Por
tratarse de una “carta”, no
corresponde insertar “referencias” y
menos considerando la cultura de la destinataria, hemos optado por hacerlo en
beneficio de las jóvenes generaciones que no han sido “testigos de la época”. Lo mismo sucede
con las imágenes, están colocadas para graficar mejor lo que se desea expresar.
Le quedan grandes,
señora.
Carta Abierta a la Presidente Fernández de Kirchner
Carta Abierta a la Presidente Fernández de Kirchner
5-Noviembre-2012
Estimada
señora presidente, Cristina Fernández Vda. de Kirchner:
Somos un
grupo de ciudadanos comunes y corrientes, con muchas canas producto de nuestras décadas. Dada la inminencia de lo que se ha dado en llamar
8N nos permitimos dirigirle estas
palabras:
Entrando
en tema, queremos confesarle que en estos días nos acordamos mucho de Ud. También del señor Moreno, ese espadachín de la
prepotencia que su esposo instaló y ahora Ud. mantiene para cumplir las mismas
torpezas de Gelbard (1) en 1975, pero
con una diferencia desagradable en estilo.
Nos
acordamos de Uds. porque al hacer nuestras cuentas del mes pasado descubrimos
que ya el gasto en alimentos básicos supera el 60% de los ingresos netos de
nuestros hogares. Hicimos un esfuerzo para recordar cuándo fue la última vez
que compramos queso del bueno, cuándo la última botella de vino fino (ojo, de
treinta y algo, nada más) o cual fue el último mes en que pudimos comer carne, en
cualquier variante, dos veces por semana o fruta todos los días.
Reflexionando
en este fenómeno nos dimos cuenta, por fin, del concepto de inclusión tan
voceado cuando se habla de este “modelo”
suyo. Nos están incluyendo – y a miles como nosotros – en las capas por debajo
de las categorías ABC1 tan propias de una buena clase media.
Sí, esa
clase media que usa zapatos y no pisa los canteros, de acuerdo a las calificaciones
de Abal Medina y Estela de Carlotto.
Sin
embargo, presidente, no podemos olvidar que Ud. sostiene enfáticamente, en
cuanta oportunidad le es propicia, que la inflación del INDEC es la verdadera.
Ud. ha llegado al extremo de sostener eso ante público universitario en los
EEUU, y aumentó su audacia poniendo ante ellos en duda el índice de inflación
medido por los organismos de ese país, necedad que queda patas arriba con solo
visitar el sitio del organismo estadounidense correspondiente.
Suponemos
que Ud. lo hizo. O envió a alguien a hacerlo. Díganos... ¿no le dio un poco de vergüencita
verificar su patinada?
No,
imaginamos que no. Porque ya hace tantos años que nos mienten que la mentira se
ha vuelto estructural en su régimen. Desde el vamos, diría, cuando negaban el
desabastecimiento de combustibles y en el interior había ciudades sin provisión
de naftas ni de gas oíl. Lo del INDEC, lo que su régimen ha hecho con el INDEC,
señora presidente, es el doctorado “honoris
causa” de todas las mentiras a la ciudadanía. Y ahora nos acabamos de
anoticiar de al menos 28 embargos que el estado argentino ha sufrido desde el año
2004 (2), así como del cierre de cuentas de YPF en el exterior, gracias a que Uds.
consideran que pueden imponer reglas al resto del mundo occidental.
Señora,
esperamos que aprenda que esa pretensión la estamos pagando con el alejamiento
del mundo occidental.
La
cuestión es que su esposo, Ud. y el régimen que han montado le mienten al Soberano de la DEMOCRACIA y la República.
Eso es
pecado mortal, señora. Le ha costado el puesto, en los ’70, al presidente de
una Nación un poco más ponderada que la nuestra en el concierto internacional(3).
Pero el régimen que Ud. encabeza ha llevado las cosas a un punto tal que no se
les puede creer nada. ¿Nos explicamos?
Nada.
¿Sabe
qué? Su contumacia en la mentira al Soberano
nos es suficiente, prescindiendo de muchos otros señalamientos que ahorramos
de proveerle, para llegar a una conclusión:
La DEMOCRACIA le queda grande, señora.
La auténtica, no la que Ud. pregona.
No la
comprende, no la interpreta, la quiere forzar a su molde, que solo sabe de
juntar votos.
Le queda grande.
Puestos a
reflexionar, presidente, continuamos el envión y abordamos otros temas. Mire, nos salió la palabra adecuada:
abordar. Se aborda un buque, por
ejemplo, pero justo en estos días la mayor parte de la dotación de nuestra Fragata Libertad tuvo que desembarcar
para regresar a casa y dejar interrumpido tempranamente su viaje de
instrucción.
