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domingo, 4 de noviembre de 2012

Derrapes y Derrumbes

Enrique Avogadro

“¿Pero saben qué? Les tengo una muy mala noticia:
¡Vamos a pagar!, ¡vamos a pagar con dólares!”
Cristina Fernández de Kirchner

Evidentemente, cuando el miércoles pasado escribí mi extemporánea nota y califiqué al Gobierno como “prohibido para menores de 18 años”, me quedé muy corto, ya que el inmundo ataque al Poder Judicial continuó agravándose, dejándonos sin República.


Por otra parte, y una vez más, la señora Presidente me hizo recuperar la capacidad de asombro, el jueves, por la recargada cadena nacional, cuando nos espetó uno de sus discursos más significativos. Derrapó tanto, se salió tantas veces de la pista que quedé anonadado, porque creo que doña Cristina está, como mínimo, muy cansada y estresada y que, en estas condiciones, resulta incapaz de administrar el Estado, especialmente cuando ha concentrado todo el poder en sus manos.


Además de la inexplicable frase que encabeza este artículo, hubo dos párrafos memorables: “Porque yo digo: ¿Cuánto más quieren? ¿Cuántos bifes se pueden comer por día? ¿En cuántos autos andan al mismo tiempo? ¿En cuántas casas viven al mismo tiempo?”. Quien pronunció esas sabias palabras es, ni más ni menos, una de las personas inexplicablemente más ricas de esta República, a la cual demuele todos los días en pos de una eternidad que, gracias a Dios, ahora sabemos que le será negada. Esta señora, que organizó (o formó parte esencial) de una asociación ilícita creada para saquear las arcas estatales, ¿cómo se atreve a expresarse de ese modo? ¿No recuerda los fondos de Santa Cruz, la pérdida buscada de las reservas de gas y petróleo para obligar a Repsol a regalarle el 25% de YPF, el robo de los subsidios que causó la muerte de tantos compatriotas, los negociados con Chávez, su sociedad –por acción u omisión- con los narcotraficantes y tantos otros hitos de su gesta libertaria? Esas mismas preguntas retóricas que hizo desde el sacrosanto púlpito al que se encarama tan seguido, obviamente podrían serle formuladas a una persona con tantos inmuebles, con tantos hoteles, con tanto efectivo, con tantos diamantes y relojes, con tantos autos… ¿Para qué quiere más, si ya ha robado una fortuna capaz de sustentar por generaciones a su inútil descendencia?


Pero donde la cara de piedra presidencial alcanzó su cima dijo: “… y los otros, los fondos buitres, que ni siquiera tributan en Estados Unidos, esos son los que quieren ser favorecidos. ¿Y por qué? Porque aportan a campañas… de partidos políticos. Eso aquí sería un escándalo y tendría preso al dirigente político que se le hubiera comprobado que tal persona le aportó tal cantidad de dinero y que, por eso, presiona para obtener tal o cual favor”. La alienación de doña Cristina reviste características tales que permiten confirmar cuanto dije más arriba, porque quien pronunció esas palabras fue la misma cuya campaña recibió las valijas de Antonini Wilson y los cheques de los laboratorios que robaban al Pami y a la Anses, amén de matar a muchos en el camino. Es claro que coincido con ella en que alguien que procede así debe estar preso; lo absurdo es que no crea que le cabe el sayo.

¿Para quién habla como lo hace? ¿No se ha dado cuenta que, pese a la decadencia de nuestra educación pública, aún pensamos? ¿Por qué nos falta el respeto todos los días mintiendo descaradamente? La tregua concedida a Peralta, tan jaqueado por La Cámpora recientemente, tal vez se deba a la cantidad de verdades que el Gobernador de Santa Cruz debe tener bien guardadas en “carpetas” que pueden convertirse en peligrosos misiles.

El jueves próximo, la ciudadanía saldrá a las calles –el propio Gobierno estima una gigantesca concurrencia- a iniciar un derrotero de muy difícil pronóstico, ya que conlleva críticas a todo el arco político, oficialista y opositor. La visión de multitudes contrastará, sin dudas, con la magra asistencia que logró el acto principal del segundo aniversario de la muerte de don Néstor (q.e.p.d.), en Parque Lezama, cuanto no llegaron a ser tres mil quienes escucharon a Carta Abierta; sucede que, en el oficialismo, la militancia siempre es rentada –con enormes sueldos o famélicos “choripanes”- y hoy no hay demasiados fondos para sustentarla.


La semana cerró con una nueva y triste curiosidad. Aparentemente, la Canciller de Sudáfrica alertó a nuestro Gobierno que la corbeta Espora, que se encuentra en Ciudad del Cabo en reparaciones –falta de mantenimiento adecuado- podría ser objeto de un embargo similar al que afecta a la fragata “Libertad” en Ghana. Debo confesar que me parece un poco rara la forma en que fue brindada la información; es más, mucho me temo que ya ha sido trabada su salida de puerto. Si esto fuera cierto, el estruendoso silencio -un oxímoron de Jorge Asis- con que la Unasur y el propio Mercosur han acompañado la insólita batalla de nuestra Presidente contra la “conspiración mediática e internacional” adquiriría aún mayor gravedad, porque resultará obvio que ya hemos perdido toda importancia en el concierto mundial y que no merecemos, siquiera, que se nos muestre una retórica solidaridad. ¡Qué derrumbe hemos sufrido!

 

Bs.As., 4 Nov 12

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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