historia, no sea el único fundamento de la sentencia de
nuestros padres. El pasado no lo podemos modificar. Intentemos un mejor hoy para forjar un futuro donde nosotros no
tengamos que pertenecer a bandos antagónicos que lo único que genera es
profundizar heridas del pasado, donde podamos confiar en las instituciones de
un Estado profundamente democrático y verdaderamente igualitario.
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