¡Salve
a ti, santo emblema de libertad y gloria! Ayer y hoy venerada a través de la
historia; nacida el día celeste que Don
Manuel Belgrano supo elevarte en
alto con generosa mano. Cimbreante el Paraná,
cual serpiente sonora, te arrulló con su canto en esa bella aurora, y la brisa
argentina se estremeció en tus franjas, al ondear majestuosa junto a las dos
barrancas. En Jujuy bendecida y oíste el juramento: “Jamás serás vencida”, llevó hasta el sur el viento; como a pura
doncella Tucumán te defiende, por
amor a la patria el gauchaje se enciende.
Y en
Salta recibiste tu bautismo de fuego
batiendo al enemigo sin pensar en el riesgo.
Por Campo Castañares quedaron confundidos
en histórico abrazo, vencedor y vencido.
La
voz de las campanas saludó al general
después de ser vencidas las huestes de Tristán.
Así Salta, la heroica, vistiendo nuevas galas perfumó a la victoria de laurel
en sus alas. Aunque oscuras pasiones quieran tu sol ahogar. ¡Bandera azul y
blanca por cielo, tierra y mar!
María Gabriela Zambrano de Odriozola
Ciudad
de Salta
NOTA: Las imágenes y
negritas no corresponden a la nota original.
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