La
tragedia de la muerte es lo
que transforma la vida en destino.
que transforma la vida en destino.
André
Malraux
En
estos días, la peste que llevó a países como Nicaragua, Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina a quedarse tuertos, ha
llegado con fuerza a otros cuyo comportamiento serio los hacía parecer inmunes
a ese virus; me refiero, concretamente, a Brasil
y a Uruguay. La posición adoptada
por ambos frente a la enfermedad terminal de Hugo Chávez Frías, y a la consecuente imposibilidad de asumir
nuevamente su cargo el jueves 10 ante la Asamblea
Legislativa venezolana, da acabada cuenta de la propagación del mal.
Para
evitar la segura lucha interna por el poder que se dará entre los candidatos
chavistas a suceder al caudillo cuando su muerte sea reconocida, y con una
notoria influencia de la cúpula cubana en el evento, el oficialismo
venezolano llegó a un pacto que carece
de antecedentes en América Latina.
Ya que se trataba de una reasunción del mismo Presidente, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo consideró que, en realidad, no era
preciso ese juramento y, minutos después, la Asamblea Legislativa le concedió la posibilidad de ausentarse del
país por tiempo indeterminado; es decir que, en lugar de conquistar Valencia después de muerto, como hizo
el Cid Campeador, nuestro numen
bolivariano continuará gobernando desde un hospital habanero o, tal vez,
desde el más allá. Mientras tanto, ejercerá la Vicepresidencia Nicolás Maduro, no electo sino designado por Chávez para el cargo en su período
vencido.
vicepresidente designado Nicolás Maduro
Es
decir, en Venezuela se ha roto con
la Constitución de manera notoria y,
sin embargo, la reacción de los países vecinos fue diametralmente opuesta a la
que se produjo cuando la crisis en Paraguay
llevó a su Congreso a destituir al Presidente Lugo, lo cual
fue convalidado luego por la Corte
Suprema de Justicia de su país. Para ser más claro: mientras que en Asunción fueron respetados todos los
procedimientos constitucionales, en Caracas
simplemente se la violó para impedir que el chavismo implosionara
inmediatamente con la muerte de su mentor.
expresidente Fernando Lugo
Esos
países, que ya habían instaurado la cláusula democrática en la Unasur cuando una simple huelga
policial en Quito por mejores
salarios fue disfrazada de intento de golpe de estado por Correa, la hicieron jugar para suspender la membrecía de Paraguay en el Mercosur y, de ese modo, permitir el ingreso resistido por el Congreso en Asunción de Venezuela
por la ventana del -a partir de entonces- “Truchosur”, poniendo de manifiesto
la hipocresía de todo un continente, de la cual sólo resultan exceptuados Chile, Perú y Colombia.
“¡A la calle, todo el mundo a la calle, a salvar al Presidente!”
La
inquietud de Cuba con relación al
futuro del régimen chavista está, por supuesto, enormemente justificada, ya que
los Castro -¿será Fidel otro Trucho-Cid?- sobreviven sólo por el cordón umbilical de energía y
dólares con que Venezuela alimenta a
la isla; y muchas otras naciones del Caribe también han recibido grandes
apoyos desde Caracas. Brasil, por su parte, está tratando de
mantener su rol de líder regional.
En nuestro caso, ocurre algo similar, ya que debemos a don Hugo Chávez y a su país
mucho, muchísimo dinero por la importación de combustibles y por préstamos
financieros (¿recuerda el cacareado desendeudamiento con el FMI?), amén de la
eventual fantasía de doña Cristina
de reemplazar al Papagayo como jefe internacional del socialismo del siglo
XXI. Si el péndulo político en Venezuela
se moviera violentamente, es muy probable que la crisis económica real que
atraviesa el país obligue a su nueva dirigencia a interrumpir esas
colaboraciones con el extranjero y hasta a reclamar lo que se adeuda.
el sueño de Cristina Fernández, Vda. de Kirchner
Volviendo
ahora a nuestras pobres pampas, la insignificancia del acto, no del gasto, del recibimiento de la fragata en Mar del Plata
me exime de hacer mayores comentarios, lo que no sucede con la última cadena
nacional que nos propinó doña Cristina el jueves 10, antes de partir
hacia Cuba para saludar a los familiares de Chávez y, fallidamente,
despedirse de su amigo antes que la
muerte los separe.
