“¡Acá no se rinde nadie,
mierda!”
Frase póstuma del Soldado Conscripto Hermindo Luna,
defensor del cuartel del Rgto. de Monte N° 29
El 28/11/2012 la Cámara de Diputados aprobó un
proyecto de ley por el cual se reconoce el sacrificio de quienes defendieron el
cuartel del Regimiento 29 de Infantería de Monte del ataque llevado a cabo por
los montoneros el 5 de octubre de 1975.
Para su tratamiento, el diputado radical
formoseño Ricardo Buryaille, uno de los firmantes de la iniciativa, tuvo que
retirar los fundamentos para que el oficialismo diera su acuerdo y habilitara
su tratamiento en el recinto. Actitud comprensible la del diputado Buryaille ya
que su negativa solo se habría traducido en dejar desamparadas a la mayoría de las
familias de los que allí cayeron en combate.
El proyecto fue aprobado por
117
votos afirmativos contra 15 negativos y 64 abstenciones.
Seguramente los 15 votos negativos sean de
aquellos irreductibles que no les perdonan a los conscriptos formoseños el
haberse batido en defensa de su regimiento y del orden constitucional, quizás
son personas a la que el uniforme, cualquier uniforme, le produce alergia y
piensan que los colimbas formoseños por el mero hecho de vestirlo merecían
morir. Al menos tuvieron la valentía de levantar la mano por su odio y por sus ideas,
y de alguna manera estos votos negativos solo consolidan la intuición que aún
hay argentinos que tienen una pistola en la cabeza.
Aquellos que se abstuvieron son,
seguramente, los no avisados por sus autoridades de bloque de que manera debían
votar y ante la duda optaron por el refugio tibio de la abstención. Son
cobardes, pero no les importa que el resto de los argentinos lo sepa. Se
sienten bien en su miedo y han aprendido que el río revuelto no es para ellos.
Sí me preocupan los que no estuvieron- no aquellos
a los que verdaderamente una causa válida o un problema irremediable les
impidió asistir- me preocupan aquellos que no fueron porque se sabía lo que se
iba a votar y más me preocupan aquellos que, para mayor vergüenza, se
ausentaron previamente a la votación. De los once diputados del PRO siete
estuvieron ausentes, incluido su presidente de bloque, Pinedo. Alfonsín y
Stolbizer, que estaban presentes, se retiraron antes de la votación.
¿Que podía suceder si hubieran estado en la
votación?, ¿En que pensaban cuando decidieron dar el faltazo?, ¿A que grupo o
corriente pensaban seducir con su retirada?, si ni siquiera era una votación de
la que pudiera decirse que favorecía a Videla o a Massera, se trataba, sin más
ni menos, darles, después de treinta y siete años, un sostén a las familias de
los soldaditos que defendieron con su sangre, en una tarde formoseña, el honor
de un regimiento y el orden constitucional.
Estas preguntas que me he hecho son una
pérdida de tiempo. Hay dos mundos tan diferentes que jamás podrán entenderse,
está el mundo de un colimba de dieciocho años al que le sobraron huevos para
gritar mientras las balas lo abatían: “¡Acá
no se rinde nadie, mierda!” y está el mundo de los políticos donde la
virtud liminar es la cobardía.
JOSE
LUIS MILIA
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