Telésforo Pedraza
está demostrando que no puede vivir sin el poder”
Representante conservador en la Cámara de
Representantes de
Colombia y abogado
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Tiene una larga carrera pública como político y diplomático.
Hombre muy activo en la vida parlamentaria, en la actualidad apoya, desde las filas conservadoras, al presidente Juan Manuel Santos
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RICARDO ANGOSO
¿Qué opinión le merece como conservador el proceso de paz que
se abre ahora entre las FARC y el gobierno colombiano?
Los
conservadores tenemos autoridad suficiente para hablar de la paz,
independientemente de los resultados que se hayan obtenidos finalmente, porque
pocos gobiernos han sido tan audaces, por poner un calificativo, en tratar de
que las FARC se reinsertaran en la
vida civil.
presidente Belisario Bentacur
Belisario Bentacur ya
lo intentó, pero más tarde el presidente
Andrés Pastrana también luchó por ello
y fue valiente en ese camino.
presidente Andrés Pastrana
Fracasó
Pastrana, pero no olvidemos que Fidel Castro señaló más tarde, tras
conversaciones con algunos miembros de
las FARC, que los guerrilleros estaban en esas
negociaciones simplemente para rearmarse
y adquirir más fuerza.
Nunca
‘jugaron’ a buscar la paz, si no a conseguir resultados políticos y militares.
El Gobierno de Pastrana, además, tenía
una posición muy difícil y no olvidemos que salíamos del controvertido periodo presidencial
de Ernesto Samper.
presidente Ernesto Samper
Pero
esa coyuntura se agravaba, además, porque nuestras Fuerzas Armadas estaban en una gran debilidad, desde el mismo punto
de vista del equipamiento, aparte de las derrotas que les habían causado las FARC. Incluso la coyuntura externa nos
era muy desfavorable y, en cierta medida, se puede decir que estábamos incomunicados con respecto a la
comunidad internacional.
operaciones de las FFAA de Colombia
Pastrana no realizó un
proceso de paz perfecto, pero sí tenía el aval de diez millones de colombianos que
apostaron por esa vía política para afrontar el problema. Luego hay que tener
en cuenta que ese proceso le permitió a Colombia
fortalecer sus fuerzas militares y también trajo el Plan Colombia. Y, en esa dirección de avance hacia la paz, Pastrana señaló al mundo quiénes eran
los líderes de las FARC, que
quedaron ante la comunidad internacional,
pero especialmente ante los Estados Unidos y la Unión Europea, como unos terroristas,
como lo que realmente eran.
Fue
un éxito del Gobierno de Pastrana el
señalarlos como los terroristas que eran.
Sin embargo, esa política parece que no fue entendida.
Sin
el trabajo de Pastrana, le aseguro, Uribe no hubiera podido obtener los resultados
que luego tuvo en materia de seguridad. ¿Por qué? Porque las FARC ya habían sido declaradas como una organización terrorista en todo el
mundo, y ese fue un éxito de Pastrana.
Pero otro éxito fue que contribuyó al rearme de las Fuerzas Armadas, que salieron mejor equipadas, y Uribe heredó ese cambio fundamental
para hacer frente al terrorismo de
las FARC. Eso lo reconocen tirios y troyanos.
Sin la solidaridad internacional contra el terrorismo, que fue un éxito de Pastrana, Uribe no habría tenido después los grandes éxitos que alcanzó en su
lucha contra las FARC. Cuando yo
estaba de embajador en Holanda, por
ejemplo, el tema fundamental eran los Derechos
Humanos y mucha gente consideraba a las FARC como un grupo heroico y
romántico que luchaba por las libertades. Pero, poco a poco, gracias a
nuestro trabajo, se fue cambiando esa imagen. Las FARC tenían una avanzadilla en Europa
y consiguieron notables resultados en su campaña de imagen.
Y,
sin embargo, eran más parecidos a Pol
Pot que a una cuadrilla de jóvenes idealistas. En este sentido, quiero
resaltar el trabajo del presidente Pastrana,
pero para hablar claro el Partido
Conservador estaba detrás de esas políticas. Si alguien puede hablar de la
paz en Colombia son los conservadores, que siempre hemos trabajado por la
misma. Por ese motivo, los conservadores estamos acompañando al presidente Juan Manuel Santos en este
proceso de paz y le apoyamos, de la misma forma, con proyectos legislativos, como
fue el Marco Legislativo para la Paz,
que yo mismo también apoyé en su momento.
