“Te amargarás viendo el día amanecer sin pedirte permiso.
Y me voy a morir de risa;
ese día va a llegar antes de lo que
piensas, a pesar de ti”
Chico Buarque
Cuando escribí, hace dos meses, la nota a la que puse por
título “Este miedo sonso y suicida” (
http://tinyurl.com/cgfmuga ), no
imaginé que la señora Presidente,
desde su ya ajado atril, reconocería que implantarlo es su objetivo. Con esa
manifestación, la Argentina se ha transformado en una monarquía absoluta,
retrocediendo aún más hacia un pasado que la humanidad entera ha superado hace
siglos. Por su parte, el nuevo valido de la viuda de Kirchner, don Axel
Kiciloff, puso en ese postre la frutilla que faltaba, al revelar que el
Gobierno podía, si así deseaba, fundir a uno de los poquísimos grupos
argentinos globales. El solo hecho de blandir esa espada, hizo retroceder a
prácticamente todo el espectro industrial del país que, aterrado, cerró filas
para defender, una vez más, al verdugo que lo terminará matando y comprarle el
alambre con el que lo ahorcará. ¡Notable confirmación del famoso aserto de Lenin!
Sin embargo, tengo la sensación de estar presenciando una
escena diferente a la que se nos pretende ofrecer desde la Casa Rosada: creo
que el miedo, en realidad, está sobrecogiendo a doña Cristina y a su séquito.
Es simple, nadie con capacidad real para atraer y convencer opta por el camino
inverso; nadie –se llamara Hitler, Mao o Stalin- prefiere arrear a golpes a los opositores o disidentes,
cuando puede persuadirlos de acompañarlo.
Si bien el ya terminado Menem pasó por momentos levemente incómodos al dejar el poder, y
sólo dos o tres de sus funcionarios terminaron presos, no es ese el espejo en
el cual los cristinistas del núcleo duro se están mirando, porque saben que, a
diferencia del riojano, los Kirchner
y sus cómplices son odiados por muchos, incluidos sus propios aplaudidores compulsivos. Por ejemplo, saben cómo
reaccionarán, cuando los “fuertes” de
hoy vuelvan al llano, los empresarios que soportaron que Patotín Moreno les pidiera que a la siguiente reunión enviaran a sus
mujeres, porque estaba cansado de sodomizar a los presentes.
¿Cuánta adhesión puede concitar un desatado
e irreverente mocoso que, con un gesto o una amenaza, hace callar a los dueños
de las empresas o a los mismos históricos ministros de los K? ¿Cuánto amor
pueden sentir quienes deben enterarse por los diarios si un funcionario ha
decidido, la noche anterior, permitir vivir a su compañía o la ha condenado al
fracaso y a la quiebra? Y
los gobernadores e intendentes, ¿cuánto querrán a quienes los humillan diariamente y esmerilan su poder
territorial imponiéndole nombres de jóvenes camporistas en sus listas de
diputados o concejales? Podría proseguir con ese tipo de preguntas por el
resto de la nota, pero creo que ha sido suficiente, y la gente que rodea a doña
Cristina lo sabe y lo siente.
En un sincericidio digno de mención, una de las más
prestigiosas integrantes de Carta Abierta confesó públicamente que la
re-reelección de la señora Presidente
es imprescindible para ese colectivo, porque “el proyecto no tiene a nadie más para darle continuidad”.
¿Curioso, no? Y sin embargo no hizo más que decir una verdad de Perogrullo: sin
doña Cristina, todo implosionaría en el acto; sólo ella sirve, al menos por ahora, como imán pese a que, día a día,
éste va perdiendo su fuerza centrípeta. Y esa situación, tantas veces vivida en
la Argentina, llevará a quienes son expulsados del mismo, inexorablemente, a
formarse en contra del mismo. ¿Cómo explicar, de otro modo, el terror que
sacudió a la Casa Rosada ante la mera posibilidad de una gran foto de De la Sota con los restantes mandatarios
provinciales en un partido de la Selección?
La posibilidad de una eventual “liga de gobernadores” respira en la nuca del Gobierno y lo llena
de pánico. ¿Qué pasaría si, como sugiriera Raventos,
los que ya pueden considerarse integrantes de esa liga –Macri, De la Sota, Peralta
- y algunos afines –Bonfatti- decidieran saltar el cerco y convocar a sendos
plebiscitos acerca del proyecto de la re-reelección?: la ciudadanía
descubriría, en el acto, que nuestra arquitecta
egipcia y reciente semidiós está
desnuda, y ese será el final. Falta saber, cuando eso suceda, en qué se
transformará ese miedo del cristinismo porque, aún quienes sostienen que me
equivoco cuando digo –desde 2004- que a éstos no los echaremos ni siquiera con
votos, pueden imaginar una foto en la que una Cristina resignada entregue banda y bastón a un sucesor ajeno al “proyecto”; en la respuesta a esta
pregunta estará el futuro inmediato de la Argentina.
Ahora, y por las mismas razones, es imprescindible que
todos comprendan –como ya lo sabe el Gobierno- que la concurrencia a la Marcha por la Libertad y por la Seguridad
del jueves 13, en Plaza de Mayo, ( http://www.youtube.com/watch?v=r7UYyDrvftY
) sea verdaderamente masiva. Debemos enfrentar, con muchos pechos valientes y
pacíficos, al despotismo y a la arbitrariedad, a la corrupción genocida, a la
tentativa de terminar con la democracia en la Argentina, a las hordas de
delincuentes y de barrabravas, a la inseguridad cotidiana. Si este objetivo se
cumple, si somos muchos quienes estamos dispuestos a salir a la calle para
decir ¡basta!, podremos transformar
el 1º de octubre, en el Monumento de los
Españoles, en una fecha fundacional.
Este es el principal temor de Olivos: que la democracia y la paz ganen la calle
y, desde allí, plantee posiciones distintas al pensamiento único. Que,
simplemente, quienes creemos –por haber vivido experiencias semejantes- que no
se puede vivir en este desorden generalizado y delincuencial tres años más
tengamos una voz lo suficientemente fuerte y caudalosa como para exigir al
Gobierno una rectificación del rumbo.
Espero que, al menos por una vez, todos los argentinos de
bien dejemos por un rato la comodidad de nuestras casas y la crítica desde
nuestras computadoras para ocupar el espacio público con este reclamo de República y de Justicia. Si
no lo hacemos, habremos condenado, sin lugar a dudas, a nuestro país a
transitar un infierno de “socialismo del
siglo XXI” peor aún que el que aflige a Venezuela, a Ecuador, a Bolivia y a
Nicaragua porque, debemos tenerlo presente, aquí se jugará el futuro del Foro
de San Pablo y todo su proyecto regional.
Salgamos, entonces, el jueves 13 a gritar, como hizo
Peter Finch, en este fragmento: http://www.youtube.com/watch?v=cJCg7CQbIx8&sns=em
, ¡Basta! ¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!.
Bs.As., 9 Sep
12
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. +54 (11) 4807 4401/02
Fax +54 (11) 4801 6819
Cel. en Argentina +54 (911) 4473 4003
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