Recordemos
que, esta vez, la excusa para el abuso de la cadena nacional fue la compra de
cuatrocientos coches para distribuir entre las líneas Sarmiento y Mitre de los
ferrocarriles conurbanos. Si se tratara de una Presidente que hubiera asumido por primera vez sus funciones en
diciembre, hasta sonaría como una propuesta razonables, dado el calamitoso
estado en que ambas líneas se encuentran no son las peores, por cierto, pero,
tratándose de alguien que lleva nada menos que diez años ejerciendo el poder
ganancial, como ella misma afirma a cada paso, el barullo fue ridículo y canallesco.
Voy a explicar, brevemente, por qué califico así el nuevo adefesio oral de doña Cristina.
Más
allá de ser el enésimo anuncio en la materia soterramiento del Sarmiento,
electrificación del Roca, vinculación ferroviaria con Uruguay, tren-bala ,
etc.- no recordó que los concesionarios ferroviarios han sido socios del
despojo consumado por el matrimonio
Kirchner y ejecutado por Julio de
Vido y Ricardo Jaime, el único funcionario que no
necesitaba golpear la puerta del despacho de don Néstor (q.e.p.d.) porque siempre tenía las manos ocupadas por
las valijas repletas de reintegros en efectivo. Ello llevó a que se cometiera el homicidio de cincuenta y
una personas y heridas a más de setecientos en Once, pero también a la
infinidad de lastimados, discapacitados y fallecidos que, anualmente, se
producen por el increíble deterioro de todos los ferrocarriles, después de diez
años de ingresos fiscales inauditos.
Además,
la señora Presidente nada dijo de
las “compras” que Jaime realizó, motivando triunfalistas
anuncios en su momento, de material ferroviario en Portugal y en España.
Esos coches están herrumbrándose en desvíos varios Pilar y Las Armas, por
ejemplo y nunca fueron utilizados; hasta los coches Talgo, atribuidos a
Ferrobaires (el ferrocarril estatal de la Provincia de Buenos Aires), ya han
dejado de funcionar en el tramo Constitución-Mar del Plata. Lo curioso, y de
allí las comillas de la palabra “compras”,
es que ambos países estaban dispuestos a
pagar a quien se llevara ese material rodante, ya que contenía, en su
construcción, materiales altamente contaminantes, ahora prohibidos para su uso
en la Comunidad Europea. Sin embargo, apareció don Jaime -¿debería llamarlo Jaimito
?- y rápidamente, con un enorme cheque de don
Néstor (q.e.p.d.), pagó para traerlos, contratando un flete carísimo y
todo, para que se calcinaran al sol argentino, nacional y popular.
No
quiero extenderme más. Sólo recordaré una anécdota que me contaron en Madrid. Resulta que un país africano
había encargado la construcción de una importante cantidad de material
ferroviario rodante. Cuando llegó el
momento de efectuar el pago, los africanos preguntaron por la suya , a lo que
los fabricantes respondieron que no había sido presupuestado sobreprecio
alguno. Al borde del sofoco, los funcionarios preguntaron qué se podía retirar
de los coches de manera de permitir el adecuado retorno; los industriales
sugirieron que uno de los componentes más caros eran los equipos de aire
acondicionado, lo cual fue velozmente
aceptado por los compradores. Como las ventanas eran herméticas, puede
suponerse qué les pasó a los pasajeros de esos trenes cuando comenzaron a
correr por las planicies subsaharianas bajo un sol canicular. ¿Nota alguna similitud?
Bs.As.,
13 Ene 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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