Aparte de
la torpeza de sus funcionarios, a los que Ud. mantiene en sus cargos, como es
de práctica en su régimen cuando se destapa una olla, es de mencionar su
emocionada bravata sobre nuestra dignidad y soberanía.
Creemos
oportuno comentarle, porque estamos seguros que sus servidores no lo hacen, que
bajo este régimen que Ud. comanda esos dos valores están perdiendo toda
relevancia. Si esta Nación, que ha sido faro de América Latina hasta no hace
mucho, tuviera en el concierto de las naciones el peso que Ud. declama que
tiene, ni un estado menor de África se hubiera prestado a esa maniobra ni
estaríamos solos como loco malo en este brete. Porque, sí, nos dimos cuenta que
ni el UNASUR, ni el Mercosur, ni siquiera la Venezuela que Ud. tanto aprecia se
pusieron de pie a nuestro lado. Ahora corre peligro también la corbeta Espora, en una nueva muestra de
cuánto es capaz, la Nación Argentina bajo su mando, de torcer las reglas de
juego del mundo civilizado. También sabemos que a su esposo le daba igual
quemar la Fragata, que es un orgullo
de nuestra Nación, tal vez porque no era una fuente de recursos financieros
como sí lo fueron y lo son las AFJP,
la ANSES, el BCRA, las cajas de las Obras
Sociales, la soja, YPF y varios más. Con Uds., uno debe estar permanentemente imaginando
dónde van a meter la mano. Administrar
una Nación es la razón de ser del Poder Ejecutivo en una República, señora.
Administrarla,
liderarla, hacerla crecer, hacerla sinérgica.
Si de
crecimiento hablamos, Ud. debería explicarnos cómo es posible que después de
siete u ocho años de crecimiento a tasas chinas, como les gusta decir, estemos
con restricciones propias de países en emergencia. Y cómo es posible que
Colombia nos haya desplazado de nuestro tercer puesto regional en cuanto a PBI.
Si
hablamos de hacerla sinérgica es fundamental estimular la unión, monolítica si
fuera posible, orgullosa bajo banderas comunes y el imperio de una Ley para
todos por igual.
Su régimen está empecinado
en buscar el “juicio y castigo a los
culpables”, pero los encuentra de un solo lado. Hay en un muy amplio sector
de nuestra sociedad un fuerte deseo de una pacificación nacional definitiva,
pero es el tipo de pacificación que empujaría Nelson Mandela, a quien creemos Ud. admira. Una pacificación traída
de la mano por las personas que antaño se enfrentaron sangrientamente pero que
hoy podrían admitirse cara a cara los crímenes cometidos y otorgarse el perdón
que la sociedad entera validaría.
Su régimen,
en cambio, se dedica ahora a perseguir con saña incluso a soldados que en el
oscuro calor del monte tucumano tuvieron que enfrentar, por orden de un
gobierno más que legítimo, a los impiadosos invasores que querían cercenar
nuestro territorio y cambiar nuestro sistema político mediante las armas y el
terror.
Lo peor de todo, señora, lo que produce revulsión a ciudadanos que vivieron
aquella época, es que una presidente de la Nación apañe, premie y dé empleo a
los traidores y asesinos de aquella época. Porque lo son. Les decimos a Ud. y a
ellos que todos los que, con la búsqueda y aceptación del apoyo de potencias
extranjeras que les dieron armas, logística, financiamiento y refugio, como
está más que probado, se han alzado contra nuestra Constitución para sumirnos
en años de terror y casi guerra civil buscando cambiar nuestro sistema político
han sido y siguen siendo infames traidores a la Patria en el mismo grado que los
militares que interrumpieron nuestra vida constitucional usando las armas que
les dio la Nación. Observar lo que su esposo y Ud. han actuado hacia esos
criminales pone en dura prueba la templanza ciudadana.
Así no
hay ni habrá unión nacional verdadera. Sin ella no hay sinergia. Ni liderazgo
nacional. Todo lo cual nos conduce a otra conclusión, sin necesidad de abundar
más.
La NACIÓN le queda grande, señora.
La
auténtica, la que debe abarcar desde Magneto
hasta D’Elía, desde Aguinis hasta Verbitsky, desde Cecilia
Pando hasta Hebe de Bonafini. No
la que Ud. pregona, con la demagógica repetición de lo “nacional y popular” que automáticamente excluye a media sociedad.
No comprende lo que es NACIÓN en su sentido profundo, no la interpreta, la quiere forzar a su molde.
Le queda grande.
Ud. y los
suyos reiteran hasta el cansancio el 54% obtenido el Octubre 2011. Una persona
con la experiencia política e histórica de Ud. no puede desconocer la
influencia que tiene la economía en el ánimo del votante ni la volatilidad de
ese ánimo.
