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martes, 3 de julio de 2012

¡POBRE CRISTINA, PERO MÁS PREOCUPANTE AÚN, POBRE PAÍS!


Un dirigente sindical expresó que ante los dislates de la presidente, Cristina de Kirchner, y su permanente enojo,  ella  estaba un poco nerviosa. En realidad no está nerviosa…, ella  está completamente desquisiada.
Si hacemos un poco de historia, recordemos que cuando asumió la presidencia en el 2008 Cristina manifestó reiteradamente en sus numerosos discursos, que la tarea que tenía por delante, en razón de su género, le iba a costar mucho más.
Ya en aquel entonces, con esta clara manifestación, exteriorizó sus dudas sobre su capacidad para enfrentar la compleja tarea de conducir una Nación.

Paralelamente desde el mismo momento en que se anunció su candidatura a la presidencia, a mediados del 2007, numerosos periodistas y analistas políticos, ponían en tela de juicio la capacidad de Cristina para desempeñarse en el cargo más importante de la estructura política y administrativa del país, un cargo netamente ejecutivo, en razón de su absoluta falta de experiencia en gestión.
En el primer período de la gestión de la mandataria, mal que mal, se apoyó en la “habilidad” política de su esposo y continuó llevando adelante su indescifrable “modelo económico”. Pero en el año 2010, al fallecer su esposo, el increíble e inestable andamiaje político construido por su antecesor, comenzó lentamente a resquebrajarse.

Cuando asumió su segunda gestión presidencial después de imponerse por el 54 % de los votos, ella misma se sorprendió de ello, pero ya sin el apoyo de su marido, la absurda y fantasiosa construcción política comenzó a desmoronarse cada vez más rápidamente.
Cristina terminó encerrándose en si misma y cometiendo cada vez más errores, verdaderas e increíbles torpezas políticas y económicas, que van arrastrando al país a una situación cada vez más incierta.
Habría que analizar los dos aspectos que confluyen a este anunciado desastre: el quiebre de su salud mental, su falta de equilibrio y su soledad política.
Desde el mismo momento que asumió la primera magistratura en su primera gestión, se perfilaba la conflictiva y conflictuada personalidad de la mandataria. Se evidenciaba claramente,  falta de sensatez y moderación  en su accionar, con las consecuencias negativas que este hecho traía aparejado. Mas adelante trascendió que la presidente estaba afectada de trastorno bipolar, también llamado psicosis maníaco depresiva.
Esta patología presenta frecuentes estados ciclotímicos, al alternar raptos de alegría y euforia y momentos de irritación y profunda depresión. En estos últimos estaría impedida de razonar coherentemente y adoptar decisiones correctas.
Pero también sobresalen rasgos de un importante complejo de inferioridad, que se manifiesta en su exacerbada soberbia, su altanería, su resentimiento, su trato autoritario y un comportamiento y conducta  inadecuada para tan alta investidura. Pero no es el objetivo de este artículo enumerar las enormes y graves falencias, ya más que conocidas por la mayoría de los argentinos.
Todas estas falencias se agravaron cuando comenzó a estar expuesta   “a una serie de traumas ante los que cualquier ser humano resultaría vulnerable” (ref.1).

Su esposo enfermó y falleció repentinamente, fue humillada  cuando tomó estado publico la relación estable que durante muchos años  Néstor, hasta el día de su fallecimiento, mantuvo con una empleada gubernamental que desempeñaba un importante puesto en la Presidencia de la Nación, le diagnosticaron un cáncer y le extirparon la tiroides, posteriormente le informaron que el diagnóstico había sido equivocado, la enfermedad de su hijo Máximo, según algunos medios sería drogadicto y la radicación de su hija Florencia en Europa.

