En
relación al debate suscitado en El
Tribuno (Salta) acerca de “si fue o
no fue una guerra” lo ocurrido en la Argentina durante los años setenta,
los que suscriben, ciudadanos de cincuenta años para arriba, porque la vivimos,
no necesitamos que un fiscal, juez o quien fuere nos cuente que fue lo que sucedió. Fue una guerra, por donde se
la mire; sin embargo, no son pocos los que opinan, difunden y hacen bandera
con lo contrario. Ahora bien, una cosa es que sean ciudadanos comunes los que
dicen tal cosa y otra muy distinta es que sean los jueces y fiscales federales
los que admiten semejante distorsión de los hechos. Ello así, porque la adulteración de la Historia no es gratis; tiene
consecuencias directas sobre la libertad, el honor y los bienes de los individuos
afectados por dicha acción.
Para
los jueces y fiscales federales que llevan adelante los juicios de “lesa humanidad”, en contra de lo
evidente, los militares, policías y civiles acusados no fueron enviados por el
poder político (el gobierno peronista) a combatir en una guerra. Para estos
magistrados lo que sucedió es que sin mediar razón alguna y de un día para el
otro, todos los militares (menos el general
Balza) se transformaron en locos genocidas. Por eso, en sus acusaciones y
sentencias, no dicen NADA de la guerra declarada y el daño producido al
gobierno constitucional y a la sociedad toda por la guerrilla marxista. Tan es
así, que los que asesinaron a Aramburu,
Rucci, Alonso; Vandor; Salustro; Viola y cientos más son
tratados como héroes por la justicia. Más aún, su testimonio es “palabra santa” y resulta suficiente
para condenar sin pruebas al que ponga al frente.
Señores fiscales y jueces federales, ustedes, más que el gobierno nacional y
provincial, son los principales responsables de esta persecución ignominiosa a
argentinos inocentes. Ustedes lo saben. Nosotros, que también lo sabemos, nos
encargaremos que lo sepan nuestros hijos, nuestros nietos y los nietos de
nuestros nietos. En la Argentina no hay
Jueces; lo que hay es un conjunto de individuos a los que la gente, por pura
costumbre, les dice: jueces.
Mario
Cabanillas DNI: 11.282.776
Marcelo
Gómez DNI es 11.039.115
Carlos
Luque Colombres DNI: 7.989.954
Rodrigo
Alejandro Caro Figueroa DNI 14.022.309.
Carlos
Alberto Villanueva 10.232.899
Carlos
D. Solá DNI 11.944.685
Jorge
P. Mones Ruiz DNI 8.019.504
Siguen
las firmas
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