YO ACUSO: ASESINATO EN
NOMBRE DE LOS DERECHOS HUMANOS- OTRA VÍCTIMA- GRAL IBERICO SAINT JEAN
Por
Dr. Mariano N. Castex[1]
Porque
creo en los derechos humanos para todos, es que escribo estas líneas. De
documentación oficial que puede solicitarse en El Cronista y que no se ha
podido incluir por razones de espacio, surge la prueba indiscutible de que en
mi patria, en nombre de tales principios, prostituyéndolos, un grupúsculo que
ha tomado posesión de algunos tribunales “especiales”
administra venganza y no justicia.
Todos
aquellos que creemos en las libertades individuales y que fuimos víctimas del
gobierno de 1976 no estamos con lo primero, si no con lo segundo.
Queremos
que se condene a los violentos, sin discriminación alguna. Queremos que actúe
una justicia que no discrimine porque si esto acaece como en efecto ocurre, es
el fin de una Justicia con letra grande y el óbito de una real democracia.
Argentina hoy más que nunca clama por paz, concordia y diálogo. Hace escasas
semanas un ex gobernador del gobierno
militar, nonagenario, vio
revocada su prisión domiciliar y trasladado a una cárcel común, luego de una
farsa vergonzosa. Hasta se le tomó indagatoria estando en unidad de atención
intensiva. La consecuencia fue su óbito. Una muerte anunciada por los forenses
independientes, un homicidio silenciado por quienes manipulan sin pudor alguno
la tragedia argentina de la década del setenta. Ibérico Sain Jean fue asesinado in obliquo por el Tribunal
Oral Federal de La Plata.
El
informe anexo que está en la redacción de este diario, fue presentado en 2011 y
además de coincidir con todos los forenses que participaron de la Junta, reiteró
otros dictámenes previos por otros profesionales de igual categoría, juntas
todas de las que se participó quien estas líneas firma. Quien esto escribe,
preso en los finales de la década del proceso militar, a lo largo de casi dos
años, experiencia claramente referida en las páginas del ensayo El País del Minotauro[2],
no es posible silenciar esta reciente aberración acaecida en nuestra “democracia” ante la “Historia”, ya que esta va a reclamar
algún día la verdad de cómo se manipulan los derechos humanos en nombre de la
Venganza, pisoteando así a la Justicia. El Tribunal hizo caso omiso de la
prevención, designó a dedo a “especialistas”
que “convenían” basureó a los
forenses oficiales –hasta los denunció ante la Corte Suprema de la Nación, y dió la razón a una especialista en
epilepsia (una suerte de Madame Kollontai[3]
contemporánea), maltrató a un anciano indefenso, revocó la prisión domiciliaria
y lo sepultó en la cárcel de Marcos Paz. En pocas palabras lo llevó, “carente de la capacidad para estar en
juicio” a un cadalso, sabiendo cual era la situación del geronte. Se
justifica esta nota porque testigos que hablen quedan muy pocos, ya que reina
el miedo y en el futuro los archivos y la escasa prensa independiente que queda
deberá hablar. Aún cuando no estemos de acuerdo en muchas cosas, respeto las
ideas y me dejaría matar por los derechos humanos, ya que fuí víctima de su
violación en tiempos del proceso militar. Pero los derechos son para todos sin
distinción y por ellos desde uno y otro bando pelearon no pocos en la década
aquella. Ibérico S. Jean era un
caballero, un soldado en una guerra que él no declaró y un pensador que no
vaciló en enfrentar al presidente
Lanusse, yendo al retiro, por defender la ley. Endosarle gratuitamente
crímenes aberrantes que acaecieron en esa época en jurisdicciones en las que no
tenía responsabilidad alguna, mientras se mira para otro lado ante otros
asesinatos causados por la guerrilla, no deja de ser fruto de la ignorancia y
de una perversa arbitrariedad, ya que era archisabido que el ejecutivo
provincial no tenía jurisdicción alguna sobre la lucha contra la insurgencia
–potestad reservada en forma exclusiva al Ejecutivo Nacional-.
Que
su muerte y otras muchas de las que no se habla por temor, sea un llamado de
atención para que de una vez por todas cese el carnaval instaurado por la
venganza y que la Justicia vuelva a brillar en el suelo argentino que clama por
PAZ, así, en letras grandes. Pienso que algún día lograremos esa paz y entonces
exista un único monumento que conmemore a todos aquellos que desde los más
diversos ángulos lucharon y murieron por sus ideas en pro de una Argentina
mejor y más justa.
Artículo
publicado en EL CRONISTA de la ciudad de Chascomús.
[1]
Perito médico y psiquiatra en Causa 2955/09 NUEVA EVALUACION PSICOFISICA
Ciudadano Ibérico Manuel SAINT JEAN.
[2]
"El país del minotauro", este libro de Mariano Castex es su
testimonio. Nadie podrá acusarlo de marxista o de vendido a intereses foráneos.
La mesura y el vuelo místico-literario del autor ponen sobre el tapete un
alegato a favor de los estratos marginados de la sociedad argentina que claman
por una auténtica justicia. De sus líneas surge sin lugar a duda alguna que en
los últimos años se ha silenciado en demasía. Se ha tolerado lo intolerable. Su
clamor es un llamado a muchos que se creen inocentes para que de rodillas pidan
perdón al Dios que invocan de continuo.
[3]
MADAME Alexandra Kollontai cree que
todo lo que exalta es bueno, ser feminista, que exalta las mujeres. Ella le
dice a las mujeres que son capaces de una libertad nueva, bella y sin par. Ella
es tan arrastrada por su entusiasmo que está atenta a la facilidad con que las
alas se rompen en esta era de acero. Pero si su inspiración, que pretende sacar
a las mujeres a los cielos, los eleva sólo de sus rodillas a sus pies, no habrá
nada que lamentar. La civilización, en su caracol progreso, sólo se agitó a
mover su pulgada ocasional por el deseo ardiente de aquellos que para moverlo
de un kilómetro. Y cuando la fe es lo suficientemente puro no exige la
realización.
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