Por
favor si el modelo es ocupar la vacante que deja Chávez como líder del socialismo
del Siglo XXI, enemistarse con EEUU y otros países occidentales, asociarse con estados terroristas, Cristina eterna, más deuda externa, aumento del gasto
público, subsidios y planes sociales sin inclusión social, mayor pobreza y corrupción…
por favor paren el “cohete a la locura”…
¡nosotros nos queremos bajar!
Domingo
17 de febrero de 2013 | Publicado en edición impresa
El proyecto de un misil liga al país con Irán
El
plan avanza con acuerdo de una firma venezolana sancionada por EE.UU.
Por
Daniel Gallo | LA NACION
La
sombra de Irán se proyecta nuevamente sobre el desarrollo de un misil
argentino. El Cóndor II[1],
aquel cohete dirigido que fue cancelado en julio de 1990, revivió con fuerza en
2009. El control del proyecto quedó a cargo de Fabricaciones Militares (FM),
que pese a su denominación es manejada por Julio
De Vido y su Ministerio de
Planificación.
A
partir de esa decisión, FM interesó
en el misil a la Compañía Anónima
Venezolana de Industrias Militares (Cavim)[2],
sancionada la semana pasada por el Departamento
de Estado norteamericano a raíz de la sospecha de operaciones vinculadas
con tecnología misilística con Teherán.
Representantes
de la empresa venezolana visitaron en septiembre pasado Fabricaciones Militares y firmaron convenios sobre transferencia de
tecnología para plantas de compuestos químicos usados en motores de empuje de
misiles. Las negociaciones forman parte
de un acuerdo estratégico militar firmado entre la Argentina y Venezuela, cuyo
socio principal en la materia es Irán.
En
julio de 2011 fue la propia presidenta
Cristina Kirchner quien terminó con el misterio del nuevo misil argentino.
Ella
presentó públicamente durante la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, para que no quedasen
dudas de su uso militar, el lanzamiento del prototipo. Esa noche, el
seleccionado de fútbol argentino jugaba uno de los partidos de la Copa América,
así que pasó inadvertido el mensaje presidencial que rehabilitaba al Cóndor II, denominado ahora Gradicom[3].
Resultó
una confirmación de las sospechas que tenía la embajada norteamericana en
Buenos Aires. Desde 2007, esa delegación diplomática estaba interesada en
potenciales derivaciones de un proyecto local de cohetes para poner satélites
en órbita. De acuerdo con los cables secretos filtrados por WikiLeaks, los norteamericanos
preguntaban a funcionarios argentinos sobre los verdaderos objetivos del plan
espacial. En 2010, determinaron que De
Vido quería hacer un arma balística, oculta bajo un supuesto uso civil.
El
proyecto Cóndor II comenzó en 1985
mediante la firma del decreto secreto
604 y fue desactivado en julio de 1990, tras las presiones de Estados Unidos. Naciones árabes estaban detrás de la financiación del plan. Durante
15 años, la Argentina se mostró como
un buen alumno internacional, incluso ocupó la presidencia en 2003 del Régimen
Internacional de Control de Tecnología Misilística, que vigila la
proliferación de cohetes con alcance superior a los 300 kilómetros. Esas armas
están prohibidas, aunque los países poderosos tienen miles de vectores
similares en sus arsenales.
Irán dominó hace
años esa tecnología y posee misiles de muy largo alcance; Venezuela pretende integrarse en ese club militar al que la Argentina
se suma paso a paso.
Hasta
mediados de 2009, el proyecto oficial tenía que ver con la colocación de
satélites en órbita. En ese momento estaba a cargo la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), cuyos técnicos buscaban resolver los problemas encontrados
en el catalizador de hidrocina, el compuesto líquido que debía dar empuje a los
motores del cohete Tronador[4],
cuyo primer y secreto lanzamiento fue informado en exclusiva por LA NACION en
2007.
Con
la iniciativa civil paralizada por temas técnicos, el entonces interventor de Fabricaciones Militares empezó a
visitar en 2009 las instalaciones en las que se desarrollaba el Tronador. El enviado personal de De Vido era Arturo Puricelli, hoy ministro
de Defensa. El lugar recorrido varias veces fue Falda del Carmen.
A
mitad de camino entre la ciudad de Córdoba
y Villa Carlos Paz, bajo tierra, se encuentra esa unidad que era secreta en los
años 80 y que se pensó anulada en los 90. Toda la maquinaría estaba en su lugar
a la espera de la decisión política de regresar el Cóndor II. A fines de 2009, De
Vido y Puricelli obtuvieron la
aprobación de Cristina Kirchner. Los
cables norteamericanos hacen referencia a la queja del entonces canciller Jorge Taiana, que había
defendido públicamente la orientación civil del proyecto de la Conae, orgánicamente dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Puricelli encontró en Falda del Carmen la capacidad esperada,
incluso la mezcladora de perclorato de amonio, base del combustible del misil.
En Planificación -cancillería
paralela en la relación con Caracas-
nació el plan de colocar a la Argentina
como potencia misilística.
Con
esa meta en vista, Puricelli
sostiene su puesto en el Ministerio de
Defensa, donde en los últimos meses no quedaron espacios para desarrollos
faraónicos mientras buques se hunden en sus propios muelles, otros se rompen en
navegación y los pocos aviones de combate que vuelan se caen.
Puricelli dejó su lugar
en Fabricaciones Militares a un
funcionario vinculado con La Cámpora,
Santiago Rodríguez, quien firmó los
acuerdos con la venezolana Cavim. El
gobierno de Estados Unidos prohibió
a sus compañías comerciar con Cavim
por sus relaciones con el desarrollo misilístico
de Irán.