¡Pobre Cristina! De pronto se encontró abrumada, en absoluta soledad pública y privada, sin en quien confiar y con todas las responsabilidades de su cargo en sus manos.
Pero además a sus conflictos personales, se le sumó el resultado de la erróneas políticas aplicadas desde el año 2003, que ya en aquel entonces los analistas pronosticaban que causarían graves perjuicios en el futuro. Cristina está cosechando las consecuencias de esos errores y desaciertos. Está recogiendo lo que ella y su esposo sembraron a lo largo de casi diez años de despilfarro, populismo y demagogia.
Ignorante de hasta el más sencillo procedimiento de toma de decisiones, con un desconocimiento supino del trabajo en equipo y sin en quien confiar, en su autismo, comenzó a adoptar medidas viscerales y casi alocadas, que van a precipitar invariablemente a nuestro país a un verdadero caos y desastre.
En su conocida política de confrontación heredada de su fallecido esposo, arremetió contra la base de sustentabilidad de su gobierno, los sindicatos y los gremios de la clase trabajadora. Exactamente como la hiciera su antecesor. Recordemos que Néstor Kirchner se caracterizó por traicionar a aquellos que lo proyectaron en su carrera política. Primero con Menem, luego con De la Rúa, luego con Duhalde, luego con los capitalistas amigos y así la lista sería demasiado larga para detallar.
Está comfirmando lo que siempre se sospechó, la utilización del peronismo simplemente para lograr encaramarse en el poder. Recordemos que Nestor Kirchner busco desprenderse del peronismo, intentando lograr la transversalidad política. Otro de sus grandes errores, pero que dejaron bien en claro y ahora más que nunca, que los Kirchner nunca fueron peronistas.
Los últimos discursos  de Cristina fueron lamentables en su expresión y en su contenido. Se la  vio con diez años más encima, desencajada y expresando sandeces y sus consabidas fantasías.
¡Pobre presidente! Víctima de sus groseros errores. Verdaderamente inspira lástima y a la vez vergüenza ajena.
Pero lo peor de esta situación no es Cristina, sino nuestro país. Los desvaríos y errores de la presidente están llevando a la Argentina a un futuro negro, turbulento y esperemos que no, probablemente violento.
Habrá seguramente estallidos sociales. La Justicia inoperante y las instituciones muy debilitadas. Deliberadamente está incendiando a la principal provincia argentina mediante la extorsión económica a su fiel y sumiso gobernador y también a otras provincias.  Hay mala relación con los países vecinos. Cristina echó al Paraguay del Mercosur. No tenemos amigos en el mundo... salvo Venezuela, Bolivia y Cuba, y así vamos de un desatino tras otro.

Casi se podría apostar que la presidente, a la corta o a la larga va a renunciar. Pero no lo puede hacer, ya que ella se colocó y arrastró a todos los argentinos, a una trampa infernal, que de renunciar, el país explotaría y sería esquilmado y desvalijado hasta el último centavo: el sucesor es el botarate de la campera y el pelo largo, el simpático guitarrista Amado Boudou y la que le sigue en la línea sucesoria es “Betty la Escandalosa”, Beatriz Rojkés de Alperovich, la presidenta provisional del Senado, esposa del polémico y controvertido gobernador de Tucumán. ¡Peor imposible! ¡Un verdadero callejón sin salida!

¡Pobre Señora, da mucha pena, lastima y porque no decirlo, vergüenza, …pero mucho más grave es la situación de nuestra Patria. ¡A que extremo nos llevó la ineptitud e incompetencia de Cristina! ¡Pobre país!

 

            02-Jul-12                                           Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL                                 
                                                                                             alfredo@weinstabl.com.ar

NOTAS:
1.- Carlos Pagni “La presidente, bajo el imperio de las emociones” “La Nación”  -  01 07 12

1 comentario:

  1. Pobre Kristina. No. Me importa un carajo. Quiero que se quede hasta el FIN. Que sea juzgada por el daño que ha echo. Por lo que robó y dejo robar. Por la impunidad con la que actúo y dejó actuar. Por atacar a las Instituciones, fomentando el odio y resentimiento. Por tanta mentira y maldad. Porque no sumó, restó siempre. Gran actora del melodrama-

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