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sábado, 29 de diciembre de 2012

SALIÓ DE SU BUNKER Y REPARTIÓ CULPAS Y RESPONSABILIDADES

Como es habitual en los Kirchner ante situaciones políticas duras o difíciles se refugiaban en su bunker patagónico esperando que la cresta de la ola volviera a su nivel normal.

Respetuosamente, salvando las distancias, y simplemente como ejemplo, se trata de un comportamiento similar a un animal salvaje o alguna alimaña, que ante un peligro, se oculta en su madriguera hasta que este desaparezca y se vuelva a una situación sin riesgos. 

Era una costumbre del matrimonio Kirchner. Seguramente el ex presidente lo hacía como una estrategia política, mientras que la actual mandataria casi seguramente lo hace por sus desequilibrios emocionales, la ya conocida y habitual “lipotimia” de la mandataria.

Es perfectamente comprensible la angustia y frustración de la presidente ante la seguidilla de estruendosos fracasos de todo tipo que está cosechando. Mas cuando alguien conlleva la patología del famoso trastorno bipolar.

¡La “líder” de los argentinos recluida en su casa de Rio Gallegos o en su refugio patagónico en Calafate, prácticamente sin dar señales de vida y casi alejada de los asuntos oficiales!

¿No debería un Líder, así en mayúscula, estar en primera fila  en momentos de crisis, en su puesto de mando, buscando paliar la tormenta en vez de dejar el manejo de la cosa pública se arregle sola o en manos de sus reconocidos ineptos segundones?

Estrategia o enfermedad da el mismo resultado. La cuestión es no dar la cara.

¿A que viene este introito?  A que en vísperas de Navidad es desataron en varias provincias y en diferentes localidades, saqueos y graves hechos de vandalismo a comercios y supermercados y en el que perdieron la vida cuatro personas y  que hicieron recordar los tristes y violentos acontecimientos de fines del año 2001.

A continuación transcribo unos párrafos de un excelente editorial  (recomiendo su lectura) de un conocido matutino al respecto (ref.1):

“…Pero lo más desafortunado pasó por el sugestivo silencio de Cristina Fernández de Kirchner. Cuando en vísperas de la Navidad, la ciudadanía podía esperar un mensaje presidencial que intentara llevar tranquilidad y certezas, la jefa del Estado optó por refugiarse en la Patagonia y no formuló comentario alguno frente a los trágicos hechos”.

Más adelante continúa diciendo que “…Se imponía un mensaje tendiente a pacificar los espíritus alterados, un llamado a poner fin a estériles disputas y a presuntos odios de clase; en fin, a la reconciliación entre los argentinos”.

En concreto la editorial señala una atinada crítica a la ausencia de la presidente mientras sus ministros repartían acusaciones por todos los lados. Un ejemplo característico de la ausencia de un líder, alguien que maneje y conduzca  la emergencia.

Recién cuatro días después de los hechos, apareció la presidente en la Casa Rosada pronunciando un largo (no podía ser de otra manera) y embrollado discurso, en donde tocó varios temas saltando de un tema a otro, sin relación entre ellos, citando porcentajes y cifras, que de los presentes nadie entendía, y de los televidentes nadie entendía, pero tampoco creía.

Parecía enojada, molesta y acelerada y sin el menor atisbo de autocrítica habló de los saqueos producidos la semana anterior, repartió culpas y responsabilidades entre los sindicalistas, el peronismo, entre otros, y principalmente a los gobernadores que según ella son los responsables de la seguridad. De esta manera desligó totalmente de estos acontecimientos al gobierno nacional.

Didáctica y académicamente un verdadero desastre.

La presidente debería saber que hablar de corrido no es precisamente hablar bien. En realidad los que hablan de corrido frecuentemente confunden sus conceptos.

En ese popurrí de temas desordenados y confusos y esa larga catarata de palabras en la que se potenciaba a sí misma, arremetió también contra la Corte Suprema de Justicia, el Poder Judicial y contra los gobernadores “…que piensan más en las elecciones del 2015 que en su propia gestión…”

Por supuesto utilizó el acostumbrado latiguillo de los Kirchner “…que detrás de los saqueos se encuentra una actitud destituyente…”

Llamó particularmente la atención la soberbia y la insolencia barata con la cual fustigó al Poder Judicial. Recordó que ella era la que “…juntaba la plata para que funcione la Justicia…”. ¿Que tendrá que ver esto con lo que el tema que desarrollaba? ¿Quién sino el Poder Ejecutivo es el que recauda para el funcionamiento de las Instituciones del país?

Definitivamente sus discursos dividen cada vez más a los argentinos. Además no solo sus discursos, sino su proceder y sus actitudes evidencian bien a las claras que Cristina Fernánez no está ni mínimamente a la altura de sus importantes responsabilidades.

Así anda el país. ¿Cómo terminará esta tragicomedia?

27-12-12

Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl.com.ar                                                                                          
                                                                                                                                         Referencias:

(1)    “El sugestivo silencio presidencial” – Editorial diario “La Nación” -  27-12-12

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