(El caso de la Fragata “Libertad”)
En uno de mis notas
anteriores me referí como es habitual en casi todos los gobiernos, cualquiera
sea su signo político, modificar o tergiversar la realidad de los hechos o
sucesos, a fin de acomodarlos a su propia conveniencia o intereses.
Estas maniobras políticas son
conocidas como manipulación política de
la opinión pública. Y esta operatoria está cercana a la línea que divide lo
ético de lo amoral.
¿Cuándo es una maniobra
lícita o cuando es llanamente un engaño a la ciudadanía? Es difícil decirlo. Pero
hay una gran distancia entre lo que es publicidad o propaganda, a manipular artera y
perversamente la opinión de la ciudadanía para que esta coincida o acepte lo
que le conviene al gobierno. En este último caso se trata de una
maniobra política intrínsecamente amoral.
El actual gobierno entra sin
duda alguna en el campo de lo amoral, no solo por la magnitud de las
operaciones políticas, sino también por la frecuente utilización de estas. Es
bien conocido “el relato” que tiene
el gobierno de nuestra Historia y los esfuerzos que hacen los intelectuales y
filósofos afines, en adecuarla a su concepción e intereses.
Para manipular la opinión pública existen
diferentes estrategias y técnicas. Una de la que más utilizó la presidente, es la
de utilizar el aspecto emocional más que
la reflexión conciente.
Este procedimiento consiste en incidir sobre
el aspecto emocional de las personas para que este prime sobre el racional,
y por ende el sentido crítico de las personas. Además, la utilización del
registro emocional permite el acceso al inconsciente para implantar o insertar
ideas, deseos, miedos o temores o inducir comportamientos.
El
objetivo de esta nota es ejemplificar uno de esos casos. Se trata de la retención de la Fragata “Libertad” en el puerto de Tema en
la República de Ghana.
El
triste y bochornoso incidente de la Fragata “Libertad”, probablemente único en
nuestro país y seguramente uno de los pocos en el mundo, llenó a nuestra Nación de oprobio y de
vergüenza.
Durante
largos 74 días la fragata estuvo retenida en el puerto de ese país a
consecuencia de una demanda de los llamados “fondos buitres “de EE.UU.
Durante
más de dos meses el tema estuvo instalado en los medios de todo el mundo en los
que se detalló no solo el hecho en sí, los duros y tristes avatares de la
tripulación y los jóvenes cadetes en su viaje final de instrucción, sino la también
causa de esta situación: Argentina no
honraba sus deudas internacionales, destacando nuestro ya largo default con
organismos internacionales de crédito y otras instituciones.
Ese
lamentable hecho se convirtió en el centro de las miradas del mundo. La
Fragata, desde siempre embajadora de buena voluntad, se convirtió de la noche a
la mañana, en
una bandera sobre los incumplimientos de la Argentina.
No
entraré en detalles sobre los detalles del tema de la retención de la Fragata,
tratados exhaustivamente por casi todos los medios.
Lo que sí
quiero destacar enfáticamente, que el
bochornoso escándalo fue causado por los gruesos errores del Ministro de
Defensa Arturo Puricelli y el ya conocido, por inepto y torpe, Canciller Héctor
Timerman.
No se entiende como ambos aún mantienen sus
cargos, luego de la evidente impericia gubernamental puesta de manifiesto en el
manejo del litigio.
Obviamente
la responsable final es Cristina Fernández que como ya es usual, vive equivocándose por su propio autismo y por el erróneo
asesoramiento de sus ineptos ministros. La responsabilidad del este grave y
humillante suceso es enteramente político.
Un claro y evidente fracaso de la política gubernamental. Un grave y grosero error del gobierno. (ref.1)
Pero lo que se quiere destacar en este artículo es
como el gobierno transformó este escandaloso
tremendo error, una verdadera derrota política, a través de la manipulación
política que hace referencia el título de esta nota, en un épico triunfo a
través de una concentración netamente sectorial y partidaria.
