El
día 16 de noviembre de 2012, los miembros de la promoción 89 de la Escuela Naval Militar, cumplieron 50 años de su
egreso como guardiamarinas de la Armada Argentina, con ese motivo visitaron la Escuela Naval Militar en Rio Santiago
donde fueron muy bien recibidos por sus actuales autoridades, se celebró una
misa en memoria de los difuntos y privados de su libertad, recorrieron las
dependencias, rememorando «tiempos idos
pero no olvidados» y previo a un almuerzo de camaradería con la autoridades
de la Escuela y en el patio cubierto (CORAZON DE LA E.N.M.) frente a la placa
conmemorativa de su egreso se rindió homenaje a la Armada y a sus hombres.
La
esencia de este homenaje fueron las palabras pronunciadas por el señor Capitán de Navío VGM (RE) Don Carlos Arturo Cortalezzi primero de promoción, las que en forma muy precisa y sintética
describen lo que es la formación e ideales de quienes en su momento eligieron
la carrera militar, las dos guerras que desde distintos lugares les tocó
pelear, la tergiversación de la historia posterior y los peligros que hoy
acechan a la Nación, las que piden
por favor sean leídas en su totalidad especialmente por los jóvenes y los no
tanto pero hoy desmemoriados, gracias.
PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL SEÑOR CAPITÁN DE NAVÍO VGM (RE) DON CARLOS ARTURO CORTALEZZI
"Cuando
aquel 22 de enero de 1957 desembarcamos
del ferry lo hicimos con la ilusión de
ser parte de la Armada. De su Escuela
Naval Militar, de pertenecer a su cuerpo
de cadetes y de vestir orgullosamente su uniforme
Sabíamos
que la Armada no nos iba a proporcionar fortuna material, todo lo contrario.
Abrazábamos la Carrera Naval para cumplir la sagrada misión de Servir a la
Patria, a su Pueblo, defender sus Derechos, su Soberanía y su Libertad.
Si lográbamos
éxito, la verdadera fortuna, la
espiritual, estaría colmada, ya que conformaríamos una Sociedad Pluralista y Democrática. Defensora de las Libertades
Individuales y la Seguridad Jurídica. Comprometida con la erradicación de la
Pobreza y buscadora de un Desarrollo Económico y Social con equidad.
Para ello debíamos ganar Honras en los campos del Estudio y
Laureles en los de la Lucha, si la Patria así lo exigía.
A
partir de allí tuvimos que cumplir normas rigurosas, severas. Aprendimos que
para la conducción del grupo humano en el mar,
debíamos acatar órdenes que consideramos a veces ilógicas o arbitrarias.
Sin embargo y poco a poco, logramos comprender su verdadero sentido moral
y formativo.
Nuestro
Arte del Mando Naval y nuestros superiores nos proporcionaron entonces, las
bases para dicha conducción.
Nos
enseñaron que la Armada es esencial y
necesariamente aristocrática. Es decir
una amalgama de hombres, comandada
por los más capaces para llevar a cabo su misión. Por ello San Martín, Belgrano y Brown fueron y aún lo son, nuestros ejemplos a seguir.
En
esa época la Familia era la sólida base de nuestra sociedad y en la Argentina,
a la autoridad se la respetaba, a la Justicia se la obedecía, el Che era un
asesino sistemático y a Alí Babá y sus 40 ladrones se los creía lejanos
personajes mitológicos y solo se los conocía por los relatos de las Mil y una
noches.
Tuvimos
la enorme suerte de no ver entonces enturbiadas nuestras ideas por el
Gramscismo que inunda ahora la cultura occidental, tratando de desmantelar los
últimos reductos de nuestras cristianas convicciones.
Pero
pasaron los años y nos vimos envueltos en dos guerras. Había llegado el momento
de poner en práctica aquello para lo que nos habíamos preparado.
En
la guerra clásica, con inmenso dolor NO Vencimos.
Quedó
entonces flotando la idea de que por no haberse producido el enfrentamiento
naval decisivo, la Armada no peleó.
Pero
vaya si lo hizo, hizo mucho y lo hizo
bien.
Las
unidades de la Flota de Mar que con valor se lanzaron atacar en tres grupos de
tareas al enemigo británico, no
tuvieron increíblemente ese primero de
mayo, el indispensable viento para catapultar el ataque aeronaval que
posiblemente hubiera infligido aún a grandes costos, un daño considerable al
enemigo posibilitando un desarrollo posterior más favorable del conflicto.
