Viernes
30 de noviembre de 2012 | Publicado en edición impresa
Por
Ceferino Reato | Para LA NACION
Medio
centenar de dirigentes de Montoneros ocupaba cargos en el gobierno de la
provincia de Buenos Aires cuando el secretario general de la CGT, José Ignacio
Rucci, fue asesinado el 25 de septiembre de 1973. El dato, hasta ahora
desconocido, revela la magnitud de la alianza entre el ala izquierda del
movimiento peronista y el gobernador Oscar Bidegain así como el peso de
Montoneros en el aparato estatal bonaerense.
Esto
no indica para nada que todos los montoneros insertos en el gobierno bonaerense
hayan tenido algo que ver con el asesinato de Rucci; muchos, se sabe, fueron
sorprendidos por un hecho que pocos dudan ahora en atribuir a Montoneros, en el
marco del enfrentamiento con el general Juan Perón, que acababa de ganar las
elecciones presidenciales. Pero, el dato puede erosionar una pieza fundamental
del relato kirchnerista sobre los años setenta: aquélla que indica que los
delitos de las guerrillas ya no pueden ser investigados porque no fueron
"ilícitos cometidos por el Estado o por organizaciones vinculadas a
él".
Pues
bien: Montoneros fue "el brazo político y la vanguardia radicalizada; la
primera línea de fuego, tanto al interior como al exterior del movimiento
peronista", del gobierno de Bidegain, según una investigación del
politólogo argentino Damián Antúnez Harboure para su tesis doctoral en la
Universidad de Salamanca, titulada "La Tendencia Revolucionaria del
peronismo en los gobiernos provinciales (Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa
Cruz y Salta, 1973-1974)".
En
el caso bonaerense, tres de los seis ministros de Bidegain eran montoneros o
estaban vinculados a esta "organización político militar", como
también más de la mitad de las secretarías que dependían directamente del
gobernador. Dentro de cada ministerio, no había secretarías sino
subsecretarías: Montoneros tenía una posición dominante en Educación, Asuntos
Agrarios y Obras Públicas, y compartía espacios con otros sectores en Gobierno,
Economía y Bienestar Social.
De
esas cinco provincias gobernadas por aliados de Montoneros, Buenos Aires era
donde había el mayor número de militantes de ese grupo guerrillero ocupando
cargos en el aparato estatal.
Sin
embargo, el "interlocutor directo u oficial" entre Bidegain y Montoneros
no era ninguno de esos funcionarios sino el jefe de esa organización en la
provincia de Buenos Aires: Norberto Habegger, un lúcido periodista que con el
seudónimo de Ernesto Gómez funcionaba como un asesor informal del gobernador.
¿Por qué tanta cautela? Como explico en mi libro Operación Traviata, Montoneros
tenía un pie en la legalidad y el otro en la clandestinidad: pensaba que la
democracia era apenas una etapa para llegar al socialismo y que la "toma
del poder" requeriría también de un enfrentamiento militar con las Fuerzas
Armadas para el que debían prepararse.
Según
una fuente que insisto en mantener en reserva, Habegger fue quien le pidió a un
funcionario de Bidegain el departamento que alquilaba cerca de la vivienda de
Rucci, que fue utilizado como una suerte de cuartel general por el comando que
lo mató; además, este funcionario llevó y sacó armas de ese inmueble en coches
oficiales.
Bidegain
era un peronista clásico, partidario del nacionalismo en sus orígenes, que
había sido designado candidato a gobernador por decisión de Perón contra la
opinión de Rucci y los sindicalistas. En aquel momento, no tenía ningún vínculo
con Montoneros. En su acercamiento al ala izquierda del peronismo tuvieron
mucho que ver su esposa, María Antonia ("Toñi") y sus hijas Cristina
y Gloria, secretaria privada del gobernador y actual diputada nacional.
El
ex diputado provincial Carlos Negri le contó a Antúnez Harboure que esa alianza
recién se realizó cuando la campaña para las elecciones del 11 de marzo de 1973
ya había comenzado. "Estábamos en Los Toldos; Bidegain estaba en su auto
porque hacía la campaña en su auto, que manejaba la mujer, Toñi. Entonces, se
me acerca Toñi y me empieza a hablar de problemas internos. Lo llamo al Cabezón
Habegger, que era mi jefe militar por decirlo de alguna manera y le digo:
´Mirá, yo veo a este hombre muy sólo´. Hicimos una reunión: estaban Vaca
Narvaja, el cura Soler. No los convencí mucho, pero se decidió explorar el
asunto". Decidieron invitar a Bidegain a la inauguración de una unidad
básica en La Plata y hubo una charla previa en la que participaron también
"El Tojo (Rodolfo Ojea) Quintana, El Flaco (Carlos) Kunkel".
Fue
el nacimiento de una alianza que continuaría luego del desplazamiento de
Bidegain por presión de Perón, ya totalmente enfrentado a la cúpula de
Montoneros, el 23 de enero de 1974. Después de Bidegain, fueron cayendo todos
los gobernadores vinculados a la izquierda del peronismo debido al
enfrentamiento interno contra Perón y los sindicatos y políticos ortodoxos.
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