Rodríguez se sumó al
impulso por los misiles adoptado por De
Vido y Puricelli. En el presupuesto de 2013 figura la construcción de una
planta llenado de propulsión de sólidos compuestos para misiles; también la
edificación de armado de vectores (la estructura del misil) en Villa María. Las piezas principales
llegarán desde Falda del Carmen,
ocupada por la Conae con su plan
espacial que perdió fuerza frente a la iniciativa de Fabricaciones Militares.
En
seminarios de ese organismo, De Vido
dijo que debía contarse con esa planta de armado de misiles a nivel industrial
dado que se necesitaría abastecer las necesidades argentinas y de la región. La
idea en el laboratorio era del Instituto
de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citedef). El plan de De Vido, expuesto en los mensajes del
presupuesto 2013, es independizar a Fabricaciones
Militares y a Citedef para
convertirlas en empresas con mayoría estatal y participación de otros
inversores. Cavim está en primera
fila. Pese a su relación con Irán.
NOTA: Las imágenes y
negritas no corresponden a la nota original.
REFERENCIAS:
[1] La Fuerza Aérea Argentina por medio de su Dirección General de Desarrollos Espaciales
(en conjunto con el aporte tecnológico de empresas nacionales y extranjeras),
fue el organismo que desarrolló el Proyecto
Cóndor para construir tanto el misil balístico Cóndor I como el orientable Cóndor
II.
Los misiles balísticos, sin alas
ni estabilizadores, tienen una trayectoria predefinida no modificable, después
de que el misil gasta su combustible, siguiendo a partir de ese punto una
trayectoria balística, no necesitando por diseño ningún sistema inteligente de
guiado.
[2] El Departamento de Estado norteamericano
ha anunciado sanciones contra la Compañía
Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim) por su relación con empresas iraníes vinculadas al programa
balístico del país islámico. El Departamento
de Estado asegura que Venezuela llevo a cabo transferencias o
adquisiciones de equipos o tecnología con Irán,
Corea del Norte o Siria, en violación a controles
multilaterales a la exportación de equipo militar. Las sanciones, difundidas en
un comunicado difundido por el Departamento
de Estado, se enmarcan en la Ley de
No Proliferación con Irán, Corea del Norte y Siria, conocida como INKSNA (por sus siglas en inglés) y
estarán vigentes hasta febrero de 2015.
[3] GRADICOM II (PCX2) es un cohete argentino lanzado el 11 de julio de 2011 desde
Chamical, provincia de La Rioja.
Desarrollado por el Centro de Investigaciones Científicas y
Tecnológicas para la Defensa CITEDEF,
el Gradicom 2 es un vector de dos
etapas basadas en el desarrollo del Gradicom
1 PXC1 y con el que se supera un nuevo e importante escalón en el programa
de desarrollo, que permite extender en forma importante el alcance en altura de
los actuales vectores argentinos.
Según el director del proyecto,
unos 70 expertos desarrollaron el combustible sólido, chasis, telemetría y la
electrónica del vector, en un trabajo que demoró un año y en el que se
invirtieron cuatro millones de pesos. La altura que se esperaba alcanzar en su
lanzamiento se situaba entre los 100 y 120 km de altura, aunque faltan datos
oficiales que confirmen con precisión si se logró este objetivo. El Gradicom II pesa 933 kilos y mide 7,7
metros.
Según CITEDEF, el objetivo final del proyecto es lograr un vector que
pueda ser usado con fines bélicos,
como misil (con sistema de guiado y control) o cohete (trayectoria libre) y
también con objetivos civiles.
El Instituto Universitario Aeronáutico y el Centro de Investigaciones Aplicadas de la Fuerza Aérea, ambos de
Córdoba, participaron del proyecto. También colaboró el banco balístico del CITEDEF que se encuentra en la ex Fábrica Militar de Villa María.
De ser solucionados algunos
inconvenientes (muy importantes), y de contarse con el presupuesto adecuado, el
programa podrá continuar su desarrollo según lo esperado. Para fines del año
2011 o comienzos del 2012 se esperaría poder lanzar su sucesor, el "Orbit", que triplicaría sus
dimensiones.
[4] El cohete Tronador II tiene como antecesor
inmediato al denominado Tronador I
que constituyó la primer etapa del mencionado Proyecto Tronador, también conocido a nivel gubernamental como Proyecto Veng. La versión preliminar
del Tronador I, un pequeño cohete
monoetapa de 3,4 metros de longitud, fue lanzado con éxito en 2007; al igual
que la versión subsiguiente (denominada Tronador
Ib) de 6 metros de longitud (lanzado en 2008). Si bien éste sirvió como
probador tecnológico, para poder permitir el avance hacia otro tipo de cohete,
el Tronador II, será muy superior
técnica y prestacionalmente a su antecesor (el Tronador I sólo llega a 20 km de altitud, y puede llevar una
escueta carga útil).
Cabe destacar que el Tronador II fué proyectado
especialmente para funcionar como un vector
de carga de extrema precisión y muy
bajo rango de error, con capacidad para enviar al espacio satélites de
estructura segmentada. Este tipo de satélites, totalmente innovadores y
desarrollados también por la CONAE,
constarán de estructuras segmentadas y pequeñas, cada una con su propio
instrumental; cada una de estas "partes"
con instrumental autónomo podrán tener tanto la capacidad de ir "ensamblándose" unas con otras
en el espacio, o bien de operar de manera coordinada a modo de "constelación" o en "clusters", a una distancia
precisa entre sí.
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