La
Historia de las Operaciones Navales en Malvinas muestra innumerables casos de
profesionalismo, heroísmo, valentía y abnegación, pero el fiel de la balanza
nos fue esquivo y no nos favoreció con la tan ansiada Victoria.
Nombrar
además del Sobral, a la Flota de mar, a la Fuerza de Submarinos, a la
Infantería de Marina, a los Comandos Anfibios y Buzos tácticos, a la Aviación
Naval y a todos los otros componentes del Poder Naval donde prestamos servicio
es redundante, pues tuvimos siempre presente aquel Ideal por el que ingresamos
a la Armada y que siempre guió nuestra decisión y nuestra acción: Servir a la Patria y a su Pueblo.
La
otra guerra, la no convencional, la que provino «desde adentro” con su hoguera
de muerte. La que innecesaria pero costosísimamente reencendió la Amnistía del 73, junto a la disolución de
la Cámara Federal en lo Penal y la derogación de las leyes antisubversivas, la
ganamos en el campo de batalla con el sacrificio de innumerables vidas pero la perdimos, ante la opinión del país y
del mundo.
La
escritura mentirosa de la Historia Argentina es altamente preocupante y
despierta la necesidad de refrescarla.
La mayoría de los jóvenes de hoy
y muchos «adultos desinformados» creen y nos quieren hacer creer, que los
guerrilleros de los años 70 fueron solo muchachos idealistas.
Perón, como Presidente de la Nación, en enero de
1974 puso las cosas en claro al expresar ante un grupo de legisladores del PJ: «Un crimen es un crimen, cualquiera sea el
sentimiento, pensamiento o pasión que impulse al criminal y puestos a enfrentar
violencia con violencia tenemos más medios para aplastarla y lo haremos a
cualquier precio porque no estamos aquí de monigotes».
El
decreto del gobierno democrático de Isabel
Perón de «Aniquilar el accionar de la
subversión», refleja fielmente no solo el pensamiento del General Perón sino el de la totalidad
de la población argentina de entonces, de cumplir con el mandato constitucional
de Preservar la Paz interior.
Ningún
gobierno democrático puede admitir el accionar de ejércitos, así se
autotitulaban ERP y Montoneros, cuyo objetivo era asaltar
el Poder a fin de subvertir nuestros Valores
y para lo cual debían eliminar a las FFAA, a las de Seguridad y a todo
aquel que consideraran un obstáculo para lograr sus fines.
¿Cómo
iban a hacerlo? Como lo intentaron: Falseando los hechos, seduciendo a los
ilusos, robando, secuestrando, asesinando y cometiendo los actos de terrorismo
más sangrientos de nuestra historia.
Actos IMPRESCRIPTIBLES que
en algún futuro no demasiado lejano la Justicia se verá en la imposibilidad de
seguir ninguneando. Querían crear,
según el consejo del Che, uno, diez,
cien, mil, Vietnam para repartirse
el norte del país con el ERP y el
centro-sur con Montoneros.
¿Cómo
nos distrajimos entonces hasta ser sorprendidos por el asesinato del General Aramburu? ¿Cómo nos dejamos
sorprender? ¿Por qué unos, pocos pero calificados oficiales, algunos educados a
nuestro lado, fueron seducidos por la prédica guerrillera?
Y después
de la victoria, ¿Cómo rifamos en la paz la victoria armada? ¿Algo conquistado con la pérdida de tantas
vidas?
¿Por
qué nos engañamos y nos dejamos robar la historia? ¿Porque no continuamos
la batalla cultural y en cambio bajamos la guardia? ¿Estaremos cometiendo ahora el mismo error?
La
guerra antisubversiva la perdimos en la paz. Paz que dolorosamente conquistamos con la sangre de los caídos de
ambos bandos, del de ellos y del nuestro,
pero que la tibieza de nuestros procederes, el espíritu vengativo de los
derrotados y el frívolo humor de la
justicia, de la que supimos sentirnos orgullosos y que ahora contraría
totalmente la Jurisprudencia Nacional e Internacional y los Protocolos de
Ginebra de 1949, cobijó.
Comprobamos
entonces y con profunda amargura que hay dos tipos de Argentinos:
Los que Viven De la Argentina y los que la Aman y la Sienten.
Los
primeros son pocos pero importantes y están normalmente encaramados en los
círculos más altos del Nivel Nacional. Juzgan al País como si fuera un hotel.
Para ellos la Argentina vale cuando su vida personal puede desarrollarse sin
inconvenientes, sus negocios prosperan, el estado cuida sus intereses y los
Militares permanecemos al margen de la Vida Nacional.