¿Le ha sorprendido la posición de Uribe tan dura con respecto
a las negociaciones entre las FARC y el gobierno?
Lo
que pasa es que esta posición no debería sorprender a nadie, ya que el presidente Uribe solamente ve una
solución: la guerra. O la tierra arrasada. Y resulta que eso no es que no pueda
ser posible, sino que eso puede costarle al país otros veinte o treinta años de
conflicto, de guerra, con todas las consecuencias fatales que eso pueda tener
para el país. Llevamos demasiado tiempo en esta lucha sin resultados, es hora
de emplear otras políticas.
Incluso gente cercana al uribismo, como José Obdulio Gaviria,
se muestran muy duras con respecto al proceso.
No
creo que sea muy representativo, se trata simplemente de una de las personas
que más se aprovechó durante el mandato de Uribe.
Su opinión no me merece mucho respeto, incluso por sus lazos familiares y
personales. Pero, bueno, prefiero no entrar en descalificaciones personales;
simplemente no le doy ningún valor a sus opiniones
¿Se ha desacreditado Uribe por esta oposición al proceso de
paz?
No
puede ser posible que un presidente, al que todos acompañamos en todas las
acciones en su lucha contra la guerrilla, venga ahora a decir el día del
atentado contra el ex ministro Fernando
Londoño que ese acto era resultado de una merma en la política de seguridad
democrática que él había auspiciado.
Creo
que no tenía ninguna razón y que tampoco eligió el mejor momento para decirlo.
El Gobierno de Santos ha dado los
golpes más duros a la guerrilla. Acabó con los máximos líderes de las FARC, como el ‘Mono Jojoy’ o Alfonso Cano.
Luego
se han extraditado a otros líderes
de este grupo a los Estados Unidos.
Por tanto, considero fuera de lugar esa salida del presidente Uribe y muy desafortunado. No debió de haber dicho lo
que dijo.
¿Usted cree que las FARC tienen voluntad política de llegar
hasta el final del proceso?
A
las FARC siempre les interesará que
los procesos sean largos para tomar algo de oxígeno, pero las fuerzas militares siguen actuando con
contundencia y el Gobierno de Santos
no ha bajado la guardia. Es decir, se va a negociar sin bajar la guardia y sin
caer en los errores del pasado.
¿Cree que estos procesos ayudarán a la izquierda colombiana
en un futuro?
El
país, Colombia, es muy voluble. Después
de lo que había hecho el M-19 con lo
del Palacio de Justicia se le premió
con la Asamblea Constituyente de 1991,
en un hecho insólito. Puede ocurrir de todo.
Hablando del asunto del Palacio de Justicia, ¿no le parece
increíble que no se haya cerrado todavía judicialmente ese asunto?
Los militares se llevaron la peor parte en este asunto. Todo
el mundo defiende los derechos humanos, claro, pero no es normal que los guerrilleros
que tomaron el Palacio de Justicia estén en la calle y los militares en la
cárcel. Luego mucha gente se lavó las
manos en este asunto. Yo viví esos acontecimientos muy de cerca, estaba
trabajando en un medio por esa época y fui testigo directo de aquellos
acontecimientos.
Seguramente hubo excesos, pero era una situación muy difícil
de manejar y tenemos que ponernos en el lugar de los militares.
Luego
hay otro asunto importante: había habido un antecedente antes con la toma de la embajada de la República
Dominicana por el M-19, que
significó una derrota y se hicieron
concesiones intolerables a los terroristas. Los militares, en aquellas
circunstancias, no querían otro fracaso y querían pasarles una cuenta de cobro
a los terroristas.
Luego,
el presidente de entonces, Belisario Betancur, no dio las órdenes
entonces, sino el ministro de Defensa,
el general Miguel Vega Uribe, quien estuvo a cargo de toda la operación.
¿Comparte el optimismo del presidente Santos con respecto a
su gestión?
No
se le pueden culpar al presidente Santos
de todas las cosas que van mal en Colombia,
hay que ser más justos. Lo que sí creo es que el presidente Santos ha sido audaz en muchos problemas complejos, como
en el asunto de la Mesa de la Unidad
Nacional, en donde se han sentado numerosos grupos. Y así se han podido
tratar asuntos importantes, de fondo, que afectan a Colombia de una forma muy especial.
