ARGENTINA
| Los militares culpan al Gobierno de falta de interés
Actualizado
lunes 28/01/2013 11:29 horas
Rara
vez los que navegan por alta mar divisan a un barco de la Armada Argentina. Casi la
totalidad de la Flota de Guerra permanece anclada en la base de Puerto Belgrano,
a salvo de las tormentas pero expuesta al clamoroso desinterés de Cristina Kirchner en su mantenimiento. El ministro de Defensa, Arturo
Puricelli ha admitido que se le "cae
la cara de vergüenza" por el reciente
hundimiento del 'Santísima Trinidad', buque insignia en el desembarco de las
tropas argentinas en Islas Malvinas,
al inicio de la guerra con Gran Bretaña (1982).
A
pesar de los intentos del Gobierno por ocultarlo, el 50% de las naves que componen la flota correría la misma suerte que
el 'Santísima Trinidad' si no llegan los fondos para mantenerlas a
flote. No hay indicios de que la Casa Rosada (sede del gobierno) vaya a
hacerlo. "Detrás de la apatía de la presidente hay motivos ideológicos. Para ella
el almirantazgo es un nido de golpistas en potencia. Le importa un comino
que los barcos se vayan a pique", ha comentado a ELMUNDO.es Toribio Juárez,
experto en materia naval.
Batalla naval. | El buque Santísima Trinidad se fue a pique y comenzó la búsqueda de responsables.
El Libro Blanco de Defensa, una especie de
catálogo del material bélico disponible, señala que la Armada dispone de 16 barcos con capacidad ofensiva. En la práctica, de los 6 destructores
incluidos en la lista, sólo 2 están en condiciones de navegar. El mejor de
los barcos de esa clase, el 'Heroína', se inclina peligrosamente
hacia un costado por el mal funcionamiento de sus turbinas.
Ejercicios en tierra
El
destructor tenía aprobado un presupuesto
para renovar la maquinaría, pero el dinero se destinó a la reparación de
embarcaciones en peor estado. De los tres submarinos que posee la Armada, ninguno podría sumergirse y
luego volver a la superficie. Las corbetas
'Gómez
Roca' y 'Granville' sólo pueden navegar de día, puesto que quedaron 'ciegas' tras estropearse el radar.
Los
rangos medios de la marina de guerra acusan al gobierno de Cristina Kirchner de haber dictado una sentencia de muerte contra la flota. Y en cierta medida, culpan al propio
almirantazgo por guardar silencio. "El Libro Blanco es una payasada y eso
lo sabe hasta el último grumete. La cúpula naval no puede admitirlo sin poner
en riesgo la seguridad nacional. No
podemos decir que andamos en canoa. De todas maneras, lo mínimo que se les
exige a nuestros superiores es que hagan oír su voz en la Casa Rosada",
ha señalado un ex oficial que ha pedido mantenerse en el anonimato.
Volviendo
al Libro Blanco de Defensa, un
oficial de la Infantería de Marina
ha declarado al diario 'Perfil' que
el texto de uso técnico se ha convertido en un panfleto de marketing político. "No entiendo por qué hay tantas fotos
de la señora Kirchner y de su difunto esposo (el ex presidente Néstor Kirchner)
cuando ambos sienten un profundo rechazo hacia las fuerzas armadas",
ha expresado el marine.
Sobra
decir que la agonía de los buques
que vegetan en el puerto repercute negativamente en la preparación de las
tripulaciones. En la década de los 80 los
marinos debían cumplir con un mínimo de entre 40 y 60 días de navegación al
año. Hoy se consideran afortunados los que salen cinco o 10. "Los ejercicios en tierra son tan
útiles como jugar con barquitos de papel en un charco. En estas circunstancias,
más vale que desguacen los barcos y los vendan como chatarra antes que seguir
con la farsa", concluye Juárez.
NOTA: Las imágenes y
negritas no corresponden a la nota original.
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