Desde
nuestra asociación siempre hemos mantenido que una guerra no se puede juzgar
con el Código Penal en la mano, para
eso existía el Código de Justicia
Militar. También sostenemos que la persona, uniformada o no, que dentro del
contexto de la guerra delinquió por cuenta propia debe ser juzgado.
Elena Alfaro
En
su dura carta, la ex montonera Elena
Alfaro, pone al descubierto el negocio oportunista de los Derechos Humanos perpetrado
por sus más altos cabecillas en complicidad con el poder de turno.
Sinceramente,
Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para
Siempre
Dura carta de una ex detenida desaparecida de El Vesubio
Criticó el uso oportunista de los derechos humanos que hace el actual Gobierno.
Derechos humanos y poder. Hebe de Bonafini y Estela de
Carlotto, junto a Cristina en un acto/MARTIN BONETTO
12/01/13
Elena Alfaro
vive en París. Es una ex detenida desaparecida, sobreviviente del campo de
concentración El Vesubio y testigo
directo del Juicio a las Juntas. En una dura carta, cargó contra los
organismos de derechos humanos y el poder. Estos son algunos fragmentos: “¡Quiero compartir mis pensares, mi
indignación y un poco de lucidez, condición que nos permite continuar la
resistencia por la dignidad! No sé lo que piensan de todo esto... tal como me
decían, esta “Argentina caótica” al
mismo tiempo que pierde sentido y ética, va mostrándose dentro de una realidad
que aterra nuevamente, no sólo con su discurseo y retórica apabulladora, sino
con lo peor: por un lado, la instrumentalización de las masas, llevándolas
donde quieren que vaya, y por otro, la anestesia de la conciencia del
individuo, a través la extirpación de su condición libre e independiente”.
Este
pensamiento me surge después de leer esta declaración de algunos
sobrevivientes... parece como si les hubieran extorsionado la memoria con
ventajas materiales, reconocimientos, glorias y deriva moral... no los juzgo...
solo, una vez más, vuelvo a constatar el
punto de bajeza en que se puede llevar al humano cuando no es libre.
Los
sobrevivientes de la ESMA, que fueron los más atacados como traidores, primero
por los torturadores, y luego, por toda la camándula de “Derechos Humanos”. Las mujeres no fueron enlodadas solo por los
violadores, sino por los que nos confiscaron nuestra propia historia: las Bonafini, Carlotto, Boitano, Almeida y otros politiqueros oportunistas y ladrones de la realidad vivida por nosotros en los campos.
Imponiendo
desde su profunda ignorancia, luego del fin de la dictadura, el periodo del
terror al mejor estilo robesperiano. Erigiéndose en un pedestal con pies de
arcilla, desde una pretendida moral, como jueces de lo desconocido. Volviendo a
hacernos vivir nuevamente humillaciones difamaciones y barbaries, como por
ejemplo, las persecuciones infligidas y la orden de captura enviadas en nombre
de los “Derechos Humanos argentinos”
a dos sobrevivientes, Graciela Porta
y José Baravalle, a través de la INTERPOL.
Nuevamente,
hoy se vuelve a instrumentar a sobrevivientes según el calendario de
oportunidades colgadas por un poder destructivo y violento que les da la visión
del mundo que nos quieren imponer.
En
un principio, para el poder, todos los sobrevivientes éramos infrecuentables e
impresentables, o por traidores, o por haber quedado sin capacidad de pensar
luego de la deshumanización vivida en los campos.
Y,
mientras algunos muestran una adhesión fanática y ciega al poder de turno, sin
juzgarlos, les tendemos la mano para salir del infierno donde quedaron
atrapados y donde olvidaron quiénes son.
Por
fidelidad a nuestra historia, no mercantilizamos ni olvidamos lo que llevamos
marcado en nuestra piel: no queremos que se juegue más con los derechos humanos.
Todo lo que pueda parecerse a lo visto en los campos, nos descompone
literalmente. El poder ha comprendido que, para poder durar, debe mantener el
nivel de violencia y un enfrentamiento casi constante, para “ir por más”.
Todo
se justifica en esta carrera desenfrenada de poder… cada enfrentamiento se
realiza y se mantiene con falsos debates, obligando a la población a “elegir”, con parámetros absolutistas,
sin dar lugar a otros puntos de vista donde se tenga en cuenta la ética que
permita mejorar y hacer avanzar la humanidad.
El
Estado argentino tiene una deuda colosal, y no precisamente con el poder
financiero, sino con las mujeres, que fueron atrapadas en los campos, y
sobrevivieron o desaparecieron, para que los abusos sexuales sean reconocidos
como crimen contra la humanidad. Con los pobres, por los cuales nuestra
generación sacrificó su vida. A pesar de que se llevaron a cabo algunas medidas
demagogas y discriminatorias, estas no alcanzan para tanta adversidad. Hoy, se
respira de más en más pauperización e indigencia moral y material. Es aquí,
además, donde las mujeres son las más afectadas, en medio de tanto derroche en
fiestas acontecidas en lugares que revuelven el asco del mundo entero,
conmemoraciones vacías de toda substancia, y corrupciones impunes, dentro de
este cuadro de democratura que pretenden eternizar. Con la ecología, concepto
que constituye un elemento fundamental de la vida en nuestro planeta, y por
consecuencia, un elemento de nuevos valores de Derechos Humanos.
“No bajemos los brazos aunque nos creamos en minoría. No
siempre las mayorías han tenido razón, como el voto del 33 en Alemania, o el 54% en
Argentina, y otros ejemplos de la historia que la Humanidad corrige para
sobrevivir”.
NOTA: Las negritas y
no todas las imágenes corresponden a la nota original.
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