- La gente reclamaba Justicia independiente. Su régimen ha
profundizado el intento de cooptar o comprar jueces y, cuando no lo logra,
desata furibundas campañas para apartar o influenciar a los que no se doblan,
incluyendo a la Corte Suprema de Justicia.
- La gente reclama Seguridad; está harta y alarmada por la
interminable y creciente ola de crímenes coronados por una corrupción policial
como nunca se observó en la Historia nacional. Su régimen ha permitido el
crecimiento de esa corrupción, ha vociferado que la inseguridad es una
sensación a pesar del desfile de féretros, ha hecho la vista gorda en cuanto
campo de batalla contra el narcotráfico se ha establecido, ha usado a la
Policía Federal como elemento de apriete político a la Ciudad de Buenos Aires y
está usando a las fuerzas encargadas de custodiar fronteras, mares y ríos para
introducirlas a guardar orden interno en el territorio nacional porque las
policías provinciales están debilitadas y corrompidas gracias al progresismo de
este régimen.
- La
gente reclama que cese la corrupción
generalizada de su gobierno. Pero Ud. y los suyos olvidaron, si es que alguna
vez la tuvieron en cuenta, esa “Lucha
frontal y total contra la corrupción y el delito” (SIC) prometida en la
plataforma electoral del Frente para la Victoria. En cambio, se han dedicado a
la más descarada competencia de corrupción a la que hemos asistido los
argentinos, dejando al menemismo en el nivel de un jardín de infantes. Ostentan
impúdicamente sus fortunas, las pasean por Recoleta y Puerto Madero o las
presentan en la oficina anticorrupción con toda tranquilidad porque saben que
siempre hay un juez que tiene el sobreseimiento listo. Y, si por un descuido,
la cosa se vuelve insostenible, ahí está el Congreso de la Nación, controlado
por sus esbirros prestos a sacar una ley que enjuague las cosas y permita
zafar.
- La
gente reclama, precisamente, diputados
que representen al Pueblo y Senadores
que representen a las Provincias. La gente se está cansando de los Rossi que vocean ser representantes del
gobierno y entre lo que quiera el ciudadano y lo que quiera el gobierno siempre
siguen fielmente las instrucciones del Ejecutivo, como le dijo Pichetto a Cobos en la noche de la 125.
- La gente reclama libertad, respeto por los derechos básicos y cese de las conductas de atropello.
Ud., señora, apaña atropellos como la entrada de La Cámpora en las escuelas y las increíbles acciones de Vatallón Militante en las cárceles. Las
apaña, señora. Nos resulta inconcebible, difícil de creer aún hoy. Las apaña a
punto tal que ahora enviará como representante argentino ante la ONU al que
desde la máxima posición del Servicio Penitenciario Federal organizó las
salidas de presos y participó de los jolgorios.
¿Sabe a
qué está llevando a la República Argentina en el plano internacional? Nos referimos
al de las naciones serias, esas a cuyo círculo Ud. quiere ingresar cuando puja
por una foto junto a Obama o
comparte el G20 del que hay
crecientes deseos de sacarnos. Nos está llevando a ser el hazmerreír de todos.
No se lo van a decir los diplomáticos, señora; su función no se lo permite.
Pero basta conversar con gente común de afuera para empezar a sentir la
espantosa sensación de vergüenza por tener este gobierno.
Y ya que
dijimos “República”, presidente,
reflexionamos: la médula de la forma republicana de gobierno es la división de
poderes y su mutua a irrestricta independencia. Con jueces comprados, con una
Suprema Corte presionada todo el tiempo y a la que se le han desobedecido
fallos, más un Congreso convertido en súbdito del Poder Ejecutivo, la
conclusión es simple.
La REPÚBLICA le queda grande, señora.
No la
comprende, no la interpreta, la quiere forzar a su molde filo monárquico.
Le queda grande.
Vale aclararle que Ud. y su difunto esposo nunca nos defraudaron. No
solo eso: superaron nuestras expectativas.
Sabíamos,
o presumíamos con alto grado de certeza, lo que iban a hacer con el país, por
eso no los votamos nunca. Cualquiera que fuera lector asiduo de diarios podía
adivinar que Uds., tal como alguien nos confirmó allá por el 2008, traían a la
administración de la Nación toda la tecnología de corrupción, apropiación y
cooptación que desarrollaron libremente durante dos décadas en nuestro extremo
sur continental. Lo que sí nos defraudó fue que nadie con alguna relevancia pública
le haya dicho “¡Kirchner, no!” a Duhalde.
