MAURICIO
ORTIN
En
función del marketing político, sacarse una foto con Fidel Castro no es lo
mismo que retratarse junto a Augusto
Pinochet.
Resulta
paradójico que la izquierda (más propiamente, el marxismo-leninismo) goce
todavía la simpatía de buena parte de la población y de la mayoría de la prensa
independiente después de que se hayan hecho públicas las horrendas violaciones
a los derechos humanos allí donde los comunistas llegaron al poder.
Nadie,
en la historia de la humanidad, ha asesinado más gente inocente y no
beligerante que el régimen comunista chino de Mao Tsé Tung (60 millones). Le sigue el comunismo ruso de Lenin y Stalin (20 millones) y, más atrás, el nacionalsocialismo alemán de Hitler (6 millones; la mayoría, de
religión judía) y el comunismo de los Kmer
Rouge en Camboya (dos millones sobre una población de cinco). La izquierda
marxista-leninista (no la socialdemocracia o los partidos socialistas, en
general) ha batido todos los récords mundiales en genocidio y, sin embargo,
cual Dorian Gray, conserva su
candorosa e inmaculada imagen. La derecha, en cambio, es sinónimo de barbarie.
No conozco a ningún político que se defina como de “derecha”.
Sacando
a los pocos que actúan como piensan, ser de izquierda por estos días es una
pose que, sin importar lo que uno haga, otorga en forma gratuita estatus
intelectual y moral. Tan es así que, a menudo, se encuentra uno con gente que
despotrica contra la oligarquía y los capitalistas pero que compra zapatos
Vuitton de cinco mil dólares. Cantan por izquierda y cobran por derecha. Eso
sí, todos defensores del régimen totalitario cubano y su revolución. Ahora
bien, extrañamente, ninguno elige vivir o hacerse una casita en Cuba. La presidente Cristina, por ejemplo, quien en lugar de un barrio de La Habana o Camagüey eligió la ciudad de Nueva
York (el centro del “cochino
imperialismo”), en la Avenida 45, frente al Central Park, para comprar su
departamento en suite de tres millones de dólares (este tipo de zurdos “son locos pero no comen vidrio”).
Es
que, fuera del poder, ningún izquierdista quiere para sí vivir bajo un régimen
despótico que les coarte libertades básicas y la posibilidad de disfrutar su
dinero. Ni siquiera cuando se exiliaron, eligieron Cuba o un país europeo detrás de la Cortina de Hierro.
Optaron, más bien, por los capitalistas España,
Francia, México, Suiza, Suecia y Holanda.
Es
un lugar común ya que la prensa, cuando se refiere a individuos que
participaron en la guerra contra el terrorismo en los años ‘70 como Jorge Rafael Videla, Benjamín Menéndez, Luis Patti, y demás,
siempre lo haga con los calificativos de represor, dictador, etc. y no observe
idéntica conducta con el señor Fidel
Castro, quién lleva más de cincuenta años oprimiendo a su pueblo en nombre
de la revolución y que, además, ha eliminado desde el comienzo mismo de su
dictadura, la libertad de prensa ¿Por qué los periodistas argentinos no se
solidarizan con los periodistas cubanos que sufren prisión por opinar distinto?
La dictadura de Fidel Castro fue
mucho más larga, feroz y totalitaria que la de Videla y Pinochet,
juntas. Ningún presidente del mundo democrático se anima, hoy, a denunciar a la
oligarquía castrista por la violación de los derechos humanos. Más bien, le
hacen mimos (el ex intendente de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, lo declaró ciudadano
ilustre). El último que le reclamó algo fue el hoy “innombrable” Carlos Menem;
quien, públicamente, le espetó al dictador
que Cuba era la única dictadura
sobreviviente del continente americano. Quince años han pasado y nada ha
cambiado para bien. Peor aún, otros presidentes latinoamericanos, admiradores
de Castro, siguen su estela
totalitaria ¡Qué nadie se sorprenda! O es que, acaso, debiéramos esperar algo
distinto después de maldecir, sistemáticamente, al liberalismo y ser
indulgentes con los totalitarios de izquierda.
Si
de verdad se quiere libertad, democracia y república hay que empezar a llamar a
las cosas por su nombre. Por eso: al pan, pan y a Fidel Castro, el más grande
tirano liberticida de América.
FUENTE: http://www.eltribuno.info/salta/244931-Con-Cuba-las-cosas-por-su-nombre.note.aspx
NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!