Para ello se montó un show, un verdadero circo, una
costosa maquinaria puesta en marcha para la espectacularidad y se movilizaron
500 micros que trajeron al acto, a centenares de partidarios de los movimientos
sociales afines y las centrales obreras aliadas al gobierno. (ref.2)
En un país con graves dificultades económicas
estos gastos se suma al enorme gasto público, que caracteriza el permanente dispendio del
dinero de los argentinos. Todo lo contrario a la austeridad, que
aconsejaría un mínimo de sentido común.
A ello se sumó una verdadera falta de
consideración a los principales protagonistas del arribo de la Fragata después
de la odisea pasada, los familiares y amigos de los tripulantes, que fueron
demorados en ver y saludar a sus seres queridos, por más de un largo día para
hacer coincidir su arribo con el show preparado por la “Capitana de la Fragata” como
se leía en algunas banderas y pancartas partidarias. Además fueron
confinados a un sector especial alejada del navío (los lugares prefernciales los
ocupaban los militantes del oficialismo).
La alegría y lo que debería haber sido una fiesta
por el feliz arribo de la Fragata al país luego de las numerosas vicisitudes vividas, fue desvirtuado por la presencia de personas
que no tenía nada que ver, ni físicamente ni espiritualmente con el acto y que
solo estaban allí ni para hacer número.
Llama la atención el repentino interés de Cristina
sobre la Fragata. Al enterarse de que la
misma estaba retenida en Ghana expresó
esta lamentable frase: “…que se queden con la Fragata…”. Recordemos
también que su esposo en una oportunidad cuando le preguntaron sobre ella,
expresó “…si es
por mi quémela…”. Asimismo rompieron la tradición de despedir la
Fragata cada vez que partía en un viaje de instrucción final. Nunca la mandataria estuvo presente en la
ceremonia de zarpada o de llegada.
En realidad no nos debería llamar la atención,
conociendo su animadversión a los uniformados.
La
presidente fue la única oradora y su discurso no se distinguió de muchos otros:
fiel a su costumbre, volvió a denostar a los fondos buitres, afirmar que en el país había
caranchos aliados a estos (ref.3) y ensalzar los logros de su gobierno y el de su fallecido esposo.
También como es su costumbre, dio cifras y estadísticas cuestionables y evitó
mencionar aquellos temas que real y prioritariamente le interesan a los
argentinos.
En resumen quiso convertir un grueso y grave error del gobierno en un triunfo de su gestión. Y en
un claro ejemplo de cinismo e hipocresía expresó: “…no me pidan nunca un gesto de hipocresía, soy como me ven, de una
sola pieza, no miento, no engaño, defiendo la bandera…”.
Casi suena como
una burla, justamente ella, que vive mintiendo, manipulando y engañando. El episodio de la Fragata es
una muestra elocuente.
06-Ene-13
Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
NOTAS:
(1) Según
ha trascendido en algunos medios cuando la Fragata al llegar a proximidades del puerto de Tema en la
República de Ghana, el práctico de ese país que iba a dirigir la maniobra para
entrar el buque al puerto, le informó al Comandante de la Fragata que de entrar
al puerto, la fragata iba a ser retenida por disposición judicial de ese país,
respondiendo a una demanda de embargo de los holdouts de la pesificación de la
deuda externa. Ante esta información el Comandante de la nave se comunicó con autoridades
del Estado Mayor de la Armada quienes después de haber informado al Ministro de
Defensa, le contestaron al Comandante que siquiera adelante y que no habría
problemas. Se deberá analizar en consecuencia, los
motivos que llevaron a ignorar los avisos producidos por las autoridades
portuarias de Tema sobre el riesgo que tenía la Fragata de ser embargada por
las autoridades judiciales de la República de Ghana y cuáles han sido los
funcionarios responsables de semejante omisión.
(2) Quinientos
ómnibuses de diversos lugares y provincias fueron contratados para llevar los
aplaudidores más ruidosos y más cercanos a la mandataria, a fin de asegurar un
número por encima de los que se iban a concentrar para repudiar a la
presidente. Se dice que cada uno de estos cobró del orden de $400 diarios.
(3) La presidente frecuentemente habla de
los “caranchos” en el país, refiriéndose a aquellos que exigen el pago 100% de
los bonos. ¿Cómo habría que llamarles a aquellos argentinos que se aprovecharon
de la Circular 1050 para apropiarse de las viviendas de aquellas personas que
no podían abonar sus deudas?
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