18 de Septiembre de 2012
Si en su concepción del inframundo… el jueves 13 de
septiembre fue armado por profesionales… y si como todos pueden suponer… se va
a empeñar ahora en enfocar las cosas de esa manera… pues entonces… vamos a un
enfrentamiento violento entre argentinos.
¿Para qué decirlo con ambages?
Un enfrentamiento instigado… promovido y auspiciado… por ella.
Es eso lo que anhela su mente dogmática y de raíz
criminal….
Es eso para lo que se ha venido armando, no solamente con
sus conocidos grupos de choque, sino
peor… hasta con la movilización increíble e inusitada de los reclusos.
En el 73 fue el odontólogo
Cámpora el que soltó a los delincuentes con un fin perfectamente definido.
Ahora serán sus admiradores…
auto nominados con ese apellido, los que querrán y podrán hacerlo.
En medio de un pavoroso desdén que muestra el gobierno por las prioridades de Estado,
la inseguridad pública ya se espiraliza como una epidemia de tifus… a la vista
y paciencia de todos.
El que se atreve a hablar de “proveer seguridad” en este país, o a reclamarla siquiera como
retribución al salvajismo impositivo… de inmediato, es considerado “de derecha”.
Peor que eso, es un fascista…
y es “a priori”, un represor liso y llano. Este es, para ella, su plexo ideológico de baldío.
Su entendimiento con el poder, es un mañoso enfoque
cualitativo de la vida y de la muerte que, en su práctica, agravia los tuétanos
del lenguaje escrito en su mandato constitucional.
Con el agravante de poner todo ese esfuerzo al servicio
del robo.
Flota hoy… más que nunca en el aire… un vapor de
proximidad violenta, el cual además, habrá de tener los impulsores adicionales
de una crisis que necesita -justamente- ese clima de inseguridad pública
instalado y en plena vigencia.
Un clasismo
tan perverso… que apunta a estigmatizar a la llamada clase media frente a los
desposeídos.
Pero hay algo realmente insólito y acaso diabólico… en
todo esto:
Quienes instigan este enfrentamiento extravagante…
empezando por ella… son ladrones y
millonarios enriquecidos en forma ilícita.
Todos pues… sin excepción… los instigadores de esta
guerra, son sin duda multimillonarios auto confesos… con patrimonios crecidos
en espiral a la vista y paciencia de un pueblo burlado y atónito.
La gente entonces… sin mucho esfuerzo… huele… por esta
terrible razón - que es más que suficiente para todo -… un denso vapor de
confrontación social violenta.
Y de lo que no caben dudas… es que con el estado de
fractura social que campea en este momento en la ciudadanía, merced a los
estímulos divisionistas de la corona… un enfrentamiento entre los que protestan
y los que dicen querer defender o proteger a la reina, corporizando en ella
nada menos que la democracia… no es algo nada descabellado.
Pero no quiera nadie saber… si esto se la lleva puesta a
esta mujer, o si nos lleva puestos a
todos como alegres mariposas en la parrilla de un auto. Dan las cosas… para
inclinarse por lo último.
Nadie le cree más a ella…
un bledo.
Navega al garete en una nube de imbecilidad e idiotez
banal…
Y vale la pena reiterar aquí la frase que preparan los
que viven atados a su presupuesto… acusando a las sombras:
“La democracia que hemos ganado la defenderemos
en la calle”.
Y la democracia es ella.
Nada menos que ella.
Ella.
El paradigma del aborto totalitario más contrafáctico de
lo que debe entenderse por democracia
Tiene esta mujer
un grado de desorientación tan enciclopédico, que así como lo ha hecho con el
INDEC… lo haría con la luz del sol… o con la ley de gravedad… como que se anima
-con total parsimonia- a cambiar las reglas de juego en la mitad de cualquier
partido.
Si alguien, honestamente, supone o espera algún cambio
positivo en el país, debería prepararse para un estrepitoso desencanto.
Esta dinastía de partisanos
dirigidos a control remoto por una aventurera,
ignora todo. Antes bien, ignora la esencia del poder, salvo en lo crematístico,
en lo cual parecen ser diestros.
Digámoslo así: Son diestros con el dinero nuestro, y son
siniestros con la seguridad de nuestras propias vidas.
Son, en suma, cartoneros del suicidio colectivo.
Ella solita… extasiada hasta el delirio por el poder,
embelesada por su mareo de perpetuación, sin hacer absolutamente nada y en una
escena conmovedora de narcisismo y autocontemplación, nos avisa a todos que las
cosas van a seguir así…
En una escena de descarrilamiento interminable que acaso
estemos obligados a ver en cámara lenta.
Pero si en el páramo del devenir… si en medio de esta
indignación social, aparece la AFIP… para interrogar a un ciudadano que se ha
atrevido a protestar… a marchar contra esta cleptocracia… o a pedir… como quien
esto escribe… que la próxima marcha sea hasta con la gente que está en silla de
ruedas…
… entonces… es
legítimo… tener las peores sospechas sobre que ella… nos está instigando a una guerra civil.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
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