noviembre 24, 2012
Miles
de uniformados que en su oportunidad cumplieron órdenes emanadas de las
autoridades constituidas se encuentran detenidos por el sólo hecho de haber
defendido las instituciones de la república amenazadas de muerte por el Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros; ambas organizaciones
militares que, con apoyo de Cuba y
para subordinarse a ese país pretendieron, a como diera lugar, apropiarse del
poder para imponer un sistema de gobierno contrario al constitucionalmente
establecido.
Muchos
de ellos eran entonces jóvenes que, por amor a la Patria y vocación de
servicio, se formaron dentro la estructura de la defensa organizada del Estado
y se sometieron, voluntariamente, a una férrea disciplina y al duro
entrenamiento en el manejo de hombres y de armas con la finalidad de
salvaguardar los intereses de todos los argentinos, sus casas, sus bienes y su
derecho a la autodeterminación.
Fue
una guerra, pero una guerra de las más crueles, la de guerrillas, que captan
adolescentes y aún niños y los preparan para acciones de sabotaje y terrorismo;
que se infiltran y se camuflan en la población civil inocente haciendo muy
difícil su identificación.
¿Hubo errores? ¡Por cierto que los hubo!, pero no ha existido en la historia de la humanidad guerras
asépticas. En toda guerra lo importante ha sido siempre obtener la victoria.
¿Alguien podría, en un ejercicio de imaginación pensar qué hubiera pasado en
nuestro país si esas facciones hubieran triunfado?
Se
los juzga fuera de los jueces naturales y los códigos y procedimientos que
estaban en vigor en la época en que se produjeron los hechos. Muchos permanecen
detenidos sin causa por períodos que exceden los establecidos para su
juzgamiento. Otros mayores, ya ancianos, privados de la posibilidad de ser
detenidos en sus domicilios.
Tal
vez, en mi opinión, ya fuera hora de considerar: que ciertamente los terroristas guerrilleros organizados
militarmente nos llevaron a una guerra no querida ni deseada por el conjunto de
la sociedad, y que esta, dentro de lo que establecían las leyes y roles para
las estructuras que la componen, empleó el instrumento militar para su
supervivencia; que es naturalmente injusto juzgar a una sola parte de los
actores de esa guerra dejando libres y sin siquiera condena moral a la otra;
que tal vez ya fuera hora de la concordia, y que esta podría comenzar con el
cese de los juzgamientos de los hechos derivados de esa guerra.
Jorge Augusto Cardoso
DNI: 7784561
DNI: 7784561
Fuente: http://www.jorgecardoso.com.ar
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