A total consenso llegaron los miembros de la Mesa de Unidad Nacional para tramitar de manera urgente la Ley de Víctimas, una propuesta del Partido Liberal.
Hemos
abordado, por ejemplo, las regalías, que es un aspecto fundamental del país.
Pero Santos ha abordado problemas
muy importantes que hasta ahora no eran ni siquiera reconocidos, como el asunto
de los desplazados internos del país,
o el tema de las víctimas en nuestro
conflicto. Santos ha abordado estos
aspectos y ha sido audaz en reconocer estos problemas. Y también la Ley de Restitución de Tierras, que
tiene mucho que ver con la realidad lacerante del país.
Yo
mismo se lo he dicho al presidente Santos
y le he felicitado por estas reformas.
Creo que usted fue uno de los grandes adversarios de la
reelección del presidente Uribe. ¿Por qué fueron procesados quienes auspiciaron
la misma?
¿Lo
del referéndum? Fueron procesados por todas las ‘vagabunderías’ e irregularidades que cometieron en ese proceso; no
se puede tolerar que trataran de conseguir esa reelección a través de medios
fraudulentos.
A Uribe, y siento decirlo porque tuve una
gran relación con él, no le salieron bien las cosas. Se descubrieron las ‘chuzadas’ (escuchas ilegales) y muchos
más escándalos, como el de su jefe de seguridad, ahora extraditado a los Estados Unidos. No se le podía elegir por
un tercer periodo.
Sin embargo, Uribe ya ha dicho que quizá vuelva a la vida
política, ¿lo cree posible?
El expresidente Uribe lo que está demostrando
es que adora el poder, que no puede vivir sin el poder. Pero no creo que tenga
éxito, la popularidad no es endosable a otros candidatos, como se vio con la alcaldía de Bogotá, donde apoyó a Peñalosa y fracasó.
¿Cómo examina la reelección y enfermedad de Hugo Chávez en
Venezuela?
Se
lo diré finamente: con los vecinos ocurre como con las enfermedades: uno tiene
que aprender a vivir con ellas. Hay que saber manejar las relaciones
exteriores. Nadie en este país es partidario de Chávez, pero tenemos que defender nuestros principios, como la
autodeterminación de los pueblos y su derecho a la libre elección. Entonces, con
la cantidad de problemas que tenemos, entre los que destacan el terrorismo y el narcotráfico, no podemos seguir implementando un clima de tensión en
nuestras fronteras, que tienen más de 2.300 kilómetros, pues acabamos en un caos.
Santos, en política internacional, recibió
una pésima herencia y se vio que las políticas emprendidas en el periodo
anterior no eran lo mejor para el país. Uribe,
sin embargo, heredó unas excelentes relaciones internacionales como fruto del
trabajo serio y profesional de Pastrana,
que incluso mantuvo una relación fluida con Chávez.
Con Uribe fue al revés, tan sólo nos faltó
una guerra con Venezuela o con Ecuador. Y Santos, de la mano de su canciller,
ha hecho una gran labor y se ha vuelto a jugar en la política internacional con
fuerza, se están haciendo bien las cosas y han conseguido resultados, como la Secretaría General de Unasur y un puesto
en el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas. Esos resultados, junto con otros, demuestran que la
política internacional tiene un nuevo enfoque y estamos en el terreno de juego
de la política internacional.
El
lenguaje de la guerra, que es el que en definitiva vende el expresidente Uribe, no le conviene a Colombia y no le sirve para tener una
presencia efectiva en la escena internacional. Con Santos hemos pasado de estar a la defensiva en todos los foros
internacionales, como ocurría con el presidente
Uribe, a ser una parte activa de la comunidad internacional. Eso no es
óbice para reconocer algunos aciertos de Uribe,
que los tuvo, pero yo creo que el segundo mandato hubiera sobrado. Su
enfrentamiento con el legislativo fue inaceptable y tampoco este país era el
paraíso terrenal. Quería acabar con las FARC,
pero el caso es que ahí siguen, y quizá nos hubiera abocado a otros veinte o
treinta años de conflicto que el país no se lo puede permitir. Santos ha sido más realista y audaz, ha
ido más allá en muchos temas que nunca fueron abordados y tratados
suficientemente por el presidente Uribe.
Finalmente, no creo que su proyecto político, el Puro Centro Democrático, tenga un gran futuro. Conseguirá un
espacio, pues Uribe lo tiene y para eso
está la democracia, pero no creo que vaya a ser determinante en el futuro del
país.
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