25 ENERO 2013
«Gutta cavat lapidem, non vi sed saepe cadendo»
(La gota horada la piedra… no por fuerza,
sino por constancia) (Ovidio)
La apuesta es… hasta consumir toda la
munición.
Si para demostrarnos su autoridad hace falta
desangrar la Comarca hasta dejarla exánime… la reina no ha de tener dudas en
proceder a dar las órdenes para seguir… hasta que la agonía ya ni siquiera
tenga la fuerza para comunicar un estertor… desde su asfixia.
Campea pues… como un dogma vesánico y
maligno, un propósito que incluye las dos componentes básicas de la
criminalidad :
Dolo abierto… y deseo deliberado de daño.
Son criminales encaramados en el poder. No se
tengan dudas.
A quien se oponga… lo despanzurran vivo.
Han encallado el país… y al que se atreva a
señalárselo le aplicarán a mansalva la
fuerza del Estado… al cual consideran propio.
Ella “es” el Estado… y por tal razón usa la
totalidad de su fuerza coercitiva… sólo para la venganza y para el
silenciamiento.
La oposición mide, de un modo irresponsable,
todos sus pasos de impugnación hacia el Palacio… temerosos no sólo de la reina…
sino de la pérdida de votos por ser vistos como demasiado agresivos.
Y las arcas de ese Estado… desangradas por
el latrocinio… sufragan además, una devastación por impericias de un tenor tan
inaudito… que ya no pueden configurar otra cosa que no sea daño deliberado.
Quien esto escribe… ha dicho varias veces…
antes de hoy, que ella se va a despedir a los tiros. Eso, sin duda, pertenece a
la esencia de su catálogo de criminalidad.
El poder político es un gran burdel… de esos que no disimulan su existencia.
De esos que tienen un cartel luminoso que lo
dice en su frontispicio.
Por si algún distraído todavía no pudo
advertirlo.
Parece pues… escandalosamente fácil verlo
ahora:
La distribución discrecional de los fondos
del Estado, desde las entrañas mismas de las arcas de la Nación, tiene
prioritario destino sobre ciertos individuos selectos, sobre ciertos “grupos especiales” y sobre ciertos
cajeros de saco y corbata, todos ellos organizados desde el pináculo del
poder, para perpetrar orondamente la
rapiña progresiva y sistemática de los dineros públicos.
Individuos, grupos y sectores… designados,
cada uno de ellos, con una especialidad perfectamente pre verificada y
demostrada en las artes del latrocinio y del saqueo profesional.
En ese fotograma lastimoso… es natural ver
que, estas bandas del desaforado despojo nacional… aunque parezca un contrasentido, se
autodestruyen como clase política dirigencial… precisamente por su terrible
antropofagia desfalcadora y carterista.
En efecto:
Se empiezan a robar entre ellos… y a
disputarse -como lo hacen las hienas frente
a la carroña- los restos finales de cualquier descarrilamiento financiero
ocurrido en medio de su escamoteo.
Tal como una fauna congénitamente caníbal,…
no pueden resistir la tentación de traicionarse mutuamente… y de hacer
descuidismo salvaje entre sus propios miembros. Son antropófagos del robo en
poblado y en banda.
Y esa banda fraudulenta… se hace conducir por
una descerebrada apologista… en Vietnam…
de una guerra de la que no tuvo ni tiene la más mínima noción… tan terriblemente
hipócrita que entre sus conceptos elogia abiertamente a la guerra total… la
regular y la irregular… como único vehículo para lograr la paz.
Si señores…de vomitar sobre los uniformes
como antimilitarista dogmática, pasa hoy a reivindicar los conflictos armados
ajenos… vestida de verde oliva…mientras pierde su propia flota de guerra, entre
buques secuestrados… submarinos paralíticos.. o navíos hundidos por su propia infame
decisión de ahogo logístico.
Si tuviera su propia guerra… amanecería pues
ridículamente perdida antes de iniciarla… porque … en varias de sus cabriolas
de enorme imbecilidad… se habría ocupado de fulminar en forma
personal, todos los preceptos constitucionales de la Defensa Nacional.
Un gobierno que ya configura hoy la asociación
ilícita calificada más “distinguida”…
moviéndose al socaire de los derechos humanos y de una telaraña de subsidios a
la vagancia en cuya desarticulación eventual se esconde hoy silenciosamente la explosión social más
violenta y numerosa que se haya conocido.
Sus colaboradores… usan uniforme de carteristas.
Vulgares ladrones a cielo abierto… iniciados
como guardaespaldas o choferes del difunto, ya varias veces sorprendidos en
medio del acto de latrocinio, la hacen enmudecer a ella misma de una manera tan
cómplice y evidente… que queda incursa en la trama del mismo acto de pillaje,
con todas sus huellas digitales puestas en las manijas del botín.
Tibias letanías se oyen… de una oposición
que no está dispuesta a promover ni siquiera el más elemental principio correctivo
para este drama… ni el menor estrépito que correspondería desatar.
Estamos atrapados.
Nadie puede ser tachado de escéptico ni de
prejuicioso si camina, en esta rara comarca con miles de prevenciones, luego de
haber transitado una vida seudo democrática repleta de traiciones y mentiras
perpetradas por la misma dirigencia política.
No es en absoluto una paranoia suponer, cada
mañana, que lo normal ha de ser que ella intente engañar a todos, una y otra
vez…
Que les mienta a todos en forma burlona y
que, simultáneamente, de postule a un
ejército de corruptos para que, obligada a votar, la ciudadanía convalide la
única oferta electoral disponible en la que cuelgan… como murciélagos… solamente ellos.
La sensación de un engaño burdo, ya es certeza.
Y no sólo ya por ver al gobierno…
enmascarado en el humo de la hipocresía, sino por constatar… en modo palmario…
que hay un Poder Legislativo corrompido hasta los tuétanos… e impune de toda
impunidad, como si estuviese “pintado al
óleo”.
Sometido también con la misma “caja”, a cambio de dejar que todo se
haga por disposición de superpoderes napoleónicos que se han prorrogado cien
veces… sine die
Por bastante menos que este rampante
“road show” del latrocinio
oficial, en el país menos normal,
cualquier mandatario involucrado debe asistir a la fulminación inmediata
de su estabilidad política.
Y debe huir, antes bien, por carecer del sustento moral elemental.
Debe escapar por el “pronto”… tratando de esquivar el conflicto sobre la hora
próxima,… aún cuando pueda exhibir
claro… un origen democrático de representatividad legítima.
En la comarca no.
Allí… aunque parezca difícil tapar las defraudaciones prohijadas desde el
Monte de los Olivos… aún con el silencio de los sátrapas… pues como la
oposición es una caterva de algas humanas… nadie hace ni hará un reverendo
bledo… acerca de esta depredación.
Seguirá el silencio,… pese a que
la mancha de aceite corrompido caiga por las escalinatas del castillo real. Seguirá
viéndose un desdén sarcástico, como práctica habitual… frente a lo que ella hoy
considera, sin ninguna duda, un pueblo
de ovejas.
Y en este contexto de impotencia, ninguno de
los poderes se salva de integrar una comparsa prostituida.
Ser incrédulo y sospechar… es pues, un imperativo para la
gente.
Un deber cívico…
La certeza plena de que… para esta banda de
asaltantes… el crimen “paga”.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
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