Lucran
con la Anarquía Desgarrante y solo se preocupan por los aspectos materiales de
la Vida, ya que la Formación Ética y Moral los tiene sin cuidado.
Niegan
que sufrimos una Sediciosa Guerra Revolucionaria y para curar del trauma de
Malvinas, emiten sus opiniones de acuerdo a su momentánea conveniencia
personal.
Ellos
muchas veces nos aconsejaron «Que hacer”,
pero miraron al costado cuando llegó el momento de asumir responsabilidades.
Afortunadamente
están los otros. Aquellos que la quieren
y por lo tanto les duele La Argentina. Que
vibran por ella, compartiendo sus angustias y sus dolores.
Que saben que sobre sus espaldas, por su Decisión, su
Compromiso y su Acción pasa y pesa el futuro de la Nación.
Son los que la Sirven y que Sienten lo que significa Entrega
y Aceptación de Sacrificio. Y que se llama simplemente, Amor a la Patria.
Amor verdadero donde no cabe el egoísmo. En el que el Bien
Común, sobre todo en épocas difíciles, está muy por encima del Bien Personal.
Va
por esto nuestro homenaje a todos los que, cumpliendo estrictas órdenes del
servicio, actuaron para defender a nuestra Patria en ambas guerras.
Lamentablemente
muchos de ellos están ahora presos y otros, como Luis Dímperio, Jorge Perren
y Carlos Pazo que no pudiendo
resistir la falta de justicia, nos dejaron
su ejemplo de valentía, abnegación y sacrificio.
¿Que nos pasó desde entonces?
¿Interpretamos erróneamente nuestra Constitución y la situación nacional
? ¿Nos abandonamos al hedonismo convincente?
Desde
el Poder quieren, desde hace mucho tiempo, vendernos extrañas ideas antibélicas
que no debemos admitir, pues tener una FA inerme e ineficaz es una
contradicción en sí misma.
Para
ello es quizás más conveniente no tenerla.
La
historia nos brinda a cada paso ejemplos ingenuos como el de Chamberlain, que por creer en las
buenas intenciones de Hitler,
permitió que Gran Bretaña fuera casi arrasada por el poderío alemán. ¿No le
pasó acaso lo mismo a Carlos IV con Napoleón? ¿No nos pasó lo mismo con la Fragata Libertad? Abundan en este convulsionado mundo muchos
casos de inocentes concesiones.
Por ellas fuimos sorprendidos en el pasado y por ello lo
seremos nuevamente si permitimos que nos ROBEN LA HISTORIA. Si nos dejamos seducir por la pereza y
aparente tranquilidad del “No te metás».
Miremos
nuestra realidad actual.
Vivimos
una Argentina con FFAA profundamente deprimidas y moralmente desarticuladas. No
hay ocupación para ellas. La voluntad colectiva adoptó sumaria, radicalmente,
la inquebrantable decisión de no volver a entrar en bélicas empresas y algunos militares se sienten en el fondo de
su alma contaminados por esta decisión.
En
este preciso caso resplandece la necesidad de interpretar dinámicamente la
convivencia nacional, de comprender que solo la acción y el proyecto de ejecutar un día grandes
emprendimientos, son capaces de dar
contenido, estructura y cohesión al campo militar.
Una Armada no puede existir cuando se elimina de su horizonte
la posibilidad de un conflicto. La imagen, siquiera el fantasma de una
contienda posible debe ejercer su mística de espiritual gravitación.
La idea de que el fusil va a ser un día usado, es necesaria
para cuidarlo y tenerlo a punto.
Sin conflicto posible no hay forma de moralizar una Fuerza
Armada, de apoyar en él la disciplina
para tener alguna garantía de su eficacia.
Sin este sustento es inevitable que quedemos aislados,
desnacionalizados, sin trabazón con el resto de la sociedad e interiormente
dispersos.
Este concepto de la PAX
Argentina nos encuentra Proletarizados Espiritualmente y
desgraciadamente inermes ante la más mínima agresión.
Por ello queridos Compañeros Estemos muy atentos, Seamos más
Racionales que Emocionales. Trabajemos tesoneramente para evitar que nos vendan «otra historia” y pidamos a Dios que con su Sabiduría, no permita que nuestra
juventud y ahora hasta nuestros niños, se vean seducidos por falsas quimeras
que destruyen nuestros tradicionales Cimientos Fundacionales de Familia
Cristiana y Amor a la Patria.
Queridos compañeros, no permitamos que nos Roben la Historia.
Queridos Compañeros «In Mare Vincimus».
Queridos compañeros «Viva la Patria»
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