O, al menos, que los periodistas, esos señores tan fastidiosos para Ud., que
siempre andan relevando chismes y buscándole pecas a su gobierno, pusieran en
conocimiento de la ciudadanía los antecedentes de Néstor y Cristina Kirchner
en la gestión de Santa Cruz. Conocemos a un buen periodista – y peronista - a
quien le señalamos ese renuncio y admitió, compungido, que ahora se arrepiente
de no haberlo hecho.
Lo que sí
le apuntamos como beneficio es que su régimen aceleró el proceso de
aprendizaje. Es tan monumental la cantidad y variedad de desaguisados cometidos
por una sola administración, la suya, que se ha constituido en una auténtica
escuela para listar lo que no queremos y cómo construir una República federal y Democrática de verdad. Una donde mande el
Soberano. El que está en las calles,
fábricas y oficinas, no el que ocupa la Casa Rosada.
Por
supuesto, han tenido lugar algunas cosas buenas, pero habiendo recorrido ya
nueve años de este régimen uno no puede evitar la sospecha sobre la
direccionalidad de cada acción, como por ejemplo la aprobación del voto para
los adolescentes sub-18 o la auténtica razón para la confiscación de los fondos
de las AFJP.
Lo bueno
que su régimen haya implementado queda empequeñecido, pierde todo valor para la
República y la Democracia al lado de los gravísimos atentados contra ellas. Como
expresamos más arriba, la gente se está dando cuenta que los valores centrales
no pasan por la compra en cuotas y los viajes al exterior. La gente que le ha
dado su voto por razones distintas a la obsecuencia o la dádiva, se lo está
retirando a medida que la realidad de la amenaza sobre lo esencial muerde su
percepción.
Entonces,
señora, si la Nación le queda
grande, la República le queda grande
y la Democracia le queda grande... ¿qué va a hacer Ud.?
¿Va a
profundizar el modelo tal cual está o va a ver la forma de ir cambiándolo?
¿Va a mantener este rumbo “titánico”
(por el Titanic) o va a aceptar
tripulación de otra escuela?
No nos
consideramos en posición de exponer aquí ninguna sugerencia para Ud., señora
presidente, pero solamente nos permitiremos decirle, antes de despedirnos, que
esta es una tierra de hombres libres, que nunca en la historia moderna un
sistema opresor dejó de volar en pedazos cuando el pueblo oprimido dijo basta y
que es de líderes sabios implementar una transición que pacifique los ánimos y
consolide una unión nacional verdadera.
La
saludamos con nuestra mejor esperanza por una Nación de todos, la República
Argentina.
Movimiento Sanmartiniano Republicano Federal
[1] José Ber
Gelbard (Radomsko, Polonia, 14 de abril de 1917 - Washington, D.C., Estados
Unidos, 4 de octubre de 1977) fue un importante empresario y activista político
de la Argentina que llegó a ser Ministro de Economía durante la tercera
presidencia de Juan Domingo Perón y
sus antecesores Héctor Cámpora y Raúl Lastiri. Ber Gelbard
puso en marcha un plan económico que consideraba central para el bienestar de
los argentinos, contemplando el crecimiento del mercado interno (modelo llamado
"mercado internista"), con
sueldos altos y desarrollo de la producción industrial y agropecuaria para
abastecer el consumo.
Gelbard también fue ideólogo del denominado plan 0, el cual
implicaba que la inflación se mantuviese estable. Lo logró durante cierto
período, manteniendo más de 300 productos de la canasta básica a precios
estables, y también acordando la estabilidad en los sueldos de miles de
trabajadores. Mientras duró, el plan parecía ambicioso, pero por diversas
razones no perduró y el país entró en una etapa de inestabilidad
socio-política, desabastecimiento e inflación.
[2] Por ejemplo: desde marzo a mayo de 2007, Timerman reconoció que se impidió el
uso del avión presidencial Tango 01.
También se confiscó temporalmente la casa donde vivió José de San Martín en Boulogne Sur Mer, en Francia.
[3] Richard
Milhous Nixon (Yorba Linda, California; 9 de enero de 1913 – Nueva York,
Nueva York; 22 de abril de 1994), conocido como Richard Nixon, fue el trigésimo séptimo presidente de los Estados
Unidos. Ha sido el único hasta la fecha en dimitir del cargo. En marzo de 1974
el Gran Jurado federal consideró al presidente copartícipe, sin cargos
formales, en una conspiración para obstruir la acción de la justicia en la
investigación del escándalo Watergate. En la tarde del 8 de agosto, Nixon anunció su dimisión. El 9 de
agosto, Gerald Ford prestaba
juramento del cargo.
[4] Dado que somos testigos de la época, reconocemos que
las FF.AA. tomaron el poder ante la incapacidad de los políticos de solucionar
los problemas que ellos mismos generaron. Lamentablemente no faltó el “general iluminado” que se creyó el
salvador de la Patria y prestó oídos a los cantos de sirena.
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